sábado, 25 de julio de 2009

Los últimos momentos


Arqueros a caballo que se encargan de ultimar a los aldeanos del centro urbano rodeado de cadáveres. Los aires siguen siendo surcados por balas de cañón que impactan en el castillo. Algunos godos rojos han caído, pero el resto constituye una mayor fuerza respecto de Teodorico el Godo. Otros se han replegado para recibir la cura de los monjes para seguir luchando.

viernes, 24 de julio de 2009

Castillo en llamas


Los cañones del frente suroeste se van abriendo camino hacia el centro donde se fusionarán con la fuerza principal. El objetivo será caer sobre los últimos aldeanos quienes no tienen más protección que las flechas. Sobre la nieve van quedando huellas de lo que fueron los cimientos de anteriores edificaciones.

jueves, 23 de julio de 2009

Destruyendo las torres


Se ataca en dos frentes. El principal es en el centro. El que se ve en imágenes corresponde al segundo, el límite suroeste, que se encarga de la parte cubierta de torres que sufren el ataque de los cañones de asedio. De esta manera se busca tomar al enemigo por dos frentes: por el principal, que es defendido seriamente; y por el segundo que ha sido descuidado.

miércoles, 22 de julio de 2009

Contragolpes


Una brevísima expedición del único oponente restante destruyó un castillo de los godos rojos, pero los autores de ese ataque caen ante el resto de tropas ubicadas en la ciudad, como retaguardia. Se insiste en atacar a Teodorico el Godo. A éste, enviar su expedición le costó perder territorio. Ahora los godos rojos se hallan más internados en su ciudad, dejando edificios en escombros.

martes, 21 de julio de 2009

Fuego en el centro urbano


Por lo general, los enemigos construyen varios centros urbanos, pero el principal, allí donde se concentra la mayoría de aldeanos, se halla al interior de la ciudad. Tras dejar en escombros un edificio, ahora se apunta al centro urbano. El humo queda como estela de las balas de cañón. No hay edificación que sea perdonada.

lunes, 20 de julio de 2009

Al asalto de Teodorico el Godo


Los godos rojos cruzan los linderos de su campamento provisional alejado de su propia ciudad. Empiezan los choques con las fuerzas de Teodorico el Godo, al mismo tiempo que la artillería apunta a los edificios. Los caballeros defienden los cañones de asedio, pero uno de éstos ya es víctima de la defensa enemiga.

domingo, 19 de julio de 2009

Los godos rojos con cuatro reliquias


Son cuatro las reliquias conseguidas hasta el momento. Sólo resta una que se halla en poder de Teodorico el Godo. El guardián de ellas será el monje que aparece en imagen. Como se ve, dentro de la ciudad hay orden, la gente trabaja, los edificios han sido saneados del daño sufrido. Todo va bien.

sábado, 18 de julio de 2009

Artillería en acción


Ya no hay contra quién combatir salvo defenderse de esporádicos manotazos de ahogado. Debido a la abundancia de recursos, la artillería ocupará un papel importante en la fase final de la partida. Realmente será un trabajo de demolición. La reliquia del Rey Leovigildo se halla rodeada de torres que pueden herir a cualquier monje nuestros si intenta capturarla y llevarla a su monasterio.

viernes, 17 de julio de 2009

Contragolpe de Teodorico el Godo


Teodorico el Godo quema sus últimas naves: armas de asedio y huscarles. En un intento por apoderarse de las reliquias traen, además, un monje. Fue un descuido. Los guerreros godos rojos, empeñados en destruir la ciudad de Rey Leovigildo, perdieron la vida heridos por flechas lanzadas desde las torres. Entonces, Teodorico el Godo aprovechó la carencia de defensa de los godos rojos y dejó el castillo en llamas, aparte de una serie de caballeros muertos. Una lástima.

sábado, 11 de julio de 2009

Rey Leovigildo se despide


Con este último derrotado, sólo queda un rival. Todo va quedando hecho escombros. Salvo unas casas y unas torres hostiles que impiden el libre tránsito en el territorio conquistado, pero que serán eliminadas en poco tiempo para facilitar el libre tránsito de unidades militares y aldeanos, y para la explotación de recursos.

viernes, 10 de julio de 2009

Cae el centro urbano


Con la caída del centro urbano, consecuentemente, perecieron algunos aldeanos. Para defenderse, Rey Leovigildo, envía lo poco que puede, un par de alabarderos y otro par de caballeros. Ya es tarde. Los godos rojos son más. Están tomando una ciudad, en la práctica, una ciudad fantasma. El monasterio ha sido destruido y la reliquia queda libre para ser capturada.

jueves, 9 de julio de 2009

En el centro urbano del Rey Leovigildo


Luego de pagar aproximadamente más de 6000 monedas de oro por los espías, se reveló a la vista, casi todo el mapa. El Rey Leovigildo representó una oportunidad rápida de vencer. Luego de establecer campamento, recibir la ayuda médica de los monjes, reparar las maquinarias de asedio y esperar por refuerzos, estos godos son un puño rojo contra el Rey Leovigildo. No hay muchos aldeanos, ni unidades militares. Ya sin interés de cuántas pérdidas puedan sufrir, la caballería y los huscarles atacan al centro urbano.

sábado, 4 de julio de 2009

Rey Walia es eliminado


Los godos rojos fueron un vendaval. Llegaron y, con sus armas de asedio, fueron destruyendo cada edificación que se opuso en su camino. Primero, castillos; luego, casas, edificios económicos y gente que no opuso resistencia. Lo que se ve en la imagen es un aviso a Teodorico el Godo, el aliado del Rey Walia, que ya le corresponderá su turno de conocer la furia de los godos rojos. Por su parte, los mineros de oro explotan yacimientos ubicados en la entrada de la ciudad del Rey Leovigildo, el aliado ya retirado. Habían pasado inutilizados hasta ahora.

viernes, 3 de julio de 2009

Represalias de Teodorico el Godo


Una expedición, enviada con el fin de reforzar a los combatientes que sobrevivieron a la toma de la ciudad del Rey Walia, tuvo que retroceder a medio camino e intervenir en la defensa de la ciudad pues el enemigo llevaba, posiblemente en un último esfuerzo, las últimas armas de asedio que pudo crear. Solamente los pudieron alcanzar, prácticamente, en la entrada misma de la ciudad. De vuelta a casa, realmente.

miércoles, 1 de julio de 2009

Derribando castillos


No hay mucha resistencia. Sólo unos cuantos de infantería cuerpo a cuerpo o de armas arrojadizas. Para evitar que surgiesen más de ellos, se iba destruyendo los edificios militares conforme se avanza. Como se puede apreciar, hay campos de cultivo pero nadie los trabaja. La última vez que representaron un peligro fue en el ataque anterior a la ciudad de los godos rojos. La infantería del Rey Walia decidió morir atacando, pero dejaron su ciudad al descuido.
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