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domingo, 13 de enero de 2013

Saladino


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Saladino (sarracenos), uno de los participantes de Bizancio, la quinta partida que se relató en Planeta Age.


Saladino (según Age of Empires) o Salah ad-Din Yusuf ibn Ayyub (de acuerdo con la historia), y conocido en el mundo occidental como Saladín, nació en Tikrik (Iraq) en 1138. Su familia era de origen kurdo. Un año después de haber nacido, su padre y su tío se vieron forzados al exilio y entraron en servicio de Zengi, gobernador de Alepo y Mosul. Asesinado éste en 1146, estallaría la guerra civil en Siria. La familia de Saladino se alineó a Nur al-Din, el heredero designado. Finalizadas las luchas Ayyub, el padre de Saladino, recibió el gobierno de Damasco; Shirkuh, su tío, recibió el mando del ejército.

Egipto atravesaba una gran inestabilidad política. En 1163 Shawar fue expulsado de Egipto por su rival, Dirgham. Entonces, aquél solicitó ayuda a Nur al-Din, quien envió a Shirkuh acompañado de Saladino, un joven cerca de los treinta años. Cuando Shawar solicitó la retirada del ejército de Shirkuh, recibió una negativa. Nur al-Din deseaba que sus tropas permanecieran en Egipto. Como represalia Shawar buscó la ayuda de Amalarico I, Rey de Jerusalén.

Una fuerza militar combinada de egipcios y cruzados enfrentó en campo abierto a Shirkuh en una batalla cerca al río Nilo y al este de Guiza. El éxito inicial de los cruzados quedó anulado por el difícil terreno que dificultó las maniobras de la caballería. No fue una clara victoria: las tropas de Saladino habían sufrido grandes bajas. Luego Nur al-Din atacó a los cruzados desde Siria y forzó una paz a cambio de que Shirkuh y Saladino retornaran ilesos.

Entre 1166 y 1167 Shirkuh, acompañado de Saladino, volvió a invadir Egipto a pesar de la oposición de Shawar y Amalarico I. En marzo de 1167 los egipcios y cruzados forzaron una batalla que Shirkuh ganó aunque a un coste alto. Después marchó hacia Alejandría, donde gozaba de partidarios. Allí quedó destacado Saladino y pronto se vio envuelto en un terrible asedio. Al final se negoció una salida pacífica: Saladino y Shirkuh abandonarían Egipto sin ser atacados y la población que los apoyó no sufriría represalias.

Posteriormente Shawar, acosado por la impopularidad debido a su alianza con los cristianos, empezó a negociar con Nur al-Din para evitar que Shirkuh atacara Egipto. Sin embargo, se vio traicionado cuando Amalarico I atacó Egipto en 1168. Shawar no tuvo tiempo de organizar su ejército y tuvo que destruir la ciudad de Fustat para que no sea usada como base militar contra él. El califa Al-Adid solicitó la intervención de Nur al-Din, quien envió a Shirkuh y un poco más tarde a Saladino. Los egipcios forzaron una tregua con Amalarico I en enero de 1169 y debieron pagar por la retirada a Jerusalén. Con el apoyo de Al-Adid, Shirkuh y Saladino entraron en El Cairo sin oposición. El propio Saladino se encargó de arrestar a Shawar, quien fue condenado a muerte por el califa. Shirkuh fue nombrado visir y Saladino recibió un cargo en el gobierno.

Shirkuh murió en marzo de 1169 y Saladino es elegido como su sucesor. Esta designación está llena de controversia ya que no queda claro por qué un chiita como Al-Adid apoyaría a un sunita como Saladino. Se recoge la versión de que no existía alguien más débil o más joven entre los candidatos. Otros dicen que Saladino fue elegido por el prestigio de su familia; o bien debido a que su historial militar le daba un soporte significativo.

Saladino fue investido como visir el 26 de marzo de 1169. Dejó de beber alcohol que, si bien era prohibido por el islam, era habitual en la milicia y, también, se volvió más religioso. Las élites fatimitas se enfrentaron a él. Éstas planearon una conjura que fue descubierta a tiempo. Saladino hizo ejecutar al eunuco encargado de asesinarlo. Al día siguiente se desencadenó una rebelión de parte de las unidades militares de raza negra. Saladino sofocó la revuelta y reorganizó los ejércitos de Egipto en base a tropas sirias, kurdas y turcas más leales y mejor entrenadas. Ese mismo año tuvo que hacer frente a Amalarico I, quien retomaba su ambición de conquistar Egipto esta vez apoyado por la flota bizantina. Sin embargo, las diferencias entre los invasores fueron mayores que sus afanes por conquistar Egipto y Saladino superó la situación.

Hacia 1170 Saladino tenía una posición segura en Egipto. Ese mismo año realizó un ataque al Reino de Jerusalén, destruyendo Gaza y tomando la ciudad de Eilat, en el Mar Rojo, que permitía a los cruzados hostigar la navegación cercana al Sinaí. Un año más tarde debía unirse a Nur al-Din para asaltar el Krak de los Caballeros pero no lo hizo. Saladino, reconocía la autoridad del Sultán de Siria, pero podía gobernar libremente, debido a la lejanía de Damasco y por la presencia de estados cruzados como colchón. El Sultán de Siria, enfadado, le ordenó que disolviera el califato fatimita. Apelando a su sentido práctico, Saladino esperó que Al-Adid muriese, cosa que sucedió rápidamente. Así, Egipto se reintegraba a la corriente sunita del islamismo.

Entre otros asuntos de importancia cabe destacar a Saladino enviando a su sobrino Al-Muzaffar a ocupar Cirenaica al mando de 500 jinetes. Como resultado de esta acción, exigió a los bereberes el pago de un tributo y la devolución de los bienes robados a viajeros de la zona. En 1172 un ejército nubio preparaba un asedio contra Asuan. Kanz al-Dawla, emir de la zona, pidió refuerzos a Saladino, quien envió a su hermano, Turan-shah, lográndose imponer; pero los nubios volvieron a atacar en 1173. El contraataque egipcio consiguió la conquista de Ibrim y del norte de Nubia.

En 1174 se concretó la toma de Trípoli, plaza que había sido dominada por los normandos. Ese mismo año Turan-shah conquistó Yemén y las zonas cercanas al Mar Rojo. El pretexto fue que dichas poblaciones desconocían la autoridad del califa de Bagdad; aunque se cree que Saladino preparaba un lugar adónde huir con su familia en caso de que Nur al-Din lo atacase.

Tras la muerte de Nur al-Din, las circunstancias habían cambiado para Saladino ya que podía atacar por su propia cuenta a los cruzados, haciéndolo desde Egipto; o bien esperar el llamado de As-Salih, el heredero, para atacar desde Siria. Otra opción era atacar Siria y reclamarla para sí, pues creía que Siria estaba en peligro de caer en manos cruzadas o de otro rival musulmán. Sin embargo, eso lo colocaba en una posición moralmente inadecuada para liderar una guerra contra los cruzados.

Gumushtigin, emir de la ciudad de Alepo, asumió la regencia y empezó a anular a los rivales políticos en Damasco. Luego el emir de esta ciudad acudió a Saif al-Din (primo de Gumushtigin) buscando apoyo y al no encontrarlo solo le quedó recurrir a Saladino. Éste cruzó el desierto siendo seguido por emires y soldados. El 23 de noviembre llegó a Damasco —siendo vitoreado— y descansó en la antigua casa de su padre.

Dejando a su hermano, Tughtigin, gobernando Damasco, Saladino se empeñó en recuperar las ciudades que anteriormente estuvieron bajo el poder de Nur al-Din y que gozaban de independencia. El pequeño As-Salih temía a Saladino y dejó el trono no sin antes arengar a su pueblo para que no renuncie a luchar.

El éxito de Saladino despertó la envidia de los zénguidas, quienes veían amenazado su poder ante la ascensión de un nuevo líder. Saif al-Din marchó hacia Alepo liderando un ejército donde se reunieron con otras tropas y enrumbaron hacia Hama para enfrentar a Saladino. Éste, viéndose sobrepasado en número, negoció abandonar las tierras al norte de Damasco sin éxito. Entonces, Saladino tomó posiciones en las colinas próximas al río Orontes. Los zénguidas se lanzaron al ataque confiando en su superioridad numérica. Sin embargo, las tropas de Saladino, más experimentadas aunque menores en cifra, consiguieron una importante victoria poniendo en fuga al ejército zénguida y los consejeros de As-Salih aceptaron el dominio de Saladino sobre Damasco, Homs, Hama y Maarat an-Numan y Baalbeck. El califato abasí le proclamó Sultán de Egipto y Siria.

Las disputas con los zénguidas no estaban acabadas. Saladino cruzó el río Orontes y a veinticuatro kilómetros de Alepo sus fuerzas se encontraron con las de Saif al-Din. Si bien los zénguidas, en esta batalla, lograron superar el ala izquierda del ejército de Saladino, éste decidió cargar frontalmente contra la guardia zénguida y causó la muerte de un buen número de oficiales, Saif al-Din apenas pudo escapar. El campamento enemigo quedó a disposición de Saladino y todo lo que encontró en él lo repartió entre sus guerreros.

Luego intentó entrar en Alepo siendo rechazado. Ya había capturado las localidades de Buza’a y Manjib y sometió a asedio la fortaleza de A’zaz (mediados de mayo de 1175). Allí sufrió un fallido intento de asesinato por parte de un nizarí. Tras la ejecución del asesino, se acusó a Gumushtigin y los nizaríes de estar tras el fallido atentado.

