sábado, 30 de octubre de 2010

Lejano Oriente. Balance Final

Las condiciones del mapa determinaron en gran manera cómo se desarrolló la partida. Como siempre los jugadores del sistema, o mejor dicho, aquellos que juegan dirigidos por el programa o la computadora, son los que evolucionan más rápidamente que los dirigidos por un ser humano. Es así como en las primeras capturas de imagen, correspondientes a los primeros momentos del juego, si se tratan de acciones bélicas, tienen como protagonistas a los jugadores del sistema. Fueron mis aliados, Almirante Yi Sun-shin, Wu Ze-tian y Zhao Kuang-yin los que se enfrentan a los cuatro mongoles, Kushluk, Chepe, Genghis Khan y Subotai. Los japoneses se ocupaban de construir una economía sólida, en algunos momentos apoyar con recursos a los aliados, ir observando la evolución del conflicto y reconocer el territorio del enemigo en cada incursión aliada.

Con los contendientes repartidos en dos islas y separados por un canal, la única manera de combatirse fue en las aguas, mediante los barcos de guerra y, en menor medida, con los desembarcos de unidades terrestres que no hacían, al principio, un gran daño a los oponentes. Entonces, el canal se convirtió en una tierra de nadie. Constantemente cada participante enviaba su flota para enfrentarse a la del rival. Se vio, galeones, galeones artillados, galeones artillados de élite, brulotes y brulotes rápidos e incluso, con menor frecuencia, buques de demolición pesados. Salidos del muelle o astillero, partieron rumbo a encontrarse con el enemigo sea cual sea. Los dos bandos se apoyaban entre sí. A veces uno de los contendientes enviaba su flota y ésta terminaba peleando contra dos rivales al mismo tiempo. Hubo batallas en las que se involucraban hasta cuatro facciones, en un combate de tres contra uno o dos contra dos. En fin, la gran batalla naval fue una lucha a muerte buscando que el otro ceda para que luego su isla sea invadida.

Lo más importante para conseguir fue la madera. Hacia los momentos finales de la partida ya no quedaba un solo bosque existente. Todos fueron devorados por las hachas de los leñadores en ese afán de enviar más naves al frente de batalla. Una gran postal que nunca logró aparecer es la siguiente: un número elevado de aldeanos de Zhao Kuang-yin muy laboriosos. Al final quedaron desempleados, pues se agotaron los árboles.

La adquisición de monedas estuvo manejada por la explotación de las minas de oro y el robo de reliquias que eran liberadas de los monasterios por obra de un bombardeo. Sin embargo, la fuente más importante de ingresos fueron las caravanas comerciales entre nuestro mercado y el mercado coreano; como también, las urcas mercantes dirigidas al puerto del Almirante Yi Sun-shin. Ninguna de las rutas tuvo problemas de ataques enemigos: las carretas comerciales iban por el medio de la isla y las naves mercantiles navegaban a cabotaje desde nuestro puerto ubicado a las espaldas del canal, el frente de batalla. Mis aliados también aprovecharon la oportunidad de hacer comercio con los japoneses.

Hay eventos que coinciden en un momento dado. Cuando los mongoles hacen sus últimas incursiones navales de gran peso, cuando Kushluk anduvo medio herido de muerte, debilitado por constantes ataques marinos, es el momento en que surge la flota de los japoneses para entrar en acción. En ese entonces, la economía nuestra podía hacer frente a los gastos de mantener una flota y un ejército activos.

El mejor lugar para establecer una base militar en la isla era uno de los extremos. Elegí el extremo occidental ya que allí se hallaba Kushluk, minimizado y casi destruido. De todos los mongoles era quien anduvo más rezagado y no fue para menos. Su presencia en sus orillas estuvo tan mermada que Chepe, un participante ubicado al centro de la isla, tuvo construido un molino para explotar los recursos naturales más cercanos a la costa. Es más, viendo la zona que ocupaban en el mapa, los mongoles de Chepe contaron con tres grandes bosques de los cuales alimentaron su armada y les permitió expandirse a su gusto con lo cual fueron, por mucho tiempo, los líderes de la partida.

