viernes, 9 de marzo de 2012

Pipino el Breve


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Pipino el Breve (francos), uno de los participantes de Feudos Francos, la cuarta partida que se relató en Planeta Age.


Pipino el Breve, o también conocido como Pipino III el Joven, nació el 715 en Jupille (cerca de Lieja, Bélgica) una zona que dio al Reino Franco las dinastías merovingia y carolingia. Fue el hijo menor de Carlos Martel y de Rotrudis de Tréveris. Durante su vida tuvo los siguientes cargos o títulos: Mayordomo de Palacio en Austrasia y Mayordomo de Palacio en Neustria (ésta última con Borgoña y Provenza) y Rey de los Francos.

Carlos Martel, antes de su muerte, dejó como última voluntad la división de sus territorios entre sus hijos. Es así cómo Carlomán fue Mayordomo de Palacio de Austrasia, mientras que Pipino ocupo el mismo cargo pero en Neustria. El periodo inicial de los hijos de Carlos Martel, en sus roles como mayordomos, fue el fortalecimiento de las fronteras del reino que andaban siendo acosadas principalmente por los invasores musulmanes y los sajones de la Germania.

En el año 747 Carlomán se acoge a la vida monástica y deja definitivamente el cargo de mayordomo de Austrasia, cargo que recae en las manos de Pipino, el cual se convierte en el gobernante de facto de todo el Reino Franco y comienza un enfrentamiento con Childerico III, el rey merovingio que debería ser el legítimo gobernante. Con el objetivo de demostrar la inutilidad de los gobernantes merovingios (los cuales eran llamados reyes holgazanes), Carlos Martel había dejado vacante el trono franco tras la muerte de Teodorico IV (en 737). En 743, Pipino libera a Childerico del monasterio en el que lo encerró su padre y lo coloca como rey, algo que éste merecía legítimamente.

La reposición de un monarca en el Reino Franco trajo como resultado una coalición de los duques alemanes y Hunald de Aquitania, quienes reaccionaron mal por la anulación política de Grifón, uno de los hijos de Carlos Martel, precisamente hermanastro de Carlomán y Pipino y que fue encerrado en un monasterio por decisión de éstos. Reponer en el trono a Childerico III contribuyó a que los ánimos bélicos se sosegaran.

Aproximadamente en el año 744, Pipino toma como esposa a Bertrarda de Laon, la cual tenía un apelativo curioso. Era llamada la del pie grande precisamente por tener un pie más grande que el otro. De esta mujer nacerían sus futuros hijos conocidos como Carlomán I y Carlomagno.

En el 750, Pipino envía una delegación al Papa Zacarías con el propósito de que determine quién debía ser rey de los francos, tras el cual se ocultaba el propósito de darle fin la decadente dinastía merovingia y ocupar el trono franco sin ser incomodado. El Papa Zacarias acepta dar su veredicto y dice que “debe ser Rey quien en verdad tiene el poder”. De este modo el Papa se aseguraba un Reino Franco leal.

En noviembre de 751, Pipino depone a Childerico III y se hace coronar por San Bonifacio en Soissons. A dicho evento asistieron obispos, nobles y los Leudes (algo que puede ser entendido como Los Grandes del Reino). Este cambio de dinastía se consigue sin que se derrame una gota de sangre. Childerico III, posteriormente, es tonsurado y pierde sus largos cabellos (entre los francos la cabellera larga era símbolo de poder) y pasa el resto de su vida en el monasterio de San Bertin, locación próxima a Saint-Omer.

Darle legitimidad al reinado de Pipino fue una cuestión complicada. Hasta el momento lo que había hecho Pipino era coronarse por la fuerza rompiendo, de esa manera, el orden natural por el cual el rey es sucedido por su hijo. San Bonifacio, consejero diplomático de Pipino, le aconsejó que sea ungido con un aceite santo conocido como la Saint-Chrême, tal como sucedía con los reyes visigodos de Toledo. Entonces, mediante el ritual de la unción, este rey de los francos, adquiría una misión militar y religiosa, que consiste en el deber y derecho de dirigir a los pueblos que Dios le confía; pero esta legitimidad está garantizada por medio de la fidelidad a la Iglesia y a su gobernante, es decir, al Papa. Mediante esas condiciones se puede hablar del consentimiento papal y legitimidad del gobierno de Pipino. Ese mismo año, en Maguncia, San Bonifacio consagra a Pipino como señor de Austrasia.

En este contexto el Papado estaba desprotegido ya que el emperador de Bizancio que siempre había sido su protector, se hallaba en precarias condiciones y no podía socorrer al pontífice. Es así como el Papado consigue aliarse con los francos puesto que debía defenderse de la amenaza de los lombardos liderados por su rey Astolfo.

El sucesor de Zacarias, el Papa Esteban II, emprende un viaje hacia Francia para firmar una alianza con el Reino Franco. Pipino y el Papa se encuentran en el palacio de Ponthion, ubicado al sur de Champaña. El momento del encuentro entre ambos personajes tiene mucho de simbólico. Pipino se postra ante el Papa Esteban II y toma las bridas del caballo repitiendo el gesto que alguna vez hiciera Constantino el Grande ante Silvestre I. Con ello Pipino consigue una segunda consagración para su reinado y sus sucesores. A cambio del apoyo espiritual del papado, Pipino se compromete a darle a la Santa Sede un dominio amplio para evitar cualquier agresión. El 28 de julio de 754, Pipino queda consagrado como rey al igual que su esposa y sus hijos (porque en esos tiempos la expectativa de vida era corta y así sus hijos podían continuar el reinado en caso que Pipino muriera). De esta manera se da fin a la dinastía merovingia y se legaliza el surgimiento de los carolingios. Consagrando a Pipino, el papado marca distancias con el emperador de Bizancio. La Santa Sede pasa a estar bajo protección y sometimiento de los reyes francos para su propia seguridad.

Al aliarse con el Papa, Pipino rompe relaciones con sus aliados lombardos. Éstos reclamaban reivindicaciones que el Rey de los Francos no podía atender. Eso sucedía hacia octubre de 754. Un año después empiezan las campañas bélicas contra los lombardos que no culminarían hasta 758, luego de un sitio a Roma y de que Pipino los echara hacia las cercanías de Rávena. Estas expediciones terminan cuando Pipino conquista veintidós ciudades en la Italia central, Rávena, Perusa y las provincias de Emilia-Romagna y Pentacole. El Estado Pontificio quedaba formado de esa manera con lo que pasó a conocerse como la “Donación de Pipino”. A pesar de la victoria y la muerte del Rey Astolfo, Pipino realizaría múltiples esfuerzos para restablecer la concordia entre Roma y los lombardos.

Entre otros hechos destacados de su reinado podemos contar con el establecimiento del orden en su territorio. De los señores feudales obtuvo vasallaje, expulsó a los musulmanes de la Septimania, tras la toma de Narbona, una importante plaza, en 759 y la toma de Aquitania, que arrebató de las manos a Gaifier, su duque, en una serie de campañas entre 761 a 768 que implicaron un gran esfuerzo y el uso de tácticas brutales basadas en la destrucción de villas, viñedos, y monasterios, al tiempo que iba esparciendo el miedo en la región de Aquitania. Poco a poco iría conquistado bastión tras bastión; entra las ciudades conquistadas se puede mencionar a Poitiers, Limoges y Angulema. Los nobles aquitanos y sus aliados vascos no tuvieron otra salida sino aceptar un tratado de paz muy favorable a Pipino. Gaifier escapó de Pipino, pero al poco tiempo muere a manos de un frustrado seguidor suyo. Por otra parte, tuvo que dejar inconclusa la tarea de someter a los sajones de Germania.

