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viernes, 31 de mayo de 2013

Los Invasores. Imágenes para recordar

A continuación se presenta una serie de imágenes, las más representativas de la película analizada. No es exhaustivo, como hago con las partidas que juego, sino más bien he tomado unas cuantas a fin de presentar la película. Ya sea para quienes la conocen, porque la han visto anteriormente; o bien para aquellos que no han tenido la oportunidad de verla, creo que puede resultar un material interesante. Espero que lo disfruten.



lunes, 27 de mayo de 2013

Los Invasores. Ficha Técnica

Una película de aventuras. Cuenta una leyenda sobre una campana llamada “La Madre de las Voces” de la cual no queda claro si existe o no. Se dice de ella que fue creada por monjes bizantinos con oro recogido de diversas procedencias: saqueos, tributos, joyas y botines de guerra. Su lugar en el mundo no se localiza dentro de los conocimientos medievales en materia de geografía. Un náufrago —extraño en tierras moras— suele relatar la leyenda a cambio de unas monedas para subsistir. Al mismo tiempo, el gobernante de la ciudad también conoce la leyenda y está obsesionado con ella. La campana se convertirá en objeto de ambición de vikingos y sarracenos por encontrarla y quedarse con ella.

La película que presentamos fue estrenada en los años sesenta. Desde esa fecha hasta hoy, no ha dejado de tener adeptos y se le considera como un clásico que combina el género de aventuras con ciertos toques épicos e históricos para deleite de los espectadores.


Título Original
The Long Ships

Idioma
Inglés

Dirección
Jack Cardiff

Producción
Irving Allen

Guión
Beverly Cross
Bekerly Mather (basados en la novela The Long Ships de Frans Gunnar Bengtsson)

Protagonistas
Richard Widmark (Rolfe)
Sidney Poitier (Aly Mansuh)
Russ Tamblyn (Orm)
Rosanna Schiaffino (Aminah)
Oskar Homolka (Krok)
Edward Judd (Sven)
Lionel Jeffries (Aziz)
Beba Loncar (Gerda)
Clifford Evans (Rey Harald Bluetooth)
Gordon Jackson (Vahlin)
Colin Blakely (Rhykka)
David Lodge (Olla)
Henry Oscar (Pregonero)
Paul Stassino (Raschild)
Jeanne Moody (Ylva)

Diseño de vestuario
Anthony Mendleson
David Ffolkes

Música
Dusan Radic

Fotografía
Christopher Challis

Montaje
Geoffrey Foot

Studio
Warwick Film Productions
Avala Film

Distribución
Columbia Pictures

Duración
126 minutos

viernes, 24 de agosto de 2012

Templario. Imágenes para recordar

A continuación se presenta una serie de imágenes, las más representativas de la película analizada. No es exhaustivo, como hago con las partidas que juego, sino más bien he tomado unas cuantas a fin de presentar la película. Ya sea para quienes la conocen, porque la han visto anteriormente; o bien para aquellos que no han tenido la oportunidad de verla, creo que puede resultar un material interesante. Espero que lo disfruten.



miércoles, 22 de agosto de 2012

Templario. Un pequeño análisis

Debido al tiempo transcurrido —desde su estreno hasta hoy— ya debe haber literatura crítica de cine muy desarrollada sobre la película. Entonces, evitando caer en un círculo vicioso, mi pretensión es encontrarle algún punto, visto desde cierto ángulo, que termine por ser original y novedoso. Es por ello que termino haciendo esta suerte de ensayo o apreciación crítica centrada en uno o dos temas. Por otro lado, estudiar la película globalmente seria un proyecto que tomaría años y el formato del blog no permite algo tan extenso.


Juan Sin Tierra

En las líneas que siguen el análisis no estará enfocado en Thomas Marshall, un caballero templario que retorna de las cruzadas y que tiene el rol de personaje principal en la película. Más bien, nos vamos a centrar en el personaje antagonista, es decir el rey Juan Sin Tierra, porque —me parece— hay más material del cual servirse para componer un texto. Marshall casi no habla, pasa una parte de la película bajo un voto de silencio. En cambio, Juan Sin Tierra, el personaje de la película, ofrece más información que resulta más interesante que la ofrecida por Thomas Marshall.
                                           
La película analizada se puede incluir dentro del grupo de ficciones que toman al rey Juan Sin Tierra colocándolo como villano. Entre ellas podemos destacar la más reciente: Robin Hood (2010) con Russell Crowe y Cate Blanchett, entre los roles principales.

Juan Sin Tierra ha sido un rey que no ha gozado de una gran fama entre los ingleses. Prueba de ello es su nombre de pila. Éste no ha sido reutilizado por los sucesivos monarcas ingleses y británicos para reinar. Tenemos, la historia lo documenta, como nombres reiterativos a Henry, George, Edward, Richard, Elizabeth pero no a un John.

Una de las cosas que Juan Sin Tierra ha tenido que cargar ha sido el peso histórico de su hermano, toda una leyenda, y estar siempre a su sombra. Ricardo Corazón de León fue un valiente cruzado, supo reinar y liderar a su ejército desde Inglaterra hasta Tierra Santa. La historia se ha encargado de mitificarlo y oponerlo a su hermano, a quien se le achaca (y con justicia) el ser un incompetente gobernante, pésimo militar, poco capaz de inspirar liderazgo y recurrir al abuso y la injusticia disfrazados de gobierno legítimo.

Voy a detenerme un momento y aclarar el significado del apelativo del Rey Juan. Él no recibe el apelativo de Sin Tierra porque haya perdido su reino; más bien es otra la razón. Debido a ser el hermano menor, casi todos los títulos se los llevó Ricardo Corazón de León, el hermano mayor, y con él, también, casi todas las tierras sobre las que podía gobernar. Además Juan, siendo todavía príncipe, quedó sin tierras para gobernar porque las pocas que le quedaron, hereditariamente, las perdió antes de ser rey.

La película analizada, titulada originalmente como Ironclad pero conocida en el ámbito hispano como Templario, se focaliza en lo que se conoce como la Primera Guerra de los Barones (First Barons War). Es un contexto difícil el que vive Inglaterra, Ricardo Corazón de León ya está muerto, en su lugar reina Juan Sin Tierra y ha cargado sobre sus súbditos el peso de muchos impuestos, restricciones y abusos. Es por ello que los barones se confabulan en una guerra que lleva al monarca inglés a aceptar la Carta Magna. De esta manera, el propio rey garantizaba la existencia de libertades y derechos que aseguraban la realización de los deseos de los barones en guerra contra Juan Sin Tierra.

Sin embargo, lo que sucede después es un acto de villanía más que otra cosa. El rey Juan contrata un grupo de mercenarios daneses (vikingos) para que peleen en su nombre y recuperen el trono inglés. Es aquí donde entra en juego de poder entre la Iglesia, el poder regio y los paganos. Hemos dicho que Juan Sin Tierra contrató mercenarios daneses, los cuales no sólo van a pelear por dinero sino además por defender a sus tierras danesas de la penetración de la Iglesia Católica como una fuerza evangelizadora que, al mismo tiempo, supone la destrucción del mundo pagano en el que vivían los vikingos daneses. El trato queda manifiesto desde el principio de la trama. Los vikingos, liderados por el Capitán Tiberio, deben recuperar Inglaterra para el Rey Juan. A cambio de esa tarea, el Papa no va permitir que las tierras danesas sean convertidas al cristianismo.

Durante toda la trama, cada vez que tenga la oportunidad, Juan Sin Tierra va a exigir al Capitán Tiberio que sus comandados sean más efectivos en la toma del castillo de Rochester. La resistencia del Barón de Albany y sus comandados es dura y los vikingos constantemente fracasan en la victoria definitiva. Entonces, el rey siempre estará presionando al líder vikingo y el arma a usar será la conversión al cristianismo y la destrucción del mundo pagano en el que viven los daneses; como también el cambio radical que les espera a los mercenarios daneses: volver a sus casas y encontrar que sus esposas, hijos y tierras pertenecen a otros hombres, cristianos todos ellos, que fueron enviados por la Iglesia como parte de la evangelización. Si no derrotan a la rebelión, los daneses no tienen un futuro determinado por su propia voluntad (pagana). La evangelización figura como una pérdida de la libertad, una libertad basada en la no restricción de la voluntad por una mano ajena.

Otro papel que ocupa la iglesia en esta película está dado por la autorización del Papa al rey inglés para recuperar su reino. En un principio el Papa había dado su beneplácito a la Carta Magna y, poco tiempo después, de acuerdo con la trama, cambia de parecer. Es así que Juan Sin Tierra empieza a ejecutar a los barones que contribuyeron a la firma de la Carta Magna, acompañado por sus mercenarios daneses, y está amparado por Roma, tanto así que el Obispo de Canterbury, redactor de la Carta Magna, teme por su vida y por algún castigo procedente de la Santa Sede.

En cuanto al papel de Juan Sin Tierra, en tanto rey, podemos decir que se considera la mano derecha de Dios sobre la tierra, aquél que resguarda la ley y protege con ella a sus súbditos además de gobernar por derecho divino. Lo que él piensa va de la mano con la mentalidad de la época, pero también da pie a que el asunto degenere y veamos en el Rey Juan la figura de un tirano absolutista capaz de asesinar de la manera más despiadada. Cuando el rey empieza con su pretensión de recuperar el poder, el Barón de Albany ve sus intereses amenazados y empieza a reclutar hombres para defender Rochester, cuyo castillo es importante para detener el avance del Rey Juan hacia Londres. Finalmente, continuando con este asunto de la degeneración del poder regio a causa del absolutismo, los barones ven en un príncipe francés la oportunidad de tener un nuevo monarca que garantice las libertades y derechos que Juan Sin Tierra ha violentado. En Rochester, un puñado de ingleses debe resistir lo suficiente hasta que los franceses arriben a costas inglesas y se pongan en marcha hacia Rochester para auxiliar la rebelión de los barones.

Esta película también se destaca por escenas de batalla que se aproximan al género gore. Por un lado se puede pensar “tanto cuesta la libertad” o también se puede decir “por la libertad se suda sangre”. De cierto modo podemos pensar que es la cuota de violencia que es propia de una película épica. Sin embargo, las mayores escenas sanguinarias —aquellas que causarían la reprobación de cualquiera— están en las manos de Juan Sin Tierra. La ejecuciones a los barones son totalmente despiadadas. Sus actos lo terminan por vestir como un tirano despreciable, siempre guiado con esa consigna de que reina y gobierna por voluntad de Dios y bendecido por el Papa.

El final que le corresponde al Rey Juan es el mismo que les atañe a todos aquellos que obran mal: la derrota. Cuando están a punto de tomar el castillo de Rochester, los vikingos huyen despavoridos porque ven que los franceses han llegado y son numerosos. Entre las últimas imágenes de la película se aprecia al Rey Juan sobre lomo de caballo, enfermo y marchando con lo que le queda bajo una incesante lluvia; ya sin poder, derrotado y sin fuerzas. Un triste final para un tirano, que reafirma el castigo que el arte —y, por qué no, también la vida misma— siempre dan a los que hacen del mal el medio para conseguir sus fines. Ejemplos hay muchos. Éste es uno de tantos.

lunes, 20 de agosto de 2012

Templario. Ficha Técnica

En comparación a otras películas presentadas en esta sección, ésta no tiene muchos años transcurridos desde sus días en las salas de cine hasta hoy. Por esta sección han desfilado clásicos. Sin embargo, esta película es del 2011 y, por ese motivo, no debe haber demasiada literatura de crítica cinematográfica respecto a ella; de ese modo, nuestro trabajo se vuelve un poco más sencillo.

Tal como dice en su introducción, esta película trata sobre Juan Sin Tierra, el conocido rey inglés recordado por haber firmado la famosa Carta Magna, todo un antecedente en la historia del derecho y la libertad humana. Muchos de nosotros conocemos este acontecimiento; sin embargo, desconocemos lo que el rey inglés hizo después para recuperar el poder que había cedido en favor de sus súbditos.


Título Original
Ironclad

Idioma
Inglés
Húngaro
Latín

Dirección
Jonathan English

Producción
Rick Bennatar
Jonathan English
Andrew J. Curtis

Guión
Jonathan English
Erick Kastel
Stephen McDool

Protagonistas
James Purefoy (Thomas Marshall)
Brian Cox (Barón William de Albany)
Kate Mara (Lady Isabel)
Derek Jacobi (Barón Reginald de Cornhill)
Paul Giamatti (Rey Juan de Inglaterra)
Charles Dance (Stephen Langton, Arzobispo de Canterbury)
Jon Flemyng (Becket)
Jamie Foreman (Jedediah Coteral)
Mackenzie Crook (Daniel Marks)
Rhys Parry Jones (Joseph Wulfstan)
Aneurin Barnard (Chico, el escudero)
Vladimir Kulich (Capitán Tiberio)
David Melville (Barón Darnay)
Annabelle Apsion (Maddy)
Steffan Rhodri (Cooper)
Daniel O'Meara (Phipps)
Bree Condon (Agnes)

Diseño de vestuario
Beatrix Aruna Pasztor

Música
Lorne Balfe

Fotografía
David Eggby

Montaje
Peter Amundson
Gavin Buckley

Studio
Mythic International Entertainment

Distribución
Warner Bros. (Reino Unido)
ARC Entertainment (Estados Unidos)

Duración
121 minutos

viernes, 23 de marzo de 2012

Enrique V. Imágenes para recordar

A continuación se presenta una serie de imágenes, las más representativas de la película analizada. No es exhaustivo, como hago con las partidas que juego, sino más bien he tomado unas cuantas a fin de presentar la película. Ya sea para quienes la conocen, porque la han visto anteriormente; o bien para aquellos que no han tenido la oportunidad de verla, creo que puede resultar un material interesante. Espero que lo disfruten.



miércoles, 21 de marzo de 2012

Enrique V. Un pequeño análisis

Debido al tiempo transcurrido —desde su estreno hasta hoy— ya debe haber literatura crítica de cine muy desarrollada sobre la película. Entonces, evitando caer en un círculo vicioso, mi pretensión es encontrarle algún punto, visto desde cierto ángulo, que termine por ser original y novedoso. Es por ello que termino haciendo esta suerte de ensayo o apreciación crítica centrada en uno o dos temas. Por otro lado, estudiar la película globalmente seria un proyecto que tomaría años y el formato del blog no permite algo tan extenso.


La construcción de un personaje modelo

Antes de empezar, es conveniente dejar claras un par de cosas. La película materia de este texto es producto de una obra de teatro titulada Henry the Firth, o conocida popularmente como Henry V y escrita por William Shakespeare. La segunda consiste en que Kenneth Branagh ha trasladado (no copiado) casi todo el texto de la pieza teatral mencionada. Es más, en la ficha técnica de la película Henry V figura que el guión es una adaptación de la pieza teatral. He tenido la oportunidad de leer la pieza teatral luego de ver la versión cinematográfica y los diálogos —casi todos— coinciden plenamente al momento de cotejar el original con su versión cinematográfica.

Mi propuesta en estas líneas consiste en demostrar en qué manera y hasta qué grado Shakespeare preparó una pieza de teatro que resulte aleccionadora para los sucesivos monarcas —primero ingleses y luego británicos— que gobernarían desde Londres.

La peripecia se da en el marco de la Guerra de los Cien Años. Enrique V es conocido por ingleses y franceses por ser un joven disoluto, dedicado a la juerga y que provoca a cualquiera cuestionarse si en verdad es un sujeto apto para ocupar el trono. En las escenas que se van sucediendo, en la primera mitad del film, vemos que Enrique (antes de ser coronado) tiene un grupito de amigos dedicados a la bebida, entre ellos se destaca John Fastalff, un borrachín putañero y otros más de la misma calaña. Eso sucede en escenas que cronológicamente corresponden a un tiempo previo al desarrollo de la acción dramática. En ese tiempo Enrique es príncipe y entre sus amigos le dan consejos, entre cerveza y cerveza, sobre qué debe hacer cuando ya sea coronado rey.

Sin embargo, pese a lo anterior, cuando Enrique V asume su rol de monarca inglés, rompe tajantemente con sus amigos de juerga. De cierto modo parecería un punto negativo para Enrique algo que se traduciría en palabras como “hace mal en olvidar de dónde vino”. Tal apreciación, por parte del público espectador, es incorrecta. El rey no viene de ese mundo de juerga y para ocupar el cargo que lo convierte en la cabeza de un reino debe hacer el sacrificio de abandonar la juerga y a esos amigos de aquellos días más disolutos. Aquí Shakespeare deja una primera lección para un futuro rey: asumir la dirección de un estado implica seriedad.

Un siguiente punto interesante es el castigo a los traidores. El Conde de Cambridge, Lord Scroop y Sir Thomas Grey están involucrados en un acto de traición puesto que han recibido dinero de los franceses para asesinar a Enrique V y hacer fracasar sus pretensiones tanto como afectar a Inglaterra. Uno de ellos es un caso particular. Se trata de Lord Scroop. Escuchamos de la boca del rey que él fue uno de sus más cercanos, que conocía hasta sus más íntimos pensamientos y aún así se atrevió a traicionarle. Estos hechos acontecen cuando se desarrollan los preparativos finales para que la expedición militar enrumbe hacia Francia. Debe ser difícil para un rey que sus nobles, hechos para protegerlo, sean capaces de un acto de traición, más aún si entre ellos se incluye uno de gran confianza. Otra lección que deja Shakespeare consiste en que si el rey es traicionado, fuera quien fuera y en el momento que sea, aquellos ingleses que pretendan atentar contra la corona y el país deben ser ejecutados porque no merecen perdón. La segunda lección extraída de este pasaje está dada por la exigencia al rey de que si hay piedras en el camino —por más pesadas— deben ser removidas para seguir adelante.

Ya en suelo francés Carlos VI, el rey de Francia, amedrentado por la violencia inglesa, además, temeroso por la suerte de su reino, le ofrece a Enrique V algunos ducados de poca importancia y la mano de su hija, la princesa Catalina. El rey inglés rechaza la propuesta francesa. Es muy poco, aquellos pocos ducados a cambio de la paz. Enrique V está en Francia para ganarla toda por medio de la guerra o la paz. Su pretensión es reinar en Francia porque tiene argumentos jurídicos para hacer prevalecer sus aspiraciones. Una lección más que deja Shakespeare está en la voluntad férrea de Enrique V para actuar. El propósito del rey es tal y no dejarse desviar de aquél.

En la guerra, que para la causa inglesa se cree justa, Enrique V se muestra resuelto, decidido y sumamente belicoso. Eso sucede en el asedio y toma de Hafleur. Esta lección ya es en el plano militar. Un rey también tiene como tarea hacer la guerra y aquí Shakespeare deja como ejemplo un hombre con las características ya mencionadas como necesario para Inglaterra.

Otro aspecto significativo del asedio de Hafleur está dado por el trato que tiene hacia sus hombres: a todos por igual; si bien cuenta entre ellos con gente del pueblo, que podrían ser de baja condición, villanos y rufianes, a quienes les dice que son nobles ingleses. Les recuerda sus orígenes y el deber que tienen hacia Inglaterra. En un mundo (el medieval) en el que los hombres están separados por estamentos, tratar a los de más baja condición como de la más alta, ya que su valor los eleva a dicha condición, es una magnífica característica a resaltar y ser imitada a futuro. Con un rey como Enrique V, sus hombres son capaces adquirir grandes dotes. Es como convertir el carbón en diamante.

Tras el asedio de Hafleur, el ejército queda en precarias condiciones. Las imágenes del film son claras: hombres que no pueden más y arrastran sus escudos, muchos heridos (incluso el rey) pero ellos siguen adelante. El nuevo objetivo del rey Enrique consiste en alcanza Calais para retornar a Inglaterra, pero es tan bravo el rey inglés que le dice al heraldo francés Montjoy que no está dispuesto a pelear, pero en caso que se le cruce un ejército francés que le impida alcanzar Calais estaría dispuesto a hacerlo. Otro valor más: valentía y responsabilidad frente a las consecuencias de las acciones cometidas.

Un momento de gran dramatismo esta dado por la ejecución de Bardolf. Es uno de sus tantos excompañeros de juerga que forma parte de la infantería inglesa. Éste ha robado una reliquia en un pueblo por donde el ejército inglés estuvo de paso. Para castigar la rapiña, el rey Enrique da la orden de ejecutarlo mediante la horca. En ese momento el rey inglés suelta una lágrima porque recuerda el día en que Bardolf le dice —como consejo— que nunca cuelgue a un ladrón. En un momento pareciera que lo va perdonar, pero él debe ser duro e inflexible. Debido a que quiere ser rey de Francia, no desea que se haga daño a ningún poblador francés porque serán sus futuros súbditos y no debe haber un rencoroso recuerdo cuando Enrique reine en Francia. Aquí Shakespeare deja una lección de que el rey debe respetar a quienes pretende incorporar bajo su soberanía siempre y cuando el reclamo sea justo, es decir, el reclamo de la corona francesa.

Durante la vigilia previa a la Batalla de Agincourt el ejército inglés pasa la noche en su campamento. Enrique V decide colocarse una capucha y deambular entre los soldados reunidos alrededor de las abrigadoras hogueras. Busca conocer el sentimiento de sus hombres antes de una batalla difícil y crucial. Entre diálogo y diálogo se puede llegar al resumen de que el rey padece más que el hombre simple. La condición de rey es una gran responsabilidad y Enrique lo sabe. Gobierna por derecho divino y es líder de un pueblo. Lo que él decida, por medio de la lealtad del pueblo, hará que se haga realidad y los puede llevar a la perdición como también al éxito. Un rey que reconozca eso, aunque a solas y sin más testigo que Dios (tal como lo hace en el film) lo coloca como un sujeto de una gran humildad y un gran sentido de la responsabilidad.

Finalmente, el discurso de Agincourt, en el que motiva a sus tropas débiles e inferiores numéricamente frente a los franceses, más fuertes y superiores numéricamente, termina por coronar todas las ejemplares virtudes de Enrique V lo que trae como consecuencia que sus tropas superadas cinco a uno peleen decididamente contra los franceses y por la causa del rey inglés. Es el clásico ejemplo de liderazgo: inspirar a los dirigidos para que hagan lo que el líder quiere.

Con todo lo dicho anteriormente, sobre las virtudes de este rey inglés, queda como un monarca ejemplar. Enrique V tiene bien merecidas las palabras que le dedica el propio Shakespeare llamándolo en su pieza teatral “Astro de Inglaterra”.

lunes, 19 de marzo de 2012

Enrique V. Ficha Técnica

Recuerdo que elaboré presentaciones, análisis de las películas y una colección de imágenes de producciones cinematográficas que se vinculan de diversas maneras con Age of Empires, el videojuego tema de este blog. Entonces les ofrecí —entre otras— cinco películas relacionadas con las campañas históricas de Age of Empires: The Age of Kings. Luego, no quise dejar atrás a The Conquerors Expansion y pasé a incluir una película sobre Atila y otra sobre El Cid quedando pendiente, hasta hoy, alguna relacionada con Moctezuma. Tras esto y de una manera un poco clara, sólo incluí una película de aquella sección de escenarios titulado “Batallas de los Conquistadores”. Lamentablemente la película no encajaba del todo, si quisiera ser exigente, ya que tenía que ser sobre Erik El Rojo y su llegada a América del Norte. Más bien, como reemplazo, incluí Conquistadores cuya temática tiene mucha similitud, pero no es igual a la historia que se recrea en el escenario llamado Vindlandsaga del videojuego.

Lamentablemente (torpe yo) desconocía —hasta hace poco— la película que ahora presento. Ésta se corresponde con un escenario que a los conocedores de Age of Empires les resultará familiar: Agincourt.


Título Original
Henry V

Idioma
Inglés y francés

Dirección
Kenneth Branagh

Producción
Bruce Sharman

Guión
Kenneth Branagh (basado en la obra teatral Henry V de William Shakespeare)

Protagonistas
Derek Jacobi (coro)
Kenneth Branagh (Enrique V, Rey de Inglaterra)
Simon Sheperd (Duque de Gloucester, hermano del Rey)
James Larkin (Duque de Bedford, hermano del Rey)
Brian Blessed (Duque de Exeter, tío del Rey)
Charles Kay (Arzobispo de Canterbury)
Alec McCowen (Obispo de Ely)
Paul Gregory (Earl de Westmoreland)
Nicholas Ferguson (Earl de Warwick)
Tom Whitehouse (John Talbot)
Fabian Cartwright (Earl de Cambridge)
Stephen Simms (Lord Scroop)
Robbie Coltrane (Sir John Falstaff, examigo del Rey)
Richard Briers (Bardolph, examigo del Rey y lugarteniente de su ejército)
Geoffrey Hutchings (Nym, examigo del Rey y cabo de su ejército)
Robert Stephens (Pistol, examigo del Rey y soldado de su ejército)
Judi Dench (Mistress Quickly, dueña de una posada)
Paul Scofield (Carlos VI, Rey de Francia)
Michael Maloney (Delfín de Francia)
Richard Clifford (Duque de Orleans)
Nigel Greaves (Duque de Berry)
Julian Gartside (Duque de Bretaña)
Harold Innocent (Duque de Borgoña)
Richard Easton (Condestable de Francia)
Colin Hurley (Grandpré)
Christopher Ravenscroft (Mountjoy, heraldo francés)
Emma Thompson (Catalina, hija de Carlos VI)
Geraldine McEwan (dama al servicio de la princesa Catalina)

Diseño de vestuario
Phyllis Dalton

Música
Patrick Doyle

Fotografía
Kenneth MacMillan

Montaje
Michael Bradsell

Studio
British Broadcasting Corporation (BBC)
Renaissance Films
Curzon Film Distributors

Distribución
Curzon Film Distributors

Duración
137 minutos

viernes, 11 de marzo de 2011

Tirante el Blanco. Imágenes para recordar

A continuación se presenta una serie de imágenes, las más representativas de la película analizada. No es exhaustivo, como hago con las partidas que juego, sino más bien he tomado unas cuantas a fin de presentar la película. Ya sea para quienes la conocen, porque la han visto anteriormente; o bien para aquellos que no han tenido la oportunidad de verla, creo que puede resultar un material interesante. Espero que lo disfruten.



miércoles, 9 de marzo de 2011

Tirante el Blanco. Un pequeño análisis

Debido al tiempo transcurrido —desde su estreno hasta hoy— ya debe haber literatura crítica de cine muy desarrollada sobre la película. Entonces, evitando caer en un círculo vicioso, mi pretensión es encontrarle algún punto, visto desde cierto ángulo, que termine por ser original y novedoso. Es por ello que termino haciendo esta suerte de ensayo o apreciación crítica centrada en uno o dos temas. Por otro lado, estudiar la película globalmente seria un proyecto que tomaría años y el formato del blog no permite algo tan extenso.


Un héroe de carne y hueso

Quienquiera que haya leído Tirante el Blanco y también haya visto la película basada en el libro, encontrará muchas diferencias. Sin embargo, la esencia de la obra literaria se ha mantenido en la película: hay más de sentimientos y hechos de la vida cotidiana que relatos de batallas.

Es indudable que Tirante el Blanco (Tirant lo Blanch por su nombre original) es una novela de caballería, pero es la primera en mostrar un héroe, es decir un caballero, de carne y hueso, que parezca un ser humano común y corriente, incluir aspectos irónicos, sentimientos, defectos, el amor sensual y ya no el amor sublimado tal como los libros de caballería ofrecían al público en el tiempo que el libro apareció, cerca del  final del siglo XV.

Tirante el Blanco es un caballero valenciano que es llamado por el emperador de Bizancio para que defienda el imperio contra las arremetidas de los turcos otomanos, quienes llevan conquistadas 9 de 10 partes del imperio, tal como lo dice el Gran Soldán en cierto pasaje de la película. No se precisa que haya pago en metálico, con lo cual llamaríamos a Tirante un mercenario; pero lo que sí podemos precisar es que toma en serio la causa de Bizancio, ya que no desea que los turcos sigan avanzando en dirección a la capital del imperio.

A su llegada a Bizancio (o Constantinopla) a Tirante y sus huestes no se les recibe con gran boato. El príncipe Miguel ha muerto en el campo de batalla y hay luto por ese motivo. De inmediato aparecen las primeras luces acerca de lo que llamaríamos un héroe de carne y hueso. Tirante puede ser un hombre de armas, fiero y vencedor en las lides guerreras; sin embargo, ve a la princesa Carmesina y se enamorada de ella tanto así que se encuentra trastornado, a punto de desfallecer, como si un violento deseo que se apodera de él, hasta que encuentra un lugar donde reposar y allí se desmaya. Según Diafebus, su segundo al mando de las huestes, son “ausencias que sufre” debido a un golpe sufrido en Sicilia. Más adelante Tirante explica que siente dolor por saber que ama pero por no saber si es amado.

Mucho antes que Tirante decida emprender la primera acción militar, más le interesa llevarle un mensaje a su amada. Transcurridos mensajes de ida y vuelta entre ambos enamorados, Tirante emprende su primera acción militar. Hay un predominio de lo pasional y humano sobre las tareas que se debe emprender. Son personajes de carne y hueso: no pueden resistirse a la pasión.

El amor va de ambas partes. Carmesina también está enamorada, queda impactada a la primera vista de Tirante. Su amor trasgrede los límites de la decencia de la época, pero en cosas simples como envíale su cojín cuando Tirante está arrodillado durante toda la misa, o entregarle la túnica que lleva por dentro para que Tirante la vista sobre su armadura a la hora de la batalla. La princesa es una niña que aún juega con muñecas y de amor sabe poco.

En cierta incursión militar, Tirante recibe heridas en el combate y debe reposar. En cambio, en la mayoría de novelas o historias de caballería el caballero puede acabar con cientos de enemigos con un solo mandoble de su espada y sin sufrir heridas. Sin embargo, en caso de sufrirlas, se suelen curar con ungüentos mágicos que los reponen de inmediato.

El título de esta película analizada en la versión para angloparlantes es The Maidens’ Conspiracy. Traducida al español significaría “La conspiración de las sirvientas”. Es muy importante este punto ya que marca toda la historia. En Bizancio, no hay heredero. Los emperadores están muy viejos como para engendrar un nuevo hijo varón. Como hemos apuntado, el príncipe Miguel murió en batalla; así que la única que queda para prolongar la existencia del imperio —a través de la descendencia— es Carmesina; pero ella no puede gobernar aparte de que se requiere de una figura masculina fuerte al mando de Bizancio. Las sirvientas como Placer de mi vida y Estefanía son muy conscientes de esta situación. Ellas ven el amor de Tirante por Carmesina como una posibilidad de solucionar la situación. Con Tirante de emperador, el imperio recobraría fuerza y capacidad de batallar contra los turcos. Carmesina, en un primer momento, objetará que no puede desposarse con Tirante ya que él no pertenece a casa noble.

Tirante no sólo ama sentimentalmente, sino además de modo carnal. Carmesina, la amada, es apenas una niña virgen que pone muchas trabas ya que preferiría un romance más idealizado: con un gran príncipe y el beneplácito de sus padres. Hay una idea que ronda la atmosfera de la película: las bodas sordas. Diafebus y Estefanía tienen relaciones sexuales antes de casarse, con lo cual ésta no llegaría virgen a su matrimonio. Una vez sucedido esto, según lo que se desprende de la película, a esas bodas no asisten los padres de muchacha ni hay banquete; en fin, no hay nada que celebrar ya que el matrimonio resultó de una situación deshonrosa. La princesa busca evitar esa situación. No quiere entregar su virginidad a Tirante porque eso supone que su posterior boda sea una boda sorda.

De todos modos, hay una salida para ello. Las sirvientas, como Placer de mi vida, saben que existe un modo de comprometer a Tirante con Carmesina y obligar a los emperadores a aceptar el noviazgo entre ambos. Lo que deben hacer es que se dé una relación sexual entre Tirante y Carmesina con el consecuente embarazo de esta última. Hay un intento en el que participan Placer de mi vida, Tirante y una Carmesina que se halla entre sueño y vigilia, ya de noche cuando casi todos duermen. La seducción termina con que la princesa grita del susto despertando a todo el mundo. Tirante debe huir por medio de una soga que no llega al suelo. Todos han despertado. Incluso el anciano emperador aparece dispuesto a matar a la rata que “asustó” a su hija cuando en verdad quien asustó a la princesa fue Tirante. Ante la premura, para evitar ser descubierto, Tirante se desprende de la soga, a una gran altura, y se lesiona una de las piernas.

Tirante profiere intensos dolores y quejas. Ante la vigilancia del emperador y el resto de la corte, con los cuales debe mantener cordura, la única solución para dar pretexto a la lesión de su pierna consiste en que salga a cabalgar a ver el campamento de los turcos y caer de la silla de montar. Sólo así se justificaría la lesión. Lamentablemente el remedio resulta siendo peor que el mal. Tras la fingida caída, Tirante se lesiona las dos piernas. Ya tenía una pierna lesionada, ahora son dos y de una peor manera: Tirante tiene rotas las dos piernas y se le recomienda un periodo largo de reposo. El emperador informa que Tirante tiene el fémur salido y los huesos quebrados.

La lesión de Tirante no será impedimento para que las sirvientas sigan conspirando. Tras la toma de la ciudad de San Jorge, por parte de los turcos, estos están interesados en negociar la paz mediante un matrimonio entre Mohamed IV y Carmesina. Prejuicios de religión impiden la realización del enlace. Se trata de un islámico con una cristiana. Es allí donde Carmesina decide seguir el consejo de las sirvientas y entregarse a Tirante. Ella espera por éste desnuda y acompañada de sus damas. A Tirante lo cargan en su camilla y a la hora del acto sexual un caballero debe tomar a Tirante de las piernas e impulsarlo para penetración. Tirante no siente el dolor propio de sus lesiones; lo cual nos dice que para placeres carnales estaba bien dispuesto. Un acto que comúnmente es de dos y en privado termina siendo un acto que cuenta con observadores y ayudantes. Un aspecto irónico muy interesante.

Como hemos señalado al inicio, la película y la novela Tirante el Blanco tienen puntos divergentes; pero a pesar de ello la esencia del personaje, que quiso transmitir Joanot Martorell, el autor, se ha mantenido en la película. Hemos visto un héroe de carne y hueso, capaz de amar pasional y carnalmente; un héroe fuerte pero no inmortal, que puede recibir heridas. También se ha visto un universo donde triunfa lo realista ante lo idealista. Por ejemplo, los sueños que Carmesina termina abandonando para entregarse a Tirante en un amor que no cuenta con la aprobación de los emperadores porque Tirante carece de procedencia nobiliaria. El aspecto irónico también es interesante, Hipólito, que apenas aparece en la película, es quien accede al trono de Bizancio, habiendo sido previamente amante de la emperatriz.

lunes, 7 de marzo de 2011

Tirante el Blanco. Ficha Técnica

Con este título cerramos la selección de películas que se relacionan con Age of Empires II. Se trata de un clásico de las novelas de caballería llevado por primera vez a la pantalla grande: Tirante el Blanco, cuya autoría pertenece a Joanot Martorell. Un libro elogiado por un genio como Miguel de Cervantes, en su famoso Don Quijote y, también, por un premio nobel como Mario Vargas Llosa, quien incluso le dedicó una colección de ensayos titulada Carta de batalla por Tirante el Blanco.

