
No podía quedarse de brazos cruzados viendo como atacan su ciudad. Mientras los lanzapiedras destruyen edificios de relevancia, la tropa debe ir atacando a los aldeanos o guerreros enemigos. Por su parte, un lanzapiedras de Carlos el Atrevido responde a uno de los nuestros. Una vez que se alcance la muralla la expedición hará un giro antihorario para acabar con el resto de la ciudad.