Armas de asedio enemigas

La imagen corresponde a las armas de asedio ubicada intramuros que pertenecen a los mayas rojos, dirigidos por Caparazón de Humo. Afuera, y a cierta distancia, esperan los nuestros dispuestos a iniciar el bombardeo con el objetivo de abrir una brecha en la muralla y penetrar en el interior hasta derrotarlo. Muy cerca de los mayas rojos se ha establecido una nueva base, casi como un fuerte, desde el cual se crearán las unidades militares y las armas de asedio necesarias; al mismo tiempo funciona para frenar al enemigo allí y no en la ciudad nuestra.

Hostigando otra marcha

Caparazón de Humo envía dos lanzapiedras, numerosos guerreros águila, ballestas y guerrilleros, aparte de un monje. Queda claro que el objetivo es traerse las reliquias que encuentren. Van directo a la ciudad de Hocico Torcido, pero no saben que las reliquias la tienen los mayas grises.

Hostigando la marcha

Una excelente combinación consiste en guerreros de águila apoyados por arqueros de plumas y todos estos con monjes que los curen en caso sean heridos. De esa manera se evita gastar por entrenar nuevas unidades y el verdadero afectado es el enemigo, sea Rey Cielo Tempestuoso o Caparazón de Humo. Es mejor frenarlos en el camino que cuando estén listos para atacar.

La tarea la termina Caparazón de Humo

Con arietes de asedio, fortalecidos con la presencia de soldados en su interior, Caparazón de Humo terminó por destruir la ciudad de Nenúfar-jaguar. Sólo han dejado en pie las murallas. Cualquier edificio al interior de éstas ha reducido a polvo. Yo tenía el propósito de establecer una nueva base militar allí; pero yo no sé qué intenta hacer Caparazón de Humo.

La expedición de Rey Cielo Tempestuoso

Los arqueros suelen ser rápidos en sus movimientos como en sus disparos. Felizmente los guerreros águila de élite son, también, de movimientos rápidos si bien luchan con una lanza. Lo que se ve en la imagen es un grupo de aquéllos que, colocados fuera de la ciudad, tratan de desbaratar cualquier expedición enemiga. Estos mayas enemigos fueron los que destruyeron los lanzapiedras momentos antes.

La hueste se marcha

La hueste de Rey Cielo Tempestuoso destruyó nuestras armas de asedio y desfila sobre lo que fue la antigua ciudad de Nenúfar-jaguar, entre casas y una herrería. Ellos están bien equipados para atacarnos a mi aliado y a mí.

Perdemos nuestros lanzapiedras

Nuestro objetivo era destruir los últimos restos de la ciudad de los mayas azules, aquellos dirigidos —en cierto momento— por Nenúfar-jaguar. El propósito de la expedición era dejar el campo libre para establecer una nueva base allí desde la cual se pueda atacar a los dos últimos rivales que quedan en la contienda… precisamente para evitar realizar viajes más largos cada vez que se requiera de una nueva expedición.

Desbaratando otra expedición

Ahora se trata de Caparazón de Humo. Las armas destruidas son lanzapiedras y onagros. El guerrero de águila sigue siendo útil para esta tarea, gracias a su velocidad. Me pregunto por el daño que Rey Cielo Tempestuoso y Caparazón de Humo podrían causar si actuarían al mismo tiempo poniendo en jaque a mi aliado y yo.

Destruyendo una expedición

Se trata de armas de asedio de Rey Cielo Tempestuoso: arietes y onagros en una cantidad significativa que ponía en peligro la ciudad de Hocico Torcido, mi aliado. Un detalle: nuestra ciudad, aquella que alberga a los mayas grises, no ha sufrido grandes ataque; esto se debe a que hemos fortificado con muralla muchos pasos, algunos lejanos; aparte de los que protegen la ciudad en sí.

Escaramuzas fuera de la ciudad

Estos guerreros águila resultan muy versátiles gracias a su velocidad. En la imagen aparecen persiguiendo a ballestas enemigas, tanto así que desarticula su formación inicial y pierden la capacidad de ataque que su líder esperaba de ellos.

Reparando los muros de Hocico Torcido

Si no los repara él, no los repara nadie. Suele suceder así: que una sección de la muralla queda afectada por las armas de asedio pero el líder de la ciudad no envía aldeanos para reparar los muros afectados. De alguna manera, ayudar a  Hocico Torcido a que se defienda significa, también, ayudarnos a nosotros mismos.

La acción continúa

Los participantes en la campaña contra Jaguar Escudo II no han vuelto, por completo, a casa luego de su exitosa participación y ya hay otro rival que se insinúa como el nuevo enemigo contra el combatir. Se trata de Rey Cielo Tempestuoso: con sus onagros y arqueros de plumas intenta atacar a Hocico Torcido. Hemos reforzado su ciudad. Ahora veremos si son capaces de penetrar en ella.

Jaguar Escudo II ha claudicado

Un par de aldeanos fueron alcanzados por las flechas de los arqueros de plumas. Fue suficiente. Con ello queda finalizada la campaña contra Jaguar Escudo II. En la imagen quedan los lanzapiedras, algunos dañados por cierto, pero de buen trabajo contra el enemigo.

Cayó el centro urbano de Jaguar Escudo II

Casas destruidas, flechas sobre los campos de cultivo, escombros y fuego, guerreros águila que corren buscando aldeanos vivos y siendo apoyados por los arqueros es lo que deja, al final de cuentas, nuestra campaña.

Nenúfar-jaguar se retira

No sé exactamente por qué se retira. No estuve al tanto de su evolución durante la partida. Tampoco sé exactamente quiénes lo atacaban. Posiblemente —y esto es conjetura— fue atacado por Rey Cielo Tempestuoso o por Caparazón de Humo, integrantes de un sólo bando. Quizás viendo el mapa haya una mejor explicación: su territorio era muy limitado para expandirse.