jueves, 10 de enero de 2013

Califa Yazid


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Califa Yazid (sarracenos), uno de los participantes de Bizancio, la quinta partida que se relató en Planeta Age.


Califa Yazid (según Age of Empires) o Yazid I (de acuerdo con la historia) fue el segundo califa omeya. Asumió el control de la dinastía tras la muerte de su padre, Muawiyah I, en 680. Su nombre completo fue Yazid ibn Muawiyah ibn Abi Sufyan. Nació el 20 de julio de 647 y la vida le permitió ejercer su rango durante los últimos tres años de su vida hasta morir en 683. Se casó con una hija de Mahoma y su esposa Aisha bint Abi Bakr.

Califa Yazid preguntó a los gobernadores de todas las provincias si serían capaces de hacerle un juramento de lealtad. El necesario juramento fue aceptado por casi todos, pero Husayn ibn Ali (nieto de Mahoma) y Abdullah ibn Zubayr (nieto de Abu Bakr) rechazaron declararle lealtad. Califa Yazid envió a Marwan bin al-Hakam, líder de su ejército, para ayudarlo en esta tarea. Una fuente temprana, registrada por el historiador musulmán Al-Tabari, señala que la única preocupación de Califa Yazid, cuando asumió el poder, era recibir el juramento de lealtad de quienes habían rechazado el acuerdo de su padre de aceptarlo como sucesor. Tiempo atrás, Muawiyah había convocado a los líderes para tal propósito. No obstante, en un principio, Muawiyah había prometido el califato a Husayn ibn Ali.

El interés de Califa Yazid era llevar esa actitud de rechazo hacia un final. Envió un mensaje para su hombre de confianza, Waleed bin Utbah bin Abu Sufyan, gobernador de Medina, que decía: “Captura a Husayn, Abdullah ibn Umar y Abdullah ibn Zubayr para que den el juramento de lealtad. Actúa con fiereza para que ellos no tengan chance de hacer algo sino dar el juramento de lealtad. La paz sea contigo.”

Husayn bin Ali respondió a la convocatoria; pero no lo hizo así Abdullah ibn Zubayr. Cuando aquél se reunió con Waleed y Marwan, fue informado de la muerte de Muawiyah y la ascensión de Califa Yazid. En el momento de ser requerido para expresar su lealtad al nuevo califa, Husayn respondió que dar su juramento en privado sería insuficiente, porque tal cosa tenía que ser pública. Waleed estaba de acuerdo en ese punto, pero Marwan sostenía que Husayn no debería ser suelto hasta que realice el juramento. En este punto Marwan fue sonoramente reprendido por Husayn, quien logró escapar ileso y mantener un grupo de partidarios armados que atacarían si fuera necesario.

Tras el escape de Husayn, Marwan discutió con Waleed argumentando que derramar la sangre de Husayn significaría ser mal visto por Allah en el día de la resurrección. Por su lado, Abdullah ibn Zubayr dejó Medina rumbo a La Meca esa misma noche. Ya por la mañana Waleed envió ochenta jinetes en su búsqueda pero sin acertar a encontrarlo. Husayn también fugó hacia La Meca, poco después, sin haber dado el juramento de lealtad a Califa Yazid.

Husayn ibn Ali y otros importantes musulmanes no sólo desaprobaron el nombramiento de Califa Yazid, sino que lo declararon en contra del espíritu del Islam. Y no sólo eso. El nuevo bando opositor había decidido iniciar una campaña, entre la opinión pública de La Meca, para desprestigiar la nominación del nuevo califa. A pesar del significativo trabajo que desplegaron, Muawiyah murió y Califa Yazid tomó las riendas del gobierno.

Kufa era una importante fortaleza ubicado en el actual Irak. Allí era la capital del califato de Ali y ciudad en la que radicaban sus más fieles seguidores. Husayn ibn Ali recibió misivas procedentes de Kufa en las que Ali le ofrecía su apoyo a cambio de ser reconocido como califa en lugar de Califa Yazid. En el viaje a Kufa recibieron un reporte de que el primo de Husayn ibn Ali había muerto a manos de los hombres de Califa Yazid; además, el pueblo de Kufa había cambiado su lealtad hacia Califa Yazid: ahora los habitantes estaban en contra de Husayn y sus aliados.

Ubayd-Allah ibn Ziyad, gobernador de Basrah, ejecutó a uno de los mensajeros de Husayn y advirtió a los ciudadanos de que no se alzaran en armas. Luego envió un mensaje a Husayn con instrucciones de Califa Yazid el cual decía: “Tú no puedes ir a Kufa ni retornar a La Meca, pero puedes ir a cualquier sitio que quieras.” A pesar de la advertencia, Husayn continuó camino a Kufa, pero durante el trayecto él y muchos miembros de su familia fueron muertos o capturados en la batalla de Karbala. Con la muerte de Husayn ibn Ali, aún quedaron algunos de sus partidarios en La Meca y Medina. Su familia, o lo que restaba de ella, retornó a Medina.

Abdullah ibn Zubayr continuó rechazando dar su juramento de lealtad a Califa Yazid. Él consideraba que se trataba de una usurpación de poder porque no fue elegido de la manera apropiada para ser califa, pues había evitado ser elegido por la shura, una suerte de votación en el mundo islámico. Posteriormente, inició una insurgencia en Heraz y el Tihamah. Califa Yazid envió un ejército contra él en 683 intentado tomar Heraz para concluir la rebelión de Abdullah y tomó Medina tras la sangrienta batalla de Harrah, seguido por la invasión de la región del Tihamah y el asedio de La Meca. Desafortunadamente, murió ese mismo año dando fin a la campaña y dejó a los omeyas al borde de la guerra civil.

Califa Yazid murió a raíz de perder el control de su caballo y nunca se confirmó haberse encontrado sus restos. Murió a la edad de 36 años, luego de regir durante tres años. Dejó el califato en manos de su hijo Muawiyah II, quien decidió no seguir las políticas de su padre porque llevarían a los islámicos a una sangrienta guerra civil; por eso gobernó poco tiempo. Volviendo al Califa Yazid, él  fue enterrado en Damasco. A pesar de que se cree que su tumba no existe, algunos creen que ésta fue colocada en una pequeña calle cerca de la Mezquita Omeya sin que tenga señales que la distingan.

