viernes, 17 de mayo de 2013

Corea versus Japón. Balance Final

Si la disposición inicial de los participantes hubiera sido diferente a la que se ha visto en la partida, el desarrollo de ésta habría sido, en efecto, otro. Seis de los participantes estaban ubicados en una isla con una forma parecida a la de una letra “n”. En esta isla se encontraban establecidos los cuatro participantes coreanos más dos japoneses. Los otros dos restantes (de los ocho) se establecían separados del resto en una pequeña isla.

¿Y si las cosas hubieran sido diferentes? Existen dos posibles alternativas, fijadas en esa isla en forma de letra “n”. La primera: supongamos que esa isla tenía a cuatro japoneses y dos coreanos, siendo estos últimos aliados de los coreanos verdes. Lo más factible de ocurrir sería que éstos fueran derrotados fácilmente. Una avalancha japonesa los habría borrado del mapa. En ese caso la contraofensiva de los coreanos verdes habría tenido lugar con un desembarco en las tierras de los coreanos eliminados para, a partir de allí, empezar la tarea de reconquista y el camino hacia la victoria, muy complicado por cierto.

La segunda alternativa es ligeramente parecida: los cuatro japoneses y dos coreanos, pero en esta posibilidad los coreanos verdes están incluidos en esa isla en forma de letra “n”. Lo que supongo que hubiera sucedido se divide en dos posibilidades: si entre los japoneses y los coreanos verdes se ubicaba un aliado coreano o, en una segunda forma, si los coreanos verdes eran limítrofes a cualquier japonés y el aliado coreano hubiese estado ubicado  detrás de los coreanos verdes. En el primer caso —muy probablemente— aquel hipotético aliado caería fulminado por la ofensiva japonesa. El segundo caso hubiera sido una lucha sin cuartel para los coreanos verdes, a la espera de que el resto de aliados coreanos brinde su apoyo, o quizás una temprana derrota, como le sucedió a Ashikaga Takauji a manos de General Kang Kam-chan o, en todo caso, una rápida evacuación hacia otra isla o replegarse y compartir territorio con el otro aliado coreano.

En fin, en este espacio debería focalizarme en el análisis de lo que sucedió en lugar de lo que pudo haber sucedido. Voy a justificarme diciendo que de esta manera se refuerza la idea de que la posición inicial de los participantes fue fundamental para la victoria coreana. Ésta permitió potencializar la presencia de cuatro contra dos en la isla en forma de “n”. Luego, la habilidad de los coreanos permitió inclinar la balanza a su favor.

Cuando digo la habilidad de los coreanos me refiero a que me parece que éstos llevan ventajas en cuanto a los artilugios bélicos: está la carreta de guerra y el barco tortuga y la partida ha sido jugada en un mapa de tierra y agua. Es cierto que los japoneses cuentan con poderosos samuráis y galeones artillados de élite. Sin embargo, los primeros aparecieron poco y los otros fueron fácilmente anulados en los combates navales.

Los detalles anteriormente descritos permitieron la rápida victoria de General Kang Kam-chan sobre Ashikaga Takauji. Posteriormente, la participación combinada con Yi Song-kye y General Taejoyoung le permitió imponerse sobre Hojou Soun. En esas luchas los tres aliados líderes coreanos desplegaron una gran capacidad bélica superior a la japonesa basada en el número y en la tecnología. Lamentablemente, en el momento que las luchas concluyeron allí y tuvieron que realizar desembarcos en la isla de Tairano Kiyomori y Oda Nobunaga, los resultados fueron paupérrimos. La isla de aquéllos estaba bien fortificada con castillos y torres, ni que decir de las respectivas flotas navales.

Es en esas circunstancias que los coreanos verdes, liderados por Valmont, tienen que participar. Antes de concentrarse en los dos últimos japoneses, la flota coreana verde pretendió bombardear los objetivos costeros a la par que los aliados coreanos avanzaban firmemente por tierra rumbo a aniquilar a Hojou Soun. Fue un golpe de suerte que no requirieran más que bombardear un muelle y hundir un par de naves antes de que el japonés anteriormente mencionado se rindiera. Sus monasterios cayeron y las reliquias quedaron liberadas. ¡De suerte que teníamos monjes a la mano! Justamente pretendíamos establecernos en la isla ubicada en medio del mapa y los habíamos llevado para que curen a las unidades heridas, pero su primera tarea fue capturar las reliquias y llevarlas a casa. Así fue como se reunieron las cinco reliquias en disputa.

En cuanto a la acumulación de recursos se puede decir que el tráfico de comercio estuvo abierto y seguro gracias a la paz en la isla en forma de “n”. Las carretas de mercancías y las urcas mercantes podían realizar sus trayectos sin ser vulnerables. Las tierras, que quedaron despejadas de la presencia japonesas, permitieron el acceso a nuevos recursos. La ausencia de esos enemigos también permitió explorar otros islotes que gozaban de canteras de piedra y minas de oro.

Los últimos japoneses sucumbieron con un método que parece el más adecuado cuando hay una importante extensión de agua en el mapa. El primer paso puede ser luchar contra la flota enemiga, el segundo (si no es el primero) es bombardear las defensas costeras tales como castillos y torres. El tercer lugar le corresponde a los edificios que crean unidades militares y, si es posible, también es idóneo eliminar estas unidades desde las aguas. El cuarto objetivo son los edificios de creación de aldeanos y de acumulación de recursos. Cumplidos todos estos pasos descritos corresponde desembarcar a los expedicionarios en una costa ganada al enemigo luego de limpiarla de su presencia. A mi parecer, una intervención terrestre es más productiva y cuesta menos bajas de esta manera. Tairano Kiyomori y Oda Nobunaga son buenos testigos.

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