El 21 de junio de 1176 A’zaz se rindió. Saladino se apresuró rumbo a Alepo para castigar Gumushtigin. Su intento por tomar la ciudad fracasó repetidamente. A pesar de ello, consiguió llegar a una alianza con aquél y As-Salih que le reconocía todo lo conquistado. Los emires de Mardin y Keyfa, aliados de Alepo, también le reconocieron como señor de Siria.

Obtenida la tregua con los zénguidas y una relativa paz con los cruzados, Saladino enfocó sus esfuerzos en combatir a la secta nizarí en el verano de 1175. Se cuenta que los asesinos asustaron a Saladino, ingresando a su tienda por la noche, dejando marcas propias de sus armas y una nota que le exigía que levantara el sitio a cambio de conservar su vida. Entendiendo que no podría conquistar unas fortalezas excavadas en las montañas, prefirió llegar a un acuerdo con Rashid ad-Din Sinan, líder de los asesinos. Se cree que Saladino no quería que los cruzados aprovecharan a los asesinos.

Tras un par de años en paz, en noviembre de 1177, los cruzados penetraron en el territorio de Damasco. Saladino consideró rota la tregua y organizó una razzia en Palestina. Los cruzados destinaron buena parte de su ejército a sitiar Harin, al norte de Alepo, descuidando la frontera sur. Saladino marchó contra Ascalón y sus tropas asolaron la campiña, luego saqueó Ramla y Lod hasta alcanzar las cercanías de Jerusalén. Permitió a Balduino entrar en Ascalón junto a los caballeros templarios de Gaza. No los emboscó, pues tenía temor de que aquéllos eran más experimentados que los suyos.  El 25 de noviembre de 1777 Saladino fue sorprendido y atacado en inferioridad numérica en Tell Jezer (cerca de Ramala). El Sultán intentó formar a sus hombres para la batalla pero los cruzados consiguieron sacar ventaja e incluso aniquilaron a su guardia personal. Con las pocas tropas que le quedaron, y a lomo de camello, emprendió camino a Egipto. Este hecho de armas es conocido por las crónicas cristianas como la Batalla de Montgisard.
                                                                                                                  
En el verano de 1179 los cruzados construían un puesto avanzado en la ruta a Damasco y fortificaban el vado del río Jordán, punto clave para el acceso a la llanura de Banias, compartida entre cristianos y musulmanes. Saladino ofreció a Balduino, Rey de Jerusalén, 100.000 piezas de oro para que abandone el proyecto pero fue rechazado. Los cruzados, en una nueva batalla contra los musulmanes, cometieron el error de perder la formación y lo que parecía ser (inicialmente) una victoria se convirtió en una derrota más. Este hecho queda registrado como la Batalla del Vado de Jacob. El 30 de agosto de 1179 las fuerzas de Saladino tomaron la fortaleza.

El Sultán encomendó el gobierno de Siria a Farrukh-Shah y retornó a Egipto. Pretendía pasar el Ramadán en allí y luego hacer el peregrinaje a La Meca. No se sabe el porqué de su cambió de decisión y permaneció en Egipto. Enfrentó en esos años a los beduinos, acusados de apoyar a los cruzados cristianos.

En mayo de 1182, Saladino marchó con su ejército de Egipto hacia Siria. Cruzó el desierto de la península de Sinaí y el golfo de Aqaba. Saqueó la campiña de Montreal y las fuerzas de Balduino solo atinaron a observar. Una vez en Damasco fue informado de que Farrukh-shah atacó ciertas localidades de Galilea y tomó una fortaleza. En julio del mismo año, Saladino le ordenó atacar Kawkab al-Hawa y libró la Batalla del Castillo de Belvoir. Luego, en agosto del mismo año, Saladino lanzó un ataque marítimo y terrestre sobre Beirut.

Kukbary, gobernador de Harrán, invitó a Saladino a ocupar la región de Yazira (norte de Mesopotamia). Al aceptar eso rompía con la tregua establecida con los zénguidas en 1182. En la ribera del río Bira se le unieron Kukbary y Nur al-Din. Las fuerzas combinadas tomaron Edesa, Saruj y Raqqa. Ésta última era una importante localidad ya que era la encrucijada de unos caminos y defendida por Qutb al-Din Inal, quien se rindió a cambio de conservar sus propiedades. Saladino se ganó el favor del pueblo eliminando algunos impuestos y dando amnistía a ciertos habitantes. Desde Raqqa empezó a conquistar Al-Fudain, Al Husain, Maksim, Durain, Araban y Khabur, Karkesiya y Nusaybin, muchas de ellas le declararon su fidelidad.

En 1182, Reinaldo de Chatillon saqueaba las costas del Mar Rojo. Planeaba atacar Medina y llevarse el cuerpo del profeta Mahoma y, así, obligar a los musulmanes a peregrinar a tierras bajo control cruzado para cobrarles fuertes tributos. La flota egipcia destruyó a su oponente y los capturados fueron ejecutados en diversas ciudades musulmanas.

Saladino deseaba conquistar Mosul pero se enfrentaba ante la dificultad de justificar la conquista de dicha ciudad. Los zénguidas de la ciudad apelaron a An-Nasir, un califa abbasí de Bagdad que les era favorable; éste, a su vez, envió como mediador al Sheikh al-Shuyukh. Saladino llegó a la ciudad en noviembre de 1182 y puso sitio. Izz al-Din veía los términos de Saladino muy desproporcionados. El califa intervino tras un punto muerto provocado por las escaramuzas. Saladino pudo retirarse sin sufrir daños en su reputación. Se propuso atacar Sinjar, defendida por Sharaf al-Din. La ciudad cayó en quince días. Las fuerzas ayyubíes ocasionaron grandes desmanes saqueando la ciudad. Saladino apenas pudo proteger al gobernador y sus oficiales enviándolos a Mosul. Luego de esto esperó a los ejércitos de Alepo, Mardín y Armenia en Harrán (febrero de 1183) pero solicitaron la paz de Saladino antes de encontrarse con él en el campo de batalla.

Izz al-Din preparó una ofensiva. A inicios de abril, sin esperar más refuerzos, Saladino y Taqi al-Din marcharon contra sus enemigos. Hacia finales de abril, y tras tres días de intensa lucha, los ayyubís capturaron Amid. Saladino entregó la ciudad a Nur al-Din Muhammad con buenas provisiones; a cambio éste manifestó su lealtad. Con la caída de Amid, Il-Ghazi de Mardin se pasó al bando de Saladino, debilitando a Izz al-Din.

El hermano de Saladino, Taj al-Mulk Buri, fue enviado a tomar Tell Khalid, ubicada cerca de Alepo. La ciudad se rindió sin mediar un asedio. Tras esto, las fuerzas ayyubíes se dirigieron a la ciudadela de Alepo. Zangi no ofreció una gran resistencia y negoció una salida pacífica. Con ésta, Zangi volvía a Sinjar en calidad de vasallo y gobernador de Saladino. A mediados de junio de 1183, Alepo ya era parte del dominio ayyubí. Con el control de esta ciudad, Saladino podía amenazar la costa cruzada fácilmente.

Posteriormente, Saladino puso los ojos en Harim, ciudad fortificada cercana al Principado de Antioquía, bajo mando de un mameluco. Le ofrecieron Bosra y propiedades en Damasco pero no aceptó. Taqi al-Din le arrestó acusándolo de pretender entregar la ciudad a Bohemundo III de Antioquía. Cuando Harim se rindió, Saladino procedió de inmediato a preparar las defensas de la ciudad pero terminó por concertar un canje de prisioneros con los cruzados.

En 1183, a finales de setiembre, Saladino marchó hacia Baisan, pero la ciudad estaba vacía y procedió a quemarla. Luego se desplazó hacia el oeste donde interceptó grupos de cruzados —procedentes de Kerak y Shaubak— de los cuales tomó prisioneros. La fuerza principal de los cruzados, comandada por Guido de Lusignan, se desplazaba de Séforis hacia Afula. Saladino ordenó a 500 escaramuzadores para que hostiguen la marcha y se dirigió hacia Ain Jalut. Cuando los cruzados avanzaron, Saladino se retiró de la plaza. Hubieron algunas incursiones musulmanas en Zir’in, Forbelet y Monte Tabor. Los cristianos decidieron no enfrentar al cuerpo principal del ejército musulmán; Saladino se retiró ya que empezaban a escasear las provisiones.

Reinaldo de Chatillon seguía acosando las caravanas que transitaban la ruta Siria-Egipto de paso que amenazaba con asediar La Meca. Saladino sitiaría la fortaleza de Kerak, bastión de Reinaldo en Transjordania.

Tras el fracaso del sitio de Kerak, Saladino se fijó —una vez más— en Mosul. Masud se había aliado con el gobernante persa de Azerbaiyán y atacaron a Saladino a través de los Montes Zagros. En marzo de 1186, Saladino enfermó y no le quedó otra salida que un tratado de paz con Mosul en el cual reconocía la autonomía de aquéllos a cambio de que se reconozcan sus conquistas y un apoyo mutuo contra los cruzados.

En 1186, Reinaldo de Chatillon atacó una gran caravana musulmana en la que se decía que viajaba la hermana de Saladino, cosa que no se pudo confirmar. Guido de Lusignan realizó levas en todo el reino. Saladino marchó por tierras de Raimundo III de Trípoli sin que éste se le opusiera. El enfrentamiento se dio en 1187, en el lugar que se conoce como los Cuernos de Hattin. En esta batalla la caballería ligera y arqueros musulmanes hicieron fracasar a los cruzados en su intento por alcanzar el Lago Tiberíades con lo cual se vieron obligados a acampar en la llanura de Maskana. Saladino encontró un ejército exhausto y sediento. Casi la totalidad del ejército cruzado fue destrozado y tomó como prisioneros a los más importantes líderes políticos y militares; además de capturar la Vera Cruz, la reliquia más preciada de los cruzados. En ese contexto Saladino ofreció una copa de nieve al rey de Jerusalén, su prisionero, que luego pasa a manos de Reinaldo de Chatillon. Saladino, enfurecido, no quiso darle hospitalidad a un acérrimo enemigo del Islam y lo ejecutó con sus propias manos. Luego justificó su proceder diciendo que Reinaldo de Chatillon era un hombre que había sobrepasado todos los límites posibles.

Tras Hattin, Saladino encontró muy fácil ocupar el norte de Jerusalén: Galilea y Samaria cayeron debido a la ausencia de tropas y líderes; del mismo modo que Trípoli. Posteriormente, Saladino marchó hacia el mar reduciendo Acre y luego Arsuf. Nazaret, Séforis, Cesarea y Haifa fueron pan comido. Con la llegada de la flota de Egipto, la flota cruzada fue eliminada. Saladino se dirigió hacia el mar y tomó ciudades costeras: Sidón, Beirut, Biblos, Torón y las tierras fronterizas entre el Condado de Trípoli y el Reino de Jerusalén. Solo Tiro resistió ya que era fácil defenderla; Saladino dejó asediándola. Ascalón fue el nuevo objetivo, vital para la defensa de Egipto. Saladino negoció la liberación de Gerard de Ridefort a cambio de unas fortalezas templarias. Guido de Lusignan fue canjeado por Ascalón. Posteriormente esta ciudad se negó a rendirse pero pronto fue conquistada al igual que Ramla e Ibelín.

Durante el asedio de Jerusalén ningún cristiano quiso ceder la ciudad; Saladino, entonces, decidió tomarla por la fuerza. En octubre de 1187, Balián de Ibelin quiso negociar con Saladino la rendición, pero éste no aceptó ya que habían rechazado su oferta inicial. Balián de Ibelin amenazó con destruir la ciudad antes que entregarla. Saladino conversó con sus emires y luego aceptó la rendición y prometió respetar la vida de todos sus habitantes.

Aún quedaban pendientes ciertas plazas que se resistían como Tiro, que ahora contaba con el apoyo de una flota italiana. Mejor suerte tuvo con la captura de Tartus, Giblé y Lattaquieh. También tomó Sahyoun, fortaleza hospitalaria, y avanzó Sarminiyah alcanzando así las fronteras del Principado de Antioquía capturando Barzouyeh y asediando la capital. Kerak, Safed, Belvoir, Kabouab y Chaubac, situadas en Transjordania, cayeron tras una enconada resistencia de las órdenes militares que las defendían hacia 1189 igual que Beaufort.

Con la caída de Jerusalén se organizó la Tercera Cruzada, la cual pudo recuperar San Juan de Acre, plaza que Saladino intentó socorrer sin éxito. Sin embargo, pronto la suerte estuvo de su lado: los líderes cristianos tuvieron diferencias a la hora de repartirse el botín. Saladino intentó, infructuosamente, rescatar a los prisioneros musulmanes que fueron ejecutados por orden de Ricardo Corazón de León, el monarca inglés, cansado de esperar el rescate.

Ricardo Corazón de León consiguió más victorias en Tierra Santa. Pretendió casar a su hermana con el hermano de Saladino. Ellos, como dote, recibirían Jerusalén y la misión de proteger a los peregrinos, pero el plan se vio truncado cuando la princesa inglesa rechazó casarse con un musulmán. El monarca inglés pactó tres años de tregua con Saladino antes de retirarse. Una franja costera entre Tiro y Jaffa quedaba en manos cristianas, pero no Jerusalén.

Saladino murió en 1193. Su cuerpo fue enterrado en el exterior de la mezquita omeya de Damasco. A Saladino le sucedió su hijo, Al-Afdal, en el trono de Siria. Fue el inicio de la dinastía ayyubí. En Europa los cruzados que retornaron a casa trajeron numerosas leyendas y anécdotas en la que Saladino figura como un sujeto emblemático en cuanto a cortesía, sabiduría y caballerosidad.

sábado, 12 de enero de 2013

Sha Rukh


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Sha Rukh (persas), uno de los participantes de Bizancio, la quinta partida que se relató en Planeta Age.


Sha Rukh (según Age of Empires) o Shahrukh Mirza (de acuerdo con la historia) fue un gobernante timúrida de la porción oriental del imperio establecido por su padre, Tamerlán, quien fundó la dinastía timúrida. Dominó la mayor parte de Persia y Transoxiana entre 1405 y 1447. Sha Rukh fue el cuarto y más joven hijo de Tamerlán concebido con una de sus concubinas de origen tayiko. Nació el 20 de agosto de 1377.

A los quince años fue enviado por su padre a gobernar una fortaleza al norte del río Sir Daria. En el 1397 va ser nominado gobernador de Khorazan, Sistán y Mazandarán. Tras la muerte de Tamerlán (en 1405) el imperio que éste había forjado se desmoronó y sucumbió a la lucha por el poder entre diversos señores de la guerra locales y otras tribus.

A la muerte de su padre, Sha Rukh era quien tenía mejor posición y va a reconocer al sucesor de Tamerlán: Pir Muhammad, hijo del difunto Jahangir (muerto en el 1376) gobernante del Afganistán oriental, pero que va a ser muerto en el año 1407. Ese mismo año, un primo hermano de Pir Muhammad, Khalil Sultán, hijo de Mirza Shah, que gobernaba Samarcanda, va a ser depuesto por los emires. Los seis hijos de Umar Shaykh (Pir Muhammad ibn Umar Shaykh, Rustem, Iskandar, Mirza Husayn, Baykara y Amirak Ahmad) gobernaban el área occidental de Persia y van a reconocer a Sha Rukh como señor de sus propios  dominios en la zona oriental.

En el 1408 Sha Rukh inició una campaña contra el gobernador rebelde de Sistán y el año siguiente ingresa a Samarcanda, donde establece a su hijo Ulugh Beg como gobernante. La devastación de las ciudades persas lo condujo a establecer la capital de su imperio en Herat (en el moderno Afganistán) en lugar de Samarcanda (en el actual Uzbekistán). De esa manera, Herat se convirtió en la residencia de sus sucesores y la corte de Sha Rukh fue un centro importante para las artes y ciencias. A diferencia de su padre, Tamerlán, él mantuvo la titularidad de los khanes ilkhanidas, pero suprimió a los khanes genghiskhanidas.

Entre los años 1410 y 1411, Sha Rukh va a recibir embajadores uzbecos quienes le ofrecieron su respeto y sumisión. En la primavera de 1413 incorporó Corasmia, tierra en la que los derechos de la Horda de Oro eran objeto de discusión. El mismo año Iskander organiza una revuelta en Fars y Jibal. Luego tomó el título de sultán pero es derrotado por Sha Rukh en Isfahán. Sus hermanos, que apoyaban su lucha, continuarían en guerra hasta 1415, el año en que Sha Rukh realiza una ofensiva y, tras conquistar Fars, coloca en dicha ciudad a su hijo Ibrahim como gobernador.

En 1416 derrocó y mató al gobernador rebelde de Andiján, Amirak Ahmad. Ese mismo año y el siguiente, Sha Rukh lleva a cabo campañas militares en Kandahar (actual Afganistán), donde otro hijo de Umar Shaykh se había sublevado, aunque luego fue sometido. Hacia el 1418 los hijos vivos de Umar Shaykh habían perdido muchas de las provincias que dominaban. Al Kirman organiza una nueva campaña hacia 1417. El sultán Uways ibn Amir Idiku Barlas, que había sucedido a su padre, se erigió como gobernante independiente. Como respuesta Sha Rukh lo atacó con 15 000 hombres de infantería y caballería de todas las regiones bajo su poder a excepción de Transoxiana, además de los contingentes regulares que cada una de sus provincia le aportaba.

Kara Yusuf, un líder de los kara koyunlu, una tribu turca, conquistó Azerbaiyán en 1408 y, en el acto, mató a Mirza Sha, hermano de Sha Rukh, incorporando Soltaniyeh, Qazvín y Hamadán (ubicadas en el actual Irán) aunque después retornaron a manos de Sha Rukh (hacia el año 1414) pero, una vez más y en 1419, volverían a ser tomadas por Kara Yusuf, incluyendo Tarom y Saveh (ciudades del actual Irán). El 21de agosto Sha Rukh inicia una campaña contra Kara Yusuf. Sin embargo, éste murió antes de la llegada del soberano timúrida y ninguno de sus hijos estaba en condiciones de asumir el mando. Las fuerzas de los kara koyunlu se dispersaron, un sobrino suyo se quedó con el botín y el cuerpo de Kara Yusuf fue abandonado sin recibir sepultura aunque poco después es enterrado. Sha Rukh va ingresar a la ciudad de Tabriz en la tercera semana de noviembre de 1420.

Después de los anteriores hechos, Sha Rukh pasó el invierno en Karabaj, lugar en el que va recibir las diversas embajadas de los gobernantes vecinos, entre ellos las enviadas desde China, un imperio con el cual restableció relaciones diplomáticas más amigables. Luego abandonó la mencionada ciudad y marchó hacia las montañas de Armenia; allí quedaban remanentes de los kara koyunlu. Sha Rukh continuó recibiendo embajadas de diversos gobernantes enviados para expresarle su sumisión y lealtad, entre los cuales figuraban Ali ibn Kara Uthman y algunos de los ak koyunlu, un pueblo de origen turco.

En julio de 1421, dos hijos de Kara Yusuf, Ispand e Iskander, tras unos ofrecimientos de paz que fueron rechazados, se enfrentaron a Sha Rukh en una terrible batalla en lo que se conoce como Kuruk Kurkak. Luego de tres días de lucha, los kara koyunlu fueron derrotados. Sha Rukh consigue ingresar a la ciudad a mediados de agosto y retorna a Khorasan arribando en octubre de 1421. Iskandar ibn Kara Yusuf permaneció en las fronteras de Azerbaiyán. Por su parte, Sha Rukh otorga una reconocimiento nominal de tal soberanía, pero a cambio retornan a su poder las ciudades de Qazvín, Soltaniyeh y otras más. Un año más tarde reconoce a Ali ibn Kara Yusuf como gobernante de Soltaniyeh, ciudad en la que dejó una guarnición militar.

Sha Rukh pasaría el tiempo, por lo general, en su corte ubicada en Herat como también dedicado a la cacería en Sarakhs. Su hijo Ulugh Beg realizaría campañas militares contra el Mongolistán y los jócidas. Su segundo hijo, Ibrahim, se ocuparía de Juzistán (en el actual Irán). En los años 1426 y 1427 Ulugh Beg sería derrotado por los uzbekos en el norte y un hermano suyo de menor edad moriría con lo cual aquél renuncia a realizar más campañas en persona. El 22 de enero de 1427 Sha Rukh sufrió un intento de asesinato por parte de un fanático religioso que fracasa.

Ya en el año 1429 Izkandar ibn Kara Yusuf se apodera de Soltaniyeh, Zanyán, Qazvín y Abhar, ciudades que formaban parte del dominio de Sha Rukh y motiva a éste a organizar una nueva campaña militar contra Azerbaiyán. El 10 de abril de 1429 Sha Rukh deja su corte en Herat, junto a su hijo Ulugh Beg, Meses más tarde, precisamente en setiembre, enfrenta a Izkandar en Salmas. El primer día de la batalla, éste queda en una posición ventajosa, pero al siguiente día la situación se revierte. De esta manera, dada la derrota, Izkandar fugó hacia el Asia Menor siendo perseguido hasta Erzerum por Kutb al-Din Muhammad Juqi, hijo de Sha Rukh. Como consecuencia del enfrentamiento bélico, Sha Rukh entrega el gobierno de Azerbaiyán a Abu Said, otro hijo de Kara Yusuf, el cual acepta ser leal a los timúridas. Sin embargo, en 1431 Izkandar regresó a sus anteriores dominios y asesina a su hermano Abu Said por considerarlo un traidor.

El uzbeko Abu’l-Jayr empezó la ocupación de Corasmia entre 1430 y 1431. Sha Rukh se ve en la necesidad de enviar un ejército a Mazadarán para proteger la frontera entre 1434 y 1435. Izkandar ibn Kara Yusuf, en 1434, ataca a Khalil Allah Shirvansha de Shirvan, quien demandó el socorro de Sha Rukh. Éste preparó una tercera expedición militar y salió de Herat el 5 de noviembre de 1434, pasando el invierno en Rayy desde donde pasa a Tabriz, que la logra ocupar sin resistencia alguna en 1435. Izkandar y sus emires habían fugado y Qutb al-Din Muhammad Juqi, hijo de Sha Rukh, es enviado a buscarlo aunque sin obtener resultados. Otro hermano de Izkandar, Jahan Shah ibn Kara Yusuf, abandonó su lealtad y se somete a Sha Rukh, junto a otro hermano suyo. Jahan Shah va ser nombrado gobernador en Tabriz y va celebrar la jutba (sermón islámico) en nombre de Sha Rukh y en el nombre del mismo también ordena la acuñación de monedas. Amir Khwaja Yusuf, gobernador de Soltaniyeh, Abhar, Qazvín y Zayán, fue atacado y capturado poco después por Izkandar. Mientras tanto los mongoles empiezan una ofensiva y se apoderan de Kasgar. Por otra parte, los uzbekos de Abu’l-Jayr asolaban Transoxiana.

En los últimos años de su vida, Sha Rukh fue muy afectado por la muerte de algunos de sus hijos. Suyurghatmish (1427), Ghiytah al-Din Baysunkur (1433), Ibrahim Sultán (1435) y Muhammad Juqi (1445). Su emir principal, Alika Kukeltash, murió el 1440 dejando sólo a otro emir principal, Jalal al-Din Firuzsha, quien dirigiría el ejército. El año de 1445 Sha Rukh sufrió una enfermedad y también estallaron disturbios en Khorasan. La reina Goharshad conspiraba para colocar en el trono a su nieto Abd Allah Ala al-Dawla ibn Baysunkur. El hermano de éste, Muhammad ibn Baysunkur ocasionó una revuelta para deponer a Sha Rukh; aunque, se decía, la revuelta era instigada por Sultán Muhammad ibn Mirza Shah. Una vez más Sha Rukh emprende una campaña militar pero va morir durante la misma, el 13 de marzo de 1447, abriendo un gran conflicto de sucesión dejando a Persia occidental en manos de los turcos del pueblo kara koyunlu. Ulugh Beg fue el sucesor inicial, quien previamente había sido virrey de su padre en Transoxiana. Sin embargo, después de un periodo de luchas y complicaciones, Abu Said ibn Muhammad ibn Mirza ibn Timur se hace con el poder. Él era biznieto de Tamerlán, nieto de Miran Shah y sobrino de Ulugh Beg.

Durante su vida Sha Rukh encargó la producción de un significativo número de trabajos históricos y geográficos a Hafiz-i Abru. La historia del reinado de Sha Rukh fue incorporada, por este autor, en su compendio de historia universal.

Los variados orígenes étnicos de la dinastía timúrida dieron un toque distintivo a su herencia cultural, la cual fue resultado de una combinación de la civilización y arte persa, con préstamos de la cultura china, y una literatura escrita en lengua persa como también en chagatay y árabe.

En la era de la Unión Soviética el antropólogo Mikhail Mikhaylovich Gerasimov hizo una reconstrucción de las cabezas de Tamerlán, Sha Rukh y Ulugh Beg (abuelo, padre e hijo). Los resultados de sus investigaciones dieron con que Tamerlán era muy próximo al tipo mongoloide; mientras que Sha Rukh, hijo de aquél con una concubina tayika, tenía características europoides o caucásicas. Esto hacía de Sha Rukh un sujeto hibrido, entre europeo y mongólico, a pesar de que no tenía rasgos mongoles.

viernes, 11 de enero de 2013

Kai Kobad


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Kai Kobad (turcos), uno de los participantes de Bizancio, la quinta partida que se relató en Planeta Age.


Kai Kobad (según Age of Empires) o Aleaddin Kayqubad I (de acuerdo con la historia) fue un sultán selyúcida de Rum que reinó entre los años de 1220 y 1237. Durante su gobierno expandió las fronteras de sus dominios a expensas de los reinos vecinos, en especial del emirato de mengucek y los ayyubíes. Consiguió, además, establecer presencia selyúcida en la costa mediterránea cuando adquirió poder sobre el puerto de Kalos Oros, que posteriormente pasaría a llamarse Alanya en su honor, la cual devendría en su residencia de invierno y sede de su tesoro. Otro de sus logros fue tener, bajo control turco, aunque por poco tiempo, el sur de Crimea a raíz de una incursión en el puerto de Sudak, ubicado en el Mar Negro.

El reinado de Kai Kobad significa el apogeo del poder selyúcida en Anatolia; además, él mismo es considerado el príncipe más ilustre de su dinastía. Tras la invasión mongola (mediados del siglo XIII) los habitantes de Anatolia veían al gobierno del mencionado sultán como una época de oro al mismo tiempo que los gobernantes de los beylicatos anatolios trataban de justificar su poder creando árboles genealógicos que los enlazaban con Kai Kobad.

Kai Kobad fue el segundo hijo del sultán Kaikosru I y nació en 1188. Cuando éste murió en la batalla de Alasehir (1211) él y su hermano Kaikaus lucharon por el trono. Inicialmente tuvo el apoyo de los vecinos del sultanato: León I, rey armenio de Cilicia, y Tughrilsha, su tío y gobernante independiente de Erzurum. Por otra parte, la mayoría de emires y la poderosa aristocracia terrateniente del reino apoyaron a Kaikaus, quien dominaba Tokat, Kayseri y Konya. Kai Kobad, quien dominaba Malatya, se vio en la necesidad de buscar apoyo en las tribus turcomanas de Kastamonu y logró conquistar Kayseri y más tarde Konya. Sin embargo, pronto fue capturado por su hermano y encerrado en un castillo del oeste de la península. Kai Kobad recobraría la libertad tras la muerte de su hermano en el 1219 o 1220. Rescatado de la prisión, accedió al poder.

Tras este periodo, Kai Kobad redujo al vasallaje al reino armenio de Cilicia y luego procedió a asentar tribus turcomanas a lo largo de la frontera natural de los Montes Tauros, una región que luego se llamaría Icel y formaría el emirato de Karamán. Durante los años de 1227 y 1228 Kai Kobad avanzó sobre el este de Anatolia. El sultán derrotó a los ortóquidas con el apoyo de al-Ashraf de al-Jazira (Mesopotamia). Con esto consigue controlar los territorios a la derecha del río Éufrates.

Después Kai Kobad incorporó el emirato mengucek a su reino habiendo capturado Erzindjan. Tras esto se adelantó a los refuerzos enviados por el emir Dawudshah ocupando la ciudad y cediéndola a su hijo Kaikosru para que la gobierne. Era el año 1228.

Durante su campaña tomó las fortalezas de Hisn Mansur, Kahta y Cemisgezek. Se dio tiempo, además, para sofocar una revuelta instigada por el Imperio de Trebizonda, lo cual motivó una campaña que, aunque no logró tomar la capital, obligo a la dinastía Comneno a renovar las condiciones de su vasallaje.

Kai Kobad estaba a punto de conseguir una victoria sometiendo al principado saltúquida de Erzurum cuando se produce la invasión de las fuerzas de Jalal al-Din Mingburnu, procedentes de Corasmia y que huían de los conquistadores mongoles. Eso sucedió entre 1227 y 1228. Ellos asedian el castillo de Ahlat, en agosto de 1229, y tras unos meses (ya en 1230) consiguen entrar en la ciudad. Ésta pertenecía a al-Ashraf, quien ahora era príncipe ayúbida de Damasco y se va unir a Kai Kobad para derrotar a Jalal al-Din Mingburnu en la batalla de Yassicemen (al oeste de Erzindjan, en agosto de 1230). Los derrotados van a escapar rumbo a Azerbaiyán. El emir de Erzurum, Djahanshah, que estaba aliado con Jalal al-Din Mingburnu fue después derrotado por el general Kamyar y el príncipe Kaikosru. Con la muerte de Jalal al-Din Mingburnu, en 1231, y sus soldados sin líder, Kai Kobad tomó a éstos para incorporarlos a sus fuerzas militares destacándolos en diversas fortalezas.

Luego Kai Kobad ocupó Ahlat, una ciudad que pertenecía a al-Ashraf, pero que éste no se había preocupado por recuperar su control. Dicha acción motivó la intervención del sultán al-Kamil, soberano supremo de los ayúbidas. En 1234 sale de Salamiyah rumbo a la zona de conflicto, pero no tuvo éxito debido al poco apoyo recibido de los otros príncipes ayúbidas y sus aliados. Entonces, al-Kamil retornó a sus cuarteles al cabo de un mes. De todos modos al-Ashraf fue atacado por los turcos selyúcidas. Las fuerzas de Kai Kobad fueron repelidas por al-Kamil ya que retornó a Siria para socorrer a su hermano.

Tras estos hechos, y durante los años de 1236 y 1237, apareció la amenaza mongola apoyada por los georgianos alcanzando las localidades de Sivas y Malatya, pero pronto se retiran. Kai Kobad ordena el castigo de los georgianos por haber apoyado a los mongoles y luego toma una serie de fortalezas en Georgia. Al final, la reina Rusudan de Georgia va a demandar la paz y dar a su hija Tamara en matrimonio al hijo de Kai Kobad, Kaikosru. Considerando la creciente amenaza mongola en las fronteras de sus reinos, Kai Kobad hizo reforzar las defensas y castillos de sus provincias orientales.

Kai Kobad murió siendo aún joven, en el año 1237. Fue el último de su dinastía que murió siendo un gobernante autónomo. Tuvo tres hijos: Izz al-Din y Rukn al-Din, hijos de su esposa ayubí; además de Kaikosru II, el mayor de todos. El sultán obligaba jurar lealtad a Izz al-Din; pero los emires preferían a Kaikosru, quien era más poderoso. Como no había un sucesor, la guerra civil estalló entre varias facciones. Con el tiempo Kaikosru prevalecería sobre todos y sería conocido y coronado, posteriormente, como Kaikosru II.

El legado arquitectónico que dejo Kai Kobad es importantísimo; puesto que durante su gobierno realizó una campaña a gran escala de edificaciones a lo largo de todo su reino. Al margen de la reconstrucción de ciudades y fortalezas, como también la construcción de palacios en Konya, Kubadabad y Keykubadiye, aportó a su pueblo la construcción de mezquitas, madrazas, caravasares, puentes y hospitales. Muchos de estos se conservan aún hoy. También es recordado por la cultura que permitió florecer en su corte.

jueves, 10 de enero de 2013

Califa Yazid


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Califa Yazid (sarracenos), uno de los participantes de Bizancio, la quinta partida que se relató en Planeta Age.


Califa Yazid (según Age of Empires) o Yazid I (de acuerdo con la historia) fue el segundo califa omeya. Asumió el control de la dinastía tras la muerte de su padre, Muawiyah I, en 680. Su nombre completo fue Yazid ibn Muawiyah ibn Abi Sufyan. Nació el 20 de julio de 647 y la vida le permitió ejercer su rango durante los últimos tres años de su vida hasta morir en 683. Se casó con una hija de Mahoma y su esposa Aisha bint Abi Bakr.

Califa Yazid preguntó a los gobernadores de todas las provincias si serían capaces de hacerle un juramento de lealtad. El necesario juramento fue aceptado por casi todos, pero Husayn ibn Ali (nieto de Mahoma) y Abdullah ibn Zubayr (nieto de Abu Bakr) rechazaron declararle lealtad. Califa Yazid envió a Marwan bin al-Hakam, líder de su ejército, para ayudarlo en esta tarea. Una fuente temprana, registrada por el historiador musulmán Al-Tabari, señala que la única preocupación de Califa Yazid, cuando asumió el poder, era recibir el juramento de lealtad de quienes habían rechazado el acuerdo de su padre de aceptarlo como sucesor. Tiempo atrás, Muawiyah había convocado a los líderes para tal propósito. No obstante, en un principio, Muawiyah había prometido el califato a Husayn ibn Ali.

El interés de Califa Yazid era llevar esa actitud de rechazo hacia un final. Envió un mensaje para su hombre de confianza, Waleed bin Utbah bin Abu Sufyan, gobernador de Medina, que decía: “Captura a Husayn, Abdullah ibn Umar y Abdullah ibn Zubayr para que den el juramento de lealtad. Actúa con fiereza para que ellos no tengan chance de hacer algo sino dar el juramento de lealtad. La paz sea contigo.”

Husayn bin Ali respondió a la convocatoria; pero no lo hizo así Abdullah ibn Zubayr. Cuando aquél se reunió con Waleed y Marwan, fue informado de la muerte de Muawiyah y la ascensión de Califa Yazid. En el momento de ser requerido para expresar su lealtad al nuevo califa, Husayn respondió que dar su juramento en privado sería insuficiente, porque tal cosa tenía que ser pública. Waleed estaba de acuerdo en ese punto, pero Marwan sostenía que Husayn no debería ser suelto hasta que realice el juramento. En este punto Marwan fue sonoramente reprendido por Husayn, quien logró escapar ileso y mantener un grupo de partidarios armados que atacarían si fuera necesario.

Tras el escape de Husayn, Marwan discutió con Waleed argumentando que derramar la sangre de Husayn significaría ser mal visto por Allah en el día de la resurrección. Por su lado, Abdullah ibn Zubayr dejó Medina rumbo a La Meca esa misma noche. Ya por la mañana Waleed envió ochenta jinetes en su búsqueda pero sin acertar a encontrarlo. Husayn también fugó hacia La Meca, poco después, sin haber dado el juramento de lealtad a Califa Yazid.

Husayn ibn Ali y otros importantes musulmanes no sólo desaprobaron el nombramiento de Califa Yazid, sino que lo declararon en contra del espíritu del Islam. Y no sólo eso. El nuevo bando opositor había decidido iniciar una campaña, entre la opinión pública de La Meca, para desprestigiar la nominación del nuevo califa. A pesar del significativo trabajo que desplegaron, Muawiyah murió y Califa Yazid tomó las riendas del gobierno.

Kufa era una importante fortaleza ubicado en el actual Irak. Allí era la capital del califato de Ali y ciudad en la que radicaban sus más fieles seguidores. Husayn ibn Ali recibió misivas procedentes de Kufa en las que Ali le ofrecía su apoyo a cambio de ser reconocido como califa en lugar de Califa Yazid. En el viaje a Kufa recibieron un reporte de que el primo de Husayn ibn Ali había muerto a manos de los hombres de Califa Yazid; además, el pueblo de Kufa había cambiado su lealtad hacia Califa Yazid: ahora los habitantes estaban en contra de Husayn y sus aliados.

Ubayd-Allah ibn Ziyad, gobernador de Basrah, ejecutó a uno de los mensajeros de Husayn y advirtió a los ciudadanos de que no se alzaran en armas. Luego envió un mensaje a Husayn con instrucciones de Califa Yazid el cual decía: “Tú no puedes ir a Kufa ni retornar a La Meca, pero puedes ir a cualquier sitio que quieras.” A pesar de la advertencia, Husayn continuó camino a Kufa, pero durante el trayecto él y muchos miembros de su familia fueron muertos o capturados en la batalla de Karbala. Con la muerte de Husayn ibn Ali, aún quedaron algunos de sus partidarios en La Meca y Medina. Su familia, o lo que restaba de ella, retornó a Medina.

Abdullah ibn Zubayr continuó rechazando dar su juramento de lealtad a Califa Yazid. Él consideraba que se trataba de una usurpación de poder porque no fue elegido de la manera apropiada para ser califa, pues había evitado ser elegido por la shura, una suerte de votación en el mundo islámico. Posteriormente, inició una insurgencia en Heraz y el Tihamah. Califa Yazid envió un ejército contra él en 683 intentado tomar Heraz para concluir la rebelión de Abdullah y tomó Medina tras la sangrienta batalla de Harrah, seguido por la invasión de la región del Tihamah y el asedio de La Meca. Desafortunadamente, murió ese mismo año dando fin a la campaña y dejó a los omeyas al borde de la guerra civil.

Califa Yazid murió a raíz de perder el control de su caballo y nunca se confirmó haberse encontrado sus restos. Murió a la edad de 36 años, luego de regir durante tres años. Dejó el califato en manos de su hijo Muawiyah II, quien decidió no seguir las políticas de su padre porque llevarían a los islámicos a una sangrienta guerra civil; por eso gobernó poco tiempo. Volviendo al Califa Yazid, él  fue enterrado en Damasco. A pesar de que se cree que su tumba no existe, algunos creen que ésta fue colocada en una pequeña calle cerca de la Mezquita Omeya sin que tenga señales que la distingan.

Algunos recuerdan a Califa Yazid como un jefe musulmán justo, noble y eficiente gobernante. Creen, también, que la nominación de su padre era apropiada. Sin embargo, durante su gobierno, los musulmanes sufrieron severas adversidades. En 682 Califa Yazid tuvo que restaurar a Uqba ibn Nafi como gobernador del norte de África. Éste ganó batallas contra los bereberes y los bizantinos. Por su parte, Califa Yazid también enfrentó a los bizantinos, cuando siguió a su padre en varias de las campañas contra Constantinopla. Similarmente a los demás líderes musulmanes que sucedieron a Mahoma, hay quienes creen que Califa Yazid formaba parte de la profecía de Mahoma: ésta decía que los islámicos se expandirían por el mundo a costas de la “Ciudad del César”, es decir, para ese tiempo, el Imperio Romano de Oriente.

Sin embargo, por parte de ciertos académicos islámicos, durante el periodo del Califato Abasida, consideraron a Califa Yazid como un tirano responsable de tres de las mayores atrocidades de la historia islámica: la masacre de Karbala y de la caravana de la familia hashimita de Husayn, el pillaje y saqueo de la ciudad de Medina (hecha por uno de sus generales) y que costó la muerte de 10 000 hombres, mujeres y niños y el asedio de La Meca en el cual Califa Yazid ordenó bombardear el santuario de La Kaaba dañando la venerada piedra que forma parte del complejo. Sus contemporáneos creyeron que la temprana muerte de Califa Yazid fue una respuesta divina a un proceder sacrílego.

miércoles, 9 de enero de 2013

Emperador Kavadh


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Emperador Kavadh (persas), uno de los participantes de Bizancio, la quinta partida que se relató en Planeta Age.


Emperador Kavadh (según Age of Empires) o Kavadh I (de acuerdo con la historia) fue un rey de los persas sasánida. Se mantuvo en el trono durante dos periodos: el primero fue entre 488 y 496; el segundo, entre 499 y 531. Era hijo de Peroz I, quien reinó durante los años 457 y 484.

Nació en Ctesifonte, una ciudad ubicada en el moderno Irak. Se data su nacimiento —haciendo aproximaciones— en el año 473. De su muerte tenemos mejor información: el 13 de setiembre de 531.
                                                                                             
Durante aquellos años la situación era turbulenta. El imperio sufría las invasiones de los hunos blancos (conocidos también como los hunos heftalitas) provenientes del este. Emperador Kavadh, cuando era príncipe, fue tomado como rehén por espacio de dos años, durante el gobierno de su padre, y se exigió un fuerte rescate. En el 484 Peroz I sufrió una calamitosa derrota y muerte junto a su ejército en la batalla de Herat. Balash, hermano suyo, accedió al trono pero no consiguió restaurar la autoridad y orden en el reino. Más tarde, Emperador Kavadh logró ser rescatado por Sukhra tras una batalla contra Khush-Newaz, líder de los hunos heftalitas.

Una vez conseguida su libertad, Emperador Kavadh retornó a su ciudad natal junto a su rescatador. Balash, tío suyo, había sido coronado emperador; sin embargo, se dice que quien detentaba el verdadero poder era Sukhra. Los nobles sasánidas fueron instigados por Gushnaspdad, un importante comandante militar, para eliminar a Emperador Kavadh, pero sólo consiguieron mantener a éste como prisionero, pero lograría escapar posteriormente.

Tras su huida, Emperador Kavadh busco apoyó en los hunos heftalitas. Su rey ofreció a su hija como esposa a fin de sellar una alianza entre hunos y persas y apoyarlo con un ejército para reconquistar Persia, éxito que consigue en el 488, tras una revuelta en la que contó con el apoyo de algunos nobles persas. Balash, monarca entre los años 484 y 488, fue depuesto y cegado. Gushnaspdad fue ejecutado y sustituido por Adergoudounbades en calidad de kanarang, es decir, comandante de las provincias fronterizas. Sukhra, que alguna vez rescatara a Emperador Kavadh, fue enviado a Ctesifonte y allí fue ejecutado.

Emperador Kavadh tomó partido por la secta creada y dirigida por Mazdak. Sus preceptos decían que los ricos debían dividir sus riquezas y sus mujeres entre los pobres. Si Emperador Kavadh daba su apoyo a esta doctrina lo hacía como una manera de acabar con el poder de una influyente nobleza y otros hombres poderosos. Debido a esto, Emperador Kavadh fue derrocado y encarcelado en la “Torre del Olvido” (ubicada en Susiana). Su hermano Jamasp (reinante en el periodo 496-498) ocupó el trono.

Una vez más, Emperador Kavadh logró escapar y recurrir a los hunos heftalitas para recibir su apoyo con el afán de retomar el poder. En el 498, acompañado de 30 000 guerreros, junto al apoyo de Zarmihr Karen, volvió al poder y castigó a sus oponentes. Ya en el trono, colocó a Bozorgmehr, otro de los hijos de Sukhra, como su ministro y Kawus, hijo suyo, fue nombrado gobernador de Padishkhwargar, un estado vasallo y luego convertido en una satrapía persa.

En materia de relaciones con otros imperios, Emperador Kavadh tuvo que conseguir subvenciones a Bizancio a fin de poder pagar tributos a los hunos heftalitas, con quienes estaba en deuda por haber apoyado su causa. Sin embargo, en esta oportunidad, el nuevo emperador Anastasio I renunció a seguir apoyándolo económicamente. Su estrategia consistía en que surja un enfrentamiento entre persas y hunos a fin de que ambos rivales se debiliten con la guerra y, de esa manera, sacar provecho. De paso, Anastasio intervino en la parte persa de Armenia.

Emperador Kavadh dirigió la guerra contra Bizancio. En el año 502 tomó Teodosiopolis (actual Erzurum) en Armenia. En el 503 la localidad de Amida (Diarbekr), en el Tigris, resistió el asedio a pesar de no tener tropas y después de tres meses logró que los persas se marcharan. Luego de esto Emperador Kavadh intentó conquistar Edesa pero no tuvo éxito.

En el 505 surgió una invasión de los hunos occidentales del Cáucaso sobre Armenia, que condujo a un armisticio. Los bizantinos tuvieron que pagar subvenciones a los persas por las fortificaciones del Cáucaso. Armida retornó a poder bizantino a cambio de un fuerte tributo, pues en una nueva oportunidad sí cayó bajo poder persa.

Con Justiniano como emperador de Bizancio, el conflicto se reanudó cuando Guaram I, rey de la Iberia Caucásica, derrotó a los romanos entre el 524 y 525. Luego bizantinos y persas volvieron a pelear en Transcaucasia, una región ubicada en el norte de Mesopotamia, durante los años de 526 y 527. Mondhir de Hira, un vasallo persa de origen árabe, convirtió Mesopotamia en una tierra de nadie tras masacras monjes y monjas.

En el año 530, Emperador Kavadh envió a sus generales Perozes y Baresmanas al mando de 50 000 hombres a capturar Dara, pero fueron derrotados por las fuerzas del general bizantino Belisario. Un año más tarde, éste fue derrotado en la batalla de Calinico a manos del general persa Azarethes. No obstante la victoria, los persas sufrieron un gran número de bajas lo que motivó a Emperador Kavadh a retirar a este general de su puesto.

Emperador Kavadh organizó una nueva expedición militar contra los bizantinos formando un gran ejército, que asedió la ciudad de Martyropolis (actual Silvan, Turquía) pero con la llegada del invierno, los refuerzos bizantinos de Amida y la muerte de Emperador Kavadh, los persas retornaron a casa.

El mando del Imperio Sasanida  recaería en manos de Cosroes I, hijo de Emperador Kavadh, que se había ganado su preferencia. Previamente había convencido a su padre de que abandonase su apoyo a los mazdakitas. La doctrina se había esparcido por todo el imperio causando una gran inestabilidad política y social. Los mazdakitas fueron censurados; su líder, ejecutado.

En síntesis, Emperador Kavadh fue un gobernante enérgico y con un toque de clarividencia. A pesar de que no pudo escapar a la influencia de los hunos heftalitas, pudo estabilizar el reino persa y llevar a cabo la guerra contra Bizancio obteniendo éxitos. Se le recuerda por fundar varias ciudades que llevaron su nombre y por crear nuevos patrones para los impuestos de sus súbditos.

martes, 8 de enero de 2013

General Manuel Comneno


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de General Manuel Comneno (bizantinos), uno de los participantes de Bizancio, la quinta partida que se relató en Planeta Age.


General Manuel Comneno (según Age of Empires) o Manuel I Comneno (de acuerdo con la historia), llamado también “Megas” (el grande), fue un emperador bizantino. Nació el 28 de noviembre y reinó entre 1143 y 1180. Sus padres fueron Juan II Comneno y Piroska de Hungría, conocida como Irene y por ser la hija del rey San Ladislao I de Hungría.

Manuel fue un gran militar. También destacó como un hábil político y estadista del Imperio Bizantino. Gracias a su pasión por el mundo occidental, se le conoció como el único caballero-emperador según los preceptos de su tiempo. Celebró torneos y justas caballerescas en las cuales él mismo participaba. Esta costumbre al parecer fue heredada de parte de su madre, quien recibía a nobles y caballeros húngaros en la corte bizantina.