A pesar de sus logros Pipino debe seguir peleando para asegurar sus fronteras. Una vez que su hermano Carlomán abdicara a favor suyo, debió enfrentar a su hermanastro Grifón, hijo ilegítimo de Carlos Martel, que se hizo nombrar duque en Baviera. Posteriormente a su derrota, fue nombrado duque del Meno. De esa manera lo alejaron de los bávaros para que no sea más un problema. Lamentablemente se hizo problemas con los lombardos y murió en la batalla de Saint-Jean-de-Maurienne en 753.

Otros importantes aspectos para recordar de Pipino fueron el mejoramiento de la caballería pesada, el arma más importante de su tiempo; el mantenimiento de un ejército permanente y profesional, para la defensa y expansión del reino; el desarrollo del feudalismo, que fue la espina dorsal de Europa medieval y el impulso de las misiones religiosas en zonas tan alejadas como la Germania y Escandinavia. A pesar de estos logros, Pipino el Breve sigue siendo visto como un hombre de menores logros y menor talla histórica en comparación a Carlos Martel, su padre, y Carlomagno, su hijo.

Pipino murió el 24 de setiembre de 768 en Saint-Denis. Previamente repartió el reino —a la manera de los reyes francos y bajo la Ley Sálica— entre Carlos I (futuro Carlomagno) y Carlomán. Fue enterrado en la abadía de Saint-Denis.

jueves, 8 de marzo de 2012

Carlos el Atrevido


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Carlos el Atrevido (francos), uno de los participantes de Feudos Francos, la cuarta partida que se relató en Planeta Age.


Carlos el Atrevido (según Age of Empires) o Carlos I de Valois (de acuerdo con la historia) y apodado “El Audaz” o “El Temerario” nació en Dijón, el 10 de noviembre de 1433. Fue Duque de Borgoña, Brabante, Limburgo y Luxemburgo, aparte de otros títulos de menor rango. Pertenecía a una rama menor de los Valois. Era, además, el tercero de los vástagos nacidos del matrimonio entre Felipe el Bueno e Isabel de Portugal. El apodo de atrevido viene de una frase que acostumbraba decir como lema personal: Je lay Emprins que en francés medieval significayo me atrevo”.

Es durante el gobierno de este personaje que el Ducado de Borgoña alcanza su máximo apogeo; pero que luego, tras los  hábiles golpes políticos de Luis XI, terminarían por acabar con esa hegemonía. Con la muerte de Carlos I se acabaría el sueño de resucitar la antigua Lotaringia.

Se cuenta que Carlos el Atrevido fue criado en los Países Bajos y que recibió sus primeras lecciones de equitación a los dos años de edad en un caballito de madera. Se destaca, además, que desde pequeño participaba en los actos públicos asociadas a su padre. Según sus biógrafos, el pequeño Carlos era de una inteligencia sobresaliente y gran conocedor del latín.

En 1440, a los siete años de edad es casado con Catalina, la hija de Carlos VII y hermana de su enemigo, Luis XI. La muerte de Catalina a los dieciocho años, no dejó descendencia para Carlos.

En 1452, Carlos reprimió brutalmente una rebelión de los flamencos cuando tan sólo era conde de Charolais. Antes de ascender al rango de Duque de Borgoña, Carlos dirigió un golpe de estado contra su padre, con quien tuvo previamente relaciones muy tensas porque consideraba que su política hacia Francia era muy a favor de la conciliación. Entonces durante la primavera de 1465 asume el control del ducado y se convierte en un gobernante de facto durante los dos últimos años del gobierno de Felipe el Bueno, su padre.

De acuerdo a los términos del Tratado de Arras, a Carlos le correspondía casarse con una princesa francesa. Felipe el Bueno obliga a su hijo a cumplir con lo acordado y es así como tenemos el matrimonio entre Carlos e Isabel de Borbón, hija de Carlos I de Borbón, Duque de Borbón. De esta relación nacería María, la única hija y heredera de Carlos el Atrevido. Isabel viviría sólo hasta 1465.

Desde un principio, Carlos no duda en desafiar a Francia. Una de sus armas sería la creación de la Liga del Bien Público, una coalición de nobles franceses enfadados con Luis XI. Libra la batalla de Monthléry, pone sitio a París y obliga al rey de Francia a firmar un par de tratados que le devuelven a Borgoña el control de Picardía y la ciudad de Boulogne, dos territorios que su padre había perdido.

Un año antes de convertirse formalmente en duque, estallaron revueltas en Lieja y Dinant. El 25 de agosto de 1466, toma posesión de ésta última ciudad saqueándola y destruyéndola. Después de la muerte de Felipe el Bueno, en 1467, Carlos el Atrevido se convierte en Duque de Borgoña. En ese entonces los habitantes de Lieja retomaron las hostilidades. Carlos el Atrevido los vence en Sint-Truden y tomó Lieja privándola de los privilegios que gozaba aparte de destruir sus murallas.

Si bien en un principio, de acuerdo con el Tratado de Arras, estaba dicho que Carlos el Atrevido debía casarse con una princesa francesa, el 3 de julio de 1468 se casa con Margarita de York, hermana de Eduardo IV, Rey de Inglaterra. Una vez muerto su padre, Carlos quedaba desvinculado de aquel tratado. Luís XI haría todo lo imposible para que el matrimonio no se consumara; incluso se cuenta que envió naves a interceptar el navío que transportaba a la futura esposa de Carlos pero infructuosamente.

Carlos hizo más de un esfuerzo para desafiar al rey francés. Tras una entrevista en Péronne (9 de octubre de 1468) obliga a Luís XI que le entregue las regiones de Champagne y Brie. En ese contexto, Lieja vuelve a levantarse contra el Duque. Esta vez el instigador fue Luís XI con el objetivo de poner en aprietos a Carlos el Atrevido, quien acudió a sofocar la rebelión. Cabe resaltar el detalle de esta última acción bélica: Carlos estuvo acompañado de Luís XI, a quien había obligado a asistir a tal acto.

Un año más tarde, aprovechando las dificultades económicas de Segismundo de Austria, compró sus posesiones en Alsacia y el condado de Baden en Alemania. El objetivo que perseguía era conquistar la orilla izquierda del Rín para vincular sus dispersos Estados; entonces, conseguida la unidad territorial, podría aspirar a un título real.

Con el propósito anteriormente señalado, Carlos centralizó la administración de su Estado con un parlamento y un tribunal. Esto fue por el lado civil ya que en el aspecto militar organizó un poderoso ejército permanente constituido por mercenarios procedentes de diversas regiones de Europa y el desarrollo de la artillería.

Sin embargo, Carlos sufre dos derrotas. Una ante las puertas de la ciudad francesa de Beauvois, defendida por Jeanne Hachette; la segunda, en la ciudad de Ness, ubicada en la región de Renania. Estos hechos corresponden al año 1472.

Posteriormente Alsacia se subleva en contra de Carlos a raíz de la gestión de su administrador Von Hagenbach, puesto que el Duque de Borgoña no quiso devolver las tierras que compró a Segismundo por el mismo valor que las había comprado.

