
Se les esperó por buen tiempo. Incluso se aprovechó las últimas minas de oro disponibles en el mapa. Muy cercanas a un castillo de Etelfredo, costaron la vida de unos aldeanos de los celtas verdes. El plan es así. Primero se envía a los onagros de asedio a atacar cualquier cosa que encuentren, en este caso fue una torre de homenaje. Luego incursiona la caballería y la infantería, de manera combinada, para enfrentar a sus pares ya debilitados por el enfrentamiento con los onagros. Mientras eso sucede los lanzapiedras destruyen edificaciones.
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