
Tal como lo hube supuesto, el camino quedó libre para atacar los dos castillos sin preocupaciones. Únicamente, un cañón de asedio se encarga de salir en defensa. Cuando los castillos sean superados quedará una gran franja de territorio libre. Avanzando por dicha zona se puede alcanzar el otro extremo delimitado por murallas. Luego se puede rodear al centro urbano descendiendo sobre él y hacer que la plaza se rinda.
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