Carlos tuvo más conflictos que afrontar. Contra René II, Duque de Lorena, disputó la sucesión en Lorena; para el Duque de Borgoña tal territorio significaba la posibilidad de unir porciones importantes de sus dominios; el Condado de Flandes, los Países Bajos, el Ducado de Borgoña y el Condado de Borgoña.

Por otra parte, Carlos pasó diez meses asediando la pequeña ciudad de Neuss (en Renania) pero fue obligado a levantar el sitio por la llegada de un poderoso ejército del Sacro Imperio Romano Germánico. Además, había pedido la ayuda de su cuñado, Eduardo IV Rey de Inglaterra, pero éste fue detenido por Luís XI mediante el Tratado de Picquigny, que resultó muy beneficioso para la corona y la más alta nobleza inglesa. Sin embargo, volviendo a Carlos el Atrevido, tenemos que decir que asediaba Lorena, específicamente la ciudad de Nancy. Era el año de 1475.

Entonces, desde Nancy marchó contra los suizos, hasta Grandson, una posesión del saboyano Jacques de Romont, un aliado muy cercano de Carlos y allí ejecutó —por la horca o ahogándolos en el lago cercano— alrededor de 412 hombres que se habían rendido previamente.

Precisamente en Grandson y en invierno, Carlos fue atacado por los confederados suizos sufriendo una vergonzosa derrota. En este momento se produce un punto de quiebre en la historia militar ya que los invencibles caballeros de armadura (la caballería pesada) son derrotados por las formaciones de infantería, en este caso de piqueros suizos. En Murten (o Morat), nuevamente contra los suizos, pierde casi todo su ejército. En ambas batallas Carlos huyó dejando un importante botín y la artillería que fueron aprovechados por los suizos. Muchos de los hombres de Carlos trataron de huir a través de un lago cercano; sin embargo, se ahogaron o fueron fusilados en el intento. Estos hechos corresponden al año 1476.

Para 1477 Carlos el Atrevido ya tenía un nuevo ejército para enfrentar a los loreneses y suizos. Invade Lorena y sitúa Nancy, donde muere el 5 de enero. Se cuenta que uno de sus generales, el conde de Campobasso, fue insultado por el duque. Debido a esa ofensa, el ofendido decide cambiarse de bando. El ejército borgoñón se repliega hacia el puente Bouxières-aux-Dames en un intento de fugar hacia Metz. Allí les aguardaba el conde de Campobasso. Carlos creía que éste aún le era fiel y estaba protegiendo el paso. Entonces, decide cruzar el puente pero caen en la trampa. Entre traidores y suizos, las huestes del Duque de Borgoña fueron aniquiladas.

Tres días después el cuerpo de Carlos fue encontrado, al borde un estanque congelado, sin ropa y con huellas de mordeduras de lobos. El cuerpo estaba tan maltratado que sólo su médico particular lo identificó porque conocía sus cicatrices de anteriores batallas. Sin embargo, dadas estas condiciones, durante años se especuló sobre la supervivencia del duque posteriormente a la batalla.

Con la muerte (o posible desaparición) de Carlos el Atrevido, la corona de Francia quiso reclamar los territorios de lo que fue Borgoña. Sin embargo, el matrimonio de María, hija de Carlos I, con Maximiliano ligaría la herencia de Borgoña a la casa de los Habsburgo. Fruto de ese vínculo nacería Felipe el Hermoso quien desposaría a Juana de Castilla y el hijo de ambos sería llamado —en honor a su bisabuelo— Carlos, aquel monarca español de quien se decía que en sus dominios no se ponía el sol.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Carlos Martel


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Carlos Martel (francos), uno de los participantes de Feudos Francos, la cuarta partida que se relató en Planeta Age.


Carlos Martel nació en Heristal, Bélgica, el 23 de agosto de 686. Fue Mayordomo de Palacio del reino de Austrasia desde el año 715 (a los 29 años) hasta su muerte. Se trataba de un cargo muy similar al que actualmente conocemos como el de Primer Ministro. Por su parte, Austrasia estaba conformada por la parte oriental de Francia más el oeste de la actual Alemania y los Países Bajos y Bélgica. Carlos Martel es considerado el “padre” de la caballería pesada europea y el catalizador para el inicio del sistema feudal que acompañaría a Europa durante toda la Edad Media.

Era hijo ilegítimo de Pipino de Heristal (llamado también Pipino el Joven o Pipino II) con su concubina Alpaida. Dada su condición de bastardo, Plectrude, esposa de Pipino, instigó para alejar a Carlos Martel de su cargo y colocar a Teodoaldo, su hijo. En aquel entonces, éste tenía seis años y Carlos Martel fue encarcelado en Colonia.

Dada la situación muchas provincias del Reino no aceptaban que una mujer sea quien ejerciera el poder. Las revueltas en diversas localidades del reino empezaron a surgir. Primero fue Neustria (parte occidental de Francia) en el que Ragenfrido (mayordomo de Neustria) venció a Teodoaldo en el bosque de Cuise. Tras esta victoria, el norte de Italia, Sajonia y Austrasia se unieron a la rebelión.

En estas circunstancias, Carlos Martel escapa de la cárcel y se une a las revueltas poniéndose a la cabeza de ellas. En Austrasia los nobles lo nombran Mayordomo de Palacio para enfrentar a los neustrianos encabezados por Chilperico y Ragenfrido. El ejército de Carlos se enfrentó a este cerca de Colonia y allí fue donde le infringieron la única derrota de toda su carrera militar; en ella tuvo que abandonar el campo de batalla debido a que no tenía tiempo ni hombres suficientes para vencer. Se escondió en las montañas de Eifel. Luego Chilperico es reconocido como rey; Ragenfrido, como mayordomo.

En esa coyuntura, Carlos atacó al ejército que lo venció previamente en Malmedy, cuando volvía a sus tierras y luego en la Batalla de Amblève. A partir de ese entonces, Carlos establecería los patrones de su estrategia militar para toda su vida: atacar a su enemigo dónde y cuándo éste menos lo pensaría. Es así que sus batallas fueron cuando el ejército enemigo marchaba triunfante a casa; al mediodía, cuando los enemigos descansaban; o fingiendo una retirada, como solían hacer los hunos. Entonces, evitando que sus batallas acontecieran cuándo y dónde sus enemigos esperaban, Carlos inició para sí una época de victorias hasta el final de sus días.

Carlos y su ejército confirmarían su supremacía en Vichy, siendo el año 717, victoria que le permitió unificar Austrasia y Neustria. De ahí persiguió a las fuerzas militares neustrianas hasta París y luego fue a Colonia a negociar la paz con Plectrude y su hijo Teodoaldo. Carlos Martel los trato con bondad, una cosa rara para la época. Tras sofocar la rebelión, Carlos Martel coloca en el trono de Austrasia a Clotario IV, destronando a Chilperico II y repudia al obispo de Reims, Rigoberto, quien era favorable a Plectrude y coloca a Milo de Treves, quien sí lo apoyaba.

Paso a paso va recuperando el poder del reino franco: primero vence a Ragenfrido y luego a Eudes, Duque de Aquitania, que se había vuelto independiente durante el caos de la guerra civil. En la batalla de Soissons derrota definitivamente a Neustria y la somete a su mando. Chilperico y su aliado huyen a las tierras al sur del Loira y Ragenfrido hacía Angers.

