lunes, 8 de febrero de 2010

Paladines de refuerzo


No solamente ellos, sino también lanzapiedras para abrirse paso. Los paladines entran como tropel. No fue necesario practicar una abertura en las murallas. Se pudo entrar al feudo gracias a los huecos que dejan los leñadores en sus linderos después de talar árboles. El bosque queda como un mudo testigo de las ventajas que da el enemigo.

domingo, 7 de febrero de 2010

Sobre el centro de la ciudad


Esto sucede en lo que fue el centro urbano principal de Rey Felipe I y la zona de los agricultores. Dos casas ardiendo. Los refuerzos de Luís XI, básicamente lanzadores de hachas, son encarados por los francos amarillos. De éstos son los últimos con vida. Se requiere nuevas unidades. Los cañones de asedio quedan ampliamente desprotegidos, a merced de una nueva oleada de algún rival.

sábado, 6 de febrero de 2010

Castillo bajo fuego


Las balas de los cañones de asedio impactan contra los muros del castillo. Es importante eliminar primero los edificios defensivos. Luego, la caballería e infantería puede destruir lo que encuentre a su paso de un modo más sencillo y sin ser afectados por flechas de torres o castillos. Lamentablemente algunos paladines escapan del control. Al pie del otro castillo yacen dos de ellos caídos.

viernes, 5 de febrero de 2010

Acaba de llegar la artillería


Y también los lanzadores de hacha, que tienen su prueba de fuego en la que serán analizados si es que vale la pena que tomen parte de las batallas. Rey Felipe I se halla seriamente dañado. El impacto que tendrán los cañones de asedio tiene que ser importante. Su potencia de fuego es vital para destruir en menor tiempo los edificios circundantes, entre ellos muchos castillos.

jueves, 4 de febrero de 2010

Fuego en el centro urbano


Los aldeanos del Rey Felipe I siguen trabajando y lo harán hasta que el centro urbano caiga. Es importante que eso se logre ya que, por lo general, siempre deja desorientados a los agricultores y al resto. Dispuestos a socorrer a su aliado en su hora más difícil, Luís XI aparece por la retaguardia para hostigarnos.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Adentrándose en la ciudad


Un castillo caído a fuerza de atacarlo con numerosos lanzapiedras y otro en llamas. La caballería ligera defiende; nuestros paladines atacan y son más contundentes. Los aldeanos buscan refugio en las torres de vigilancia. El monasterio en imagen protege la reliquia deseada. Rey Felipe I empieza a sufrir por obra de los francos amarillos.

martes, 2 de febrero de 2010

Lanzapiedra contra lanzapiedra


De esta manera vista defiende el Rey Felipe I. Un par de sus maquinas de asedio han sido destruido en una valiente acción de un par de paladines. Sobre los restos de las mismas caminan hacia los aldeanos; otros de ellos se apresuran en reconstruir lo necesario. Una bola de fuego surca los aires directo a un lanzapiedras amarillo. En la retaguardia esperan más tropas.

lunes, 1 de febrero de 2010

Nuevo asedio al Rey Felipe I


Dispuesto a causar un gran daño al enemigo, los francos amarillos se armaron con una gran expedición. En ella predominaba la presencia de lanzapiedras, que eran muchísimos, y el resto se compuso de paladines y piqueros. Lamentablemente a la hora de llegar al predio, nos causaron bajas. Sin embargo, se pudo sacar adelante la situación, ya eliminaron varios edificios.

domingo, 31 de enero de 2010

Incursión de Luís XI


Sobre los restos de paladines y arqueros a caballo enemigos, en una de las tantas entradas a nuestro feudo, los paladines y piqueros amarillos harán frente a la tropa de Luís XI. Ellos vienen con armas de asedio, que buscan colocarse adecuadamente; lanzadores de hacha, quienes a la distancia, apoyarán a la caballería ligera que encara a los nuestros.

sábado, 30 de enero de 2010

Rey Felipe I devuelve la visita


Uno va y otro viene. Aparte de ello hay presencia de paladines al mando de Carlos el Atrevido. Este es uno de los cuatro castillos que Pipino el Breve dejó a los francos amarillos, protegido por murallas y flechas nuestras. Los cuerpos de los defensores, ya sin vida, yacen sobre el pasto. Lo que nos ayuda es que ambos enemigos, de distintos bandos, pelean también entre sí.

viernes, 29 de enero de 2010

Correrías de los paladines


Los paladines amarillos arremeten contra lo que encuentran. Los arietes, que portan infantería; lanzapiedras, que destruyen edificaciones hostiles, como la torre de vigilancia de la imagen. Es una tarea difícil. Va a requerir varias oleadas de ataques y muchos caídos nuestros.

jueves, 28 de enero de 2010

Asedio al Rey Felipe I


Aunque sus tierras sean muy distantes, los paladines amarillos son dirigidos contra los de vestimenta naranja. En lo que va de la partida es el rival más desarrollado, líder de la puntuación. Hay que erradicarlo antes que se convierta en una seria amenaza, aunque los viajes hasta sus predios sean largos.

miércoles, 27 de enero de 2010

Primera batalla en las ex tierras de Pipino el Breve


Los paladines amarillos son los refuerzos que han llegado hasta la ex ciudad de Pipino el Breve para dar batalla mientras los aldeanos de la ciudad se mantienen sin ser afectados. Es una lucha a tres bandos. Los aguamarina son paladines de Carlos el Atrevido, los naranjas luchan bajo el mando de Rey Felipe I. Se ha dejado una parte de la muralla abierta, para el rival ingrese a la ciudad y perezca bajo fuego de castillos y el acero de la caballería.

martes, 26 de enero de 2010

La reliquia abandonada


No preciso cómo Pipino el Breve la consiguió. Lo más cierto es que pudo ser hallada cerca de su territorio o dentro del mismo y pasó a formar parte de la custodia monacal. Pronto será transportado a su nuevo refugio, nuestro propio monasterio. Hay monjes en camino.

lunes, 25 de enero de 2010

Pipino el Breve claudica


Hizo un gran esfuerzo. Luchó en muchos frentes. Frenó las invasiones enemigas y protegió a sus aliados de otros rivales. Digno de sacarse el sombrero y aplaudirlo. Pero no sucumbió cerca de la miseria, ya que, gracias a él aumentaron los recursos con sus aportes mediante el tributo, dejó un mercado del cual traer oro, una reliquia abandonada, una ciudad amurallada y, talvez lo más importante, cuatro castillos, aunque en mal estado, pero nada que no se pueda superar con reparaciones.
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