lunes, 15 de febrero de 2010

Artillería y caballería


Luego de hacer retroceder las posiciones de Luís XI, como aviso de que el será en determinado momento una víctima de los francos amarillos. En territorio del Rey Felipe I no vuelve a crecer el pasto donde fueron los cimientos de sus construcciones, el camino, parcialmente destruido; los restos de un campo agrícola; un bosque inexistente talado por completo. Los paladines aguardan que los cañones de asedio se acomoden para efectuar la finalización de su tarea. La reliquia capturada, ya ha sido puesta en el monasterio, aunque me genera un poco de preocupación. No sé cómo pero el enemigo siempre sabe el número de reliquias que posees y podría atacar precisamente cuando estamos en otros asuntos, llevado por la ambición de quitármelas.

domingo, 14 de febrero de 2010

Más refuerzos


Una oleada más de caballería y artillería. Nos habíamos quedado cortos de tropas invasoras. Ahora con esto Rey Felipe I camina rumbo a la derrota. El área central de su ciudad ha sido borrada y no quedan ni escombros. Ese es el punto de arribo para las tropas. Desde allí se conducen a lo que resta como tarea antes de vencer al rival de turno. En la imagen captura representa el área fronteriza con Luís XI.

sábado, 13 de febrero de 2010

Arrasando la ciudad


Los paladines arremeten contra todo lo que se pueda destruir. Lo importante es erradicar los mercados, tanto como sea posible. Rey Felipe I da muestras de flaqueza. Otro punto importante es destruir sus edificios militares que producen unidades; de tal manera que no haya defensa de parte del enemigo. Ya van quedando áreas donde el pasto no volverá a crecer.

viernes, 12 de febrero de 2010

La reliquia capturada


Luego de destruir el monasterio, la reliquia quedó libre. El monje, que hubo esperado el momento adecuado, ingresó al feudo destruido casi por completo. En el camino sufrió el ataque de un castillo perteneciente a Carlos Martel y anda medio herido. Camino a casa irá escoltado por ocho paladines, teniendo cuidado con las flechas enemigas. Creo que se va contento.

jueves, 11 de febrero de 2010

Arruinando el comercio del enemigo


Sobre el campo de cultivo, el cuerpo de un carretero de Luís XI, aliado de Rey Felipe I. Los lanzapiedras ponen la mira y sus proyectiles en el mercado para que no haya tributos entre ambos aliados. Un monje, protegido por ocho paladines, se encuentra en camino para recoger la reliquia cuando quede fuera de resguardo enemigo. El recorrido lo hacen por trechos. En muchas ocasiones enviarlos directamente al punto de destino implica que usen rutas poco seguras.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Los paladines se repliegan


Definitivamente, lo mejor es economizar bajas por todos los medios posibles. Los paladines se repliegan. Ubicados delante de las armas de asedio, esperan que éstas con sus proyectiles derruyan lo necesario para luego intervenir en la batalla. Los lanzapiedras se han posicionado en el centro de la ciudad, en el antiguo emplazamiento del centro urbano. Desde allí atacarán a todo lo que se encuentre a 360 grados.

martes, 9 de febrero de 2010

En masa hacia las torres


Allí se refugian los aldeanos. En todo lado al que se vaya van apareciendo más de ellos. Puede entenderse que tienen recursos suficientes. Son un hueso duro de roer. A las torres de vigilancia se les puede destruir con un ataque masivo de caballería, gracias a su fuerza de ataque. Ellos resisten las flechas, que salen de una en una por cada torre; o bien más, si hay aldeanos refugiados.

lunes, 8 de febrero de 2010

Paladines de refuerzo


No solamente ellos, sino también lanzapiedras para abrirse paso. Los paladines entran como tropel. No fue necesario practicar una abertura en las murallas. Se pudo entrar al feudo gracias a los huecos que dejan los leñadores en sus linderos después de talar árboles. El bosque queda como un mudo testigo de las ventajas que da el enemigo.

domingo, 7 de febrero de 2010

Sobre el centro de la ciudad


Esto sucede en lo que fue el centro urbano principal de Rey Felipe I y la zona de los agricultores. Dos casas ardiendo. Los refuerzos de Luís XI, básicamente lanzadores de hachas, son encarados por los francos amarillos. De éstos son los últimos con vida. Se requiere nuevas unidades. Los cañones de asedio quedan ampliamente desprotegidos, a merced de una nueva oleada de algún rival.

sábado, 6 de febrero de 2010

Castillo bajo fuego


Las balas de los cañones de asedio impactan contra los muros del castillo. Es importante eliminar primero los edificios defensivos. Luego, la caballería e infantería puede destruir lo que encuentre a su paso de un modo más sencillo y sin ser afectados por flechas de torres o castillos. Lamentablemente algunos paladines escapan del control. Al pie del otro castillo yacen dos de ellos caídos.

viernes, 5 de febrero de 2010

Acaba de llegar la artillería


Y también los lanzadores de hacha, que tienen su prueba de fuego en la que serán analizados si es que vale la pena que tomen parte de las batallas. Rey Felipe I se halla seriamente dañado. El impacto que tendrán los cañones de asedio tiene que ser importante. Su potencia de fuego es vital para destruir en menor tiempo los edificios circundantes, entre ellos muchos castillos.

jueves, 4 de febrero de 2010

Fuego en el centro urbano


Los aldeanos del Rey Felipe I siguen trabajando y lo harán hasta que el centro urbano caiga. Es importante que eso se logre ya que, por lo general, siempre deja desorientados a los agricultores y al resto. Dispuestos a socorrer a su aliado en su hora más difícil, Luís XI aparece por la retaguardia para hostigarnos.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Adentrándose en la ciudad


Un castillo caído a fuerza de atacarlo con numerosos lanzapiedras y otro en llamas. La caballería ligera defiende; nuestros paladines atacan y son más contundentes. Los aldeanos buscan refugio en las torres de vigilancia. El monasterio en imagen protege la reliquia deseada. Rey Felipe I empieza a sufrir por obra de los francos amarillos.

martes, 2 de febrero de 2010

Lanzapiedra contra lanzapiedra


De esta manera vista defiende el Rey Felipe I. Un par de sus maquinas de asedio han sido destruido en una valiente acción de un par de paladines. Sobre los restos de las mismas caminan hacia los aldeanos; otros de ellos se apresuran en reconstruir lo necesario. Una bola de fuego surca los aires directo a un lanzapiedras amarillo. En la retaguardia esperan más tropas.

lunes, 1 de febrero de 2010

Nuevo asedio al Rey Felipe I


Dispuesto a causar un gran daño al enemigo, los francos amarillos se armaron con una gran expedición. En ella predominaba la presencia de lanzapiedras, que eran muchísimos, y el resto se compuso de paladines y piqueros. Lamentablemente a la hora de llegar al predio, nos causaron bajas. Sin embargo, se pudo sacar adelante la situación, ya eliminaron varios edificios.
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