Incursión en tierras de Cuitláuac

Básicamente los esfuerzos contra Cuitláuac se concentran en el uso de ballestas y guerreros águila. Éste es un aliado que ya no tiene ejército; son sólo aldeanos los que restan. La intención es acertar las flechas en éstos sin que logren escapar y construir una nueva ciudad en otra parte del mapa.

Dos torres perdidas

De tanto tener los ojos puestos en otras zonas del mapa, nos olvidamos de lo que sucedía en la casa. Dos arietes de Tízoc hicieron una brecha en nuestra muralla y penetraron en nuestras tierras, destruyeron las dos torres; aparte de eso, un lanzapiedras se mostraba peligroso. Felizmente nos alertamos a tiempo y el peligro no paso a mayores.

Despejando el territorio

Es lo último que queda de la presencia de Axayácalt en la partida. Nuestra pretensión es despejar la zona para luego pasar a ocuparnos de Cuitláuac y colaborar con nuestro aliado en su campaña contra los aztecas púrpuras. Cuando eliminamos edificios de un rival, eliminamos la capacidad de visión compartida con su aliado.

Ahuítzotl insiste

Con la intención de facilitarnos las tareas defensivas, hemos destruido los edificios defensivos de los aztecas grises, dirigidos por Tízoc. Ahuítzotl es quien ataca con sus lanzapiedras hacia nuestras torres defensivas. Los guerreros jaguar hacen un intento de acabar con el ataque enemigo.

Huitzilíhuitl arremete

Mi aliado avanza con los lanzapiedras. Va destruyendo las edificaciones que encuentra a su paso; aunque sus guerreros encuentren la muerte producto de flechas lanzadas de torres y castillos… pero está avanzando. Algo que podemos decir de Cuitláuac es que su pueblo era de leñadores. Se puede ver porque gran parte del suelo ha quedado deforestado.

A raíz de un descuido defensivo

Uno de los riesgos de habernos instalado en el extremo norte, en las antiguas tierras de Cuautémoc, era que esa zona era tan pantanosa que resultó imposible construir un cerco amurallado de tal manera que evitara o frenara las incursiones enemigos. Aquí reaccionamos un poco tarde, ocupados en otras tareas, mientras el enemigo pretendía derribar el castillo.

Guerreros jaguar destruyen lanzapiedras

En este extremo del mapa Ahuítzotl, líder de los aztecas amarillos, estuvo intentando forzar una entrada —a través del vado— utilizando armas de asedio. Los guerreros jaguar, colocados en esa zona, cruzaron la puerta y dejaron fuera de combate a las armas del enemigo. De momento estamos resistiendo sus embates; más adelante corresponderá ocuparnos de esos enemigos.

Los aldeanos de Cuitláuac

Un detalle que deja esta imagen es el poco espacio para las labores agrícolas entre los aztecas púrpuras. ¡Tan sólo hay un par de granjas! Y no se ve alrededor de éstas las huellas de haber utilizado el suelo para trabajar la tierra; sin embargo hay muchos aldeanos que están desocupados.

Huitzilíhuitl ataca al mercado de Cuitláuac

La ofensiva de mi aliado se hace cada vez más fuerte. Huitzilíhuitl ha concentrado sus esfuerzos en expulsar de la contienda a los aztecas púrpuras.

Guerreros jaguar que atacan la torre

Algo de lo cual quejarse siempre. Los aliados pueden crear expediciones importantes, pero carecen de la habilidad del jugador humano para sacarle el máximo provecho a sus esfuerzos militares. En la imagen, todos en tropel van contra la torre que los va a herir de muerte, por más que un lanzapiedras también intente derruir la torre. Así gastan sus puntos de resistencia.

La ciudad de Huitzilíhuitl

Siempre resultan ser imponentes. En el caso de los aztecas no sólo es imponente sino además tiene un condimento exótico. Mirarlos por un rato como que invita a pensar un poco en lo que fue aquella antigua civilización, cómo vivieron, cómo se disponía su ciudad. Por cierto, hay un ejército de los aztecas verdes marchando: el objetivo es Cuitláuac.

Monjes que portan las reliquias

Las reliquias nos van aportar muchas monedas de oro. Con ellas, la economía prosperará y podremos financia nuevas expediciones. Ya tenemos cuatro en nuestro haber. Las reliquias capturadas permanecen en poder de los monjes que las transportan.

Las reliquias encontradas

Las pruebas de la derrota de Axayácatl aparecen. Fueron tres reliquias y la codicia de sus rivales por poseerlas. Muchos de los edificios que aparecen en sombra ya no existen porque fueron destruidos por las incursiones de nuestros predecesores.

Fuego en el castillo

Un solitario lanzapiedras amarillo de Ahuítzotl nos toma por sorpresa, en el momento que hacemos demolición de los últimos edificaciones en pie de Axayacatl. El castillo arde en llamas. Los guerreros jaguar se preparan para responder a la agresión.

Otro brulote que ataca

Mi intensión es despejar el camino para un libre tránsito entre las tierras que pertenecieron a los aztecas rojos y la nuestra. Un brulote, la última muestra de resistencia enemiga, trata de hacer frente a los arietes que derruyen las murallas. El objetivo es llegar a las tierras de Cuitláuac, donde las fuerzas de mi aliado están poniendo empeño para derrotarlo.