Algunos recuerdan a Califa Yazid como un jefe musulmán justo, noble y eficiente gobernante. Creen, también, que la nominación de su padre era apropiada. Sin embargo, durante su gobierno, los musulmanes sufrieron severas adversidades. En 682 Califa Yazid tuvo que restaurar a Uqba ibn Nafi como gobernador del norte de África. Éste ganó batallas contra los bereberes y los bizantinos. Por su parte, Califa Yazid también enfrentó a los bizantinos, cuando siguió a su padre en varias de las campañas contra Constantinopla. Similarmente a los demás líderes musulmanes que sucedieron a Mahoma, hay quienes creen que Califa Yazid formaba parte de la profecía de Mahoma: ésta decía que los islámicos se expandirían por el mundo a costas de la “Ciudad del César”, es decir, para ese tiempo, el Imperio Romano de Oriente.

Sin embargo, por parte de ciertos académicos islámicos, durante el periodo del Califato Abasida, consideraron a Califa Yazid como un tirano responsable de tres de las mayores atrocidades de la historia islámica: la masacre de Karbala y de la caravana de la familia hashimita de Husayn, el pillaje y saqueo de la ciudad de Medina (hecha por uno de sus generales) y que costó la muerte de 10 000 hombres, mujeres y niños y el asedio de La Meca en el cual Califa Yazid ordenó bombardear el santuario de La Kaaba dañando la venerada piedra que forma parte del complejo. Sus contemporáneos creyeron que la temprana muerte de Califa Yazid fue una respuesta divina a un proceder sacrílego.

miércoles, 9 de enero de 2013

Emperador Kavadh


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Emperador Kavadh (persas), uno de los participantes de Bizancio, la quinta partida que se relató en Planeta Age.


Emperador Kavadh (según Age of Empires) o Kavadh I (de acuerdo con la historia) fue un rey de los persas sasánida. Se mantuvo en el trono durante dos periodos: el primero fue entre 488 y 496; el segundo, entre 499 y 531. Era hijo de Peroz I, quien reinó durante los años 457 y 484.

Nació en Ctesifonte, una ciudad ubicada en el moderno Irak. Se data su nacimiento —haciendo aproximaciones— en el año 473. De su muerte tenemos mejor información: el 13 de setiembre de 531.
                                                                                             
Durante aquellos años la situación era turbulenta. El imperio sufría las invasiones de los hunos blancos (conocidos también como los hunos heftalitas) provenientes del este. Emperador Kavadh, cuando era príncipe, fue tomado como rehén por espacio de dos años, durante el gobierno de su padre, y se exigió un fuerte rescate. En el 484 Peroz I sufrió una calamitosa derrota y muerte junto a su ejército en la batalla de Herat. Balash, hermano suyo, accedió al trono pero no consiguió restaurar la autoridad y orden en el reino. Más tarde, Emperador Kavadh logró ser rescatado por Sukhra tras una batalla contra Khush-Newaz, líder de los hunos heftalitas.

Una vez conseguida su libertad, Emperador Kavadh retornó a su ciudad natal junto a su rescatador. Balash, tío suyo, había sido coronado emperador; sin embargo, se dice que quien detentaba el verdadero poder era Sukhra. Los nobles sasánidas fueron instigados por Gushnaspdad, un importante comandante militar, para eliminar a Emperador Kavadh, pero sólo consiguieron mantener a éste como prisionero, pero lograría escapar posteriormente.

Tras su huida, Emperador Kavadh busco apoyó en los hunos heftalitas. Su rey ofreció a su hija como esposa a fin de sellar una alianza entre hunos y persas y apoyarlo con un ejército para reconquistar Persia, éxito que consigue en el 488, tras una revuelta en la que contó con el apoyo de algunos nobles persas. Balash, monarca entre los años 484 y 488, fue depuesto y cegado. Gushnaspdad fue ejecutado y sustituido por Adergoudounbades en calidad de kanarang, es decir, comandante de las provincias fronterizas. Sukhra, que alguna vez rescatara a Emperador Kavadh, fue enviado a Ctesifonte y allí fue ejecutado.

Emperador Kavadh tomó partido por la secta creada y dirigida por Mazdak. Sus preceptos decían que los ricos debían dividir sus riquezas y sus mujeres entre los pobres. Si Emperador Kavadh daba su apoyo a esta doctrina lo hacía como una manera de acabar con el poder de una influyente nobleza y otros hombres poderosos. Debido a esto, Emperador Kavadh fue derrocado y encarcelado en la “Torre del Olvido” (ubicada en Susiana). Su hermano Jamasp (reinante en el periodo 496-498) ocupó el trono.

Una vez más, Emperador Kavadh logró escapar y recurrir a los hunos heftalitas para recibir su apoyo con el afán de retomar el poder. En el 498, acompañado de 30 000 guerreros, junto al apoyo de Zarmihr Karen, volvió al poder y castigó a sus oponentes. Ya en el trono, colocó a Bozorgmehr, otro de los hijos de Sukhra, como su ministro y Kawus, hijo suyo, fue nombrado gobernador de Padishkhwargar, un estado vasallo y luego convertido en una satrapía persa.

En materia de relaciones con otros imperios, Emperador Kavadh tuvo que conseguir subvenciones a Bizancio a fin de poder pagar tributos a los hunos heftalitas, con quienes estaba en deuda por haber apoyado su causa. Sin embargo, en esta oportunidad, el nuevo emperador Anastasio I renunció a seguir apoyándolo económicamente. Su estrategia consistía en que surja un enfrentamiento entre persas y hunos a fin de que ambos rivales se debiliten con la guerra y, de esa manera, sacar provecho. De paso, Anastasio intervino en la parte persa de Armenia.

Emperador Kavadh dirigió la guerra contra Bizancio. En el año 502 tomó Teodosiopolis (actual Erzurum) en Armenia. En el 503 la localidad de Amida (Diarbekr), en el Tigris, resistió el asedio a pesar de no tener tropas y después de tres meses logró que los persas se marcharan. Luego de esto Emperador Kavadh intentó conquistar Edesa pero no tuvo éxito.

En el 505 surgió una invasión de los hunos occidentales del Cáucaso sobre Armenia, que condujo a un armisticio. Los bizantinos tuvieron que pagar subvenciones a los persas por las fortificaciones del Cáucaso. Armida retornó a poder bizantino a cambio de un fuerte tributo, pues en una nueva oportunidad sí cayó bajo poder persa.

Con Justiniano como emperador de Bizancio, el conflicto se reanudó cuando Guaram I, rey de la Iberia Caucásica, derrotó a los romanos entre el 524 y 525. Luego bizantinos y persas volvieron a pelear en Transcaucasia, una región ubicada en el norte de Mesopotamia, durante los años de 526 y 527. Mondhir de Hira, un vasallo persa de origen árabe, convirtió Mesopotamia en una tierra de nadie tras masacras monjes y monjas.

