Perdemos el castillo

Quedó completamente destruido. Es una lástima. Hubo un descuido de nuestra parte, que muy bien hubiéramos podido evitado. Lamentablemente hay muchas cosas que hacer: recuperar las granjas, explorar los nuevos territorios, reubicar pesqueros y aldeanos. En fin, no es tarea fácil. Felizmente tenemos recursos para construir un nuevo castillo.

El lanzapiedras que nos hostiga

Hemos retrasado un poco nuestro ataque a las tierras de Tairano Kiyomori; a lo mucho se ha destruido un muelle haciendo disparos de flechas desde el castillo. Lo que se ve en la imagen es una respuesta desesperada: los barcos tortuga de élite pretenden destruir el lanzapiedras que acosa a nuestro castillo emplazado en la orilla opuesta.

Las cinco reliquias fueron capturadas

Los coreanos verdes han capturado las cinco reliquias en disputa. Ahora éstas permanecen guarecidas en el monasterio. La producción de oro va a incrementarse significativamente. Por otro lado, las nuevas tierras conquistadas permiten el acceso a minas de oro y canteras de piedra vírgenes.

Destruyendo lo que resta

La caballería ha desembarcado para arrasar con los últimos edificios. Éstos en el pasado pertenecieron a la población encabezada por Hojou Soun. El objetivo que se consigue con esto es reducir la visibilidad de Tairano Kiyomori y Oda Nobunaga, los dos últimos oponentes en liza.

Importante combate naval

La flota de General Kang Kam-chan (amarilla) se introduce en un estrecho peligroso y da inicio a un combate naval contra galeones y brulotes japoneses de los colores de Tairano Kiyomori (azul) y Oda Nobunaga (rojo). La victoria fue para el enemigo. Por otra parte, el transporte con las reliquias ha hecho una escala previa en el islote en medio del mapa.

¡Tres reliquias valiosas!

Cuando logramos visualizar que un monasterio de Hojou Soun contenía reliquias, nos apuramos en embarcar monjes para que pudieran capturar las reliquias cuando quedaran libres. ¡Y fueron tres! Éstas van a permitir una mayor afluencia de oro durante el resto de la partida, la cual será compartida, eventualmente, con los aliados que soliciten oro sin que esta acción implique un descuido en las finanzas de los coreanos verdes.

Hojou Soun ha sido derrotado

Con la intervención de la flota coreana verde, apoyando a la campaña terrestre de General Kang Kam-chan, Yi Song-kye y General Taejoyoung, los aliados coreanos consiguen una victoria contra Hojou Soun habiendo trabajado en grupo. El territorio conquistado reboza de recursos naturales valiosos para continuar en el empeño de obtener la victoria final.

Bombardeo naval

La flota coreana verde, liderada por Valmont, pone su cuota para la derrota del enemigo japonés. En esta imagen, el objetivo es destruir el muelle para evitar la construcción de nuevos buques de guerra. Resulta siendo una tarea sencilla ya que no hay una gran oposición naval de Hojou Soun.

Los progresos de la ofensiva coreana

El vendaval coreano no cesa. A su paso va dejando muchos edificios destruidos, borrados del mapa. Sus principales armas son las carretas de guerra de élite y los onagros de asedio, entre las armas de asedio; al mismo tiempo que se apoya en los húsares, la caballería ligera.

Sigue la lluvia de fuego

Una vez más el intento de los aliados coreanos es evitar que los mineros recolecten oro. Lo bueno de los onagros de asedio coreanos es que también destruyen árboles, a diferencia del onagro simple y la catapulta de trayectoria plana que no pueden. Una manera peculiar de ingresar en una ciudad podría ser destruir el bosque que la protege; sin embargo, una vez conquistada la ciudad, y si en el futuro surgen problemas por la falta de madera, sería algo lamentable.

Impidiendo trabajar a los aldeanos

Las carretas de guerra y los onagros —ambos de élite— hostigan a los aldeanos que intentan obtener oro para financiar la defensa de Hojou Soun. Los aliados coreanos, General Kang Kam-chan, Yi Song-kye y General Taejoyoung, aún no han conseguido penetrar en las tierras de los japoneses aguamarina. El obstáculo es un castillo que defiende bien su tierra.

Las carretas de guerra también participan

Aparecen masivamente las carretas de guerra de élite, el arma exclusiva de los coreanos. Me parece que es un arma superior a los escorpiones. Un esfuerzo combinado de General Kang Kam-chan y General Taejoyoung, coreanos que lucen de amarillo y gris respectivamente.

Los onagros intercambian fuego

Ahora intervienen las armas de asedio, precisamente los onagros. Un detalle: el que pertenece a los colores de Hojou Soun (aguamarina) es un onagro de asedio. Sorprendente. Considerando que los japoneses están impedidos de fabricarlos, la única posibilidad para que tengan uno es que lo hayan capturado por medio de la conversión, aprovechando una debilidad de los coreanos ya que son susceptibles de sufrirla.

Hojou Soun se defiende con lanzapiedras

Lo que nos demuestra Hojou Soun es que cuenta con recursos para afrontar los embates de los coreanos. Es extraño: con los recursos que maneja bien podría formar un ejército en lugar de utilizar unos costosos lanzapiedras. La presencia de monjes indica que estos japoneses cuentan con reliquias. Los coreanos que atacan son Yi Song-kye y General Taejoyoung.

Yi Song-kye encuentra un nuevo paso

Los guerreros coreanos vestidos de púrpura han hecho un gran viaje, atravesando tres territorios aliados y uno ya baldío a causa de la guerra. Aquí están presentes para combatir contra los japoneses. Cada vez —con más empuje— se hace lo posible para entrar en las tierras de Hojou Soun.