Fueron muchos y todos cayeron. La estrategia de eliminar aldeanos siempre es buena. Reduce el costo de pago por espías y si se hallan talando árboles, mucho mejor. La madera, en este caso, sirve para mantener las granjas y para el desarrollo de una fuerza de asedio suficiente para poner siempre en peligro a cualquier rival. No se lo íbamos a permitir.
Blog dedicado al videojuego Age of Empires, sus expansiones y cosas afines
martes, 11 de mayo de 2010
lunes, 10 de mayo de 2010
En el otro frente
Enfocando otra sección del mapa. El General Manuel Comneno (rojo) lucha contra su archirrival, Bayaceto. El bizantino lo ataca con lanzapiedras y arqueros a caballo. El turco defiende con escasos húsares. Tiene una o más reliquias de las que saca provecho y puede afrontar sus batallas. En nuestra fortaleza ya se ha extendido una muralla y hemos aprovechado parte de la que levantó el enemigo para no construir una de nuestro bolsillo. Ya más adelante esos muros deberían ser derribados. Los aldeanos van a reconstruir una torre de bombardeo derribada por el enemigo.
domingo, 9 de mayo de 2010
Enfrentando a los elefantes
Es sabido que los alabarderos son los que mejor pueden hacer frente a los elefantes de guerra persas. Los nuestros ya han derribado uno, ahora se baten contra otro más defendido por un alabardero. Más abajo, en la imagen, se ve lanzapiedras. Éstos están atacando al castillo para expulsarlos de este pedazo de tierra vitalmente estratégico.
sábado, 8 de mayo de 2010
Abriendo camino
Las posiciones del Emperador Kavadh están adelantadas. Explotan los recursos de la tierra conquistada al turco Kai Kobad. El ingreso a su ciudad se encuentra franqueado por un castillo y unas torres. Superándolos, queda el vado para ingresar a su ciudad. Por otra parte, ya se ha reforzado las defensas de esta pequeña fortaleza, aunque falte expulsar de la tierra a unos leñadores persas. En el otro frente el General Manuel Comneno ha ingresado a la ciudad del turco Bayaceto. Las defensas de éste han cedido.
viernes, 7 de mayo de 2010
El muelle estratégico
El ex territorio del turco Kai Kobad (púrpura) se hallaba abandonado. Sin embargo tiene una posición ideal. Se ubica entre las tierras de Bayaceto, el turco, un rival siempre difícil, y los dos persas, de los cuales tengo preocupación por sus elefantes de guerra. Si los persas son dejados a prosperar sin que sean atacados podrían, en cualquier momento, enviar una estampida de paquidermos para asolar mi ciudad. De momento sólo se cuenta con un castillo construido en la entrada a la ciudad, pero aún no hay murallas. Hay piedra con la cual construirlas pero ¿no sería mejor llevar la guerra a otro lugar, uno muy apartado de la ciudad? Así se aleja el peligro de los aldeanos. El muelle se ubicará dentro de las murallas de la próxima fortaleza a erigirse.
jueves, 6 de mayo de 2010
La batalla del General Manuel Comneno
Se ha fijado exclusivamente en Bayaceto. Lo similar es hecho por los dos persas y el sarraceno sobreviviente. Este turco posee una sola reliquia, pero quizás haya un secreto y tácito ensañamiento contra los otomanos para borrarlos del mapa que no conozco. Los lanzapiedras de Bayaceto (azules) responden con fuego a sus similares de los bizantinos del General Manuel Comneno. Un aldeano intenta construir nuevamente los muros caídos para evitar la avalancha de sus enemigos.
miércoles, 5 de mayo de 2010
Aparecen los primeros elefantes
Causa cierto pavor ver a un par de elefantes de guerra persas pasar por las afueras de la ciudad. Ya previamente había establecido una guardia de alabarderos, los más adecuados para hacerlos frente. Como se ve en la imagen ellos pudieron hacer frente a uno mientras que el otro va camino al campamento maderero. Felizmente, para mis nuestros intereses, no pasó de una alarma ya que fue repelido sin que cause daño.
martes, 4 de mayo de 2010
Saladino dice adiós
No pasó mucho entre el instante de la capitulación del turco Kai Kobad y el más ilustre y respetado de todos los príncipes sarracenos anuncia su retiro de la contienda bélica. Las razones son sencillas: su territorio asignado es muy pequeño y el General Manuel Comneno, el otro bizantino, estuvo hostilizándolo desde un principio en sus fronteras, atacando a su gente, por tierra, y en las aguas, acechando a la flota sarracena y luego atacando edificios desde la comodidad de un mar en dominio suyo. Sinceramente con dos menos habrá menor preocupación; aunque sigo pensando en los elefantes de guerra persas. Mi aliado cuenta con un pequeño número de catafractas que le envié por si las cosas se ponen difíciles.
lunes, 3 de mayo de 2010
Kai Kobad se retira
No ha transcurrido mucho tiempo entre el inicio de la partida y esta primera renuncia. Ni siquiera hubo batallas trascendentales. Kai Kobad es turco y es limítrofe con los persas, algo me dice que lo arrolló una estampida de elefantes de guerra arrasando la ciudad. Será para tener cuidado. Los persas pueden ser una seria amenaza con el arma más resistente y difícil de lidiar entre los participantes de la contienda bélica.
domingo, 2 de mayo de 2010
A las órdenes del General
Mi aliado, el General Manuel Comneno, ha concedido 8700 unidades de recursos a poco de iniciarse la partida; se trata de madera, alimentos, oro y piedra. Pensé que se retiraba. Un aliado más que me dejaba todo el trabajo. Sin embargo sigue expandiéndose y haciendo reconocimiento del territorio. Sus palabras no pueden ser más claras como alentadoras. ¡A machacarlos!
sábado, 1 de mayo de 2010
Bizancio
En esta nueva oportunidad los bizantinos harán frente a las tres civilizaciones con las cuales ha tenido mayor proximidad geográfica e histórica: los persas, los sarracenos y los turcos.
El mapa escogido es el Continental, ya que me parece un fiel reflejo al territorio que ocupó el Imperio Bizantino. La dificultad será la máxima. Los ocho participantes fueron repartidos en cuatro equipos: El primero: Valmont (aguamarina) y el General Manuel Comneno (rojo), quienes serán lideres de los bizantinos. Los integrantes del equipo dos son los persas, Emperador Kavadh (verde) y Sha Rukh (gris). El equipo tres lo forman Califa Yazid (amarillo) y Saladino (naranja), ambos son sarracenos. El último equipo, el cuatro, lo componen los turcos, Bayaceto (azul) y Kai Kobad (púrpura).
Entonces, a partir de mañana, la acción.
El mapa escogido es el Continental, ya que me parece un fiel reflejo al territorio que ocupó el Imperio Bizantino. La dificultad será la máxima. Los ocho participantes fueron repartidos en cuatro equipos: El primero: Valmont (aguamarina) y el General Manuel Comneno (rojo), quienes serán lideres de los bizantinos. Los integrantes del equipo dos son los persas, Emperador Kavadh (verde) y Sha Rukh (gris). El equipo tres lo forman Califa Yazid (amarillo) y Saladino (naranja), ambos son sarracenos. El último equipo, el cuatro, lo componen los turcos, Bayaceto (azul) y Kai Kobad (púrpura).
Entonces, a partir de mañana, la acción.
viernes, 9 de abril de 2010
Descarga de Feudos Francos
Aquí tienen la posibilidad de descargar gratuitamente Feudos Francos, la partida que se ha narrado en las últimas semanas.
Es un archivo de winzip que contiene dos momentos de la partida. El primero, al principio, cuando la partida era favorable para el enemigo; y luego, un segundo instante, en el que todo marchaba a favor de la victoria. Además de ello, el archivo contiene capturas de imagen de las estadísticas de la partida una vez concluida; quedan como un testimonio más de la victoria obtenida.
Para descargar la partida, sigan este vínculo.
Es un archivo de winzip que contiene dos momentos de la partida. El primero, al principio, cuando la partida era favorable para el enemigo; y luego, un segundo instante, en el que todo marchaba a favor de la victoria. Además de ello, el archivo contiene capturas de imagen de las estadísticas de la partida una vez concluida; quedan como un testimonio más de la victoria obtenida.
Para descargar la partida, sigan este vínculo.
jueves, 8 de abril de 2010
Feudos Francos. Balance Final
Si bien ya había tenido un par de partidas previas en el mapa de Selva Negra (partidas que jugué en épocas anteriores a las que se registran en el blog) no me resultaba muy familiarizado con el desenvolvimiento particular de los participantes en las circunstancias que ofrece.
La primera de ellas es que la gran parte del territorio está dominaba por extensivas áreas de bosques, con uno grande en el centro prácticamente para el uso de los ocho contendientes. Entre los que formaban parte de un solo equipo se había creado un camino, algo dañado, que unía ambos feudos; al mismo tiempo que servía de vía para encontrar a los rivales. Particularmente, entre los francos amarillos y Pipino el Breve la calzada sirvió para los viajes de las caravanas comerciales entre mercados. Aparte de esto, entre feudos enemigos había una breve tierra de nadie, muchas veces con vitales recursos, que los separaban.
En el nivel de dificultad máxima parece que la consigna de todos los enemigos, dirigidos por el sistema, se trata de eliminar al aliado del jugador humano. Una vez logrado, el resto cae como vendaval sobre el superviviente. En ese caso el aliado está allí para permitirte prosperar el tiempo que él resiste los embates de los rivales. Hay que ayudarlo en algunos casos. Lamentablemente, el desarrollo económico y urbano no permite fácilmente que eso suceda. A lo mucho se puede enviar una partida de caballería, pero ellos —a la larga— terminan por perder la vida. Una razón más para el fracaso de una iniciativa de apoyo firme y constante al aliado es que no se puede tener la atención en dos lugares al mismo tiempo. La computadora lo hace, pero ella es computadora. ¿Y nosotros? Pues sólo queda derrotarla con ingenio.
Si tuviera que decir qué cosa me han dejado los grandes hombres del pasado como legado, que me haya sido útil en algún momento, debería recurrir a una ironía. Pipino el Breve, mi aliado, a la hora de retirarse de la contienda bélica me dejó un feudo de regalo, con recursos por explotar incluidos… y además cuatro castillos y murallas para seguir peleando hasta lograr la victoria. Todo fue sumamente útil, ya que el ex feudo de Pipino el Breve se convirtió en un campo de batalla donde esperaba a los enemigos para caer por flechas o por la espada. Como también, en momentos más tardíos, sirvió como base militar. Los castillos, tanto en los míos como en los dejados en “herencia”, devinieron hacia el final en hospitales de campaña para la recuperación de las unidades heridas; o bien, para que los aldeanos desempleados colaboren en la guerra mejorando la fuerza de ataque de los castillos. ¡Estuvieron empleados como arqueros! Lastimosamente no pude mantener todos los castillos hasta el final. De aquéllos entregados sólo permanecieron en dos. Ambos fueron perdidos en un solo momento: cuando los francos amarillos se fueron de campaña contra Rey Felipe I, en una de las tantas ofensivas que luego determinaron su derrota.
Una gran embestida contra Pipino el Breve determinó su caída. En ella se juntaron enemigos y enemigos entre sí con el fin de sacarlo del juego. Carlos el Atrevido y Carlos Martel le dieron la estocada final. De ahí los otros seis restantes fueron derrotados por el acero de los francos amarillos. En realidad el primero que cayó fue acaso el más memorable y venerable de todos los francos de la Edad Media, Carlomagno. Es muy curiosa la forma en que fue derrotado. La primera exploración a su tierra lo encontró en una situación incipiente. El centro urbano, unas cuantas torres, la misma cantidad de leñadores y ninguna unidad militar. El feudo de Carlomagno no se había desarrollado al par de los demás.
El siguiente en ser eliminado fue Pipino el Breve, pero de él ya se habló. Ahora era turno de Rey Felipe I. Había que conseguir más reliquias, y él era poseedor de una. El flujo de oro debía aumentar como medida de precaución. Atacarlo supuso la inversión en cinco expediciones, aproximadamente, hasta hacerlo caer. La distancia que los guerreros debían viajar era larga, de extremo a extremo, y peligrosa. Una esquina del feudo de Carlos Martel, defendida con tres castillos, era una amenaza. Incluso el monje que recogió la reliquia alcanzó las tierras del Rey Felipe I herido, pero vivo.
Transcurrió un lapso, tomándonos una pausa para reorganizarnos y estudiar al rival, el siguiente fue Felipe el Bueno. Al presentar esta partida, meses atrás, dije que se presentaban “extrañas coincidencias”. Nuestro rival de turno, Felipe el Bueno, padre de Carlos el Atrevido y ambos formaban una sola alianza. Cuando el padre la pasaba realmente mal y su ciudad comenzaba a ser arrasada, Carlos el Atrevido atacó a los francos amarillos invasores haciéndolo, prácticamente, “en el nombre del padre”. Y cuando veía que sus oportunidades de ganar eran escasas armó un ataque de paladines descomunal. Felipe el Bueno ya había quedado fuera de la partida. Así que nuevamente emprendió una acción bélica “en el nombre del padre”. Vencerlo significó el acceso a las dos últimas reliquias en poder del enemigo y con ello el control de todas. Hacer una abertura en mitad de su muralla fue el factor sorpresa para caer sobre el centro de la ciudad.
Antes de atacar a Carlos el Atrevido le tocó el turno de Carlos Martel, quien al igual que Luís XI sufrió un mismo ardid. Disponían de pocas tropas; de seguro que las habían perdido luchando contra otros, no hay otra posibilidad. Los bosques que protegían parte de sus ciudades, como barrera natural, habían sido talados por completo y representaban una puerta abierta para los francos amarillos. La expedición fue dividida en dos cuerpos. Uno se encargó de destruir los edificios exteriores de la ciudad, ubicados frente a la entrada principal; con ello el poco ejército que les quedaba mordía la carnada saliendo a luchar. El segundo cuerpo aprovechaba la ciudad desprotegida atacando los principales edificios militares como los que producen unidades; o los defensivos como los castillos que con sus flechas dificultan la lucha en las calles. Destruidos representaban un acceso rápido a la victoria. Como dije líneas arriba: es cuestión de usar el ingenio.
La primera de ellas es que la gran parte del territorio está dominaba por extensivas áreas de bosques, con uno grande en el centro prácticamente para el uso de los ocho contendientes. Entre los que formaban parte de un solo equipo se había creado un camino, algo dañado, que unía ambos feudos; al mismo tiempo que servía de vía para encontrar a los rivales. Particularmente, entre los francos amarillos y Pipino el Breve la calzada sirvió para los viajes de las caravanas comerciales entre mercados. Aparte de esto, entre feudos enemigos había una breve tierra de nadie, muchas veces con vitales recursos, que los separaban.
En el nivel de dificultad máxima parece que la consigna de todos los enemigos, dirigidos por el sistema, se trata de eliminar al aliado del jugador humano. Una vez logrado, el resto cae como vendaval sobre el superviviente. En ese caso el aliado está allí para permitirte prosperar el tiempo que él resiste los embates de los rivales. Hay que ayudarlo en algunos casos. Lamentablemente, el desarrollo económico y urbano no permite fácilmente que eso suceda. A lo mucho se puede enviar una partida de caballería, pero ellos —a la larga— terminan por perder la vida. Una razón más para el fracaso de una iniciativa de apoyo firme y constante al aliado es que no se puede tener la atención en dos lugares al mismo tiempo. La computadora lo hace, pero ella es computadora. ¿Y nosotros? Pues sólo queda derrotarla con ingenio.
Si tuviera que decir qué cosa me han dejado los grandes hombres del pasado como legado, que me haya sido útil en algún momento, debería recurrir a una ironía. Pipino el Breve, mi aliado, a la hora de retirarse de la contienda bélica me dejó un feudo de regalo, con recursos por explotar incluidos… y además cuatro castillos y murallas para seguir peleando hasta lograr la victoria. Todo fue sumamente útil, ya que el ex feudo de Pipino el Breve se convirtió en un campo de batalla donde esperaba a los enemigos para caer por flechas o por la espada. Como también, en momentos más tardíos, sirvió como base militar. Los castillos, tanto en los míos como en los dejados en “herencia”, devinieron hacia el final en hospitales de campaña para la recuperación de las unidades heridas; o bien, para que los aldeanos desempleados colaboren en la guerra mejorando la fuerza de ataque de los castillos. ¡Estuvieron empleados como arqueros! Lastimosamente no pude mantener todos los castillos hasta el final. De aquéllos entregados sólo permanecieron en dos. Ambos fueron perdidos en un solo momento: cuando los francos amarillos se fueron de campaña contra Rey Felipe I, en una de las tantas ofensivas que luego determinaron su derrota.
Una gran embestida contra Pipino el Breve determinó su caída. En ella se juntaron enemigos y enemigos entre sí con el fin de sacarlo del juego. Carlos el Atrevido y Carlos Martel le dieron la estocada final. De ahí los otros seis restantes fueron derrotados por el acero de los francos amarillos. En realidad el primero que cayó fue acaso el más memorable y venerable de todos los francos de la Edad Media, Carlomagno. Es muy curiosa la forma en que fue derrotado. La primera exploración a su tierra lo encontró en una situación incipiente. El centro urbano, unas cuantas torres, la misma cantidad de leñadores y ninguna unidad militar. El feudo de Carlomagno no se había desarrollado al par de los demás.
El siguiente en ser eliminado fue Pipino el Breve, pero de él ya se habló. Ahora era turno de Rey Felipe I. Había que conseguir más reliquias, y él era poseedor de una. El flujo de oro debía aumentar como medida de precaución. Atacarlo supuso la inversión en cinco expediciones, aproximadamente, hasta hacerlo caer. La distancia que los guerreros debían viajar era larga, de extremo a extremo, y peligrosa. Una esquina del feudo de Carlos Martel, defendida con tres castillos, era una amenaza. Incluso el monje que recogió la reliquia alcanzó las tierras del Rey Felipe I herido, pero vivo.
Transcurrió un lapso, tomándonos una pausa para reorganizarnos y estudiar al rival, el siguiente fue Felipe el Bueno. Al presentar esta partida, meses atrás, dije que se presentaban “extrañas coincidencias”. Nuestro rival de turno, Felipe el Bueno, padre de Carlos el Atrevido y ambos formaban una sola alianza. Cuando el padre la pasaba realmente mal y su ciudad comenzaba a ser arrasada, Carlos el Atrevido atacó a los francos amarillos invasores haciéndolo, prácticamente, “en el nombre del padre”. Y cuando veía que sus oportunidades de ganar eran escasas armó un ataque de paladines descomunal. Felipe el Bueno ya había quedado fuera de la partida. Así que nuevamente emprendió una acción bélica “en el nombre del padre”. Vencerlo significó el acceso a las dos últimas reliquias en poder del enemigo y con ello el control de todas. Hacer una abertura en mitad de su muralla fue el factor sorpresa para caer sobre el centro de la ciudad.
Antes de atacar a Carlos el Atrevido le tocó el turno de Carlos Martel, quien al igual que Luís XI sufrió un mismo ardid. Disponían de pocas tropas; de seguro que las habían perdido luchando contra otros, no hay otra posibilidad. Los bosques que protegían parte de sus ciudades, como barrera natural, habían sido talados por completo y representaban una puerta abierta para los francos amarillos. La expedición fue dividida en dos cuerpos. Uno se encargó de destruir los edificios exteriores de la ciudad, ubicados frente a la entrada principal; con ello el poco ejército que les quedaba mordía la carnada saliendo a luchar. El segundo cuerpo aprovechaba la ciudad desprotegida atacando los principales edificios militares como los que producen unidades; o los defensivos como los castillos que con sus flechas dificultan la lucha en las calles. Destruidos representaban un acceso rápido a la victoria. Como dije líneas arriba: es cuestión de usar el ingenio.
miércoles, 7 de abril de 2010
Luís XI concede la victoria
El cuerpo ensangrentado de la última aldeana, quien inútilmente intentó huir. La furia de los francos amarillos hasta el desenlace victorioso. Los paladines atacando el mercado y los arqueros a caballo contra una casa en llamas. Los escombros de otras de ellas en una ciudad despoblada sin aldeanos ni soldados. También torres de vigilancia que aún quedan, pero sin ser mayor impedimento para avanzar. Luís XI no da para más y oficializa su derrota.
martes, 6 de abril de 2010
La aldeana que huye
Es la última con vida. Huyó cuando los otros aldeanos fueron victimados, pero ya no tiene a dónde ir. Al tiempo que trata evadirse de los paladines, los arqueros a caballo le apuntan con sus flechas. El fuego de los lanzapiedras cae sobre las casas y los antiguos campos de cultivo. En la imagen hay un mercado que ya no es más útil pues no puede transferir recursos a su antiguo aliado ya rendido.
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- Valmont
- Desde pequeño siempre he sentido un fuerte interés por la Historia y, además, por elaborar historias. Conocí Age of Empires de un modo fortuito: cierta vez, cuando quise comprar algunos videojuegos, me di con la sorpresa que mi PC era obsoleta. Siguiendo el criterio del vendedor, no me quedó otra opción que este juego sobre el cual escribo. Hoy, años después, lo considero el mejor que he conocido en mi vida.
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