En el año 530, Emperador Kavadh envió a sus generales Perozes y Baresmanas al mando de 50 000 hombres a capturar Dara, pero fueron derrotados por las fuerzas del general bizantino Belisario. Un año más tarde, éste fue derrotado en la batalla de Calinico a manos del general persa Azarethes. No obstante la victoria, los persas sufrieron un gran número de bajas lo que motivó a Emperador Kavadh a retirar a este general de su puesto.

Emperador Kavadh organizó una nueva expedición militar contra los bizantinos formando un gran ejército, que asedió la ciudad de Martyropolis (actual Silvan, Turquía) pero con la llegada del invierno, los refuerzos bizantinos de Amida y la muerte de Emperador Kavadh, los persas retornaron a casa.

El mando del Imperio Sasanida  recaería en manos de Cosroes I, hijo de Emperador Kavadh, que se había ganado su preferencia. Previamente había convencido a su padre de que abandonase su apoyo a los mazdakitas. La doctrina se había esparcido por todo el imperio causando una gran inestabilidad política y social. Los mazdakitas fueron censurados; su líder, ejecutado.

En síntesis, Emperador Kavadh fue un gobernante enérgico y con un toque de clarividencia. A pesar de que no pudo escapar a la influencia de los hunos heftalitas, pudo estabilizar el reino persa y llevar a cabo la guerra contra Bizancio obteniendo éxitos. Se le recuerda por fundar varias ciudades que llevaron su nombre y por crear nuevos patrones para los impuestos de sus súbditos.

martes, 8 de enero de 2013

General Manuel Comneno


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de General Manuel Comneno (bizantinos), uno de los participantes de Bizancio, la quinta partida que se relató en Planeta Age.


General Manuel Comneno (según Age of Empires) o Manuel I Comneno (de acuerdo con la historia), llamado también “Megas” (el grande), fue un emperador bizantino. Nació el 28 de noviembre y reinó entre 1143 y 1180. Sus padres fueron Juan II Comneno y Piroska de Hungría, conocida como Irene y por ser la hija del rey San Ladislao I de Hungría.

Manuel fue un gran militar. También destacó como un hábil político y estadista del Imperio Bizantino. Gracias a su pasión por el mundo occidental, se le conoció como el único caballero-emperador según los preceptos de su tiempo. Celebró torneos y justas caballerescas en las cuales él mismo participaba. Esta costumbre al parecer fue heredada de parte de su madre, quien recibía a nobles y caballeros húngaros en la corte bizantina.

Fue el cuarto hijo de la descendencia de su padre. Sus dos primeros hermanos murieron prematuramente. Por ese motivo tenía pocas posibilidades de alcanzar el trono imperial. Sin embargo, tras la muerte de su padre (en el campo de batalla) y destacarse en las campañas bizantinas contra los turcos selyúcidas, fue declarado emperador por el ejército en detrimento de Isaac, su hermano mayor. Antes de acceder al trono, Manuel se garantizó la lealtad de la ciudad y de los jerarcas de la Iglesia Ortodoxa gracias a la intervención de su secretario personal, Juan Axouch, en la capital del imperio mientras Manuel Comneno celebraba el funeral de su padre. Fue coronado en agosto de 1143 por el nuevo patriarca de la Iglesia Ortodoxa, Miguel II Kourkouas. Una vez hecho esto, Isaac, legítimo heredero al trono, fue liberado. El nuevo emperador se encargo de distribuir dinero a cada poblador de Constantinopla y a la Iglesia Ortodoxa.

Para Manuel Comneno la primera intervención en asuntos extranjeros llegaría en 1144. Atabeg Zangi absorbió el Condado de Edesa y amenazaba al Principado de Antioquía. Dada la situación, Raimundo de Antioquía tuvo que solicitar ayuda a Bizancio ya que una intervención de Occidente no sería inmediata. De esa manera Manuel Comneno se decidió por proteger a dicho principado al mismo tiempo que obtenía un vasallo.

En el año de 1146, Manuel Comneno inició una expedición con objetivo de castigar al Sultanato de Rum, liderado por Masud, que constantemente atacaba las fronteras del imperio en Anatolia y Cilicia. Las fuerzas bizantinas llegaron hasta Iconia pero no pudieron traspasar las murallas de la ciudad y se limitaron a destruir el área en torno a la ciudad. Manuel Comneno destruyó la ciudad de Filomenio y se llevó a la población cristiana. Evaluando su proceder, se interpreta que sus acciones estaban dirigidas hacia los cruzados occidentales porque quería ser visto como uno más que abrazaba sus ideales.

A pesar de que podía seguir tras más éxitos en Oriente, Manuel Comneno tuvo que volver la vista a Bizancio. En 1147 dio permiso al paso de la Segunda Cruzada, lideradas por Conrado III y Luís VII de Francia. Ya en el pasado los cruzados habían dejado una mala imagen ante los bizantinos puesto que cometían actos de vandalismo a su paso. En esta nueva cruzada el ejército de Bizancio debió escoltar y vigilar a los cruzados durante su paso por el imperio de Manuel Comneno, además de reforzarse las murallas y exigir a los líderes cruzados garantías en caso de problemas mayores. No obstante las nuevas condiciones, hubo incidentes entre cruzados y griegos que estuvieron cerca de provocar una guerra abierta entre ellos.

Tras el fracaso de la Segunda Cruzada, Manuel Comneno retomó su atención a Antioquía. Reinaldo de Chatillon, nuevo líder del principado, había invadido la provincia bizantina de Chipre en represalia a un supuesto incumplimiento de tributos. En dicha campaña militar, capturó al gobernador de la isla, Juan Comneno, sobrino del emperador. También despojó a sus habitantes de sus riquezas y cometió la atrocidad de mutilar a los supervivientes y se retiró luego de obligarlos a comprar sus rebaños a elevadísimos precios con lo poco que a los chipriotas les quedaba. Incluso se cuenta que el botín acumulado permitió al Principado de Antioquía ostentar poder económico por años. Finalmente, Reinaldo de Chatillon, en una muestra de desprecio hacia el emperador, le envió a la corte algunos chipriotas mutilados.

