
Una breve expedición para la captura de la reliquia permite tenerla en el monasterio. Partió un barco transporte desde el puerto llevando dos monjes y el resto lo compusieron paladines. Para evitar que cayeran víctimas de una torre, la expedición navegó de cabotaje hasta la puerta que cubre el vado de Brude. Luego cruzó sin mayores problemas hacia la costa de la reliquia, el monje hizo lo suyo y desembarcó, de regreso, en la costa de Brude. Llegó al monasterio recurriendo un largo pero seguro camino.
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