
No hay mucha resistencia. Sólo unos cuantos de infantería cuerpo a cuerpo o de armas arrojadizas. Para evitar que surgiesen más de ellos, se iba destruyendo los edificios militares conforme se avanza. Como se puede apreciar, hay campos de cultivo pero nadie los trabaja. La última vez que representaron un peligro fue en el ataque anterior a la ciudad de los godos rojos. La infantería del Rey Walia decidió morir atacando, pero dejaron su ciudad al descuido.
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