
Se ha hecho todo lo posible en invertir el oro para crear nuevas unidades. Sin embargo, el enemigo avanza sobre la ciudad de Pipino el Breve. Los lanzadores de hachas grises atacan un centro urbano con aldeanos refugiados. Rey Felipe I abrió brechas en las murallas del extremo norte para los enemigos. Los refuerzos no llegan. La ciudad cae en un estado calamitoso.
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