Teniendo unificado al reino de los francos, Carlos Martel se embarca en una nueva tarea: expulsar a los sajones que habían invadido el sur de Austrasia. En 718 devastó las tierras en los márgenes del Weser, Lippe y Ruhr. Finalmente los derrotó en la Floresta de Teutoburgo. En 719 toma Frisia Occidental sin gran resistencia de los frisios, que ya habían sido súbditos de los francos pero habían tomado el control de la zona tras la muerte de Pipino II. Luego Carlos inicia una campaña de evangelización, Aldegilse, líder de los frisios, aceptó ser cristianizado y Wilibrordo, obispo de Utrech, es enviado a convertir a los frisios al catolicismo y con el tiempo se llamaría el “Apóstol de los Frisios”. Por otra parte aparece la figura de Winfrido (el futuro San Bonifacio) conocido con el “Apóstol de los Alemanes” puesto que evangelizó a aquel pueblo.

Cuando muere Clotario IV, un títere en el gobierno, Carlos Martel se ve en la necesidad de reponer en el trono a Chilperico II, pero éste muere en el 721. Para no perder influencia en el poder, Carlos Martel acude al monasterio de Chilles para colocar en el poder a Thierry IV, hijo de Dagoberto III, con quien tenía una gran amistad y lo hace rey. En esas circunstancias, los neustrianos vuelven a rebelarse bajo el mando Ragenfrido, quien había quedado en el condado de Anjou, pero fue fácilmente derrotado en el 724 y entregó a sus hijos como rehenes para mantenerse en el condado. Con esto se pone fin a las guerras civiles durante el gobierno de Carlos Martel.

En cuanto a su política exterior, Carlos puso empeño en enfrentar a los pueblos germánicos. Entre el 720 y 723, atacó Baviera, la tierra en la que los duques Agilofingos gobernaban independientemente bajo una alianza con el rey de los lombardos, Luitprando. El duque bávaro, Hugoberto, se sometió a la soberanía de los francos. Entre 735 y 728 volvió a atacar Baviera y fruto de esa campaña militar surge una relación entre Carlos y la princesa agilofinga Suanachilde, quien pasó a ser una concubina suya. Posteriormente atacó a Lanfredo, Duque de Alamania, quien se había vuelto independiente y lo mató en el campo de batalla. Con esto hecho, los alamanes quedaban sometidos, ya que obligó a aquel pueblo a no elegir un nuevo sucesor para el duque muerto. Así, Carlos Martel conseguía tener bajo su poder el norte y el sur de la Germania.

A partir de ese momento Carlos Martel debe prepararse para afrontar la amenaza musulmana proveniente de la antigua Hispania. Desde 721 el emir de Córdoba estuvo organizando un poderoso ejército con reclutas de Marruecos, Yemén y Siria. Su objetivo era conquistar Aquitania, una tierra nominalmente bajo soberanía franca pero de facto independiente desde que estuvo en manos de Eudes el Grande y los reyes merovingios perdieron el poder.

Los invasores musulmanes asediaron Toulouse, por aquel tiempo la ciudad más importante de Aquitania. Eudes el Grande huyó de la ciudad en búsqueda de refuerzos dejando la ciudad bajo asedio enemigo, quienes creyeron que huía cobardemente. A su vuelta atacó por sorpresa a los islámicos dispersándolas primero y luego asesinando a aquellos que no pudieron escapar.

Carlos Martel sabía que los musulmanes volverían. Además, consideraba, que debía preparar un ejército netamente profesional y no sólo contar con los veteranos de anteriores batallas. Sin embargo, chocaba con una limitación de la época: los ejércitos eran convocados sólo para la batalla y casi no existía el ejército permanente. No obstante, la única salida fue crear un ejército permanente en base a los habitantes de sus tierras y pagarles por sus servicios; pero esta paga iba destinada a sus familias, ya que perdían a un miembro que aportaba a la economía del hogar. Carlos Martel encontró la solución confiscando tierras a la Iglesia y vendiéndolas a los aristócratas. Con eso pudo costear la manutención y paga de sus hombres. Debido a este proceder, se murmuró por mucho tiempo que Carlos Martel podría ser excomulgado.

Por parte de los musulmanes las cosas no podían ser más diferentes. Abdul Rahman al-Ghafiqi (castellanizado como Abderramán), gobernador del Al-Ándalus, tal como el resto de los islámicos, tenía como referencia de los francos la impresión de que éstos eran uno más de los rudos pueblos germánicos que socavaron el poder de la Roma imperial. Nunca pensaron que los francos estaban desarrollando un ejército profesional y disciplinado. Entonces creyeron que la conquista de Europa sería sencilla. Lo único que sabían de los francos es de la existencia de Carlos Martel como líder que había prevalecido sobre otros que se atrevieron a cuestionar su poder.

Previamente a la batalla de Tours, Abderramán cometió un par de errores tácticos: por una parte no consideró la verdadera fuerza de los francos y por el otro, no examinó los movimientos del ejército franco comandado por Carlos Martel. Si el general islámico hubiera hecho por lo menos una de estas dos cosas, hubiera tenido mucha ventaja en la Batalla de Tours; y como señalamos líneas arriba, permitiéndole a Carlos Martel escoger el lugar y el momento para la batalla. Siendo éstos los puntos fuertes del franco, el general musulmán selló su derrota.

La Batalla de Tours (o también conocida como Poitiers) significó el encuentro de una infantería bien entrenada pero sin armadura (francos) contra una caballería pesada con lanzas de seis metros y una caballería ligera de arcos y flechas (sarracenos). Sin embargo, los francos habían creado su propia falange, a imitación de los antiguos griegos, para repeler la caballería enemiga. En la Edad Media, fue una gran hazaña militar. Ni siquiera las bien entrenadas legiones romanas, con sus pesadas armaduras, pudieron hacer algo similar contra los partos siglos antes. Aparte de esto, Carlos Martel se las ingenió, mediante un ardid, para asesinar a Abderramán en el momento más crítico de la batalla y crear confusión entre las filas sarracenas. Por todo esto Carlos Martel tiene un lugar bien merecido en la Historia como salvador de Europa y como un brillante general.

A partir de este momento surge el mito de Carlos Martel. Existen dos versiones que le dan sentido a su apelativo. La primera y más conocida consiste en que durante la batalla golpeaba a los soldados enemigos con un martillo. La segunda, una poco conocida, es que se convirtió en un “martillo” contra los jefes musulmanes que residían en la zona sur de Francia.

La guerra contra los sarracenos continuó ya que no habían sido derrotados del todo. Ellos toman Avignon y Arlés y en el 735 atacan Borgoña. Muchos nobles borgoñones pactan con los invasores, pero posteriormente resultan castigados por Carlos Martel, que inicia una campaña de reconquista del territorio perdido y logra que los sarracenos se replieguen hacia el valle del Ródano. Esto fue en el 736 y al año siguiente toma Avignon junto a su hermano Childebrand, pero no consigue lo mismo con Narbona. Para reconquistar Provenza forja una alianza con los lombardos. Su intención era consolidar su presencia en el flanco oeste de su reino evitando que los sarracenos conquisten el resto de Europa. Fue así que concentró sus fuerzas en repeler a los musulmanes y consolidar su presencia en el oeste de su reino. Tan sólo hay un par de campañas militares contra los sajones y frisios, ubicados en otros sectores del reino franco y luego nada más.

