
Esto sucede en lo que fue el centro urbano principal de Rey Felipe I y la zona de los agricultores. Dos casas ardiendo. Los refuerzos de Luís XI, básicamente lanzadores de hachas, son encarados por los francos amarillos. De éstos son los últimos con vida. Se requiere nuevas unidades. Los cañones de asedio quedan ampliamente desprotegidos, a merced de una nueva oleada de algún rival.
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