Tres brulotes y otros galeones artillados de Wu Ze-tian rodearon a un galeón verde de los mongoles y lo destruyeron. Ahora se perfilan para apuntarle al muelle. Las bombas surcan el aíre entre mar y cielo dejando una estela de humo en su trayecto. Una bala de cañón ya ha impactado sobre el techo de la edificación y empiezan a surgir las primeras llamaradas del incendio.
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