Si la disposición
inicial de los participantes hubiera sido diferente a la que se ha visto en la
partida, el desarrollo de ésta habría sido, en efecto, otro. Seis de los
participantes estaban ubicados en una isla con una forma parecida a la de una
letra “n”. En esta isla se encontraban establecidos los cuatro participantes
coreanos más dos japoneses. Los otros dos restantes (de los ocho) se
establecían separados del resto en una pequeña isla.
¿Y si las cosas
hubieran sido diferentes? Existen dos posibles alternativas, fijadas en esa
isla en forma de letra “n”. La primera: supongamos que esa isla tenía a cuatro
japoneses y dos coreanos, siendo estos últimos aliados de los coreanos verdes.
Lo más factible de ocurrir sería que éstos fueran derrotados fácilmente. Una
avalancha japonesa los habría borrado del mapa. En ese caso la contraofensiva
de los coreanos verdes habría tenido lugar con un desembarco en las tierras de
los coreanos eliminados para, a partir de allí, empezar la tarea de reconquista
y el camino hacia la victoria, muy complicado por cierto.
La segunda alternativa
es ligeramente parecida: los cuatro japoneses y dos coreanos, pero en esta
posibilidad los coreanos verdes están incluidos en esa isla en forma de letra
“n”. Lo que supongo que hubiera sucedido se divide en dos posibilidades: si
entre los japoneses y los coreanos verdes se ubicaba un aliado coreano o, en
una segunda forma, si los coreanos verdes eran limítrofes a cualquier japonés y
el aliado coreano hubiese estado ubicado detrás de los coreanos verdes. En el primer
caso —muy probablemente— aquel hipotético aliado caería fulminado por la ofensiva
japonesa. El segundo caso hubiera sido una lucha sin cuartel para los coreanos
verdes, a la espera de que el resto de aliados coreanos brinde su apoyo, o
quizás una temprana derrota, como le sucedió a Ashikaga Takauji a manos de
General Kang Kam-chan o, en todo caso, una rápida evacuación hacia otra isla o
replegarse y compartir territorio con el otro aliado coreano.
En fin, en este
espacio debería focalizarme en el análisis de lo que sucedió en lugar de lo que
pudo haber sucedido. Voy a justificarme diciendo que de esta manera se refuerza
la idea de que la posición inicial de los participantes fue fundamental para la
victoria coreana. Ésta permitió potencializar la presencia de cuatro contra dos
en la isla en forma de “n”. Luego, la habilidad de los coreanos permitió
inclinar la balanza a su favor.
Cuando digo la
habilidad de los coreanos me refiero a que me parece que éstos llevan ventajas
en cuanto a los artilugios bélicos: está la carreta de guerra y el barco
tortuga y la partida ha sido jugada en un mapa de tierra y agua. Es cierto que
los japoneses cuentan con poderosos samuráis y galeones artillados de élite.
Sin embargo, los primeros aparecieron poco y los otros fueron fácilmente
anulados en los combates navales.
Los detalles
anteriormente descritos permitieron la rápida victoria de General Kang Kam-chan
sobre Ashikaga Takauji. Posteriormente, la participación combinada con Yi
Song-kye y General Taejoyoung le permitió imponerse sobre Hojou Soun. En esas
luchas los tres aliados líderes coreanos desplegaron una gran capacidad bélica superior
a la japonesa basada en el número y en la tecnología. Lamentablemente, en el
momento que las luchas concluyeron allí y tuvieron que realizar desembarcos en
la isla de Tairano Kiyomori y Oda Nobunaga, los resultados fueron paupérrimos. La
isla de aquéllos estaba bien fortificada con castillos y torres, ni que decir
de las respectivas flotas navales.
Es en esas
circunstancias que los coreanos verdes, liderados por Valmont, tienen que
participar. Antes de concentrarse en los dos últimos japoneses, la flota
coreana verde pretendió bombardear los objetivos costeros a la par que los
aliados coreanos avanzaban firmemente por tierra rumbo a aniquilar a Hojou
Soun. Fue un golpe de suerte que no requirieran más que bombardear un muelle y
hundir un par de naves antes de que el japonés anteriormente mencionado se
rindiera. Sus monasterios cayeron y las reliquias quedaron liberadas. ¡De
suerte que teníamos monjes a la mano! Justamente pretendíamos establecernos en
la isla ubicada en medio del mapa y los habíamos llevado para que curen a las
unidades heridas, pero su primera tarea fue capturar las reliquias y llevarlas
a casa. Así fue como se reunieron las cinco reliquias en disputa.
En cuanto a la
acumulación de recursos se puede decir que el tráfico de comercio estuvo
abierto y seguro gracias a la paz en la isla en forma de “n”. Las carretas de
mercancías y las urcas mercantes podían realizar sus trayectos sin ser
vulnerables. Las tierras, que quedaron despejadas de la presencia japonesas,
permitieron el acceso a nuevos recursos. La ausencia de esos enemigos también permitió
explorar otros islotes que gozaban de canteras de piedra y minas de oro.
Los últimos japoneses
sucumbieron con un método que parece el más adecuado cuando hay una importante extensión
de agua en el mapa. El primer paso puede ser luchar contra la flota enemiga, el
segundo (si no es el primero) es bombardear las defensas costeras tales como
castillos y torres. El tercer lugar le corresponde a los edificios que crean
unidades militares y, si es posible, también es idóneo eliminar estas unidades
desde las aguas. El cuarto objetivo son los edificios de creación de aldeanos y
de acumulación de recursos. Cumplidos todos estos pasos descritos corresponde
desembarcar a los expedicionarios en una costa ganada al enemigo luego de
limpiarla de su presencia. A mi parecer, una intervención terrestre es más
productiva y cuesta menos bajas de esta manera. Tairano Kiyomori y Oda Nobunaga
son buenos testigos.
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