El resto ya ha sido relatado. Eliminación de Kushluk, el establecimiento de dos castillos luego de perder uno y la participación conjunta entre los coreanos y japoneses para vencer a Chepe y Subotai, además de mis esfuerzos privados por vencer a Genghis Khan. Ubicar aldeanos desocupados y eliminarlos para pagar menos por los espías, fue necesario. Los encontré casi por suerte, pues el terreno de la isla era desconocido en su totalidad. Fueron ataques selectivos con fines estratégicos.

Una vez Chepe derrotado, las distancias entre éste y yo eran un poco ventajosas para el primero. Ya cuando se encaminaba la victoria de la coalición de chinos, coreanos y japoneses las distancias eran de temer si no concluía la partida en el primer lugar. La situación fue difícil. Los aliados, especialmente el Almirante Yi Sun-shin, habían retomado sus incursiones en la isla de los mongoles y eso significaba apresurar el paso rumbo a la victoria final. Por último, eso motivó a que mis japoneses y yo seamos más incisivos y nos apuremos en vencer a los mongoles. Luego de anunciada la victoria las estadísticas definitivas fueron alentadoras: había logrado superar a Chepe por casi 600 puntos. Un milagro a base de esfuerzo.

jueves, 28 de octubre de 2010

Subotai concede la victoria


La presencia japonesa fue sólo para aparecer en la imagen. La mayor parte del trabajo, para derrotar a los últimos mongoles, fue tarea del Almirante Yi Sun-shin y sus tropas de asalto. En el último momento perdieron la vida tres caballeros japoneses por culpa del fuego de los coreanos, cuando aquellos se disponían victimar a los aldeanos de Subotai. De las edificaciones mongolas, en la isla enemiga, no queda más que una. La isla prácticamente fue limpiada de principio a fin, de arriba abajo, de izquierda a derecha. Los mongoles fueron aniquilados.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Los últimos aldeanos de Subotai


Son lo último que queda de la presencia mongola en la isla. El centro urbano queda en escombros por la acción de los onagros de asedio coreanos. Éstos siguen lanzando bolas de fuego, insistentemente, sobre los aldeanos supervivientes. Los cadáveres de otros victimados yacen sobre el pasto. La caballería japonesa, aquella ubicada al sur, se prepara para la carga.

martes, 26 de octubre de 2010

El cerco sobre Subotai


Subotai empieza a estar rodeado. Por el norte, caballeros japoneses; por el sur armas de asedio coreanas y japonesas; en el mar, buques aliados que bloquean las costas. O por el norte o por el sur, Subotai, el mongol azul, será atacado. Los roles se han invertido respecto de la campaña contra Chepe. Una pequeña expedición de Wu Ze-tian se va acercando (ya han desembarcado en la isla) para apoyar los esfuerzos de sus aliados.

lunes, 25 de octubre de 2010

Los coreanos vuelven a la carga


Parece que esto ya será el final. Había elegido descansar antes emprender el asalto final, pero una nutrida expedición enviada por el Almirante Yi Sun-shin me obliga a tomar parte del asunto. Debo apoyar sus esfuerzos. Él ataca a Subotai con carretas de guerra de elite y onagros de asedio. Con eso logrará minimizar la presencia de aldeanos sobrevivientes de cara al asalto final. En la imagen uno de ellos, a punto de recibir el fuego de los coreanos.

domingo, 24 de octubre de 2010

Genghis Khan ha claudicado


Ya no le quedaba mucho por hacer, aunque sigue atacando. Ciertas torres de vigilancia se mantienen en pie y hostigan con las flechas que disparan. La caballería se encarga de atacar los últimos edificios que deja el paso de Genghis Khan por estas tierras, en la que los mongoles están con las horas contadas.

sábado, 23 de octubre de 2010

Caballería al ataque


No quedan muchos aldeanos mongoles, pero sí un poco más de edificaciones. La producción de oro ha progresado recuperándose mucho más de lo que se hubo gastado en el pago por espías. El Almirante Yi Sun-shin ha enviado expediciones pero que han sido eliminadas. Más bien, los otros aliados han rodeado ciertos puntos de la isla con algunos de sus buques como si fuera la imagen de un bloqueo naval.

