Uno sigue al otro. Ya era cuestión de tiempo. Los guerreros japoneses habían caído en combate, luego de que sus edificios fueran destruidos y así nadie podía defender a los últimos aldeanos. La misma maquinaria de asedio (los onagros) que ultimaron a los aldeanos de Yue Fei, hacen lo mismo con los últimos aldeanos japoneses.
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