Fue el cuarto hijo de la descendencia de su padre. Sus dos primeros hermanos murieron prematuramente. Por ese motivo tenía pocas posibilidades de alcanzar el trono imperial. Sin embargo, tras la muerte de su padre (en el campo de batalla) y destacarse en las campañas bizantinas contra los turcos selyúcidas, fue declarado emperador por el ejército en detrimento de Isaac, su hermano mayor. Antes de acceder al trono, Manuel se garantizó la lealtad de la ciudad y de los jerarcas de la Iglesia Ortodoxa gracias a la intervención de su secretario personal, Juan Axouch, en la capital del imperio mientras Manuel Comneno celebraba el funeral de su padre. Fue coronado en agosto de 1143 por el nuevo patriarca de la Iglesia Ortodoxa, Miguel II Kourkouas. Una vez hecho esto, Isaac, legítimo heredero al trono, fue liberado. El nuevo emperador se encargo de distribuir dinero a cada poblador de Constantinopla y a la Iglesia Ortodoxa.

Para Manuel Comneno la primera intervención en asuntos extranjeros llegaría en 1144. Atabeg Zangi absorbió el Condado de Edesa y amenazaba al Principado de Antioquía. Dada la situación, Raimundo de Antioquía tuvo que solicitar ayuda a Bizancio ya que una intervención de Occidente no sería inmediata. De esa manera Manuel Comneno se decidió por proteger a dicho principado al mismo tiempo que obtenía un vasallo.

En el año de 1146, Manuel Comneno inició una expedición con objetivo de castigar al Sultanato de Rum, liderado por Masud, que constantemente atacaba las fronteras del imperio en Anatolia y Cilicia. Las fuerzas bizantinas llegaron hasta Iconia pero no pudieron traspasar las murallas de la ciudad y se limitaron a destruir el área en torno a la ciudad. Manuel Comneno destruyó la ciudad de Filomenio y se llevó a la población cristiana. Evaluando su proceder, se interpreta que sus acciones estaban dirigidas hacia los cruzados occidentales porque quería ser visto como uno más que abrazaba sus ideales.

A pesar de que podía seguir tras más éxitos en Oriente, Manuel Comneno tuvo que volver la vista a Bizancio. En 1147 dio permiso al paso de la Segunda Cruzada, lideradas por Conrado III y Luís VII de Francia. Ya en el pasado los cruzados habían dejado una mala imagen ante los bizantinos puesto que cometían actos de vandalismo a su paso. En esta nueva cruzada el ejército de Bizancio debió escoltar y vigilar a los cruzados durante su paso por el imperio de Manuel Comneno, además de reforzarse las murallas y exigir a los líderes cruzados garantías en caso de problemas mayores. No obstante las nuevas condiciones, hubo incidentes entre cruzados y griegos que estuvieron cerca de provocar una guerra abierta entre ellos.

Tras el fracaso de la Segunda Cruzada, Manuel Comneno retomó su atención a Antioquía. Reinaldo de Chatillon, nuevo líder del principado, había invadido la provincia bizantina de Chipre en represalia a un supuesto incumplimiento de tributos. En dicha campaña militar, capturó al gobernador de la isla, Juan Comneno, sobrino del emperador. También despojó a sus habitantes de sus riquezas y cometió la atrocidad de mutilar a los supervivientes y se retiró luego de obligarlos a comprar sus rebaños a elevadísimos precios con lo poco que a los chipriotas les quedaba. Incluso se cuenta que el botín acumulado permitió al Principado de Antioquía ostentar poder económico por años. Finalmente, Reinaldo de Chatillon, en una muestra de desprecio hacia el emperador, le envió a la corte algunos chipriotas mutilados.

El emperador respondió a semejante ultraje de manera enérgica: reunió un impresionante ejército. En el invierno de 1158 y 1159 marchó hacia Cilicia realizando el trayecto a una velocidad inusitada que sorprendió Teodoro II de Armenia, colaborador en el ataque a Chipre. Todas las ciudades y villas se rindieron fácilmente ante Manuel Comneno y su ejército. Se cuenta que Teodoro II de Armenia huyó hacia las montañas y que un anciano pastor le traía comida para que pudiera sobrevivir.

Por su parte, Reinaldo de Chatillon veía amenazado su poder sobre Antioquía. No podía solicitar la ayuda del rey de Jerusalén, Balduino III, porque éste no había autorizado el ataque a Chipre. Entonces, la única salida era someterse a vasallaje ante Manuel Comneno cosa que fue aceptada luego de que Reinaldo de Chatillon se humillara públicamente presentándose ante el emperador bizantino vistiendo un saco y una cuerda alrededor del cuello y tras ser ignorado largamente por Manuel Comneno, quien —en el momento— se reunía con sus cortesanos.

Aceptar a Reinaldo Chatillon como vasallo tenía un fin: aprovechar a Occidente para reforzar el poder de su imperio, además de colocar a Antioquía bajo su poder. Su ingreso a esta ciudad fue triunfal y propició la celebración con juegos y torneos para la población local. Luego partió hacia Edesa habiendo reunido previamente un ejército pero abandonó la campaña cuando Nur ad-din liberó a seis mil prisioneros cristianos capturados en varias batallas desde la Segunda Cruzada.

Posteriormente los asuntos de Occidente requirieron la intervención de Manuel Comneno. En 1148 respondió el ataque de Roger de Sicilia, cuya flota atacó la isla de Corfú y luego saqueó Tebas y Corinto. Estas acciones motivaron al emperador bizantino a prepararse contra los normandos. En 1149, Manuel Comneno, contando con 500 navíos, 1000 de transportes de soldados y alrededor de 30.000 hombres, recuperó la isla de Corfú.

El contraataque normando fue a manos de Jorge de Antioquía, que con una flota de 40 naves realizó actos de pillaje en los suburbios de Constantinopla. Por su parte, Manuel Comneno llegó a un acuerdo con Conrado III de Alemania para realizar una invasión al sur de Italia y Sicilia además de su posterior repartición.

Guillermo I de Sicilia, sucesor de Roger de Sicilia, intentó enfrentar a los bizantinos pero resultó severamente derrotado. Éste tuvo que hacer frente a numerosas rebeliones contra su gobierno en Sicilia y Apulia. Manuel Comneno las fomentaba a través de algunos nobles locales descontentos. Para ese momento, Conrado III ya había muerto y su sucesor, Federico Barbarroja, lanzó una campaña contra los normandos que fue abortada a medio camino.

Manuel Comneno consiguió asegurarse plazas importantes en el sur italiano, como Bari por ejemplo, y garantizó la paz por un periodo. Durante esos años, Manuel Comneno conversó con el Papa acerca de una posible restauración del antiguo Imperio Romano a costas de unir la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. Sin embargo, existían desacuerdos entre el Papa y el Emperador de Bizancio puesto que no decidían quien era el más adecuado para liderar el nuevo orden europeo que pretendían formar: o el Papa, quien dirige la Fe; o el emperador, quien tenía el poder político. La situación era complicada, ya que uno de los dos debía ceder. Para el Papa Adriano IV había mucho que ganar ya que evitaba tener como vecinos a los belicosos normandos. Sin embargo era aún más complicado para Manuel Comneno puesto que debía renunciar a la ortodoxia y el pueblo griego tenía un gran sentimiento anti-occidental.

Sin embargo, cuando todo marchaba bien en Italia, la suerte cambió. Sucedieron ciertas desavenencias entre el comandante Miguel Paleólogo y el Conde Roberto III de Loritello. A pesar que luego superaran las diferencias, la campaña ya había perdido el empuje inicial. El punto de quiebre fue la Batalla de Brindisi. Los sicilianos lanzaron un gran ataque por mar y tierra simultáneamente. Para beneficio de éstos, los mercenarios de Manuel Comneno rehusaron seguir combatiendo y demandaron una mejor paga; entonces, como no la consiguieron, desertaron. Los barones locales, antes leales, empezaron a retirar su apoyo a Manuel Comneno. Tras la batalla perdida, el emperador de Bizancio quiso reunir un nuevo ejército y contraatacar. Lamentablemente ya era tarde: Guillermo I de Sicilia ya había recuperado todas las conquistas bizantinas en la región de Apulia.

Tras la derrota en el sur italiano, el poder bizantino mermó considerablemente en dicha región. Tan solo quedaba la ciudad de Ancona. Los normandos habían sido dañados severamente y negociaron la paz con los bizantinos. La campaña de Italia resultó siendo improductiva para Manuel Comneno si se considera el gran gasto del tesoro imperial en dicha aventura militar.

Para debilitar el poder comercial de Venecia, Manuel Comneno firmó acuerdos con Génova y Pisa, rivales venecianos. Además, ya en 1158, para contrarrestar las aspiraciones de Federico Barbarroja sobre el norte de Italia, el emperador bizantino apoyó a las ciudades italianas de la Liga Lombarda con subsidios; incluso la reconstrucción de las murallas de la ciudad de Milán fue con ayuda bizantina. A pesar de esto, no obtuvo apoyo en retorno de estas ciudades en sus proyectos. Años más tarde, en 1171 y tras severos desacuerdos, expulsó a los mercaderes venecianos del imperio y confiscó sus propiedades. Venecia envió una flota de guerra pero no obtuvo los resultados esperados y retornó a casa. Las relaciones entre ambos estados no se restauraron durante la vida de Manuel Comneno.

En la frontera norte (Los Balcanes) Manuel Comneno realizó esfuerzos para preservar las conquistas hechas por Basilio II hace más de cien años atrás. En los años de guerra entre los bizantinos y normandos de Sicilia, los serbios invadieron el territorio del imperio. Manuel Comneno consiguió obligar a los serbios rebeldes a rendirle vasallaje (1150-1152).

