De vuelta al ataque

La caballería pesada inglesa arremete contra los arqueros a caballo. Más atrás vienen nuestros letales arqueros de tiro largo junto con los lanzapiedras. Es peligroso internarse en esta ciudad ya que está protegida a cada paso por torres de bombardeo y, quién sabe, por castillos. Por ese motivo es que traemos lanzapiedras y en buen número.

Será mejor retornar a casa

La expedición ha sido diezmada por el choque con las fuerzas chinas y la eventual participación de algunos guerreros japoneses. Mi plan era conquistar la ciudad china a fin de alejar cada vez más al enemigo de los predios ingleses. Sin embargo, lo que sucedió no lo esperaba: el ejército chino salió camino a la ciudad nuestra y la disputa fue en ese espacio intermedio, entre ciudad y ciudad. Los chinos lograron rechazar nuestra ofensiva y tras estas últimas acciones retornamos a casa. Será tiempo para adiestrar nuevas unidades —mientras resistimos a los chinos— antes de retomar la pretensión de conquista.

Aparece Hosokawa Katsumoto

Son las armas de asedio japonesas las que propician gran mortandad entre los guerreros ingleses. También aparecen arietes chinos. Si éstos no eran frenados, hubieran ido directamente a los muros de la ciudad inglesa y serían capaces de destruir todo cuanto pudieran. Los lanzapiedras ingleses de la imagen intentan bombardear objetivos chinos.

Intento de invasión

Los ingleses salían de su ciudad rumbo a la de Yue Fei con intensión de conquistarla; sin embargo, en medio camino, se encontraron con otra expedición, precisamente de los chinos, dirigiéndose a la ciudad inglesa y se produjo un gran enfrentamiento.  Los últimos sobrevivientes ingleses son este puñado de arqueros de tiro largo y unos cuantos lanzapiedras.

Primera gran batalla contra los chinos

La caballería pesada intenta frenar a los chinos muy cerca de la muralla inglesa. Son apoyados por los arqueros de tiro largo que hacen llover flechas sobre el enemigo. Los chinos cuentan con camellos, caballería ligera, campeones y arqueros a caballo. No pretendemos aún conquistar su ciudad, pero sí hacerles frente.

La amenaza china

Los chinos de Yue Fei amenazan con destruir los muros con este ataque tan masivo. Ahora los guerreros del lejano oriente se convierten en los nuevos rivales a derrotar. Son una gran amenaza: han enviado un numeroso ejército y sin contar las armas de asedio. El castillo puede defender arrojando flechas, pero hará falta la participación de los caballeros para repeler el ataque chino.

Olaf Tryggvasson cae derrotado

Barridos de principio a fin. No se encontró mucha resistencia, salvo al inicio. Conall se libra de un peligro y los ingleses también. La importancia de esto radica en que si vencen a Conall, la próxima víctima o, en todo caso, quien sufra el asedio del resto de contendientes, serán los ingleses; entonces, por todo motivo, hay que evitar que eso suceda. La caída de los vikingos nos toma por sorpresa, precisamente cuando los japoneses de Hosokawa Katsumoto asedian a los celtas de Conall.

Destruyendo las casas

No obstante esta tarea la puede hacer los lanzapiedras, los caballeros, al no encontrar a quién atacar, colaboran en la destrucción de las casas. A su paso van quedando los escombros de edificios destruidos por la maquinaria de asedio. Algo curioso: ya casi nadie sale a defender la ciudad. Parece como si Olaf Tryggvasson hubiera gastado todo su esfuerzo en el duelo que sostuvo contra Conall.

¡Llegaron los lanzapiedras!

Precisamente lo que se esperaba: lanzapiedras, en un número significativo, para destruir la ciudad lo más pronto posible. Por momentos aparece uno que otro defensor vikingo solitario que no representa una seria amenaza para los ingleses a mi mando.

Situación crítica

Los ingleses siguen esperando por refuerzos. Se hace sumamente necesaria la participación de los lanzapiedras y una nueva camada de guerreros para conquistar las tierras de Olaf Tryggvasson. Si bien no aparecen los defensores de la ciudad vikinga, es necesario la aparición de refuerzos ya que abandonar la ciudad puede resultar perjudicial: cuando pretendamos tomarla de nuevo, puede estar mejor defendida.

Ataque al centro urbano

Los ingleses han visto disminuido su volumen de ataque; aunque no por ello han dejado de avanzar la conquista de las tierras vikingas. Los dos últimos arietes sobrevivientes de los cinco iniciales atacan el centro urbano (quizás el único) donde se protegen los aldeanos de Olaf Tryggvasson. Los arqueros de tiro largo esperan atrás atacando a cualquiera que aparezca. Hay refuerzos en camino.

Avanzando

Muchos guerreros —propios y ajenos— han caído. Lo importante aquí consiste en insistir. Hay caballeros y arqueros que se están entrenando para venir hasta estas tierras y culminar su conquista. Ahora ya resulta necesaria la participación de los lanzapiedras, puesto que en cualquier momento nos encontraremos con una edificación que dispare flechas. Los arietes terminarían destruidos de ser usados contra un castillo o centro urbano con aldeanos en su interior.

Se ha creado la brecha

Los primeros en ingresar a las tierras de Olaf Tryggvasson son los arietes. Un detalle que puede resultar importante es la colocación de los arqueros de tiro largo en el lugar que antes ocupo el trecho de la muralla derribada. El objetivo es que, mediante ese ataque a distancia de los arqueros, se pueda proteger la entrada ganada, alejar a los aldeanos que intenten levantar el muro y proteger a los arietes de quienes los hostiguen.

Empezó la conquista del predio vikingo

Los cinco arietes se van acomodando para ocasionar un forado en la muralla vikinga. El objetivo consiste en crear una entrada en la muralla del predio y tomarlo por asalto. Esos pocos caballeros de la imagen no son toda la tropa enviada para tomar la ciudad vikinga. En camino, cruzando las tierras de Conall, vienen más guerreros.

Un intento para frenar a Acamapichtli

Los caballeros son los más capaces de frenar a los lanzapiedras. Sin embargo, los monjes siempre resultan un elemento complicado de manejar ya que, por medio de la habilidad de conversión, pueden eliminar a uno de los nuestros o bien pasarlo a su bando. La situación se tornaría aún más difícil si los aztecas se convierten en un rival con persistentes incursiones a nuestras tierras.