viernes, 22 de octubre de 2010

El ataque de los lanzapiedras japoneses


Los lanzapiedras, usados anteriormente en la campaña contra Chepe, son ahora usados contra Genghis Khan. El castillo en imágenes es el último que les queda en pie a los mongoles rojos. Los buques bombarderos destruyeron uno en las orillas de la isla. Los saboteadores se acercan peligrosamente a los lanzapiedras para destruirlos. Es lo último que tienen antes de caer derrotados. La caballería japonesa espera un momento antes de cargar contra los aldeanos.

jueves, 21 de octubre de 2010

Bombardeo de mar a tierra


Galeones artillados de elite japoneses se encargan de bombardear, desde un mar en posesión nuestra, todos los objetivos que sean capaces de lograr, incluso acercándose peligrosamente a las costas. Todo debe quedar listo para que las fuerzas militares terrestres japonesas ingresen a la ciudad. La victoria, de esa manera, será más fácil de conseguir. Un dato: el pago por espías ha sido mucho menor de lo esperado. La aniquilación estratégica de aldeanos mongoles ha surtido efecto.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Chepe eliminado


La combinación de fuerzas dio un resultado positivo: Chepe cae derrotado gracias al esfuerzo conjunto de coreanos y japoneses. A los aldeanos ya no les quedaba mucho con qué defenderse. Los expedicionarios del Almirante Yi Sun-shin  se encargaron de ultimarlos. Posteriormente se dirigieron hacia las tierras de Genghis Khan donde perecieron intentando hacer lo mismo.

martes, 19 de octubre de 2010

El avance de los lanzapiedras


Ahora corresponde dar en el blanco de otras edificaciones. Un establo y unas cuantas casas son los objetivos. Algunos aldeanos se hayan dispersos y separados. Unos tratan de construir nuevos edificios; otros permanecen inmóviles esperando un fatal desenlace. Hay objetivos en pie por atacar aún; por ejemplo un castillo.

lunes, 18 de octubre de 2010

Tras la caída del centro urbano


Osamentas que se encuentran por doquier. Aldeanos ultimados que forman charcos de sangre bajo sus cuerpos. Un húsar coreano y un alabardero que se aproximan a los sobrevivientes. Lanzapiedras japoneses que hacen de las suyas con los residuos de ciudad. Un par de arietes de asedio mongoles incapaces de ser utilizados. Ya no le queda mucho a Chepe, un gran rival.

domingo, 17 de octubre de 2010

Asalto al centro urbano


Los cinco lanzapiedras han sido desmontados y adelantado un poco más para dar en el centro urbano, corazón de la ciudad. La expedición enviada por los coreanos no se ha mermado en su número y fuerza. De nuestra parte, los japoneses cuentan únicamente con las armas de asedio mencionadas. La victoria o derrota de estos esfuerzos conjuntos recaerá en la responsabilidad del Almirante Yi Sun-shin.

sábado, 16 de octubre de 2010

Los coreanos han regresado


El Almirante Yi Sun-shin ha enviado varias carretas de guerra de elite y, en menor medida, onagros de asedio. He decidido apoyar sus esfuerzos sumando cinco lanzapiedras. Una labor conjunta. La tarea de éstos será destruir las edificaciones defensivas que puedan representarle dificultades para vencer a Chepe. Por ejemplo, ya se borró del mapa un peligroso castillo por obra de los japoneses.

viernes, 15 de octubre de 2010

Nada perdido


Los arietes pudieron ser repelidos por los caballeros japoneses. Evitaron que causaran más destrucción en el campamento base. Tan sólo quedaron los edificios para la producción de unidades militares. Los aldeanos, por el temor de perderlos, fueron destinados a protegerse huyendo hacia los barcos transportes. Ahora tengo otra idea: colocar dos castillos, uno a cada lado del camino. Dos serán mejor que uno solo.
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