La novela se focaliza en las aventuras de un caballero medieval, fiero y siempre vencedor en las lides guerreras; pero que cae enamorado de una princesa quien le manifiesta similares deseos sentimentales aunque siempre poniendo barreras, aparte de las dificultades del entorno que les rodea, donde unos hacen difícil el romance mientras otros tratan de hacerlo posible.

Sólo una acotación final antes de concluir. La película enfatiza el aspecto sexual de la novela que la inspira. Por ese motivo debemos advertir que la película está restringida a menores de edad. Cuando se presente las imágenes seleccionadas de la película, se excluirán aquellas que sean de contenido lascivo. Además, en la realización del análisis pertinente se cuidará el lenguaje de tal manera que no caiga en lo vulgar, si cabe la necesidad de mencionar los momentos de pasión carnal que el film expone al público.


Título Original
Tirante el Blanco

Idioma
Inglés

Dirección
Vicente Aranda

Producción
Enrique Viciano

Guión
Vicente Aranda (basado en la novela homónima de Joanot Martorell)

Protagonistas
Casper Zafer (Tirante el Blanco)
Esther Nubiola (Carmesina)
Victoria Abril (La Viuda Reposada)
Leonor Watling (Placer de mi vida)
Ingrid Rubio (Estefanía de Macedonia)
Charlie Cox (Diafebus)
Giancarlo Giannini  (El Emperador de Constantinopla)
Jane Asher (La Emperatriz)
Sid Mitchel (Hipólito)
Rafael Amargo (Mohamed III o El Gran Soldán)

Diseño de vestuario
Yvonne Blake

Música
José Nieto

Fotografía
José Luís Alcaine

Montaje
Teresa Font

Studio
DeAPlaneta

Distribución
DeAPlaneta

Duración
122 minutos

viernes, 4 de marzo de 2011

Tristán e Isolda. Imágenes para recordar

A continuación se presenta una serie de imágenes, las más representativas de la película analizada. No es exhaustivo, como hago con las partidas que juego, sino más bien he tomado unas cuantas a fin de presentar la película. Ya sea para quienes la conocen, porque la han visto anteriormente; o bien para aquellos que no han tenido la oportunidad de verla, creo que puede resultar un material interesante. Espero que lo disfruten.



miércoles, 2 de marzo de 2011

Tristán e Isolda. Un pequeño análisis

Debido al tiempo transcurrido —desde su estreno hasta hoy— ya debe haber literatura crítica de cine muy desarrollada sobre la película. Entonces, evitando caer en un círculo vicioso, mi pretensión es encontrarle algún punto, visto desde cierto ángulo, que termine por ser original y novedoso. Es por ello que termino haciendo esta suerte de ensayo o apreciación crítica centrada en uno o dos temas. Por otro lado, estudiar la película globalmente seria un proyecto que tomaría años y el formato del blog no permite algo tan extenso.


Limitaciones de una mujer medieval

Si nos ponemos a pensar que hasta hace unas décadas atrás no hubo muchas libertades para las mujeres, que muchas de las actividades que hoy realizan les eran completamente vetadas, creo que podemos llevar este razonamiento hacia la condiciones de vida en la Edad Media y llegamos a la conclusión de que en aquellos tiempos el rol de la mujer pudo haber sido más restringido, negando libertades que hoy nos parecen obvias.

Tristán e Isolda es netamente una historia de amor. En un principio fue un relato que se transmitía oralmente para deleite de los espectadores y en cada lugar iba tomando matices diferentes, que empiezan a darle variantes a la leyenda. Hoy, varios siglos después, la leyenda es retomada, en una versión cinematográfica, confiriéndole nuevos aspectos. Es así como tenemos una historia en la que Irlanda ejerce poder sobre los divididos reinos de Britania, porque la primera no fue conquistada ni ocupada por los romanos mientras que la segunda sí lo fue. Por eso, con el retiro de las legiones romanas, Britania cayó en un estado de anarquía que permitió su división en reinos feudales gobernados por celtas, druidas, sajones, pictos, anglos, etc. Los pueblos mencionados son los que salen de la boca de un personaje de la película.

Para el presente análisis vamos a marginar a Tristán a un rol secundario y, más bien, vamos a enfocarnos en la figura de Isolda. Tal elección resulta interesante ya que presenta más material para analizar.

De todos los personajes femeninos que la película muestra, Isolda es la principal. El resto de mujeres aparecen subordinadas a un papel circunstancial, para acompañar al momento, dejando la acción y el curso de la trama a los hombres. Incluso la mujer más cercana a Isolda (nos referimos a Bragnae) aparece, también, en un rol de comparsa respecto a su ama.

Isolda aparece como la única del género femenino con mayor presencia en la película. Ella está rodeada de tres hombres que determinan su comportamiento como mujer. Esos son: su padre, el rey Donnchadh; su futuro esposo, Lord Marke de Cornwall y su amado Tristán.

El rey Donnchadh es padre de Isolda y gobierna Dunluce (actualmente ruinas medievales en Irlanda del Norte). Su política es de mano dura hacia los divididos y débiles reinos de Britania. Gracias a su guerrero más poderoso, Morholt, consigue oro de parte de los británicos, ya sea mediante el tributo o el pillaje, como también el secuestro de aldeanos o la ejecución de los mismos si fuera necesario.

