
Arqueros a caballo que se encargan de ultimar a los aldeanos del centro urbano rodeado de cadáveres. Los aires siguen siendo surcados por balas de cañón que impactan en el castillo. Algunos godos rojos han caído, pero el resto constituye una mayor fuerza respecto de Teodorico el Godo. Otros se han replegado para recibir la cura de los monjes para seguir luchando.