sábado, 5 de enero de 2013

Cuarto Aniversario de Planeta Age

Un día como hoy, hace cuatro años, Planeta Age inició sus actividades.

Paralelamente a nuestro cuarto aniversario, iniciamos un nuevo año contra ciertos pronósticos apocalípticos que daban al 21 de diciembre de 2012 como la fecha del fin del mundo. En fin, la vida continúa, el mundo sigue rotando, hay que seguir jugando Age of Empires y llenado el blog de información interesante y batallas épicas.

El año 2012 ha sido un año magnífico para el blog. En lo que va de su corta historia, este blog ha conseguido una gran cifra en cuanto a visitas se refiere, superando a sus años anteriores desde luego. Dicho acontecimiento nos motiva, aún más, a seguir trabajando el blog para convertirlo en un referente importante entre las páginas y blogs —dedicados a Age of Empires— creados por fans y que gozan del aprecio del público internauta.

Por otra parte, el incremento significativo de visitas a Planeta Age implica un nuevo reto: continuar con este proyecto. De esa manera, el blog seguirá siendo, cada vez más, un espacio de entretenimiento y cultura.

Finalmente, la cota establecida por el año precedente es un reto más. Nuestro afán de superación constante nos lleva a trabajar de tal manera que cada vez sea mayor el número de visitas que las estadísticas registren. Haremos el esfuerzo; esperamos contar con la respuesta del público. ¡Muchas gracias!

jueves, 20 de diciembre de 2012

Descarga de Khanes Mongoles

Aquí tienen la posibilidad de descargar gratuitamente Khanes Mongoles, la partida que se ha narrado en las últimas semanas.

Es un archivo de winzip que contiene dos momentos de la partida. El primero, al principio, cuando la partida era favorable para el enemigo; y luego, un segundo instante, en el que todo marchaba a favor de la victoria. Además de ello, el archivo contiene capturas de imagen de las estadísticas de la partida una vez concluida; quedan como un testimonio más de la victoria obtenida.

Para descargar la partida, sigan este vínculo.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Khanes Mongoles. Balance Final

La temprana caída de Mongke Khan podía significaba una de dos cosas. Quizás no había tenido tiempo ni espacio suficiente para desarrollarse; o había algún ejército poderoso que había consumado su derrota y andaba en campaña conquistadora. Entonces, si vencían a Toktamish Khan, estaban a un tiro de atacar a Uzbeg, mi aliado.

Sin embargo, las cosas no sucedieron así. En mí afán por conseguir victorias inmediatas, los guerreros fueron enviados contra Toktamish Khan. Si conseguían el propósito conquistador, el extremo norte del mapa quedaría despejado y, de esa manera, Uzbeg podría estar más tranquilo, dedicarse a recolectar recursos y formar un poderoso ejército que ayudara en la campaña contra los otros participantes de la contienda bélica. Así, el esfuerzo sería compartido. Lamentablemente, a lo largo de toda la partida, a pesar de la seguridad con la que contaba Uzbeg, éste tan sólo se animó a enviar expediciones con un mínimo de guerreros, que luego eran derrotadas sencillamente. Más bien, parecía que esperaba al enemigo en sus tierras en una clara actitud defensiva.

El método empleado para derrotar a Toktamish Khan fue el siguiente: en un principio destruir las torres y castillos que pudieran atacar a los soldados. Posteriormente, no destruimos las murallas para ingresar a la ciudad, sino que acercamos —todo lo posible— los lanzapiedras a las murallas y desde allí bombardearon todo lo que pudieran encontrar en su radio de acción y que perteneciera al enemigo. La muralla, en un primer momento, no representó un obstáculo; más bien, todo lo contrario, se utilizó como protección contra los guerreros de Toktamish Khan que pretendían evitar que su ciudad cayera destruyendo las armas de asedio.

