Debido al tiempo transcurrido —desde su estreno hasta hoy— ya debe haber literatura crítica de cine muy desarrollada sobre la película. Entonces, evitando caer en un círculo vicioso, mi pretensión es encontrarle algún punto, visto desde cierto ángulo, que termine por ser original y novedoso. Es por ello que termino haciendo esta suerte de ensayo o apreciación crítica centrada en uno o dos temas. Por otro lado, estudiar la película globalmente seria un proyecto que tomaría años y el formato del blog no permite algo tan extenso.
Un romance para forjar un nuevo pueblo
Muchas veces en el ámbito de la literatura —en ciertas épocas— los creadores literarios, o bien el folklore popular, suelen utilizar una combinación que resulta interesante al momento de definir la identidad de un pueblo. Por lo general tratan de unir, casi siempre en matrimonio, a un par de personajes (hombre y mujer) que representan a dos grupos humanos distintos. El objetivo es que ambos, con su unión, representen el nacimiento de un nuevo pueblo de cara al porvenir.
La película analizada tiene algo de eso, pero no es visible fácilmente. Es interesante el significado del matrimonio entre Artorius (o Arturo) y Guinivere (o Ginebra). El enlace nupcial de ambos implica el aporte, por parte de cada uno de ellos, de elementos para la identidad del nuevo pueblo que va a surgir.
El film se distancia mucho de la idea extendida que se tiene sobre el Rey Arturo y sus caballeros de la Mesa Redonda. Es más, film está orientado en focalizar los elementos “históricos” que contribuyeron al nacimiento de la leyenda. Se habla de que la trama se sostiene en recientes investigaciones que dan cuenta de un nuevo modo de ver la leyenda artúrica; aunque resulte controvertido si se le compara con aquello conocido en el ámbito literario como Materia de Bretaña o Ciclo Artúrico, en la que figuran muchas novelas de caballería medievales. Por mencionar unos cuantos, vale decir que Merlín, conocido como mago, en la película es un líder picto (una tribu de la actual Escocia) de tendencia rebelde, el Rey Arturo celebra sus concejos en una mesa redonda, muchos de los caballeros, liderados por él, llevan los nombres de los personajes de las romans artúricas. En un aspecto más íntimo, se puede ver a Lancelot y Guinivere (aquellos protagonistas de romances adúlteros) en aguados coqueteos que no trascienden como sí sucedió en la novela El Caballero de la Carreta, escrita por Chretien de Troyes en la Edad Media.
La trama se sitúa históricamente en los finales de la Edad Antigua o, mejor dicho, hacia los finales del Imperio Romano de Occidente. Se cuenta que los caballeros de Arturo provienen de Sarmacia (parte de los territorios de las actuales Ucrania y Polonia). Roma, en su afán expasionista, llegó hasta esos territorios y tras una sangrienta batalla los únicos sobrevivientes fueron los integrantes de la caballería sármata. Los romanos, admirados de su valor y fuerza, decidieron dejarlos con vida pero incorporarlos a su ejército obligándolos a servir durante quince años de sus vidas. De allí salieron Lancelot, Gawain, Bors, y compañía. Su puesto militar era defender las posiciones romanas en Britania. Hasta allí fueron enviados. Concluido el servicio militar, serían hombres libres.
Sin embargo, la situación no es de las mejores. El obispo Germanius llega a Roma para entregar los papeles que a los hombres de Arturo los declara hombres libres; pero también trae la noticia de que Roma empieza a abandonar plazas difíciles de defender. Así, dejaban Britania a la merced de los pictos, un pueblo desplazado; y —no iba a faltar— las migraciones bárbaras. Un ejército de sajones amenaza con conquistar toda Britania para establecerse allí y ya han desembarcado en el norte. El temor que cunde es que los sajones no dejan con vida a sus enemigos vencidos; ellos no quieren el mestizaje con los britanos. A Arturo y sus hombres se les pide una última tarea: ir más lejos del Muro de Adriano, rumbo a una villa situada al norte, para rescatar a una familia romana entre cuyos miembros figura un joven predilecto por el Papa que debe ser llevado a Roma.
Los caballeros de Arturo desean volver a Sarmacia y Arturo a Roma. Sin embargo, aceptan cumplir la misión muy a regañadientes. Una vez en la villa ordenan evacuarla llevando a la familia y los pobladores hasta el Muro de Adriano. Un gran gesto de Arturo ya que el objetivo sólo era la familia romana, no el pueblo. En esa villa es donde rescata a Guinivere de los calabozos.
