
Los lanzapiedras apuntan a un castillo. Felipe el Bueno no tiene mucho con qué defenderse de los francos amarillos. Los paladines enemigos, aunque pocos, han acudido con lo que pueden al llamado de su aliado. La granja arde en llamas, junto al campamento minero. Cuatro lanzadores de hachas se alistan para enfrentar a la infantería rival.
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