Con el extremo norte despejado de enemigos, podía darse esta situación: establecer una base militar en las tierras de Toktamish Khan para proteger a Uzbeg de un posible ataque enemigo. Contra lo que pensaba, empezó lo que yo llamaría la “batalla por los recursos”. Fue un momento en el que no hubo grandiosas acciones militares. Más bien fue un lapso en el que los aldeanos, repartidos en aquellas áreas del mapa que quedaron libres, se dedicaron a recolectar recursos tales como oro y piedra. Las tierras de Mongke Khan y Toktamish Khan las poseían en abundancia. En esta etapa de la partida la disputa por los recursos la tuvimos con Uzbeg, quizás la única disputa que mi aliado se tomó en serio.

Esta denominada “batalla por los recursos” debía tener un fin: coincide con la caída de Kublai Khan, el aliado de Tamerlán. La situación se ponía muy peligrosa. Ahora lo podía entender mejor, la alianza de Guyuk Khan y Kitboga era artífice de las derrotas tanto de Mongke Khan como de Kublai Khan y, además, dicha alianza iba en pos de las reliquias.

Siendo un rival débil, que podía sucumbir y perder sus reliquias ante otros, Tamerlán resultaba una situación complicada que merecía una rápida decisión. De inmediato se ordenó una movilización contra él. Lo bueno del asunto era su ubicación geográfica, únicamente un pequeño bosque nos separaba. La tarea conquistadora fue rápida y el acceso a sus dos reliquias, inmediato. Junto a la que ya teníamos, encontrada fuera de las tierras de Toktamish Khan, sumábamos tres. Entonces, en manos de la alianza de Guyuk Khan y Kitboga quedaban dos reliquias más.

Por un buen tiempo, nuestra estrategia fue defensiva. Construimos hasta dos castillos por cada vértice de las tierras de los mongoles rojos. No se había decidido pasar a la ofensiva contra la última alianza, sino más bien obligarlos a pelear una guerra de desgaste. ¿En qué consistía eso? Tanto Guyuk Khan como Kitboga enviarían constantemente expediciones con el propósito de acabar con los mongoles rojos. El plan fue esperarlos resguardando la ciudad, luego entrar en combate, que involucraba unidades de caballería e infantería, al tiempo que el enemigo también era diezmado por las flechas de los castillos, desde los cuales los mangudais aportaban mayor potencial de ataque, y, finalmente, las armas de asedio enemigas tenían que ser destruidas por la caballería pesada.

¿Qué se conseguía con este procedimiento? El enemigo tenía recursos limitados; mi intención era que los perdiera atacándonos. Nuestros aldeanos podían se redirigidos a explotar recursos en otros lugares, mientras que el rival suele quedarse paralizado y renunciar a seguir reuniendo más recursos una vez que lo más próximo a él se ha agotado. Si teníamos bajas, podían ser repuestas ya que había un flujo continuo de alimentos, oro y madera. Por su parte, el enemigo no podía recuperar lo que perdía. Es por ello que cuando decidimos emprender la campaña contra Kitboga fueron escasos o casi nulos sus esfuerzos, expresados en unidades militares, para detener a los mongoles rojos. La derrota de Kitboga nos ofreció las dos últimas reliquias que hacían falta. Ya teníamos las cinco en disputa.

Guyuk Khan, el último enemigo, también sufrió los efectos de esta guerra de desgaste; aunque, a diferencia de Kitboga, sí tuvo algunas unidades militares para hacernos un poco más difícil obtener la victoria sobre él cuando atacamos su ciudad. De todos modos, la guerra de desgaste había surtido un efecto esperado. Los guerreros del enemigo caían ante nuestras defensas; al mismo tiempo que Guyuk Khan y Kitboga perdían sus posibilidades de victoria.

Una unidad militar, que tuvo una gran importancia en la partida, fue el mangudai. En ciertos momentos aportó su cuota ofensiva reforzando el poder de ataque de los castillos; en otros momentos atacaron a los aldeanos enemigos para expulsarlos de determinadas áreas, apoyar a la caballería pesada o bien para dar la estocada final, ultimando a los aldeanos del oponente cuya ciudad habíamos arrasado.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Guyuk Khan concede la victoria


