
Luego de pagar aproximadamente más de 6000 monedas de oro por los espías, se reveló a la vista, casi todo el mapa. El Rey Leovigildo representó una oportunidad rápida de vencer. Luego de establecer campamento, recibir la ayuda médica de los monjes, reparar las maquinarias de asedio y esperar por refuerzos, estos godos son un puño rojo contra el Rey Leovigildo. No hay muchos aldeanos, ni unidades militares. Ya sin interés de cuántas pérdidas puedan sufrir, la caballería y los huscarles atacan al centro urbano.
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