Carlos Martel sólo se detiene ante Narbona, una ciudad amurallada que le hubiera costado mucho conquistarla. Más bien la dejó cercada y aislada de los musulmanes. Muchos historiadores se preguntan el porqué Carlos Martel no acometió la empresa de tomar Narbona, si le hubiera costado el mismo esfuerzo que hizo en Arlés (donde usó arietes, catapultas, escaleras). Hay dos respuestas: una de ellas está en el alto costo de vidas que hubiera costado la tarea teniendo en cuenta que no debía perder muchas ya que eran necesarias; la otra respuesta es que ya se sentía un poco agotado para su edad y debía ir preparando a sus hijos en la administración del Reino Franco.

Con todo lo anterior dicho, Narbona quedaba como un puesto avanzado de los sarracenos en su afán por conquistar y dominar toda Europa. Quien estaba de jefe de las fuerzas invasoras era el hijo de Abderramán. Esta vez el hijo estaba más que dispuesto a vengar la muerte de su padre. Sin embargo volvió a cometer un error similar al de su padre: subestimó a Carlos Martel. Según sus cálculos, a los francos les tomaría una generación desarrollar la caballería pesada; sin embargo, ellos lo hicieron en cinco años y Martel logró coordinar los movimientos de caballería e infantería durante las batallas, condición que le daría más victorias sobre los invasores musulmanes. Una de estas batallas fue en el río Berre (cerca de Narbona) que significó la destrucción total del ejército musulmán.

Hay un periodo de la vida de Carlos Martel que se conoce como el interregno. En ese tiempo se dedica más a las labores administrativas que a la guerra. En el 738 obligó a los sajones de Westfalia a que le pagaran tributo. En el 739 sofocó una revuelta en Provenza. Creó, además, cuatro diócesis en Baviera (Salzburgo, Ratisbona, Frisinga y Passau) y las entregó a San Bonifacio en calidad de arzobispo. Éste santo —durante su vida— fue un protegido de Carlos Martel y, posteriormente, le devolvió el favor defendiéndolo de sus detractores en lo que se refiere a la toma de tierras pertenecientes al clero siempre bajo el argumento de que era necesario para defender la cristiandad.

Carlos Martel no gozaba de buena fama entre los miembros de la Iglesia Católica, muy a pesar de que se había erigido en “salvador de la cristiandad” tras la Batalla de Poitiers. El Papa Gregorio III, que le había dado el título de “Héroe de la Cristiandad”, no quiso castigar a Carlos Martel puesto que era su único posible defensor contra la amenaza lombarda. El rey lombardo Luitprando, aliado de Carlos Martel, decidió atacar Roma por el apoyo del Papa al Ducado de Spoleto. Por su parte, el Papa pide ayuda al Mayordomo de Austrasia y éste, con una simple legación, garantiza que los Estados Pontificios logren sobrevivir al peligro que les amenazaba a cambio de que Luitprando tomara Rávena. Esto sucedió en el 739.

Tras la muerte de Thierry IV (en el 737), Carlos Martel decide no escoger un sucesor. Ya tenía mucho poder y decide, por lo tanto, gobernar por su propia cuenta aunque ilegalmente. Es así como se establecen las bases de la dinastía carolingia la cual empieza —legalmente— con Pipino el Breve. Hasta Carlos Martel, se denominaba la línea pipíada. Por otra parte, los monarcas merovingios habían perdido tanto poder y ya no podían reclamar el trono franco.

Carlos Martel murió el 22 de octubre de 741 en Quierzy. Fue enterrado en la Basílica de Saint-Denis. Dividió sus territorios entre sus hijos: Carlomano recibió Austrasia y Alamania, incluyendo a Baviera como vasalla y Pipino el Breve recibió Neustria y Borgoña, incluyendo a Aquitania como vasalla.

martes, 6 de marzo de 2012

Felipe el Bueno


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Felipe el Bueno (francos), uno de los participantes de Feudos Francos, la cuarta partida que se relató en Planeta Age.


Felipe el Bueno (según Age of Empires) o Felipe III de Borgoña (de acuerdo con la historia) Nació en Dijón en el año 1396. Tras la muerte de su padre, Juan I Sin Miedo, apuñalado por hombres adeptos al delfín Carlos (futuro Carlos VII de Francia). Así se convirtió en duque de Borgoña. Este hecho motivo que Felipe el Bueno tomara partido por Enrique V de Inglaterra y sus reclamos por la corona francesa. Entonces se forjó una alianza entre el rey inglés, Carlos VI de Francia y Felipe el Bueno.

La política de Carlos VII hacia este duque de Borgoña siempre fue muy hostil; más aún cuando su hijo, el futuro Luis XI, se refugió en la corte borgoñona. Hay que recordar que Carlos VII y Felipe el Bueno eran primos.

Este duque de Borgoña cuestionaría la legitimidad de Carlos VII y su derecho a gobernar. Lo consideraba hijo de un caso de amoríos extramatrimoniales entre Isabel de Baviera y Luis de Orleans, hermano del rey de Francia Carlos VI. Por su parte, éste mantuvo una política de oponerse a la sucesión de Carlos VII, ya que era, en realidad, su sobrino y no su hijo. Es así como permite el matrimonio de su hija, Catalina de Valois y el rey inglés Enrique V. Felipe el Bueno estuvo detrás del Tratado de Troyes, el cual determinó este matrimonio y un reordenamiento en los privilegios de ascensión al poder regio. A la muerte de Carlos VI, Enrique V debía convertirse en el rey francés.

Con la ayuda del rey inglés, Felipe el Bueno captura Montereau y exhuma el cadáver de su padre Juan sin Miedo y lo hace enterrar en una capilla de Dijón junto a su abuelo Felipe el Fuerte.

El 31 de agosto de 1422 Enrique V solicita a Felipe el Bueno que se hiciera cargo de la regencia de su hijo, Enrique VI, pero se niega. Más bien será el Duque de Bedford quien ocupe esa tarea.

También es conocido por organizar la captura de Juana de Arco, hecho acontecido a manos de sus tropas en Compiègne.

Ya en 1435 se inician las conversaciones para el cese de las hostilidades entre Inglaterra, Francia y Borgoña en la localidad francesa de Arras. Los ingleses se niegan a anular el Tratado de Troyes, el cual les garantizaba el trono de Francia, y abandonan las negociaciones. El tiempo que los ingleses estuvieron fuera del Congreso de Arras fue aprovechado por los borgoñones para cambiarse de bando y apoyar a la corona francesa. La Paz de Arras fue altamente beneficiosa para Francia. En primer lugar, Carlos VII es reconocido rey francés y Felipe el Bueno recibía la promesa regia de tener justicia por la muerte de su padre, aparte de la reconciliación entre Francia y Borgoña. Además, Felipe el Bueno recibe algunos territorios en compensación por su nueva lealtad mientras que se inicia el declive para las pretensiones inglesas en Francia.

Debido a sus múltiples vínculos familiares y negociaciones políticas, Felipe el Bueno vio incrementada su expansión territorial. Incluso llegó a controlar parte de los actuales Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo más allá de la conocida Borgoña. Algunos historiadores consideran que debido las consecuencias de las guerras en diversas partes de Europa y lo poco desarrollado de otros reinos, se podría considerar a Felipe el Bueno y a Borgoña como al rey y el estado cristiano más poderosos de su momento. Incluso se cuenta que tras la Toma de Constantinopla por los turcos, prometió organizar y solventar una cruzada para recuperar Bizancio cosa que finalmente se quedó sólo en palabras.