Guyuk Khan anuncia su derrota y su posterior renuncia a seguir combatiendo. De esa manera, queda concluida la lucha en tierras mongolas. Los mangudais eliminaron a los últimos aldeanos y, aún así, seguían atacando a los edificios restantes, al tiempo que los lanzapiedras hacían lo mismo. Como buenos guerreros, continuaron luchando hasta el final. Sólo la conclusión de la partida pudo detenerlos.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Los últimos aldeanos


Los aldeanos de Guyuk Khan son diezmados por los mangudais. Son los últimos momentos de la partida y también los últimos aldeanos con vida. Tampoco hay fuerzas militares enemigas que representen un serio obstáculo.

sábado, 15 de diciembre de 2012

El último castillo


Este castillo no se ubica en la ciudad de Guyuk Khan, sino que está en lo que fueron las tierras de Kublai Khan. Los aldeanos supervivientes de los mongoles amarillos, que escaparon a la furia conquistadora de los mongoles rojos, construyeron una última defensa, que ahora es atacada por los arietes.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Duelo de mangudais


Cerca a los cuerpos inertes de los mangudais liderados por Guyuk Khan, los nuestros combaten contra el último de aquéllos. Toda ciudad de los mongoles amarillos ha sido destruida; tan sólo quedan ciertos tramos de las murallas, que rodean la ciudad, como si fueran el cascarón de un huevo.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Los aldeanos de Guyuk Khan son abatidos


Ahora que el área está despejada, los mangudais pueden hacer de las suyas. Y eso que no son los últimos aldeanos. Aún restan unos cuantos (pero pocos) aldeanos que han logrado erigir un último castillo en un acto de defensa que ya parece imposible de concretar exitosamente.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Más lluvia de fuego


Mientras un aldeano de Guyuk Khan hace un último esfuerzo en construir un nuevo edificio, la furia de los lanzapiedras deja incendiada una casa. Ya no le queda mucho tiempo de vida en la partida a los mongoles amarillos. Lo poco que resta son unas cuantas torres capaces de hacer daño a los mangudais.

martes, 11 de diciembre de 2012

Piqueros al ataque


Dos arietes fueron destruidos tras la aparición de la caballería de Guyuk Khan. No obstante la situación desventajosa para los mongoles rojos, los piqueros pueden responder adecuadamente en un enfrentamiento contra la caballería. Sus picas son armas letales contra ella.

lunes, 10 de diciembre de 2012

El castillo es un obstáculo


Los mangudais podrían haber atacado a los indefensos aldeanos, que quedaron a su suerte tras la caída del centro urbano. Lamentablemente, la partida no hubiera terminado allí. El castillo de la imagen, el cual está siendo sometido a un bombardeo, hubiera representado un obstáculo para las maniobras de los arqueros mongoles a caballo. Se precisa que el castillo sea borrado del mapa.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Lanzapiedras en acción


La ofensiva no sólo es realizada con arietes, los lanzapiedras también actúan para conseguir la victoria. Los arietes lo podrían hacer; sin embargo, los aldeanos, debido a la amenaza cerniéndose sobre ellos, hubieran encontrado refugio al interior del centro urbano; luego éste hubiera lanzado flechas contra los arietes provocando un descenso en sus puntos de resistencia. Algo nada conveniente.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Alcanzando el centro de la ciudad


Los arietes han sido enviados a destruir las casas que, como son de bajo puntaje de resistencia, son más fáciles de eliminar y, mejor aún, no atacan. Otro factor a tomar en cuenta es la rapidez de su desplazamiento; de esa manera pueden arrasar la ciudad lo más pronto posible.

viernes, 7 de diciembre de 2012

A punto de alcanzar el centro de la ciudad


Anticipando la llegada de la caballería, las armas de asedio, bombardean las construcciones del centro de la ciudad. El monasterio de la imagen, por obvias razones, no guarece reliquias puesto que —todas aquellas en disputa— están en poder de los mongoles rojos.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Evitando la reconstrucción de la muralla


Es importante que los aldeanos de Guyuk Khan no reconstruyan los trechos de muralla que han caído. De suceder algo así, dificultaría nuestra labor. Ya ha caído más de un aldeano con tales propósitos; los cuales, heroicamente, lo intentan e intentan pero los mangudais los acribillan con sus veloces flechas.
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