Arietes que incomodan

Los arietes de Oda Nobunaga lograron hacer una brecha en la muralla y penetrar en la fortaleza. La caballería pesada sale de inmediato para eliminar a la maquinaria de asedio enemiga y restablecer la calma.

Incursión de las carretas de guerra

Las carretas de guerra de élite salen a una excursión extramuros para ponerse a prueba frente a los edificios enemigos. Un lanzapiedras japonés apoya a las torres de homenaje enemigas. Pronto las carretas de guerra regresaron a la base. Ésta sigue reforzándose con edificaciones defensivas y otras de producción de unidades militares.

Las carretas de guerra defienden la fortaleza

En primer lugar, se ha construido una muralla, a manera de cerco, para delimitar nuestra área de la correspondiente a Oda Nobunaga. Acto seguido, y ante la falta de castillos que puedan defenderla, las carretas de guerra son las encargadas de dicha labor. Hemos escogido el lugar más angosto entre los extremos de la isla para levantar la muralla a fin de darle al enemigo menor espacio para sus ofensivas.

Bombardeo a las torres de Oda Nobunaga

El objetivo de esos bombardeos es hacer que el enemigo sienta nuestra presencia en la isla y, de paso, eliminar las defensas fronterizas para tener un campo de batalla, sin muchos obstáculos, en caso de una avalancha de japoneses. También está proyectado establecer una base en la zona conquistada para facilitarnos la lucha contra Oda Nobunaga.

Carretas de guerra en acción

Son muy resistentes, tanto así que soportan la lluvia de fuego de los onagros japoneses y sacan de combate a unos cuantos de ellos.

Enfrentando a un nuevo rival

Oda Nobunaga: color rojo y civilización japonesa. Ha permanecido intacto hasta el momento. Los escasos topes contra él fueron en las aguas, entre las flotas de guerra. Ahora que Tairano Kiyomori ha desaparecido del mapa, nuestros aliados tienen un espacio suficiente para desembarcar sus expediciones y poner en aprietos al último japonés en el ruedo.

Tairano Kiyomori eliminado

La ciudad queda arrasada. Nuestra caballería está fuera de la acción, cosa extraña, pero protegiendo a los lanzapiedras, quizás ya no de los japoneses azules sino de Oda Nobunaga, quien permanece intacto y con fuerzas militares suficientes. Las carretas de guerra de los aliados son las que terminan la conquista pero con el apoyo de los lanzapiedras de los coreanos verdes. Trabajo en equipo.

El aporte de General Kang Kam-chan

Ahora es el General Kang Kam-chan quien interviene en la ofensiva contra los japoneses azules. Con las carretas de guerra ataca a las torres de homenaje. Reitero que cualquier esfuerzo favorable a la causa es bienvenido. El esfuerzo combinado permite que se maximice el potencial de cada participante.

El aporte de General Taejoyoung

Los aldeanos japoneses quedan desorientados, atónitos ante el centro urbano hecho polvo. Hay una expedición de General Taejoyoung que ha desembarcado y entra en acción. Ellos también quieren participar de la caída de Tairano Kiyomori. Cualquier apoyo es bienvenido.

Eliminando arietes

Resulta curioso en el extremo de caer en lo ilógico. Tairano Kiyomori envía arietes para detener nuestra invasión. Hay que considerar que la mencionada máquina de asedio solo sirve para destruir edificaciones y no para un combate a distancia o de cuerpo a cuerpo.

Primera escaramuza coreana-japonesa

La caballería es la principal fuerza de choque, la cual es apoyada por los alabarderos. La etapa del bombardeo naval surtió el efecto esperado: son muy pocos los efectivos militares japoneses que separan la línea entre ser conquistados o —en una proeza— salvar su ciudad.

Desembarco en la isla japonesa

¡Hecho! Acaban de desembarcar las fuerzas militares y el equipo de asedio de los coreanos verdes. Se les puede ver: caballeros, alabarderos, húsares, arietes, lanzapiedras, cañones de asedio y una solitaria carreta de guerra de élite, que hasta ahora han participado escasamente. En lo sucesivo, por lo menos en el resto de la partida, vamos a tratar de darles espacio dentro del ejército de los coreanos verdes.

Un monólogo de destrucción

Los escombros son los restos de un taller de maquinaria de asedio. Con esto se acaban los bombardeos mar-tierra. ¡Ya no hay más blancos posibles! De todos modos, se ha conseguido el objetivo: debilitar a Tairano Kiyomori, tanto como sea posible, antes de entrar en su isla.

La furia de los buques bombarderos

En el afán por destruir la mayor cantidad de edificios vitales, ahora es el turno del centro urbano japonés. Los aldeanos, al parecer resignados, solo pueden asistir silenciosos al bombardeo al cual los sometemos. Queda muy poco para realizar el desembarco en la isla y enfrentar a Tairano Kiyomori en una batalla final.

Onagros de asedio en acción

General Kang Kam-chan, aliado nuestro, envió una expedición de onagros de asedio contra Tairano Kiyomori. Unos han caído; otros no cejan en la lucha. En la imagen, un samurái azul recibe un impacto de bolas de fuego.