
Con aproximadamente ocho bolas de fuego cayendo sobre un centro urbano incendiado se pone fin a la existencia del último de ellos que Felipe el Bueno pudo erigir. Los aldeanos, desconcertados, ya no saben qué más hacer y permanecen inmóviles. Un paladín ha victimado un agricultor y va por más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario