lunes, 11 de octubre de 2010

La persistencia japonesa


Los míos también saben cumplir con su deber. Ahora atacan un nuevo castillo. Desafortunadamente, la intensión no duró mucho; los arietes destruidos y los integrantes al interior de ellos, víctimas de los mongoles. Dejaron en llamas la construcción defensiva, aunque de seguro el incendio será apagado inmediatamente.

domingo, 10 de octubre de 2010

La aparición de los defensores


Tenían que aparecer y cumplir con su tarea. Lamentablemente la caballería japonesa se ha dispersado, persiguiendo a sus pares mongoles, que son más rápidos por ser ligeros, y se hace más débil el asalto. Ya cayeron dos caballeros por obra de una torre de guardia. El castillo enemigo fue destruido, si hay que ver algo del lado optimista.

sábado, 9 de octubre de 2010

Atacando al castillo


Seis arietes cubiertos, conteniendo cada uno cuatro alabarderos, hacen contacto con las recias paredes del castillo mongol. Aún no aparecen las fuerzas defensoras. El objetivo es hacer retroceder las posiciones del enemigo. Una vez ganado un buen espacio, éste será usado para instalar un campamento desde donde iniciar incursiones a lo que reste de los mongoles. Es mucho más fácil y práctico que transportar constantemente tropas desde la isla inicial.

viernes, 8 de octubre de 2010

Persiguiendo a los mangudais


Los onagros japoneses, victimarios de los leñadores de Chepe, yacen destrozados sobre el pasto de la isla, pero primero eliminaron aldeanos mongoles. No pudieron hacer mucho contra los mangudais mongoles, ya que de por sí siempre estarán en desventaja contra ellos. La caballería japonesa corre tras los estos mangudais azules bajo el mando de Subotai, los que por ser más ligeros llevan más ventaja para escapar.

jueves, 7 de octubre de 2010

Masacre



Los japoneses atacan a los aldeanos mongoles con onagros. Están inmóviles. Ya no les queda más labor por hacer. Han deforestado toda la isla. Lamentablemente tiene que suceder un episodio como este para que el rival, Chepe, sea derrotado. Quizás como alegato en defensa propia diré que el enemigo hubiese hecho lo mismo si tuviera la más mínima oportunidad. De todas maneras es importante para reducir el costo del pago por espías y traición. Los caballeros japoneses, unos pasos más allá, se mantienen en espera.

martes, 5 de octubre de 2010

De regreso a casa


Algunos caballeros perecieron en la ciudad, pero se obtuvo la reliquia y resguardaron la vida del monje aunque éste sufrió mucho. El heroico monje ha desembarcado y da sus primeros pasos en la isla de los aliados. No le resta muchos puntos de resistencia. Luego de depositar la reliquia en el monasterio, será destinado a descansar en uno de mis castillos por un buen tiempo, hasta que cure sus heridas. Los galeones artillados de élite se quedaron bloqueando la costa occidental de la isla en poder de los mongoles. Harán, en la medida de lo posible, destrozos y causarán pérdidas al enemigo.

lunes, 4 de octubre de 2010

Bajo el fuego enemigo


¡Por poquito! Milagrosamente el monje se retira de vuelta al barco transporte con la reliquia capturada. Tan sólo le restaba un punto de resistencia. De haber sido impactado por una flecha más hubiese muerto; la reliquia, abandonada y la expedición, un fracaso. En el supuesto de la muerte del monje, no había otro más que pudiera cumplir su labor. La reliquia, abandonada en territorio mongol, hubiese sido recogida por alguno de ellos; de esa manera, introducida en un monasterio más al interior de la isla y más difícil de acceder, motivando nuevas expediciones y más esfuerzo.

domingo, 3 de octubre de 2010

En busca de la reliquia ajena


Antes de desembarcar, la flota bombardera destruyó las defensas costeras y algunos onagros de asedio que aparecieron echando fuego desde las orillas. Luego, con la facilidad para desembarcar, los caballeros destruyeron el monasterio. Con los caballos sobre los escombros, están cerca de la reliquia. Otros se aventuran a destruir edificios económicos, para mantener alejados a los enemigos de nuestro monje. Debido al límite poblacional, sólo cuento con uno, el único capacitado e indicado para tocar una reliquia. El intento con éste único monje no debe fallar.

sábado, 2 de octubre de 2010

Kushluk se retira


En verdad, luego de esto, se puede reconocer que le hicimos daño con nuestra expedición. Los mongoles amarillos, debilitados, no resistieron más tiempo. Pero hay un detalle: un monasterio con la bandera que indica la presencia de una reliquia en su interior. Tenuemente se puede ver —a pesar de la oscuridad— que es un monasterio de Chepe, el líder de los mongoles verdes. Se ubica cerca de la costa. Un bombardeo con galeones artillados de élite puede lograr que Chepe pierda el control de la reliquia y los japoneses se encarguen de robarla.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Galeones artillados de élite japoneses


La flota japonesa descansa frente al muelle de los coreanos. Hemos regresado para que las unidades afectadas sean curadas; los desperfectos de las naves, reparados y reorganizarse antes de volver a insistir con un desembarco en la otra isla. Una pequeña colonia de leñadores trabaja en el último bosque disponible. Cerca de él, un castillo donde las tropas descansan. Ya casi no hay presencia de la marina enemiga en el canal. Los mongoles centran sus esfuerzos para resistir la invasión de su isla.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Chepe destruye la incursión coreana


En lugar de dirigirse a la ciudad, las tropas del Almirante Yi Sun-shin se desviaron hacia la costa. Antes que ellos pudieran posicionarse para atacar, fueron eliminados. Onagros destruidos, lanzapiedras en llamas, caballería eliminada, carretas de guerra de élite despistadas y los hombres de Chepe victoriosos.

martes, 28 de septiembre de 2010

Incursión del Almirante Yi Sun-shin


Mi expedición anterior no prosperó mucho. No conseguí sacar del juego a Kushluk. Todos los japoneses enviados lucharon, superando obstáculos, pero no se obtuvo la rendición enemiga. Finalmente fueron reembarcados, rumbo a casa antes que sean considerados una pérdida. Ahora son los coreanos quienes se aventuran a una nueva acción militar, llevando muchas armas de asedio y pocos hombres de combate.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Los aldeanos encontrados


Son pocos pero están allí. Uno ya cayó victimado. Un par de ellos, estáticos, recibirán las flechas de los arqueros a caballo. Aparecen mangudáis. Los samuráis se van aproximando poco a poco hacia ellos. Lamentablemente, la rapidez en el uso del arco de aquellos va dejando fuera de combate a la infantería japonesa. Para empeorar la situación, el territorio está rodeado de torres de vigilancia que no cesan de hostigar a mis tropas.

domingo, 26 de septiembre de 2010

En búsqueda del enemigo


Los lanzapiedras deben destruir los edificios; los caballeros y samuráis deben enfrentarse a las unidades militares. Por su parte, los arqueros a caballo buscarán a los aldeanos supervivientes hasta el momento para aniquilarlos bajo el fuego de sus flechas. En su camino las tropas van dejando un par de húsares eliminados.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Desembarco japonés


La misión consiste en destruir unos cuantos edificios enemigos, defenderse de los ataques y ultimar a los residuos de población de Kushluk; de esa manera quedaría fuera de combate. Con eso conseguido, el territorio libre de presencia mongola, sería utilizado para establecer una base. Se levantarían instalaciones militares para facilitar la posterior conquista.
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