Hungría no escapó a sus planes: lanzó constantemente ataques con el fin de anexar sus territorios. Manuel Comneno se sentía con derechos sobre territorio húngaro por ser hijo de Piroska de Hungría. De esta manera, sin necesidad de derrocar a Geza II de Hungría quiso que éste se le sometiera para expandir el área de influencia bizantina. En dos importantes campañas, desarrolladas en los años 1151-1153 y 1163-1168, Manuel Comneno penetró en el territorio de Hungría y obtuvo un cuantioso botín. En 1156, Manuel Comneno y Geza II de Hungría firmaron la paz. Un año después, el emperador bizantino sugeriría a Federico I Barbarroja unir esfuerzos para someter a los húngaros. El emperador germánico rechazaría dicho plan.

Géza II murió en 1162. Su hijo Esteban era el heredero del trono húngaro, con el nombre de Esteban III. Manuel Comneno envió embajadores para gestionar su coronación, al mismo tiempo que movilizaba su ejército para entrar en acción contra el Reino de Hungría. Los nobles húngaros se decantaron por Ladislao, hermano de Geza II, quien estaba en una posición más independiente, y fue coronado como Ladislao II en 1162. Sin embargo, en enero de 1163 fue muerto por envenenamiento.

Esteban IV, tío de Esteban III, sería el nuevo monarca húngaro. Rompió los vínculos con el papado y fue proclive a los intereses de Manuel Comneno. Esteban III lideraría una rebelión y derrotaría al rey el 19 de junio de 1163 permitiéndole huir a Bizancio. El emperador bizantino partió de Sofía jurando a Esteban IV que iba a resolver el asunto. Entonces buscó la solución ofreciendo la mano de su hija María a Béla, hermano menor de Esteban III y nombrándolo heredero del trono húngaro. Además, pidió los territorios de Croacia y Dalmacia y la presencia del joven Béla en Bizancio, quien sería educado en la fe ortodoxa y recibiría el nombre de Alexios.

Esteban III no entregaría los territorios exigidos lo cual motivaría al emperador bizantino, una vez más, a que movilizara sus ejércitos contra los húngaros. La expedición llegaría hasta Bács y Esteban III continuaba negándose a entregar los territorios, ahora protegido por tropas germánicas y checas. Los monarcas llegaron a un acuerdo en el cual Esteban III renunciaría a Croacia y Dalmacia además de Sirmia; Manuel Comneno, por su parte, renunciaba a dar apoyo a Esteban IV.

En 1165, los húngaros fieles a Esteban III atacaron a Esteban IV y lo envenenaron en Zimony. En junio del mismo año, Manuel Comneno lanzó un ataque contra los húngaros. Esteban III renunció una vez más a los territorios de Croacia y Dalmacia. El emperador bizantino los ocuparía gracias al apoyo de tropas venecianas. Ya para la primavera de 1165, Esteban III ocupó los territorios de Sirmia. Para expulsarlo, Manuel Comneno envió tres ejércitos: uno liderado por Béla, hacia la frontera del Danubio; los otros dos desde Galicia y Moldavia. Gracias a la intervención del suegro de Esteban III, Enrique Jasomirgott, duque austriaco, se firmó la paz. A finales de 1165 los ejércitos húngaros capturaron a Béla, el regente bizantino, y ocuparon una porción de Dalmacia.

En la Batalla de Zimony los bizantinos vencieron a los húngaros y recuperaron los territorios de Sirmia. Con la muerte sin herederos de Esteban III (1172) Manuel Comneno envía a Béla hacia Hungria. Allí es coronado como Béla III y mantendría una política orientada hacia Bizancio.

El afán intervencionista de Manuel Comneno también alcanzó a los principados rusos, con lo cual se formaron bandos. Iziaslav II de Kiev estaba relacionado con Geza II de Hungría y era hostil a Bizancio; el Príncipe Yuri Dolgoruki de Suzdal era aliado de Manuel Comneno y Vladimirko de Galicia es descrito como un vasallo bizantino. Galicia estaba situada al norte y noroeste de las fronteras húngaras; por ello, tenía una importancia estratégica en el conflicto húngaro-bizantino. Tras la muerte Iziaslav y Vladimirko, la situación cambió. Yuri de Suzdal, aliado de Manuel Comneno, tomó el control de Kiev y Yaroslav, el nuevo príncipe de Galicia, se acercó a los intereses húngaros.

Entre 1164 y 1165 Andronikos, primo de Manuel Comneno, escapó hacia la corte de Yaroslav en Galicia. La situación era peligrosa para Bizancio ya que podía ser apoyado por un principado ruso y Hungría. Entonces, el imperio realizó una agresiva tarea diplomática para repatriar a Andronikos, que incluyó el perdón de Manuel Comneno. Luego, una misión a Kiev, ahora regida por el Príncipe Rostislav, resultó favorable. Yaroslav fue persuadido para renunciar a sus tratos con los húngaros. Esta restauración de las relaciones con Galicia tuvo un efecto inmediato para Manuel Comneno. En 1166 le aportaron dos ejércitos como apoyo en sus guerras contra los húngaros.

Junto al Rey de Jerusalén, Amalarico I, Manuel Comneno envió una expedición contra Egipto. Previamente ambos monarcas habían acordado la repartición del país del Nilo: los bizantinos tendrían la costa; los cruzados el interior del país. Esta acción militar suponía una gran demostración de poder por su parte, puesto que se trataba de un gran ejército y una gran flota; no obstante que representara un gran gasto para los bizantinos.

La campaña suponía algo loco, ya que el teatro de operaciones estaba muy distante del centro militar bizantino. Viéndolo desde otra perspectiva, suponía que los reinos cruzados latinos intervinieran a favor de los intereses de Manuel Comneno, ya que evitaría una alianza de los islámicos que hubiera sido fatal para los reinos cruzados, al mismo tiempo que mantener a éstos con vida suponía alejar a los enemigos de Bizancio. Por otra parte, las ingentes riquezas de Egipto aseguraban réditos a la inversión realizada en la campaña militar incluso si eran compartidos con los cruzados.

La invasión a Egipto contaba con el apoyo de la población cristiana copta, que vivía más de medio milenio bajo el poder musulmán. Lamentablemente, hubo una falta de cooperación y coordinación entre bizantinos y cruzados en las escasas operaciones militares que realizaron. Aquéllos llevaron provisiones para tres meses y cuando los cruzados llegaron éstas ya se estaban acabando. Manuel Comneno había invertido muchos recursos en esta campaña sin lograr éxito alguno y que —de mucho mejor modo— hubieran sido empleados contra los turcos selyúcidas en Anatolia quienes representaban una mayor y más cercana amenaza.

La última de sus campañas militares fue contra los turcos selyúcidas. Su pretensión era alcanzar Iconia. Justo en la entrada del paso a Miriocéfalo se encontró con unos embajadores turcos que ofrecían paz en términos generosos. Los generales más experimentados sugerían aceptar la oferta mientras que los más jóvenes querían atacar. Manuel Comneno tomó en cuenta la opinión de estos últimos.

El ejército de Manuel Comneno cometió una serie de errores garrafales; por ejemplo, no enviar expediciones de reconocimiento. El 17 de setiembre de 1176 fue derrotado por el Sultán Kilij Arslan II en la Batalla de Miriocéfalo. Su ejército cayó en una emboscada mientras marchaba a través de un delgado paso de las montañas. Los bizantinos fueron dispersados y derrotados; el equipo de asedio, destruido. Manuel Comneno fue obligado a renunciar a la conquista de Iconia. Según las fuentes históricas bizantinas, el emperador perdió el control de sus nervios durante y después de la batalla.

El Sultán Kilij Arslán II permitió a Manuel Comneno y su ejército que se retirasen solo si desmantelaba las fortificaciones de Dorilea y Syllion, pero el emperador solo cumplió con las de esta última. Posteriormente, Manuel Comneno consideró a esta batalla como una catástrofe similar a la sufrida, casi un siglo atrás, en Manzikert. En realidad, no significó una gran pérdida para el ejército bizantino, ya que quienes sufrieron más bajas fueron las tropas aliadas y, sobretodo, el equipaje, que fue el principal objetivo de la emboscada turca. Años después, los bizantinos conseguirían una serie de importantes victorias contra los turcos y una que otra derrota de menor importancia.

Sin embargo, la constante actividad bélica condujo a que Manuel Comneno perdiera salud progresivamente hasta morir de una simple fiebre el 24 de septiembre de 1180.

Grecia y Bulgaria serían provincias que iban a vivir en esplendor hasta finales de siglo. Bizancio vio reforzado su carácter cosmopolita con la llegada de cruzados europeos y mercaderes italianos. Estos últimos abrieron los puertos del Egeo al comercio con los reinos cruzados de Tierra Santa, ya que se demandaba constantemente productos de diversas zonas del imperio. Se creía que Bizancio era más rico y próspero que nunca antes desde la invasión persa en tiempos del emperador Heraclio. Las ciudades retomaban la recuperación que se había visto mermada por las guerras civiles y la derrota de Manzikert (1071) gracias a los éxitos de los emperadores Comnenos.

El Imperio Bizantino era una potencia, con fronteras seguras y ciudades prósperas, aunque al interior existían serios problemas: la corte requería de un líder enérgico que mantuviera el sistema y saneara las finanzas, porque se había derrochado mucho dinero en campañas militares, en la corte y en patronazgo a la Iglesia y artistas. Desafortunadamente, para los bizantinos, no llegaría un gobernante adecuado para dichas tareas.

Manuel Comneno fue sucedido por Alejo II Comneno, hijo suyo y de María de Antioquía (quien adoptó el nombre de Xena). Ésta, a su vez, era hija de Raimundo y Constanza de Antioquía. Previamente tuvo un par de hijas con Bertha de Sulzbach, cuñada de Conrado III de Alemania. Se le conoce, también, un número significativo de hijos ilegítimos.
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