miércoles, 9 de febrero de 2011

Robin Hood. Un pequeño análisis

Debido al tiempo transcurrido —desde su estreno hasta hoy— ya debe haber literatura crítica de cine muy desarrollada sobre la película. Entonces, evitando caer en un círculo vicioso, mi pretensión es encontrarle algún punto, visto desde cierto ángulo, que termine por ser original y novedoso. Es por ello que termino haciendo esta suerte de ensayo o apreciación crítica centrada en uno o dos temas. Por otro lado, estudiar la película globalmente seria un proyecto que tomaría años y el formato del blog no permite algo tan extenso.


Desafiando al orden medieval

El título de esta pequeña composición está claro. Robin Hood muestra en varios pasajes una intensión de desafiar el orden establecido, en este caso el orden político y social de la Edad Media. Tanto el héroe principal como los otros personajes lo hacen desde las diversas condiciones en que se hallan.

Junto al Santo Padre, el rey es una de las figuras más importantes del mundo feudal. El rey gobierna por derecho divino y sólo le rinde cuentas a Dios; el resto de seres humanos que conforman su reino son sus súbditos y le deben lealtad.  Ricardo Corazón de León, Rey de Inglaterra al inició de la película, se halla en un recorrido desde Palestina hasta la costa occidental de Francia a fin de volver a casa luego de su cruzada contra la ocupación sarracena de Tierra Santa. El film nos sitúa al rey inglés porfiando por derrotar al último castillo francés (Castillo de Chalus) que le opone resistencia. Una noche decide salir a dar un paseo entre sus huestes. El propósito de Corazón de León es encontrar un hombre honesto entre tantos “rufianes” y es así como encuentra a Robin Hood. Éste es interrogado por su rey si considera que el Dios cristiano consideraría justa y santa su cruzada. Robin Hood le recuerda la masacre cometida en Acre (una ciudad de la costa palestina) en la cual asesinaron sin piedad a miles de sarracenos, principalmente mujeres y niños. Robin Hood ha quedado impactado por una mujer que le miró a los ojos como sabiendo que ella, luego de ser degollada, se encontrará con su Dios, pero los ingleses quedan impuros para siempre. Robin Hood recuerda la mirada de esa mujer de una compasión única y no de rencor. Con esas palabras desafía la autoridad feudal, en este caso el rey, al arrostrarle lo inhumano y sacrílego de sus ejecuciones. Consecuencia de ello es que Robin Hood y sus amigos terminan en los cepos como castigo.

Siguiendo con esa intensión de desafiar el orden medieval nos encontramos con la muerte de Ricardo Corazón de León. Él muere por obra de una flecha. Al interior de los ejércitos medievales existían ciertos grados o casi estamentos: los caballeros eran los más importantes, casi siempre eran privilegiados nobles quienes se encargaban de formar esa sección del ejército. Por su parte, la infantería, era compuesta de gente del pueblo o, en el peor de los casos, por conscriptos, es decir gente que se sumaba al ejército habiendo pasado por una leva. Dentro de la infantería el arquero (o a veces ballestero) era una pieza importante ya que con poco entrenamiento podía ser muy favorable: disparar flechas, penetrar armaduras y matar al enemigo. En cambio el ejercicio del caballero pasaba por años y años de duro entrenamiento en el manejo de la lanza y la espada. En ese duelo caballero versus arquero había mucho de prejuicio: un guerrero con poco entrenamiento y más aún plebeyo podía acabar con un caballero, noble y con un prolongado entrenamiento. Para los caballeros resultaba intolerable, pues no era posible que un guerrero con un largo entrenamiento muera por otro apenas entrenado. Por otra parte, alguna vez un Papa estuvo a punto de prohibir que los ejércitos cristianos tengan entre sus filas a arqueros… precisamente a raíz del caso de Ricardo Corazón de León.

Lady Marion, futura esposa de Robin Hood, no se queda atrás en este juego de desafío al orden medieval. La situación es crítica. Ella, como habitante de Nottingham, sufre las consecuencias económicas de la guerra. Todos los hombres partieron a la cruzada y hasta el momento no habían regresado, uno de ellos es su esposo. Sólo quedaban algunos que no podían hacer mucho (como el caso del padre del verdadero Robert Loxley) y niños que se dedicaban al pillaje en búsqueda de alimentos. Lady Marion no tenía granos para sembrar, aunque la tierra estaba apta y la temporada del año era la adecuada. Como consecuencia, no tendría de qué alimentarse en el futuro; incluso ella misma dice que recogen hierbas del campo y a veces conseguían cazar animalejos y a veces la suerte les otorgaba un jabalí. Lady Marion va a tener un conflicto con la Iglesia, representada por el Fraile Tuck, un hombre que se dedica a elaborar bebidas alcohólicas para el deleite del populacho. Hay una parte de la cosecha que le pertenece a la Iglesia (a manera de tributo) y está a punto de ser enviada a la ciudad de York. La ira de Lady Marion contra el Fraile Tuck consiste en que la Iglesia tiene mucho, tanto así que puede prescindir del grano de Nottingham a fin de que éste sea usado para el beneficio del pueblo. La iglesia debe ser más caritativa con un pueblo que padece el hambre; pero los hombres de la iglesia quieren su parte. El desafío va más allá y termina por ser de una gran rebeldía porque cuestionar a la iglesia costaba duros castigos ya que no podía ser contradicha en esa época. Sus servidores obran para el beneficio de Dios y por voluntad de Dios en la medida que son sus intermediarios con el resto de la humanidad. Lady Marion —repetimos— desafía esta idea y pide que una iglesia enfocada en las necesidades de su pueblo.