El emperador respondió a semejante ultraje de manera enérgica: reunió un impresionante ejército. En el invierno de 1158 y 1159 marchó hacia Cilicia realizando el trayecto a una velocidad inusitada que sorprendió Teodoro II de Armenia, colaborador en el ataque a Chipre. Todas las ciudades y villas se rindieron fácilmente ante Manuel Comneno y su ejército. Se cuenta que Teodoro II de Armenia huyó hacia las montañas y que un anciano pastor le traía comida para que pudiera sobrevivir.

Por su parte, Reinaldo de Chatillon veía amenazado su poder sobre Antioquía. No podía solicitar la ayuda del rey de Jerusalén, Balduino III, porque éste no había autorizado el ataque a Chipre. Entonces, la única salida era someterse a vasallaje ante Manuel Comneno cosa que fue aceptada luego de que Reinaldo de Chatillon se humillara públicamente presentándose ante el emperador bizantino vistiendo un saco y una cuerda alrededor del cuello y tras ser ignorado largamente por Manuel Comneno, quien —en el momento— se reunía con sus cortesanos.

Aceptar a Reinaldo Chatillon como vasallo tenía un fin: aprovechar a Occidente para reforzar el poder de su imperio, además de colocar a Antioquía bajo su poder. Su ingreso a esta ciudad fue triunfal y propició la celebración con juegos y torneos para la población local. Luego partió hacia Edesa habiendo reunido previamente un ejército pero abandonó la campaña cuando Nur ad-din liberó a seis mil prisioneros cristianos capturados en varias batallas desde la Segunda Cruzada.

Posteriormente los asuntos de Occidente requirieron la intervención de Manuel Comneno. En 1148 respondió el ataque de Roger de Sicilia, cuya flota atacó la isla de Corfú y luego saqueó Tebas y Corinto. Estas acciones motivaron al emperador bizantino a prepararse contra los normandos. En 1149, Manuel Comneno, contando con 500 navíos, 1000 de transportes de soldados y alrededor de 30.000 hombres, recuperó la isla de Corfú.

El contraataque normando fue a manos de Jorge de Antioquía, que con una flota de 40 naves realizó actos de pillaje en los suburbios de Constantinopla. Por su parte, Manuel Comneno llegó a un acuerdo con Conrado III de Alemania para realizar una invasión al sur de Italia y Sicilia además de su posterior repartición.

Guillermo I de Sicilia, sucesor de Roger de Sicilia, intentó enfrentar a los bizantinos pero resultó severamente derrotado. Éste tuvo que hacer frente a numerosas rebeliones contra su gobierno en Sicilia y Apulia. Manuel Comneno las fomentaba a través de algunos nobles locales descontentos. Para ese momento, Conrado III ya había muerto y su sucesor, Federico Barbarroja, lanzó una campaña contra los normandos que fue abortada a medio camino.

Manuel Comneno consiguió asegurarse plazas importantes en el sur italiano, como Bari por ejemplo, y garantizó la paz por un periodo. Durante esos años, Manuel Comneno conversó con el Papa acerca de una posible restauración del antiguo Imperio Romano a costas de unir la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. Sin embargo, existían desacuerdos entre el Papa y el Emperador de Bizancio puesto que no decidían quien era el más adecuado para liderar el nuevo orden europeo que pretendían formar: o el Papa, quien dirige la Fe; o el emperador, quien tenía el poder político. La situación era complicada, ya que uno de los dos debía ceder. Para el Papa Adriano IV había mucho que ganar ya que evitaba tener como vecinos a los belicosos normandos. Sin embargo era aún más complicado para Manuel Comneno puesto que debía renunciar a la ortodoxia y el pueblo griego tenía un gran sentimiento anti-occidental.

Sin embargo, cuando todo marchaba bien en Italia, la suerte cambió. Sucedieron ciertas desavenencias entre el comandante Miguel Paleólogo y el Conde Roberto III de Loritello. A pesar que luego superaran las diferencias, la campaña ya había perdido el empuje inicial. El punto de quiebre fue la Batalla de Brindisi. Los sicilianos lanzaron un gran ataque por mar y tierra simultáneamente. Para beneficio de éstos, los mercenarios de Manuel Comneno rehusaron seguir combatiendo y demandaron una mejor paga; entonces, como no la consiguieron, desertaron. Los barones locales, antes leales, empezaron a retirar su apoyo a Manuel Comneno. Tras la batalla perdida, el emperador de Bizancio quiso reunir un nuevo ejército y contraatacar. Lamentablemente ya era tarde: Guillermo I de Sicilia ya había recuperado todas las conquistas bizantinas en la región de Apulia.

Tras la derrota en el sur italiano, el poder bizantino mermó considerablemente en dicha región. Tan solo quedaba la ciudad de Ancona. Los normandos habían sido dañados severamente y negociaron la paz con los bizantinos. La campaña de Italia resultó siendo improductiva para Manuel Comneno si se considera el gran gasto del tesoro imperial en dicha aventura militar.

Para debilitar el poder comercial de Venecia, Manuel Comneno firmó acuerdos con Génova y Pisa, rivales venecianos. Además, ya en 1158, para contrarrestar las aspiraciones de Federico Barbarroja sobre el norte de Italia, el emperador bizantino apoyó a las ciudades italianas de la Liga Lombarda con subsidios; incluso la reconstrucción de las murallas de la ciudad de Milán fue con ayuda bizantina. A pesar de esto, no obtuvo apoyo en retorno de estas ciudades en sus proyectos. Años más tarde, en 1171 y tras severos desacuerdos, expulsó a los mercaderes venecianos del imperio y confiscó sus propiedades. Venecia envió una flota de guerra pero no obtuvo los resultados esperados y retornó a casa. Las relaciones entre ambos estados no se restauraron durante la vida de Manuel Comneno.

En la frontera norte (Los Balcanes) Manuel Comneno realizó esfuerzos para preservar las conquistas hechas por Basilio II hace más de cien años atrás. En los años de guerra entre los bizantinos y normandos de Sicilia, los serbios invadieron el territorio del imperio. Manuel Comneno consiguió obligar a los serbios rebeldes a rendirle vasallaje (1150-1152).

Hungría no escapó a sus planes: lanzó constantemente ataques con el fin de anexar sus territorios. Manuel Comneno se sentía con derechos sobre territorio húngaro por ser hijo de Piroska de Hungría. De esta manera, sin necesidad de derrocar a Geza II de Hungría quiso que éste se le sometiera para expandir el área de influencia bizantina. En dos importantes campañas, desarrolladas en los años 1151-1153 y 1163-1168, Manuel Comneno penetró en el territorio de Hungría y obtuvo un cuantioso botín. En 1156, Manuel Comneno y Geza II de Hungría firmaron la paz. Un año después, el emperador bizantino sugeriría a Federico I Barbarroja unir esfuerzos para someter a los húngaros. El emperador germánico rechazaría dicho plan.

Géza II murió en 1162. Su hijo Esteban era el heredero del trono húngaro, con el nombre de Esteban III. Manuel Comneno envió embajadores para gestionar su coronación, al mismo tiempo que movilizaba su ejército para entrar en acción contra el Reino de Hungría. Los nobles húngaros se decantaron por Ladislao, hermano de Geza II, quien estaba en una posición más independiente, y fue coronado como Ladislao II en 1162. Sin embargo, en enero de 1163 fue muerto por envenenamiento.

Esteban IV, tío de Esteban III, sería el nuevo monarca húngaro. Rompió los vínculos con el papado y fue proclive a los intereses de Manuel Comneno. Esteban III lideraría una rebelión y derrotaría al rey el 19 de junio de 1163 permitiéndole huir a Bizancio. El emperador bizantino partió de Sofía jurando a Esteban IV que iba a resolver el asunto. Entonces buscó la solución ofreciendo la mano de su hija María a Béla, hermano menor de Esteban III y nombrándolo heredero del trono húngaro. Además, pidió los territorios de Croacia y Dalmacia y la presencia del joven Béla en Bizancio, quien sería educado en la fe ortodoxa y recibiría el nombre de Alexios.

Esteban III no entregaría los territorios exigidos lo cual motivaría al emperador bizantino, una vez más, a que movilizara sus ejércitos contra los húngaros. La expedición llegaría hasta Bács y Esteban III continuaba negándose a entregar los territorios, ahora protegido por tropas germánicas y checas. Los monarcas llegaron a un acuerdo en el cual Esteban III renunciaría a Croacia y Dalmacia además de Sirmia; Manuel Comneno, por su parte, renunciaba a dar apoyo a Esteban IV.

En 1165, los húngaros fieles a Esteban III atacaron a Esteban IV y lo envenenaron en Zimony. En junio del mismo año, Manuel Comneno lanzó un ataque contra los húngaros. Esteban III renunció una vez más a los territorios de Croacia y Dalmacia. El emperador bizantino los ocuparía gracias al apoyo de tropas venecianas. Ya para la primavera de 1165, Esteban III ocupó los territorios de Sirmia. Para expulsarlo, Manuel Comneno envió tres ejércitos: uno liderado por Béla, hacia la frontera del Danubio; los otros dos desde Galicia y Moldavia. Gracias a la intervención del suegro de Esteban III, Enrique Jasomirgott, duque austriaco, se firmó la paz. A finales de 1165 los ejércitos húngaros capturaron a Béla, el regente bizantino, y ocuparon una porción de Dalmacia.

En la Batalla de Zimony los bizantinos vencieron a los húngaros y recuperaron los territorios de Sirmia. Con la muerte sin herederos de Esteban III (1172) Manuel Comneno envía a Béla hacia Hungria. Allí es coronado como Béla III y mantendría una política orientada hacia Bizancio.

El afán intervencionista de Manuel Comneno también alcanzó a los principados rusos, con lo cual se formaron bandos. Iziaslav II de Kiev estaba relacionado con Geza II de Hungría y era hostil a Bizancio; el Príncipe Yuri Dolgoruki de Suzdal era aliado de Manuel Comneno y Vladimirko de Galicia es descrito como un vasallo bizantino. Galicia estaba situada al norte y noroeste de las fronteras húngaras; por ello, tenía una importancia estratégica en el conflicto húngaro-bizantino. Tras la muerte Iziaslav y Vladimirko, la situación cambió. Yuri de Suzdal, aliado de Manuel Comneno, tomó el control de Kiev y Yaroslav, el nuevo príncipe de Galicia, se acercó a los intereses húngaros.

Entre 1164 y 1165 Andronikos, primo de Manuel Comneno, escapó hacia la corte de Yaroslav en Galicia. La situación era peligrosa para Bizancio ya que podía ser apoyado por un principado ruso y Hungría. Entonces, el imperio realizó una agresiva tarea diplomática para repatriar a Andronikos, que incluyó el perdón de Manuel Comneno. Luego, una misión a Kiev, ahora regida por el Príncipe Rostislav, resultó favorable. Yaroslav fue persuadido para renunciar a sus tratos con los húngaros. Esta restauración de las relaciones con Galicia tuvo un efecto inmediato para Manuel Comneno. En 1166 le aportaron dos ejércitos como apoyo en sus guerras contra los húngaros.

Junto al Rey de Jerusalén, Amalarico I, Manuel Comneno envió una expedición contra Egipto. Previamente ambos monarcas habían acordado la repartición del país del Nilo: los bizantinos tendrían la costa; los cruzados el interior del país. Esta acción militar suponía una gran demostración de poder por su parte, puesto que se trataba de un gran ejército y una gran flota; no obstante que representara un gran gasto para los bizantinos.

La campaña suponía algo loco, ya que el teatro de operaciones estaba muy distante del centro militar bizantino. Viéndolo desde otra perspectiva, suponía que los reinos cruzados latinos intervinieran a favor de los intereses de Manuel Comneno, ya que evitaría una alianza de los islámicos que hubiera sido fatal para los reinos cruzados, al mismo tiempo que mantener a éstos con vida suponía alejar a los enemigos de Bizancio. Por otra parte, las ingentes riquezas de Egipto aseguraban réditos a la inversión realizada en la campaña militar incluso si eran compartidos con los cruzados.

La invasión a Egipto contaba con el apoyo de la población cristiana copta, que vivía más de medio milenio bajo el poder musulmán. Lamentablemente, hubo una falta de cooperación y coordinación entre bizantinos y cruzados en las escasas operaciones militares que realizaron. Aquéllos llevaron provisiones para tres meses y cuando los cruzados llegaron éstas ya se estaban acabando. Manuel Comneno había invertido muchos recursos en esta campaña sin lograr éxito alguno y que —de mucho mejor modo— hubieran sido empleados contra los turcos selyúcidas en Anatolia quienes representaban una mayor y más cercana amenaza.

La última de sus campañas militares fue contra los turcos selyúcidas. Su pretensión era alcanzar Iconia. Justo en la entrada del paso a Miriocéfalo se encontró con unos embajadores turcos que ofrecían paz en términos generosos. Los generales más experimentados sugerían aceptar la oferta mientras que los más jóvenes querían atacar. Manuel Comneno tomó en cuenta la opinión de estos últimos.

