
De pronto se perdió toda la tropa que resguardaba la reliquia. A veces sucede que una unidad de caballería, obviamente del enemigo, se acerca a un conjunto de soldados y los hace moverse de un lugar a otro (a veces hacia el territorio hostil, a veces alejándolo de él). O bien van destruyendo edificios económicos y así van avanzando, hasta que se internaron en una región difícil, llena de torres y, de paso, se encontraron con todo el ejército de Etelfredo, que salió a batirse a muerte. Sólo así se explica el extraño descenso poblacional. Y en ese instante se llevaron la reliquia con facilidad. En la imagen, los pocos que quedaron repelen el ataque de Etelfredo que destruyó a los arietes y alabarderos anteriores.
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