
Cuatro arietes de asedio se dirigen hacia la estructura del castillo, el cual se defiende con flechas desde sus almenas. El labrador continúa su labor muy a pesar que su centro urbano principal haya sido destruido. El resto de aldeanos no atinan a responder con una acción digna de escribir “lucharon hasta el final” o “murieron de pie”. La retaguardia bizantina se encarga de los edificios restantes que volvieron a levantar los constructores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario