martes, 2 de junio de 2009

Al borde de la cornisa


Es el momento en que más arrecia la ofensiva rival. Vencieron las últimas defensas. No había unidades militares para defender. Al ingresar a la ciudad fueron directamente al monasterio donde se guardan las reliquias. Ellos las desean para aumentar su poderío económico. El recinto religioso es testigo de las últimas instancias de la lucha con muchos caídos, defensores y hostiles, al pie del mismo. Por otra parte, no hay protección para los aldeanos, así no pueden trabajar. Sólo les queda refugiarse y esperar que éste no sucumba. El agotamiento es general. Cada castillo construido, más temprano que tarde, sucumbe ante las armas de asedio enemigas.

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