Construyendo una fortaleza

Ocho aldeanos construyen una puerta. Estamos aprovechando la antigua ciudad de los vikingos para alejar, cada vez más, a los enemigos de la ciudad de Conall, nuestro aliado. Sus murallas se pueden aprovechar para convertirlas en defensas propias. Desde esta fortaleza se podrá iniciar incursiones en tierras de los francos, aztecas y mayas.

La fallida expedición de Acamapichtli

Los caballeros son lo mejor que tenemos para detener las expediciones enemigas frente a nuestras murallas. Los aztecas llegaron con muchos monjes y onagros de asedio. Todos ellos perecieron en combate y la ciudad, protegida. Aún no tenemos la vista puesta en un nuevo objetivo. Nos sigue intrigando qué sucedió con los últimos aldeanos chinos necesarios para que Yue Fei se declare derrotado.

Sorpresiva aparición de Pájaro-jaguar

La campaña contra Yue Fei ha terminado con su ciudad arrasada; sin embargo, acabar con la vida de los últimos aldeanos encontrados, no significó que anunciara su derrota. Ahora la expedición inglesa reconoce el área despoblada y se encuentra con los mayas de Pájaro-jaguar.

Buscando a las últimas víctimas

En este momento sólo queda en pie, en la ciudad de Yue Fei, el contorno de su ciudad delimitado por sus murallas. Estos soldados de infantería, que aparecen en imágenes, han sido enviados para eliminar a los últimos aldeanos chinos sobrevivientes. Creíamos que eran los últimos, pero no fue así. ¿Dónde estarán los restantes chinos? No lo sé. ¿Estarán escondidos en alguna parte a la espera de un mejor momento para contraatacar? Tampoco lo sé.

Una ciudad desolada

Lo que son ruinas ahora con el paso del tiempo no serán más que polvo  por donde transite el viento. En el suelo quedará la marca de que alguna vez hubo un edificio en aquella zona como marca imborrable; como una cicatriz, la cicatriz de la derrota. Sucede con unos; sucede con otros.

Intervención japonesa

Hosokawa Katsumoto sale en defensa de su aliado chino, Yue Fei. Aparece en acción con armas de asedio como lanzapiedras y peligrosos onagros que ponen en alerta a los caballeros ingleses, quienes de inmediato hacen esfuerzos por destruirlas antes que sean letales. Un mínimo detalle: un último lanzapiedras chino está en acción.

A merced nuestra

Las bolas de fuego surcan los aires desde los lanzapiedras hasta impactar en los objetivos. ¡No hay quién salga en defensa! Sin embargo, nuestra ciudad ahora se ve amenazada por una incursión de los mayas de Pájaro-jaguar, aliado de Acamapichtli. Felizmente, para nuestros intereses, van surgiendo nuevas camadas de guerreros que si no intervienen en la campaña contra los chinos, bien lo pueden hacer contra los que asedian.

Centro urbano chino en llamas

Una acción pertinente es la destrucción de los centros urbanos; de esa manera se evita que  aparezcan los aldeanos, soporte de la economía de cualquier participante de la partida. Otros edificios quedan destruidos, cuyos escombros se pueden apreciar; o bien dejan las huellas de su anterior existencia en el suelo. Los campos de cultivo son abandonados ¿adónde han ido los aldeanos?

Situación ambivalente

Por una parte estamos avanzando en la destrucción de la ciudad china, mientras que por otro lado una expedición del azteca Acamapichtli está frente a nuestros muros. Si el castillo no lo frena, lo deben hacer los nuevos soldados que están listos para entrar en combate.

Bombardeo a las torres

Es necesario —en primer lugar— destruir las torres de bombardeo, edificios totalmente letales, antes de pretender ingresar a la ciudad. El peligro que siempre se corre está en los elementos de caballería e infantería, que suelen escaparse de las manos e ir a atacar lo que esté más cerca sin importarles la vida o la muerte.

No aparecen los guerreros chinos

¡Es cierto! No aparece un solo guerrero de los chinos. Parece como si todo su poderío militar lo hubieran perdido en los inicios de la partida, cuando eran una gran y temible amenaza; al momento de atacarnos, tras la victoria sobre Olaf Tryggvasson, el vikingo; y recientemente en la primera incursión contra ellos y en la defensa de nuestra ciudad. Por su parte, los lanzapiedras arrojan bolas de fuego sobre cualquier edificio que esté a su alcance.

De vuelta al ataque

La caballería pesada inglesa arremete contra los arqueros a caballo. Más atrás vienen nuestros letales arqueros de tiro largo junto con los lanzapiedras. Es peligroso internarse en esta ciudad ya que está protegida a cada paso por torres de bombardeo y, quién sabe, por castillos. Por ese motivo es que traemos lanzapiedras y en buen número.

Será mejor retornar a casa

La expedición ha sido diezmada por el choque con las fuerzas chinas y la eventual participación de algunos guerreros japoneses. Mi plan era conquistar la ciudad china a fin de alejar cada vez más al enemigo de los predios ingleses. Sin embargo, lo que sucedió no lo esperaba: el ejército chino salió camino a la ciudad nuestra y la disputa fue en ese espacio intermedio, entre ciudad y ciudad. Los chinos lograron rechazar nuestra ofensiva y tras estas últimas acciones retornamos a casa. Será tiempo para adiestrar nuevas unidades —mientras resistimos a los chinos— antes de retomar la pretensión de conquista.

Aparece Hosokawa Katsumoto

Son las armas de asedio japonesas las que propician gran mortandad entre los guerreros ingleses. También aparecen arietes chinos. Si éstos no eran frenados, hubieran ido directamente a los muros de la ciudad inglesa y serían capaces de destruir todo cuanto pudieran. Los lanzapiedras ingleses de la imagen intentan bombardear objetivos chinos.

Intento de invasión

Los ingleses salían de su ciudad rumbo a la de Yue Fei con intensión de conquistarla; sin embargo, en medio camino, se encontraron con otra expedición, precisamente de los chinos, dirigiéndose a la ciudad inglesa y se produjo un gran enfrentamiento.  Los últimos sobrevivientes ingleses son este puñado de arqueros de tiro largo y unos cuantos lanzapiedras.