El apoyo de los lanzapiedras

Sin el apoyo de los lanzapiedras en la destrucción de los edificios, no sería de gran valor la intervención de las otras unidades militares. Lo único malo en esta campaña contra los japoneses está en que reforzaron su ejército con una buena cantidad de monjes. Éstos trabajan para convertir unidades enemigas —en este caso inglesas— y pasarlas a su bando. Es cierto que acontece con uno o dos, pero de todas maneras causa perjuicios.

La caballería ligera es aniquilada

Los arqueros de tiro largo ponen fuera de combate a la caballería ligera japonesa, quizás lo último de caballería que a Hosokawa Katsumoto le restaba. Han sido realmente útiles. Gracias a su capacidad de ataque a distancia iban hiriendo desde lejos a los jinetes y cuando estaban cerca de ellos llegaban con el último aliento y poca fuerza vital que una última ráfaga de flechas los eliminaba.

Una vez más a la carga

Sorprende realmente cómo los japoneses han deforestado amplias zonas del mapa. Aquí la caballería carga contra la infantería que aparece para defender el nombre de Hosokawa Katsumoto. Poco a poco van apareciendo más guerreros japoneses dispuestos a defender su tierra.

Onagros destrozados

Nos esperaban muchos de ellos. Mi mejor alternativa frente a los onagros es utilizar, también, onagros para neutralizarlos. Entre ellos que se entiendan y se destruyan. Una vez dado esto, es más fácil enfrentarse al resto del ejército.

Campaña contra los japoneses

Luego de un lapso prudencial volvemos a la carga contra los japoneses. No sólo importa su derrota para encaminarnos a la victoria final sino, además, para conocer su territorio y conocer, finalmente, dónde se metieron los últimos chinos liderados por Yue Fei. Se supone que deben estar refugiados en el territorio de Hosokawa Katsumoto. Entonces allí los encontraremos.

Acamapichtli ha sido derrotado

Nuestro esfuerzo queda coronado con la victoria. Destruidos los últimos edificios, y muertos los últimos aldeanos aztecas, se culmina la eliminación de Acamapichtli. La apropiación de la reliquia resulta importante ya que pasará a ser un activo muy importante a la hora de contabilizar nuestras fuentes de riqueza.

Los caballeros protegen la reliquia

Un grupo de caballeros se amontona alrededor de la reliquia. Los caballeros destacados en la ciudad fortificada han tenido que abandonar su puesto, de inmediato, para acudir a la protección de la reliquia que queda libre, ya que los de la fortaleza han caído en combate. Esperemos que, de momento, no haya una significante contraofensiva de mayas o japoneses, los dos aliados más poderosos en este momento, pues la casa queda desprotegida. Los aztecas están por ser derrotados. La maquinaria de asedio destruye edificios importantes para que Acamapichtli se rinda.

Perecieron los últimos arqueros

Los arqueros mayas fueron más y eliminaron a los últimos arqueros de tiro largo que resistían defendiendo los lanzapiedras. Entre las tropas mayas y la maquinaria de asedio inglesa, una reliquia. Lo peor sería que ésta sea tomada por un monje maya y que la guarde en un monasterio, lo cual implicaría que, desde un inicio, se planifique una expedición más para retomarla.

Cayó la caballería inglesa

Nuestros caballeros han caído por obra de las flechas de diversas torres y por la participación de los alabarderos, siempre letales contra la caballería. Los mayas han intervenido en apoyo a su aliado Acamapichtli, el azteca, precisamente cuando los ingleses están barriendo del mapa a los edificios próximos a las tierras de Pájaro-jaguar.

El cuartel azteca queda destruido

La maquinaria de asedio avanza; conforme ésta lo hace, van los caballeros ingleses para dar pelea a las unidades militares aztecas. Muchos edificios han caído, el campo agrícola quedó erradicado del mapa y la reliquia está fuera del poder de los aztecas.

A pesar de los caídos

Ya hemos avanzado un poco. Nuestro objetivo inicial de destruir las edificaciones más cercanas a nosotros ha sido completado, sin embargo, el coste de vidas y maquinarias de asedio fue alto. Ahora estamos por entrar en el perímetro amurallado de los aztecas de Acamapichtli. Una nueva oleada de caballeros y guerreros ingleses está en camino. Los arqueros de tiro largo cumplieron su trabajo: al pie de las maquinarias de asedio están los cuerpos de varios enemigos caídos.

Los arqueros de tiro largo protegen los lanzapiedras

Muchas armas de asedio destruidas. Sus restos yacen sobre el campo. Sería interesante ver un duelo entre el arquero de tiro largo inglés y el arquero de plumas maya. El objetivo de los arqueros ingleses es proteger a los lanzapiedras, cuya permanencia en la partida pende de un hilo. Algunos de ellos siguen en actividad pero seriamente dañados.

Guerreros caídos

Los mayas intervienen en la acción y terminan por aniquilar la expedición inglesa. Son muchos los muertos nuestros; son muchos, también, los guerreros enemigos, en este caso los mayas, que salen en defensa de los aztecas, sus aliados. La caída de uno supone la caída del otro. Así es la situación para los guerreros del Nuevo Mundo presentes en la partida.

Al ataque contra los aztecas

Son numerosos los guerreros aztecas que hacen frente a nuestro ataque. Como es de costumbre usan elementos de infantería. Los lanzapiedras atacan a los edificios cercanos. Los caballeros están allí para proteger las armas de asedio.

Ahora contra los mayas

Los mayas aún no se dan por vencidos, sino que resultan aún más atrevidos. Ya no atacan la fortaleza ubicada cerca de su ciudad; ahora van directo a nuestra ciudad fortificada, provocando dificultadas para nosotros. Ellos atacan, precisamente, un castillo. La caballería pesada sale en defensa.