El ejército de Manuel Comneno cometió una serie de errores garrafales; por ejemplo, no enviar expediciones de reconocimiento. El 17 de setiembre de 1176 fue derrotado por el Sultán Kilij Arslan II en la Batalla de Miriocéfalo. Su ejército cayó en una emboscada mientras marchaba a través de un delgado paso de las montañas. Los bizantinos fueron dispersados y derrotados; el equipo de asedio, destruido. Manuel Comneno fue obligado a renunciar a la conquista de Iconia. Según las fuentes históricas bizantinas, el emperador perdió el control de sus nervios durante y después de la batalla.

El Sultán Kilij Arslán II permitió a Manuel Comneno y su ejército que se retirasen solo si desmantelaba las fortificaciones de Dorilea y Syllion, pero el emperador solo cumplió con las de esta última. Posteriormente, Manuel Comneno consideró a esta batalla como una catástrofe similar a la sufrida, casi un siglo atrás, en Manzikert. En realidad, no significó una gran pérdida para el ejército bizantino, ya que quienes sufrieron más bajas fueron las tropas aliadas y, sobretodo, el equipaje, que fue el principal objetivo de la emboscada turca. Años después, los bizantinos conseguirían una serie de importantes victorias contra los turcos y una que otra derrota de menor importancia.

Sin embargo, la constante actividad bélica condujo a que Manuel Comneno perdiera salud progresivamente hasta morir de una simple fiebre el 24 de septiembre de 1180.

Grecia y Bulgaria serían provincias que iban a vivir en esplendor hasta finales de siglo. Bizancio vio reforzado su carácter cosmopolita con la llegada de cruzados europeos y mercaderes italianos. Estos últimos abrieron los puertos del Egeo al comercio con los reinos cruzados de Tierra Santa, ya que se demandaba constantemente productos de diversas zonas del imperio. Se creía que Bizancio era más rico y próspero que nunca antes desde la invasión persa en tiempos del emperador Heraclio. Las ciudades retomaban la recuperación que se había visto mermada por las guerras civiles y la derrota de Manzikert (1071) gracias a los éxitos de los emperadores Comnenos.

El Imperio Bizantino era una potencia, con fronteras seguras y ciudades prósperas, aunque al interior existían serios problemas: la corte requería de un líder enérgico que mantuviera el sistema y saneara las finanzas, porque se había derrochado mucho dinero en campañas militares, en la corte y en patronazgo a la Iglesia y artistas. Desafortunadamente, para los bizantinos, no llegaría un gobernante adecuado para dichas tareas.

Manuel Comneno fue sucedido por Alejo II Comneno, hijo suyo y de María de Antioquía (quien adoptó el nombre de Xena). Ésta, a su vez, era hija de Raimundo y Constanza de Antioquía. Previamente tuvo un par de hijas con Bertha de Sulzbach, cuñada de Conrado III de Alemania. Se le conoce, también, un número significativo de hijos ilegítimos.

lunes, 7 de enero de 2013

Bayaceto


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Bayaceto (turcos), uno de los participantes de Bizancio, la quinta partida que se relató en Planeta Age.


Bayaceto (según Age of Empires) o Beyazid I (de acuerdo con la historia) nació en Edirne el año 1360 y fue sultán otomano entre los años 1389 y 1402. Es considerado, sobre todo, como uno de los primeros grandes sultanes del Imperio Otomano, siendo el cuarto en liderar el sultanato cronológicamente.

Su primer cargo importante fue ser el gobernador de Kutahya, en 1381. Se le conoció también con el apelativo de “El Rayo”, por ser un guerrero impetuoso y que lo demostró especialmente en la batalla de Efrenkyazisi contra los karamánides, en 1386. Se le atribuye —erróneamente— el gobierno de la ciudad de Amasya, que en realidad no era aún otomana. Los otomanos sólo lograron dominar el oeste de dicha ciudad cuando apoyaron al príncipe Suleymán de Kastamonu contra su padre (1384-1388) y contra el emir de Amasya. Éste, por su parte, va aceptar el protectorado otomano debido a la amenaza del cadí Burhan al-Din.

Fue hijo del sultán Murad I y su esposa de origen griego Gulcicek Hatun, una mujer que adoptó el credo islámico. Bayaceto fue proclamado sultán tras la muerte de su padre en la Batalla de Kosovo, que significo la casi total destrucción del ejército serbio. El nuevo sultán ordenó la ejecución de todos los prisioneros de guerra como venganza por la muerte de su padre.

A pesar de lo cruel que fue con los serbios, consiguió establecer una paz con el rey Lázaro de Serbia, aunque reduciendo dicho reino a la condición de vasallaje, luego toma a Olivera Despina, hija del rey, como esposa y termina sellando un tratado con el príncipe serbio Stefan Bulcovic, el cual concedía a los serbios una importante autonomía de gobierno.

También se destaca la anexión de Bulgaria y el norte de Grecia, entre 1389 y 1395. Previamente, en 1394, cruzó con su ejército el rio Danubio para atacar Valaquia, regida por Mircea El Viejo. Los otomanos eran superiores en número, pero en la batalla de Rovine, en un terreno boscoso y pantanoso, resultaron siendo rechazados. Bayaceto renunciaría a conquistar Valaquia. Más bien, Mircea El Viejo pasó a ocupar Dobruja (Bulgaria) hasta que ésta sea conquistada por Bayaceto en 1396.

En Asia Menor, durante 1390, incorporó a su reino los emiratos de Aydin (sur de la antigua Lidia y norte de la antigua Caria) y Saruhan (norte y centro de la antigua Lidia). En 1391 hizo lo mismo con los emiratos turcos de Mentese (antiguas Caria y Licia) y Hamidali (Pisidia y Panfilia). Finalmente, en 1391, cayeron en sus manos los emiratos de Kastamonu, antiguo aliado de su padre, y el emirato que alguna vez perteneciera a Burhan ad-Hin en Tokat, Siva y Kayseri (1397). Luego ocupó las ciudades de Eretna (sur del Ponto y norte de Capadocia), Karaman (Isauria), Malatya y Elbistan (ambos partes de la antigua región de Capadocia).

En 1396, Bayaceto derrotó una importante cruzada solicitada por los bizantinos y comandada por el Rey Segismundo de Hungría y Juan Sin Miedo, heredero del Ducado de Borgoña. La derrota de los cruzados se consumó en la batalla de Nicópolis. Tras este hecho histórico, el ejército de Bayaceto empezó a ser considerado el mejor del Cercano Oriente por haber vencido a la famosa caballería franco-borgoñona. Acto seguido, culminó la conquista de Bulgaria.

