
Hizo un gran esfuerzo. Luchó en muchos frentes. Frenó las invasiones enemigas y protegió a sus aliados de otros rivales. Digno de sacarse el sombrero y aplaudirlo. Pero no sucumbió cerca de la miseria, ya que, gracias a él aumentaron los recursos con sus aportes mediante el tributo, dejó un mercado del cual traer oro, una reliquia abandonada, una ciudad amurallada y, talvez lo más importante, cuatro castillos, aunque en mal estado, pero nada que no se pueda superar con reparaciones.
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