Una vez rescatada Guinivere, ésta inicia un juego de enamoramiento hablando a Arturo de que si hay algo que le guste de Britania. Le comenta que su padre debió encontrar algo bonito pues se caso con una britana. Para ella, si bien se lo dice a Lancelot, Britania es como su paraíso. En Guinivere se ve el amor al suelo natal; en otras palabras representa a Britania, en tanto patria. Su seducción consiste en hablar elogiando a su tierra y persuadir a Arturo de su valor en tanto hogar para ellos y el pueblo britano.
A lo largo de toda la trama Artorius hace gala de las mejores virtudes que la civilización occidental ha donado al mundo. Sus ideales se basan en la igualdad y tolerancia por el libre albedrío. La mesa redonda representa que ninguno de los que asistan a ella está en condición de superioridad sobre otro; Arturo, además, respeta la religión de sus caballeros, que es una opuesta a la suya, el cristianismo. Todos son iguales; todos tienen derechos en la medida que no represente lesionar los derechos de otros. Por eso tiene rabia cuando un habitante de la villa se haya encadenado y maltratado. Además, enseña a los siervos de Honorius que Alecto, el joven que debe salvar, no es nada especial del Dios cristiano entonces no está por encima de ellos.
Ante la amenaza sajona sobre pictos (habitantes de la Britania no romanizada) y britanos (habitantes de la Britania romanizada) es obvio que hagan fuerza contra un enemigo común. Quien invita a esa unión es Merlín junto a Guinivere. Artorius es hijo de un militar romano con una mujer britana. Es considerado un romano porque nació en territorio romano y picto porque su madre pertenece a ese pueblo. Es por eso que los pictos consideran a Artorius como uno de ellos y lo quieren como líder para que encabece la resistencia contra los sajones.
Artorius es un sujeto de la periferia del Imperio Romano. Ya de joven, y debido a la distancia, idealiza a Roma como una ciudad de progreso y avances importantes para la humanidad donde Pelagio, su mentor en la niñez, predica la igualdad de los hombres y que el hombre es libre de elegir. De esto se concluye que cualquiera puede o no ser cristiano o según su elección. Resulta irónico que un joven, Alecto, sea un poco más realista y durante el viaje hacia el Muro de Adriano le diga a Artorius que la Roma de sus sueños es una ficción; que lo único que encontraría es un imperio decadente, dirigido por la Iglesia Católica, que admite la existencia de seres nacidos para ser esclavos y otros que deben someterlos.
Ahora que Roma no representa más aquello que Artorius siempre creyó, sólo queda Britania, el último reducto de la libertad en la que cree Artorius (porque él está allí y defiende esa tierra) pues es el mundo que su padre y él han forjado. Artorius desconocía que peleaba por una Roma que no existe; cuando en verdad lo hacía por una Britania.
La batalla final es histórica y conocida como la Batalla de Badon Hill, la misma que se salda con la heroica victoria de los britanos. Tal como en la película, los invasores superaban numéricamente a los vencedores. Los últimos caballeros de la Mesa Rendonda ya no luchan por una tierra lejana sino por algo que llevan dentro (como un sentimiento en potencia). Sus acciones —en tanto hombres libres— determinarán el destino (pelear por la tierra que lucharon anteriormente). Si vencen ganarán un hogar, Britania. Lo hacen para cumplir con esa tierra por la que han peleado, derramado su sangre y que Roma abandona a su suerte. Si bien tuvieron deseos de volver a su natal Sarmacia, antes de la batalla renuncian a ello y deciden pelear al lado de Artorius.
Llegada la paz, hay tiempo para el amor ¿Qué representa el matrimonio entre Artorius y Guinivere? Significa que la simiente britana-romana (Artorius) fecunda a una britana-no-romana (Guinivere). Es la unión de un hijo de la Britania romanizada con una hija de la Britania no romanizada; para que, como dice Merlín, ambos pueblos sean uno solo. Artorius aporta el legado de Roma; Guinivere aporta la tierra y el pueblo en los que tendrán cobijo los ideales de Artorius inspirados en lo mejor de la cultura occidental.
Según se desprende de la trama Britania es la tierra donde la libertad y tolerancia se asientan como producto del mencionado matrimonio. A pesar de ello, viendo la derrota del invasor, cualquiera se preguntaría ¿no es la Gran Bretaña un pueblo anglosajón? Pues sí, es cierto. La batalla de Badon Hill retrasa la invasión anglosajona por décadas, pero con el tiempo éstos se imponen sobre los britanos. Para ese momento Britania ya tiene incubado el germen de su identidad, basada en la libertad y tolerancia.