A lo largo de su vida Felipe el Bueno tuvo tres matrimonios. El primero fue con Micaela de Valois (hija de Carlos VI) pero con ella no logró tener descendencia. El segundo matrimonio fue con Bona de Artois (bisnieta de Juan II de Francia) de la cual tampoco engendró hijos. En su tercer matrimonio tuvo como esposa a Isabel de Portugal (hija del rey Juan I de Portugal) y quien le dio tres hijos entre los cuales figuraría Carlos el Temerario su sucesor en el ducado de Borgoña.

A Felipe el Bueno también se le conoce como un gran defensor de la cultura, siendo protector de pintores y músicos de los territorios bajo su mando. El 15 de junio de 1467, Felipe el Bueno fallece en la ciudad de Brujas (actual Bélgica) a los setenta años de edad.

lunes, 5 de marzo de 2012

Carlomagno


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Carlomagno (francos), uno de los participantes de Feudos Francos, la cuarta partida que se relató en Planeta Age.


Carlomagno (también conocido como Carlos I o Carolus Magnus) fue rey de los francos desde 768, Rey de Italia desde 774 y el primer emperador del Sacro Imperio Romano, cargo con el cual se convirtió en el primero en ostentarlo, en el occidente europeo, tras la caída de Roma tres siglos antes.

Nació aproximadamente en el 742 en Heristal. Fue coronado rey tras la muerte de su padre. En un principio fue un reinado compartido con su hermano Carlomán I, pero la repentina muerte de éste en 771 lo dejó como el único rey de los francos. Alcanzaría el auge de su poder siendo coronado emperador en la Navidad del año 800 por el Papa León III. También es conocido como el Padre de Europa por dar forma e identidad a dicho continente. El imperio de Carlomagno unió bajo su cetro a buena parte del mundo europeo occidental.

En un principio estuvo casado con Desiderata, una princesa lombarda e hija del rey lombardo Desiderio. El Papa Esteban III se opuso a este enlace; sin embargo, poco después entendió que no debería temer una alianza entre francos y lombardos.

Menos de un año después, Carlomagno repudia a su esposa Desiderata y contrae matrimonio con una joven princesa de Suabia de apenas trece años de edad y llamada Hildegarda. Desiderio pronto encolerizó y formó una alianza con Carlomán, hermano de Carlomagno, pero el hermano moriría pronto —en extrañas circunstancias— Gerberga, su esposa, encontró refugio en la corte del rey lombardo junto a sus hijos.

El Reino Lombardo caería en manos de Carlomagno unos años después. En el 772, el Papa Adrian I reclamaría ciudades del Exarcado de Rávena, las cuales por medio de un acuerdo pasarían a manos de los Estados Pontificios tras la sucesión de Desiderio. Éste inició una campaña camino a Roma en la que fue tomando varias ciudades hasta alcanzar Pentápolis. El Papa pidió ayuda a Carlomagno haciéndole recordar las políticas de Pipino, su padre. Desiderio respondió que no renunciaría a su escalada bélica. Carlomagno y su tío Bernardo cruzaron los Alpes en 773 y atacó a los lombardos en Pavía y luego asedió dicha ciudad. Carlomagno aprovechó para tratar con Adechis, hijo de Desiderio, quien preparaba un ejército en Verona. Este joven príncipe estuvo a punto de ser capturado en las costas adriáticas y tuvo que viajar a Bizancio para solicitar ayuda a Constantino V, pero éste se hallaba en guerra contra los búlgaros.

El asedio de Rávena duró hasta la primavera de 774, cuando Carlomagno visitó al Papa en Roma. Allí, en la Santa Sede, Carlomagno recibió el título de patricio. De vuelta a Rávena, ya para el verano, los lombardos se habían rendido. Desiderio fue encerrado en la abadía de Corbie, Francia y su hijo murió en Constantinopla. Carlomagno tomó la corona del reino conquistado y se convirtió en rey de Lombardía, recibiendo lo que se conoce como la Corona de Hierro de Lombardía y obligó a los nobles de la región a rendirle homenaje en Pavía. Como rey de Lombardía se convertía en el más poderoso hombre de Italia. Dejó una guarnición de nobles francos para controlar la región.

Sólo quedaba un remanente en Italia: el Ducado de Benevento, cuyo líder, Arechis II, no aceptó someterse y proclamó su libertad. La situación en Italia no era estable. Los duques de Friuli y Spoleto se rebelaron. Carlomagno regresó de combatir a los sajones y derrotó al duque de Friuli en batalla y con el de Spoleto firmó un tratado de paz. Arechis, el instigador en secreto, no fue sometido. Tras estos hechos, todo el norte de Italia estaba en poder de Carlomagno.

En 787 Carlomagno puso los ojos en el Ducado de Benevento, en el sur de Italia. Arechis gobernaba independientemente. Carlomagno asedió Salermo y luego Arechis fue sometido a vasallaje. Sin embargo, tras su muerte en 792, Benevento proclamó su independencia bajo Grimoaldo III, su hijo y sucesor. Si bien, al final, se sometió a los francos, el dominio franco fue muy ligero.

Tras la derrota de Gaifer en 768, Aquitania quedaba sometida. Un año después, probablemente quien fuera su hijo, Hunald II, asumió el liderazgo de una nueva rebelión contra el poder franco. Luego buscaría refugio en el Ducado de Gasgonia, en la corte de Lupus II. Éste, sin embargo, lo entrega a Carlomagno, sin tener el más mínimo temor, sino más bien jurando lealtad a la corona franca, lo cual confirma la paz en la zona vasca.

Aparentemente, Carlomagno disminuyó el poder del Duque Lupus nombrando a un tal Seguin I de Gasconia como Conde de Burdeos, y repartiendo otros feudos, en el 778, para tener más cuidado con los futuros levantamientos en dicha área. El duque vasco en turno parece que tiene mucho que ver en la Batalla del Paso de Roncesvalles (conocida como la perfidia vasca). La derrota de la retaguardia del ejército de Carlomagno determinó que éste rigiera directamente estableciendo el Reino de Aquitania en el que Luis el Piadoso, su hijo primogénito, fue proclamado como primer rey. El reino se sostenía en una base de oficiales francos, la distribución de tierras entre colonizadores y forjando una alianza con la Iglesia a la que le donó tierras.

De acuerdo con el historiador árabe Ibn al- Athir, la Dieta de Paderborn recibió a los representantes de los líderes militares de Zaragoza, Girona, Barcelona y Huesca. Ellos habían sido colocados allí gracias a sus jefes. Estos sarracenos, ofrecieron homenaje al rey de los francos esperando apoyo militar a manera de favor devuelto. Carlomagno lo vio como una posibilidad de extender el cristianismo más allá de sus fronteras. Ya por ese tiempo, los sajones parecían ser una nación completamente sometida.

En 778 Carlomagno fue a Zaragoza acompañado de gente proveniente de Austrasia, Lombardía y Borgoña. Cruzó los Pirineos y recibió el homenaje de los príncipes sarracenos. Sulayman al-Arabi y Kasmin ibn Yusuf lo aceptaron mas no así la ciudad. En esos momentos, Carlomagno se enfrenta a la batalla más difícil de su reinado, pues los sarracenos tenían la sartén por el mango. Él decide volver a casa  porque no podía confiar en los vascos a quienes había sometido tras la toma de Pamplona. Cuando estuvo en camino de vuelta a casa, en el Paso de Roncesvalles, uno de los eventos más famosos de su biografía sucedió: los vascos cayeron sobre la retaguardia y la aniquilaron en lo que fue más una escaramuza que una batalla. Entre los caídos en combate figuran el senescal Eggilhard, y Rolando, quien inspiró el poema titulado La Chanson de Roland o también conocida —traducida al español— como Cantar de Rolando.

Desde 781 a 806, tomando como base el Condado de Toulose, Carlomagno trató de asentar su poder en los Pirineos estableciendo la Marca Hispánica (una suerte de condados vasallos) para tenerlo como un trampolín que le permitiera atacar a los musulmanes de España. Con esto logran capturar Barcelona en el 801 en una expedición de Guillermo, el Conde de Toulouse, y Luís el Piadoso.

La conquista de Italia también le trajo a Carlomagno mayor contacto con los sarracenos, lo cual se tradujo en guerras. Ellos controlaban el Mediterráneo; sin embargo, logra conquistar Córcega y Cerdeña, en una fecha no determinada, y en 799 las Islas Baleares. Estas islas fueron atacadas por piratas moriscos pero eran bien controladas por grandes flotas creadas para ese fin, a manos de los señores de Génova y Toscana.

En España, los problemas con los moros continuaban, ahora a cargo de su hijo Luís. En el 785, capturó Gerona con lo cual extendía su control sobre la costa catalana. Los líderes musulmanes del noroeste de España estaban en constante problema con el Califato de Córdova, así que por ese motivo andaban solicitando ayuda a los francos. De esa manera el reino de Carlomagno logró avanzar posesionándose de Cardona, Ausona y Urgel que se unieron a lo que conocía como la Marca Hispánica junto al antiguo Ducado de Septimania.

El caso de Barcelona, la ciudad más importante y grande de la región, es especial. Ciudad mora rebelde a la autoridad de Córdova, fue conquistada en el 797 y luego recapturada en el 799 por el califato omeya. Luis de Aquitania, nada menos que el hijo de Carlomagno, estuvo asediando la ciudad durante dos años —entre el 800 y 801— logrando finalmente que la misma capitulase. Posteriormente, pudieron tomar Tarragona (809) y Tortosa (811). Esta última conquista les permite alcanzar la boca del río Ebro y los colocaba en una situación inmejorable para asaltar Valencia, provocando que el emir Al-Hakan I reconociera las conquistas en 812.

Carlomagno estuvo casi durante todo su reinado envuelto en guerras. En lo que se conoce como Guerras Sajonas pasó treinta años y peleó en dieciocho batallas hasta someter a los sajones y convertirlos al cristianismo.

Los sajones germánicos estuvieron divididos en cuatro regiones Westfalia, Eastfalia, Engria y Nordalbingia. Su primera campaña, contra los engrianos, fue en el año 773. Cerca de Paderborn derribó un pilar Irminsul, objeto de culto pagano y luego tuvo que abandonar la campaña ya que tenía una más urgente tarea en Italia. Sin embargo, Carlomagno retornó en 775 marchando con su ejército a través de Westfalia. Con ello logró conquistar el fuerte de Sigiburg. Luego cruzó Engria, en donde también derrotó a los sajones; su líder, Hessi, fue convertido al cristianismo. Una vez más, Carlomagno cruzó Westfalia dejando campamentos en Sigiburg y Eresburg, que eran importantes bastiones de los sajones. Casi toda Sajonia estaba en su poder a excepción de Nordalbingia (actual Jutlandia, Dinamarca). No obstante, la resistencia sajona no había culminado.

Carlomagno retorna a Sajonia en 776. Una rebelión había destruido su fortaleza de Eresburg. Los sajones fueron pacificados, pero su caudillo, Widukind, escapó a Dinamarca, el hogar de su esposa. Carlomagno hizo construir un nuevo campamento en Karlstadt. En el 777 convocó a una dieta en Paderborn para integrar a los sajones con los francos. Muchos de los sajones fueron bautizados.

En el verano de 779 Carlomagno inició una campaña que le permitió reconquistar Eastfalia, Engria y Westfalia. En una dieta cercana a Lippe, dividió las tierras en misiones cristianas y él mismo presenció numerosos bautizos masivos en 780. Entre este último año y 782 no hubo revueltas de los sajones. Sin embargo, cuando Carlomagno volvió a tierras sajonas en 782 instituyó un código de leyes conocido como Capitulatio de partibus Saxionae. En materia religiosa prescribía la pena de muerte a cualquier sajón que aún participase de cultos paganos. Ese mismo año, en otoño, Widukind volvió para instigar a los sajones a revelarse. Aquí Carlomagno es recordado por haber ordenado la ejecución de 4.500 sajones en Verden. Estas muertes provocaron guerras por casi tres años. (783-785). En éstas, los frisios fueron finalmente subyugados y su flota fue quemada. La guerra acabó con la aceptación por Widukind del bautizo.

Tras lo anterior hubo años de paz que terminó con los sajones de Westfalia rebelándose en 792 y los de Eastfalia y Nordalbingia se unieron a la revuelta un año después; pero no tuvieron éxito y la rebelión fue sofocada en 794. Otra más surgió en Engria en 796. La presencia de Carlomagno, los sajones cristianos y los eslavos aplastaron la rebelión. La última de estas rebeliones tuvo lugar en 804. Esta vez, los sajones de Nordalbingia, fueron los más inquietos; sin embargo, dentro del grupo humano que formaban los sajones se hallaban sin mucho poder ya que muchos de los sajones aceptaban las condiciones del rey (Carlomagno) y estaban muy próximos con los francos de quienes aprendieron mucho en cuanto a religión y otros aspectos culturales.

Otro evento importante en la Germania fue la sumisión de Bavaria. En 789, Carlomagno volvió su atención hacia a esa región encontrando que Tassilio no era un gobernante apto y fue depuesto y encerrado en un monasterio de Jumières. En 794, fue obligado a renunciar a cualquier reclamo sobre Bavaria para sí y su familia (los agilofingios) en el sínodo de Frankfurt. Bavaria fue dividida en condados de la misma manera como se hizo con el resto de Sajonia.

Carlomagno también enfrentó a los ávaros (otros dicen que fue a los hunos). Era el 788 y esta tribu de origen asiático invade Friuli y Bavaria. Carlomagno estaba ocupado en otros asuntos hasta que decide iniciar la campaña contra los ávaros en 790. Marchó por el Danubio y su hijo Pipino marchó hacia el valle de Drava; respectivamente devastaron Gyor y Panonia. La campaña hubiera continuado sino hubiese sido por los sajones que se revelaron, una vez más, en 792.

Por los siguientes dos años Carlomagno estuvo ocupado contra los sajones. Pipino y el Duque Eric de Friuli continuaron peleando contra los ávaros en cada uno de sus bastiones y su capital fue tomada dos veces y saqueada; el botín fue enviado a Aquisgrán, la capital del imperio carolingio, donde fue repartido entre los más cercanos seguidores de Carlomagno. Éste aceptó la rendición de los ávaros y envió a un jefe nativo llamado Abraham —cristianizado, además— a que tomé posesión de las tierras en calidad de nuevo rey.

En 803 Carlomagno envía un ejército compuesto de bávaros hacia Panonia (actual Hungría) destruyendo y dándole fin a la Confederación Ávara. Carlomagno y los últimos líderes ávaros se reunieron en Regensburg, lugar en el cual fue reconocido como su gobernante. Los territorios más allá del Danubio empezaron a formar parte del reino franco hasta la llegada de los magiares en los años 899-900.