Bayaceto gobernó un gran imperio. En Europa se incluía la región de Tracia, sin Constantinopla; Macedonia, sin Salónica; Bulgaria y el protectorado serbio. En Anatolia, territorio que ocupa la actual Turquía, sus dominios ocupaban desde los Montes Tauros (que separaban su imperio de Cilicia, tierra en poder de los Mamelucos) hasta el macizo Armenio que suponía una frontera con las tierras bajo el poder de Tamerlán; además de la cordillera Póntica, que lo separaba del Imperio de Trebisonda.

Cuando estaba a punto de concretar su victoria, conquistando Constantinopla, apareció desde oriente Tamerlán, el líder de un nuevo imperio turco-mongol. El conflicto fue fatal. Bayaceto fue hecho prisionero tras la batalla de Angora (20 de julio de 1402). Según ciertos historiadores, Bayaceto fue tratado cruel y humillantemente por Tamerlán. Se dice que lo tenía enjaulado y lo exhibía como un trofeo; o también que hacía bailar desnuda a su mujer ante los miembros de la corte. Otros, sin embargo, dicen que el trato entre Bayaceto y Tamerlán fue cordial y respetuoso, pero sostienen que la derrota y el cautiverio condujeron a Bayaceto hacia una depresión que le hizo morir pocos meses después, el 9 de marzo de 1403, en Aksehir. Se sospecha de un posible suicidio, en base a un veneno que Bayaceto llevaba en un anillo; o que se provocó la muerte dándose golpes de cabeza contra las paredes de su celda.

Muerto Bayaceto, se abrió un episodio en la historia de los turcos otomanos conocido como el “Interregno otomano”. Durante ese tiempo, los hijos herederos del sultán se repartieron el imperio. Cada uno gobernaba en tres áreas del imperio: Tracia y Bulgaria al norte, el Egeo al sudoeste y Anatolia al este. Al mismo tiempo luchaban entre sí para conseguir el control total del imperio. Finalmente, Mehmed I, uno de los hijos de Bayaceto, consiguió hacerse con el poder absoluto. Eso sucedió en 1413.

sábado, 5 de enero de 2013

Cuarto Aniversario de Planeta Age

Un día como hoy, hace cuatro años, Planeta Age inició sus actividades.

Paralelamente a nuestro cuarto aniversario, iniciamos un nuevo año contra ciertos pronósticos apocalípticos que daban al 21 de diciembre de 2012 como la fecha del fin del mundo. En fin, la vida continúa, el mundo sigue rotando, hay que seguir jugando Age of Empires y llenado el blog de información interesante y batallas épicas.

El año 2012 ha sido un año magnífico para el blog. En lo que va de su corta historia, este blog ha conseguido una gran cifra en cuanto a visitas se refiere, superando a sus años anteriores desde luego. Dicho acontecimiento nos motiva, aún más, a seguir trabajando el blog para convertirlo en un referente importante entre las páginas y blogs —dedicados a Age of Empires— creados por fans y que gozan del aprecio del público internauta.

Por otra parte, el incremento significativo de visitas a Planeta Age implica un nuevo reto: continuar con este proyecto. De esa manera, el blog seguirá siendo, cada vez más, un espacio de entretenimiento y cultura.

Finalmente, la cota establecida por el año precedente es un reto más. Nuestro afán de superación constante nos lleva a trabajar de tal manera que cada vez sea mayor el número de visitas que las estadísticas registren. Haremos el esfuerzo; esperamos contar con la respuesta del público. ¡Muchas gracias!

jueves, 20 de diciembre de 2012

Descarga de Khanes Mongoles

Aquí tienen la posibilidad de descargar gratuitamente Khanes Mongoles, la partida que se ha narrado en las últimas semanas.

Es un archivo de winzip que contiene dos momentos de la partida. El primero, al principio, cuando la partida era favorable para el enemigo; y luego, un segundo instante, en el que todo marchaba a favor de la victoria. Además de ello, el archivo contiene capturas de imagen de las estadísticas de la partida una vez concluida; quedan como un testimonio más de la victoria obtenida.

Para descargar la partida, sigan este vínculo.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Khanes Mongoles. Balance Final

La temprana caída de Mongke Khan podía significaba una de dos cosas. Quizás no había tenido tiempo ni espacio suficiente para desarrollarse; o había algún ejército poderoso que había consumado su derrota y andaba en campaña conquistadora. Entonces, si vencían a Toktamish Khan, estaban a un tiro de atacar a Uzbeg, mi aliado.

Sin embargo, las cosas no sucedieron así. En mí afán por conseguir victorias inmediatas, los guerreros fueron enviados contra Toktamish Khan. Si conseguían el propósito conquistador, el extremo norte del mapa quedaría despejado y, de esa manera, Uzbeg podría estar más tranquilo, dedicarse a recolectar recursos y formar un poderoso ejército que ayudara en la campaña contra los otros participantes de la contienda bélica. Así, el esfuerzo sería compartido. Lamentablemente, a lo largo de toda la partida, a pesar de la seguridad con la que contaba Uzbeg, éste tan sólo se animó a enviar expediciones con un mínimo de guerreros, que luego eran derrotadas sencillamente. Más bien, parecía que esperaba al enemigo en sus tierras en una clara actitud defensiva.

El método empleado para derrotar a Toktamish Khan fue el siguiente: en un principio destruir las torres y castillos que pudieran atacar a los soldados. Posteriormente, no destruimos las murallas para ingresar a la ciudad, sino que acercamos —todo lo posible— los lanzapiedras a las murallas y desde allí bombardearon todo lo que pudieran encontrar en su radio de acción y que perteneciera al enemigo. La muralla, en un primer momento, no representó un obstáculo; más bien, todo lo contrario, se utilizó como protección contra los guerreros de Toktamish Khan que pretendían evitar que su ciudad cayera destruyendo las armas de asedio.

Con el extremo norte despejado de enemigos, podía darse esta situación: establecer una base militar en las tierras de Toktamish Khan para proteger a Uzbeg de un posible ataque enemigo. Contra lo que pensaba, empezó lo que yo llamaría la “batalla por los recursos”. Fue un momento en el que no hubo grandiosas acciones militares. Más bien fue un lapso en el que los aldeanos, repartidos en aquellas áreas del mapa que quedaron libres, se dedicaron a recolectar recursos tales como oro y piedra. Las tierras de Mongke Khan y Toktamish Khan las poseían en abundancia. En esta etapa de la partida la disputa por los recursos la tuvimos con Uzbeg, quizás la única disputa que mi aliado se tomó en serio.