Robin Hood recurre una vez más a desafiar el orden medieval. Una vez muerto Ricardo Corazón de León, decide junto a sus amigos escapar del castigo que los somete. Con el rey muerto el ejército inglés pierde cohesión y se inicia una carrera por alcanzar las costas y una embarcación que los devuelva a casa. Sin embargo, en el camino les espera una nueva aventura que será el punto de partida para sus embustes. Los caballeros del Estado Mayor de Corazón de León llevan la corona de Inglaterra de vuelta a casa. En el camino atraviesan un bosque donde son emboscados por partidarios del Felipe, el rey francés enemigo encarnizado de los ingleses pues ambiciona conquistar el reino. En el desorden de la escaramuza se pierda el caballo que lleva la corona. Robin Hood y sus compañeros van a encontrar el despojo que dejaron los franceses y al verdadero caballero Robert Loxley a punto de morir, quien le entrega a Robin Hood la espada de su padre como última voluntad antes de expirar. En esas circunstancias atrapan al caballo del difunto Corazón de León que porta la corona. Los amigos de Robin Hood saben una cosa: devolver la corona, comportándose honestamente, no significa que vayan a ser tomados por hombres sinceros, pues la honestidad sólo está reservada para los caballeros. Lo único que les queda —siendo fieles a la figura del rey— es tomar los despojos, vestirse como caballeros y fingir serlo para así poder entregar la corona a la familia real. Los amigos de Robin Hood temen seguir este proceder pero su líder los convence de que ser caballero o plebeyo es tan sólo un disfraz social, que el hombre vale por lo que realmente es y no por lo que recibe al nacer. Otra nueva muestra de desafío al orden medieval: renunciar a la idea de estamentos sociales muy marcados y casi imposibles de permitir el tránsito entre uno y otro.

La famosa “Carta Magna” juega un rol importante en la trama. Juan Sin Tierra, sucesor de Ricardo Corazón de León, es un tirano al extremo de resultar malcriado con cualquiera incluso con su madre. Es un personaje difícil de digerir. La Carta Magna, de acuerdo con lo que la película nos dice, es obra de un visionario que no es sino el padre del propio Robin Hood o Robin Longstride, quien creía en un mundo donde todos los hombres sean iguales y sus derechos respetados por la autoridad regia y sus brazos que se encargan de hacer cumplir la ley. El país está al borde de la guerra civil y por si fuera poco los franceses están a punto de invadir una debilitada Inglaterra. Los nobles están hartos de la tiranía de Juan Sin Tierra a raíz de su exigencia del pago de más impuestos debido a que las arcas del tesoro inglés están vacías luego de pagar las aventuras militares del anterior rey y su rescate que le tomó a Inglaterra la recaudación fiscal de cuatro años. Juan Sin Tierra sostiene que gobierna por derecho divino y la lealtad de sus súbditos no debe ser negociada. En eso aparece Robin Hood, quien ha recordado lo que su padre le ha enseñado. Encara al rey diciendo que si el rey garantizara las libertades y derechos necesarios tendría súbditos felices y capaces de desarrollar su potencial al máximo, tanto así que de agradecimiento le serían complemente leales, incapaces de rebelarse y siempre dispuestos a defenderlo en cualquier ocasión.

Sin embargo, tras la heroica victoria inglesa y la fracasada invasión francesa, Juan Sin Tierra se las tiene que ver con sus súbitos y la Carta Magna, la cual termina quemándola en un grave desprecio y el consecuente incumplimiento de su palabra (da la impresión que la dio sólo para salvar su trono y contar con hombres que le defiendan). Juan Sin tierra no quiere limitaciones a su poder; por ello rechaza ratificar la Carta Magna. Robin Hood termina siendo declarado proscrito y se va a vivir al bosque de Sherwood junto a Lady Marion, sus compañeros de armas y unos huérfanos pilluelos. Aquel bosque termina siendo otra manera de desafiar el orden medieval: están fuera de la autoridad política, no pagan impuestos, nadie es rico ni podre, ninguno es más que el otro. Todo lo opuesto a lo que hubiera significado vivir en una ciudad medieval.

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