
Ahora es Luís XI quien asedia. No ha pasado mucho entre el fin de la campaña anterior, el descanso que los guerreros toman para curar las heridas de guerra y las maquinarias de asedio que requieren ser reparadas. Los francos grises atacan con lanzapiedras y lanzadores de hacha, a la distancia. De cerca ocasionan daño con la caballería ligera, que quiere destruir por sí sola la muralla. Pero un castillo de los francos amarillos defiende bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario