Lo poco que queda

Un molino es atacado por los mayas grises. Al otro lado del río hay otros edificios de Rey Cielo Tempestuoso. Los aldeanos son escasos. En la vanguardia nuestra van los guerreros águila, junto a los lanzapiedras; detrás de ellos vienen los arqueros de plumas. Una expedición de Hocico Torcido se avecina.

La ciudad pierde edificios

Los lanzapiedras hacen un buen trabajo. La resistencia enemiga es prácticamente nula. No aparecen soldados dispuestos a dar su vida u oponerse a nuestros propósitos. Parecen estar muy golpeados, como si hubieran gastado todos sus recursos, tanto así que ya son incapaces de repelernos.

Arietes de asedio contra el castillo

Son cuatro arietes en su afán de destruir el castillo y de paso también a las torres aledañas. Hemos esperado un poco para reforzar el ejército con nuevos guerreros, que esperan un poco más atrás. La población está al límite.

Últimos manotazos de ahogado



Ya no le queda mucho tiempo de vida a Rey Cielo Tempestuoso. Poco a poco se va acercando el momento en el cual se declare derrotado y con ello se culmine la partida. En la imagen aparecen tres guerreros águila de elite tratando de retrasar aún más ese momento del fin. Hemos perdido algunos soldados por causa de las flechas enemigas.

Un solitario guerrero águila de élite

Quizá sea el último guerrero enemigo que se anime —valerosamente por cierto— a dar su vida por defender su ciudad y a su líder. Ya cayó un centro urbano, pero aún creo que queda otro más y, además, la tarea de encontrar a los aldeanos y ultimarlos.

Van quedando sólo ruinas

Escombros huellas de anteriores edificios. La furia de los mayas grises se impone sobre el afán defensivo del enemigo. No tienen mucho con qué oponerse a nuestro avance rumbo a la victoria. Hocico Torcido envía expediciones cada cierto tiempo pero no resultan siendo esfuerzos significativos.

Lluvia de fuego

Ofensiva final sobre Rey Cielo Tempestuoso. El ataque se inicia lanzando bolas de fuego sobre diversos edificios. La tropa aguarda su turno de asaltar la ciudad.

Lanzapiedras de Rey Cielo Tempestuoso

Ahora se inicia la ofensiva contra los mayas aguamarina, los liderados por Rey Cielo Tempestuoso. Mi aliado Hocico Torcido ataca esporádicamente desde el noroeste; mientras que los mayas grises desde la fortaleza creada en la antigua ciudad de Nenúfar-jaguar, correspondiente a los mayas azules. El nuevo rival casi no tiene aldeanos. Su caída es inminente.

Dos reliquias más

Tras la victoria sobre Caparazón de Humo, y la consecuente destrucción de su monasterio, se puede tener acceso a las dos reliquias que permanecieron bajo su custodia. Dos monjes nuestros son escoltados por los guerreros para que los protejan de una incursión enemiga que pondría en peligro la pertenencia de nuestras nuevas conquistas.

Las ruinas de la ciudad maya

Tan sólo quedaron en pie cuatro casas y la herrería. El resto son puras ruinas. Parecen material para la arqueología.

Caparazón de Humo se rinde

Hasta que finalmente cayó siguiendo el diseño de la estrategia planeada previamente. Ahora tan sólo queda un rival en liza. Uno que ya ha estado enfrentando las incursiones de Hocico Torcido, nuestro aliado. Tan sólo queda Rey Cielo Tempestuoso como enemigo. Su ciudad es grande y tomará tiempo llegar al corazón de la misma.

El castillo es el nuevo objetivo

Los arietes de asedio van adelante. El resto del ejército espera detrás. La necesidad está en eliminar edificios defensivos antes de poder ingresar a la ciudad sin que los soldados sean víctimas de las flechas arrojadas desde los castillos y las torres.

Destruyendo el taller de maquinaria de asedio

Era una instalación que se hallaba cerca del lugar de acción anterior: el centro urbano. Entonces, los mayas grises lo atacan en su afán por borrar del mapa al pueblo de Caparazón de Humo.

Asalto al centro urbano

Los aldeanos rojos se refugiaron en el centro urbano que ahora es escombros. Atacamos con cuatro arietes de asedio, los cuales llevaban en su interior  a guerreros águila. Escogí a estos soldados porque suelen ser rápidos y pueden dar captura a los aldeanos rápidamente.

Los monjes enemigos

Una vez más arqueros de plumas y monjes enemigos se enfrascan en una lucha. Estos últimos han conseguido sacar de combate a algunos de mis arqueros. La estrategia continúan en pie: hostigar con flechas las labores de los aldeanos en su propósito de levantar los muros que caen.