
Los francos amarillos caen sobre los dos últimos centros urbanos en pie, posesiones de Carlos Martel. Ya no queda mucho. Unos arietes cubiertos han llegado de refuerzo y van a participar en lo que haya por destruir. Viendo el coste del pago por espías, ahora sí se ha reducido notablemente y ya no es una cifra de escándalo.