Lamentablemente, la caballería pesada se nos fue de las manos y terminaron sucumbiendo ante las flechas de castillos y torres de homenaje. Lo que quedo en pie fue estos lanzapiedras cuya existencia se va acercando a su fin. Es hora de volver la mirada a casa y armar una nueva expedición. Definitivamente le hemos dado un golpe duro a Hosokawa Katsumoto y no creo que reedifique su ciudad ni pueda hacer que aparezcan guerreros para que la defiendan.
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