Esta denominada “batalla por los recursos” debía tener un fin: coincide con la caída de Kublai Khan, el aliado de Tamerlán. La situación se ponía muy peligrosa. Ahora lo podía entender mejor, la alianza de Guyuk Khan y Kitboga era artífice de las derrotas tanto de Mongke Khan como de Kublai Khan y, además, dicha alianza iba en pos de las reliquias.

Siendo un rival débil, que podía sucumbir y perder sus reliquias ante otros, Tamerlán resultaba una situación complicada que merecía una rápida decisión. De inmediato se ordenó una movilización contra él. Lo bueno del asunto era su ubicación geográfica, únicamente un pequeño bosque nos separaba. La tarea conquistadora fue rápida y el acceso a sus dos reliquias, inmediato. Junto a la que ya teníamos, encontrada fuera de las tierras de Toktamish Khan, sumábamos tres. Entonces, en manos de la alianza de Guyuk Khan y Kitboga quedaban dos reliquias más.

Por un buen tiempo, nuestra estrategia fue defensiva. Construimos hasta dos castillos por cada vértice de las tierras de los mongoles rojos. No se había decidido pasar a la ofensiva contra la última alianza, sino más bien obligarlos a pelear una guerra de desgaste. ¿En qué consistía eso? Tanto Guyuk Khan como Kitboga enviarían constantemente expediciones con el propósito de acabar con los mongoles rojos. El plan fue esperarlos resguardando la ciudad, luego entrar en combate, que involucraba unidades de caballería e infantería, al tiempo que el enemigo también era diezmado por las flechas de los castillos, desde los cuales los mangudais aportaban mayor potencial de ataque, y, finalmente, las armas de asedio enemigas tenían que ser destruidas por la caballería pesada.

¿Qué se conseguía con este procedimiento? El enemigo tenía recursos limitados; mi intención era que los perdiera atacándonos. Nuestros aldeanos podían se redirigidos a explotar recursos en otros lugares, mientras que el rival suele quedarse paralizado y renunciar a seguir reuniendo más recursos una vez que lo más próximo a él se ha agotado. Si teníamos bajas, podían ser repuestas ya que había un flujo continuo de alimentos, oro y madera. Por su parte, el enemigo no podía recuperar lo que perdía. Es por ello que cuando decidimos emprender la campaña contra Kitboga fueron escasos o casi nulos sus esfuerzos, expresados en unidades militares, para detener a los mongoles rojos. La derrota de Kitboga nos ofreció las dos últimas reliquias que hacían falta. Ya teníamos las cinco en disputa.

Guyuk Khan, el último enemigo, también sufrió los efectos de esta guerra de desgaste; aunque, a diferencia de Kitboga, sí tuvo algunas unidades militares para hacernos un poco más difícil obtener la victoria sobre él cuando atacamos su ciudad. De todos modos, la guerra de desgaste había surtido un efecto esperado. Los guerreros del enemigo caían ante nuestras defensas; al mismo tiempo que Guyuk Khan y Kitboga perdían sus posibilidades de victoria.

Una unidad militar, que tuvo una gran importancia en la partida, fue el mangudai. En ciertos momentos aportó su cuota ofensiva reforzando el poder de ataque de los castillos; en otros momentos atacaron a los aldeanos enemigos para expulsarlos de determinadas áreas, apoyar a la caballería pesada o bien para dar la estocada final, ultimando a los aldeanos del oponente cuya ciudad habíamos arrasado.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Guyuk Khan concede la victoria


Guyuk Khan anuncia su derrota y su posterior renuncia a seguir combatiendo. De esa manera, queda concluida la lucha en tierras mongolas. Los mangudais eliminaron a los últimos aldeanos y, aún así, seguían atacando a los edificios restantes, al tiempo que los lanzapiedras hacían lo mismo. Como buenos guerreros, continuaron luchando hasta el final. Sólo la conclusión de la partida pudo detenerlos.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Los últimos aldeanos


Los aldeanos de Guyuk Khan son diezmados por los mangudais. Son los últimos momentos de la partida y también los últimos aldeanos con vida. Tampoco hay fuerzas militares enemigas que representen un serio obstáculo.

sábado, 15 de diciembre de 2012

El último castillo


Este castillo no se ubica en la ciudad de Guyuk Khan, sino que está en lo que fueron las tierras de Kublai Khan. Los aldeanos supervivientes de los mongoles amarillos, que escaparon a la furia conquistadora de los mongoles rojos, construyeron una última defensa, que ahora es atacada por los arietes.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Duelo de mangudais


Cerca a los cuerpos inertes de los mangudais liderados por Guyuk Khan, los nuestros combaten contra el último de aquéllos. Toda ciudad de los mongoles amarillos ha sido destruida; tan sólo quedan ciertos tramos de las murallas, que rodean la ciudad, como si fueran el cascarón de un huevo.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Los aldeanos de Guyuk Khan son abatidos


Ahora que el área está despejada, los mangudais pueden hacer de las suyas. Y eso que no son los últimos aldeanos. Aún restan unos cuantos (pero pocos) aldeanos que han logrado erigir un último castillo en un acto de defensa que ya parece imposible de concretar exitosamente.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Más lluvia de fuego


Mientras un aldeano de Guyuk Khan hace un último esfuerzo en construir un nuevo edificio, la furia de los lanzapiedras deja incendiada una casa. Ya no le queda mucho tiempo de vida en la partida a los mongoles amarillos. Lo poco que resta son unas cuantas torres capaces de hacer daño a los mangudais.

martes, 11 de diciembre de 2012

Piqueros al ataque


Dos arietes fueron destruidos tras la aparición de la caballería de Guyuk Khan. No obstante la situación desventajosa para los mongoles rojos, los piqueros pueden responder adecuadamente en un enfrentamiento contra la caballería. Sus picas son armas letales contra ella.

lunes, 10 de diciembre de 2012

El castillo es un obstáculo


Los mangudais podrían haber atacado a los indefensos aldeanos, que quedaron a su suerte tras la caída del centro urbano. Lamentablemente, la partida no hubiera terminado allí. El castillo de la imagen, el cual está siendo sometido a un bombardeo, hubiera representado un obstáculo para las maniobras de los arqueros mongoles a caballo. Se precisa que el castillo sea borrado del mapa.
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