lunes, 22 de junio de 2009

Terminando la empalizada


La esquina en imágenes es el vértice sur de la ciudad de los godos rojos. Los aldeanos van finalizando las defensas; luego de eso, serán distribuidos en diversas tareas; recolectar alimentos, extraer oro y piedra, talar bosques.

viernes, 19 de junio de 2009

A reparar los muros


Comienza la reconstrucción. Los muros dañados son reparados con piedra extraída de diversas canteras. Los espacios vacíos son cubiertos con empalizada, ya que los godos no pueden construir murallas. Será un buen trecho de la barrera que será cubierta con palos de madera.

jueves, 18 de junio de 2009

Ha pasado el temblor para los godos rojos


Los refugiados vuelven a casa luego de haber desarrollado al máximo la agricultura. Se ha obtenido un gran aprovechamiento de esa zona apartada para dedicarse al agro. Ahora pueden volver a la ciudad a la que pertenecen sin tener miedo de ser atacados por los otros godos invasores. Se aprecia el suelo desgastado con huellas de que la hierba no volverá a crecer allí.

miércoles, 17 de junio de 2009

Teias el Godo también se va


Teias el Godo se retira. Corrió suerte similar al Rey Alarico II: debió ser diezmado por las batallas. Su terreno ocupado no le permitió desarrollarse al máximo. Lo importante es que caído este rival sólo restan 3 nada más. Luego de una cruenta lucha, una defensa acérrima, los resultados van surgiendo por sí solos. No fue necesaria la invasión a su ciudad. Un grupo de huscarles han dado fin a los últimos guerreros de Teias el Godo.

martes, 16 de junio de 2009

Rey Alarico II dice adiós


Un rival diezmado, débil, cuya economía no tenía un gran potencial quizás desgastado por otras luchas. Lo único que resta, para que su territorio sea explotado, consiste en derruir las torres de vigilancia para hacerlo un espacio libre para los godos rojos.

jueves, 11 de junio de 2009

En el centro de la ciudad


Dada la facilidad con que serían vencidos los súbditos del Rey Alarico II, no quedaba más que traer las piezas de asedio para demoler las edificaciones principales y luego acabar con cualquier tipo de oposición que impida la conquista. El centro urbano ha sido destruido. Con unos lanzapiedras y un puñado de hombres, el enemigo va siendo derrotado.

miércoles, 10 de junio de 2009

Ingresando en la ciudad del Rey Alarico II


Sólo unos cuantos huscarles, pues el resto del ejército debe esperar una contraofensiva de los otros enemigos. Ellos ingresan en territorio del Rey Alarico II. No hubo resistencia más allá de las flechas lanzadas desde las torres de vigilancia.

martes, 9 de junio de 2009

Se inicia la ofensiva


Producto de la deforestación es la desaparición de bosques que protegían la entrada a la ciudad. Así dejan camino abierto para incursionar en tierras hostiles. Unos húsares enviados a explorar y descubrieron que el Rey Alarico II se hallaba en crisis: pocos aldeanos, sus campos abandonados y ofrecerían poca resistencia ante un eventual ataque. Lo primero es obstruirle el acopio de recursos.

lunes, 8 de junio de 2009

Extendiendo el área agrícola


Al asaltar y tomar las ciudades se descubrían extensas zonas dedicadas a la agricultura, con mucha gente dedicada obtener alimentos del suelo. Entonces, la única salida a la crisis de los alimentos era retirar a los aldeanos de la zona de guerra, luego dirigirlos a una zona apartada donde pudieran dedicarse a sus labores sin que sean víctimas mortales.

miércoles, 3 de junio de 2009

Casi a punto de caer


Pocos huscarles sacrifican su vida luchando hasta el final contra campeones de Teias el Godo. Un castillo pone su cuota de ayuda lanzando flechas. Como se ve, muchas partes del muro de piedra han sido destruidas y otras, reemplazadas con empalizadas. No queda otra alternativa. En la parte frontal, hay otro contingente de Teias el Godo, haciendo frente a un castillo. Pocas y exánimes tropas los enfrentan. Ojo: la última inversión en crear nuevas unidades ha dejado las reservas de alimentos al borde de la escasez. Además, algunos aldeanos perecieron con la caída del centro urbano.

martes, 2 de junio de 2009

Al borde de la cornisa


Es el momento en que más arrecia la ofensiva rival. Vencieron las últimas defensas. No había unidades militares para defender. Al ingresar a la ciudad fueron directamente al monasterio donde se guardan las reliquias. Ellos las desean para aumentar su poderío económico. El recinto religioso es testigo de las últimas instancias de la lucha con muchos caídos, defensores y hostiles, al pie del mismo. Por otra parte, no hay protección para los aldeanos, así no pueden trabajar. Sólo les queda refugiarse y esperar que éste no sucumba. El agotamiento es general. Cada castillo construido, más temprano que tarde, sucumbe ante las armas de asedio enemigas.

lunes, 1 de junio de 2009

Sólo quedaron dos


Un huscarle y un caballero son los únicos sobrevivientes de la última batalla. Muerto sobre muerto y muros derruidos. La sombra que cayendo sobre el terreno que ya no tiene edificaciones.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Desolador campo de batalla


Todos los combatientes caídos. La mecánica ha sido la siguiente: vienen tropas para atacar; salen tropas rojas completamente sanas; termina el combate quedando muchos heridos; luego estos enfrentan, maltrechos y malheridos, a una nueva expedición y son abatidos con mayor facilidad. El enemigo no da tregua; no hay descanso. Esta vez sucumbieron los guerreros de Teias el Godo frente a los valerosos godos rojos.

lunes, 25 de mayo de 2009

Teias el Godo vuelve


A la ciudad roja la ven debilitada. Nombres de líderes guerreros de quienes se tuvo escasa referencia, ahora hacen incursiones más significativas. Una batalla tras otra, las fuerzas de mis soldados ya no son las mismas cuando deben enfrentar nuevos rivales y es más fácil que sucumban en la escaramuza. Se pelea sobre cadáveres de propios y extraños. Al final se pudo extraer todo el oro de la mina y los mineros toman un merecido descanso.

domingo, 24 de mayo de 2009

Un nuevo enemigo


Dado que hay cuatro equipos, y no hay la visibilidad disponible, no se sabe cómo irán los enfrentamientos entre los otros equipos; pero un nuevo rival hace su aparición en escena, ensañado. Se trata del Rey Leovigildo; no mi aliado sino un homónimo. Llegó con caballería ligera e infantería. Fueron rechazados, el único mal es que afectaron la paz del trabajo de los mineros que aprovechaban yacimientos auríferos en las afueras de la ciudad, ya con varios muros de piedra caídos e imposibles de reconstruir. Lastimosamente, la mina de oro podría ser abandonada temporalmente. Ella pone en riesgo la vida de los trabajadores. Hay minas más allá en un punto muerto, por donde cruzan los ejércitos antes de llegar a la ciudad, pero significaría mandar a los mineros a una muerte segura.
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