La imagen que el rey irlandés proyecta no es de las mejores. Encaja a la perfección con la imagen del malvado poderoso que cualquier aficionado al cine puede tener. Es maquiavélico, trama, conspira, pretende dominar y someter a los demás. No le importa gran cosa la condición de las mujeres. Cuando Isolda era niña y ha muerto su madre, le dicen que su madre murió porque su salud era delicada. Isolda refuta Bragnae opinando que su madre murió por una cuestión de sentimientos. Aquí vamos viendo la figura del matrimonio impuesto que puede terminar por arruinar los sentimientos de una persona, en este caso de una mujer, al extremo de causarle la muerte. Esa imposibilidad de elegir un marido, decisión sostenida en la libertad más elemental, termina siendo fatal. Más adelante Isolda le dice a Bragnae que su madre murió pues siempre estuvo condenada a una vida infeliz. Podemos inferir que se trata de una cuestión matrimonial. El rey Donnchadh no es precisamente un dechado de virtudes para una mujer.

En un principio Isolda está prometida por voluntad de su padre a Morholt, uno de los mejores guerreros del rey irlandés. Esto sucede a petición del guerrero y el rey responde queriendo entregarle su hija en matrimonio. Posteriormente dialoga con Isolda sobre su decisión, la cual responde que no es una esclava que se entrega antojadizamente. Aquí se resalta la condición de Isolda de romper lo establecido: el matrimonio no como resultado de la voluntad personal sostenida en los afectos personales, sino como una obligación impuesta por un tercero, en esta situación el tercero es su padre y a su vez el rey al cual le debe obediencia. Finalmente el matrimonio entre Isolda y el mejor guerrero de su padre no se logra consumar. Sin saber de quién se trata, Tristán lo mata en combate cuando los irlandeses marchaban de vuelta a casa tras una incursión en tierras britanas.

Isolda representa para su padre una carta a jugarse si el momento es preciso. El rey irlandés organiza un torneo en el que peleen representantes de las diversas tribus britanas. El premio para el vencedor es Isolda, un feudo y una dote en metálico. Los britanos notan de inmediato que es una estrategia del rey irlandés para dividirlos y colocarlos en una posición más débil. Es de notable importancia la ironía de Isolda. Ante la presencia de su padre, sobre sus  vestidos cierne un velo para quedar como un regalo tal como ella misma lo dice. Luego Isolda sube de mala gana al estrado desde el cual observará el torneo.

Aquí es donde ingresa Tristán para nuestro análisis. Cuando se produce el segundo encuentro entre Tristán e Isolda la situación es distinta a la primera. Tristán había prometido a Lord Marke ganarle una esposa como muestra de aprecio y para que exista la paz entre irlandeses y britanos. Para eso participa en el torneo. El problema es que Isolda es la mujer que Tristán ha ganado para su tío Lord Marke. En el primer momento que Tristán e Isolda tienen su primer contacto, se hacen amigos y después se enamoran, pero Isolda nunca reveló su verdadera identidad. Al finalizar el torneo y cuando le presentan a la mujer que ha ganado, pero que ya ha prometido para otro hombre, se produce un golpe emocional terriblemente duro. ¡El mundo tenía que ser tan pequeño para los dos! Tristán ya no puede renunciar a su promesa y a Isolda tan sólo le resta aceptar lo que le imponen. No hay salida. Se va trazando el destino trágico de este amor.

Lord Marke es el destinatario de Isolda y representa el matrimonio impuesto. Para ella resulta una experiencia difícil. En primer lugar, Lord Marke no es un hombre al cual ame, el trato con él resulta complicado. Isolda no expresa repulsión como la tuvo contra Morholt; más bien, lo que experimenta son las dificultades de vivir como esposa de un hombre que apenas conoce, cuando lo común (para nosotros) dictaría que tuvieran una etapa previa de enamoramiento, pero no es así. Desde los besos y caricias hasta compartir el lecho marital serán cosas que Isolda rechazará en un principio. Si bien parece finalmente aceptarlas, en el fondo son cosas que le gustaría vivir con Tristán.

En realidad Isolda está enamorada de Tristán, quien significa el amor y el amado que ella no puede amar. Ya hemos dicho: Tristán la ganó como esposa para su tío Lord Marke. Si hay romance entre ambos posteriormente es por voluntad de Isolda. Tristán hubiera permanecido con un dolor sempiterno si Isolda no hubiera motivado a que se encuentren a escondidas, siéndole infiel a su esposo. Aún así, la situación es difícil para una pareja cuyo amor es prohibido. El matrimonio con Lord Marke es una carga ominosa para ambos. Para Tristán resulta terrible vivir traicionando a su tío. A Isolda le duele que su verdadero amor sea en secreto. Como ella dice, su amor con Tristán se basa en momentos robados, que ellos nunca se tomarán de las manos en público, ni tendrán paseos juntos, ni besos y sonrisas sin temor a ser descubiertos. Isolda no cabe más en ese espacio privado e íntimo que aprovecha para desenvolverse tal cual ella es. Lo que Isolda quiere hacer es ir más allá y gozar de un espacio más amplio donde pueda ser ella misma en completa libertad.

A veces las películas incorporan un pequeño momento en el cual los personajes reflexionan sobre un tema en común. Parecen que fueran material de relleno para completar las aproximadamente dos horas de duración de un film. Sin embargo, yendo más allá, si uno toma atención estos pasajes, verá que aparecen en momentos claves y, al mismo tiempo, pueden determinar el camino de la trama. Tras la lectura de un poema, Isolda reflexiona ante Tristán sobre los deseos ¿Por qué existen éstos si hay limitaciones que impiden su realización? El deseo choca con los límites de la imposición. Isolda es una mujer que busca un lugar para una vida propia sin imposiciones externas, pero ese lugar no existe para ella. El rey Donnchadh, Lord Marke y Tristán, actuando de distintas maneras, le impiden a Isolda encontrar ese lugar: lo que ella buscaba era una utopía.
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