Una vez con el dominio de los sajones, Carlomagno lideró una nueva expedición para conocer a sus nuevos “vecinos” paganos: los eslavos. Formó un ejército de francos y sajones, siguiendo la ruta del Elba. Los eslavos se sometieron por propia voluntad liderados por Witzin. Carlomagno luego aceptó la rendición de los veletos bajo Dragovit como líder y pidió algunos rehenes a cambio de enviar misioneros a evangelizar sin que sean fastidiados. El ejército marchó hacia el Báltico y tomaron botines fácilmente. Los estados eslavos tributarios se convirtieron en aliados de los francos. En 795, durante una de las tantas revueltas sajonas, los pueblos aliados: los abotridas y veletos tomaron las armas y lucharon a favor de Carlomagno. Witzin murió en la batalla y Carlomagno se vengó de los sajones de Eastfalia ahogándolos en el río Elba. Thrasuco, el nuevo líder, llevó a sus hombres hacia Nordalbingia y entregó a sus líderes a Carlomagno. Los abotridas se mantuvieron leales a los francos más allá de la muerte del emperador y pelearon contra los daneses años más tarde.

En la frontera sureste del reino franco se encontraban los croatas ubicados entre Panonia y Dalmacia. Cuando Carlomagno peleó contra los ávaros, los croatas fueron llamados para aportar ayuda a la causa de los francos. A cambio de dicha ayuda, sus aliados croatas se convirtieron en señores de otros croatas en Dalmacia, Eslavonia y Panonia.

El comandante franco Eric de Friuli quiso extender sus posesiones hacia tierra de los croatas. Con esto entró en conflicto con Viseslav de Croacia en la Batalla de Trsat. Las fuerzas de Eric de Friuli fueron destrozadas, incluso el mismo comandante franco se contaba entre los muertos. La batalla se conoce como un gran golpe para el imperio. Carlomagno prefirió concentrar los esfuerzos contra los eslavos al oeste de la Confederación Ávara: los carantanianos y carniolanos. Esos pueblos fueron sometidos por los bávaros y los lombardos pero nunca fueron incorporados al estado franco.

Hacia el año 799 el Papa León III fue despojado de su trono por los propios habitantes de Roma; lo cual motivó que el mismo Sumo Pontífice acudiera a Carlomagno para pedir su ayuda en Paderborn y, así, ser restaurado en su cargo. Aconsejado por Alcuino de York, Carlomagno viajó a Roma llegando en noviembre del año 800 y formando un concilio en diciembre. El 23 de dicho mes León III juró inocencia. En la misa de Navidad del mismo año el Papa, coronó a Carlomagno como Imperator Romanorum (Emperador de los Romanos) en la Basílica de San Pedro. Haciendo esto León III anula por completo la posición de la Emperatriz Irene de Constantinopla, que había usurpado el poder en Bizancio y había devenido en ilegitima gobernante, por lo tanto, incapaz de dar protección a la Iglesia de Cristo. Desde ese momento, Carlomagno se mostró como un renovador del Imperio Romano degradado por los bizantinos.

Siguiendo con los asuntos relacionados con los bizantinos, durante el Segundo Concilio de Nicea se reintrodujo la veneración de imágenes. El concilio no fue reconocido por los francos ya que no hubo representes suyos, aun considerándolo que era equiparable al emperador de Bizancio. En fin, la veneración de imágenes se reintrodujo en un marco histórico en el que el Papa deseaba tener mayor influencia y, además, cuando los juristas europeos se rompían la cabeza tratando de encontrarle un soporte jurídico a la figura del Sacro Emperador Romano. Aún así, para francos e italianos el título imperial de Carlomagno no era una usurpación como sí lo consideró la emperatriz Irene.

Los bizantinos, en aquellos días, aún tenían bajo su poder algunos territorios en Italia: Venecia, Reggio, Brindisi y Nápoles. Estas regiones permanecieron fuera de la órbita del poder franco hasta 804, año en el que cambiaron su alianza dejando a los bizantinos y aceptando a los francos representados por el hijo de Carlomagno, Pipino, quien ostentaba la Corona de Hierro. Nicéforo, el nuevo emperador bizantino, atacó con su flota saqueando las costas. El conflicto duró hasta el 810, cuando el partido pro-bizantino de Venecia acordó devolver la ciudad a Bizancio. Acto seguido, los dos emperadores de Europa acordaron la paz: Carlomagno recibió la península de Istria y en 812 fue reconocido como emperador por Miguel I Rangabé, su contraparte bizantina,  pero no como emperador de los romanos.

En 808, el rey de los daneses, Godofredo I de Dinamarca construyó lo que se conoce como el Dannevirke, un sistema de fortificaciones que aún se usaba para la guerra en el siglo XIX. Estas defensas permitían a los daneses organizar asaltos piratas sobre Frisia y Flandes. Godofredo I también es recordado por someter a los veletos (aliados francos) y luchar contra los abotridas. Estuvo a punto de alcanzar Aquisgrán pero fue muerto antes de emprender la tarea. Se cree que la muerte pudo ser obra de un asesino franco o por traición de uno de sus hombres. El sucesor de Godofredo I fue Hemming, su sobrino, quien firmó la paz con Carlomagno en el Tratado de Heiligen en 811.

A Carlomagno se le conoce, entre otras cosas, por innovar en lo que se refiere a los asedios militares y la logística que le acompañó en todas sus campañas. En lo económico estableció la livre carolinienne (libra carolina) la cual fue la base de la libra de plata y la prohibición a los judíos de prestar dinero a los cristianos, entre otras cosas. En lo que se refiere a la educación surgió lo que se conoce como el Renacimiento Carolingio que se expresó en un florecimiento de las artes y letras, como también la difusión de los libros con la creación de centros dedicados a la producción de los mismos y la aparición de diversos intelectuales en las diversas regiones que estuvieron bajo gobierno de Carlomagno y la aparición de la letra minúscula en la escritura.

En 813, Carlomagno llamó a su hijo, Luis el Piadoso, Rey de Aquitania, a su corte. Allí mismo fue coronado por su padre como co-emperador y enviado de vuelta a Aquitania. En enero de 814 Carlomagno enferma de pleuresía y tiene una gran depresión debido a que muchos de sus proyectos no estaban aún realizados. Estuvo postrado en cama desde el 21 de enero hasta su muerte, el 28 de enero. Fue enterrado en la catedral de Aquisgrán. Una historia tardía, contada por Otho de Lomello, relata que él y el emperador Otón III descubrieron la tumba de Carlomagno. El emperador fue colocado por ellos en su trono, llevando la corona y el cetro, mientras su carne se mantenía incorrupta a pesar del paso del tiempo. En 1165, Federico Barbarroja reabrió la tumba del emperador Carlomagno para colocarlo en un sarcófago debajo del suelo de la catedral. Más adelante, en 1215, Federico II lo colocó en un ataúd hecho de oro y plata.

Carlomagno fue sucedido por su hijo Luís el Piadoso, coronado en vida de su padre, tras la muerte de sus dos hermanos, Carlos el Joven y Pipino. El imperio sobrevivió una generación más tal cual fue. Luego, acorde con la costumbre, el imperio fue dividido entre sus hijos a la muerte de Luís el Piadoso. De esta división se formaron los modernos estados de Francia y Alemania.

viernes, 2 de marzo de 2012

Parecido muy razonable # 1


Esta imagen corresponde a un soldado de plomo que formó parte de la colección “Guerreros y Caballeros” (publicada en España por RBA). El de la imagen es un guerrero vikingo, el único de toda la serie que tengo en mi colección. Fue muy raro aquella vez. Yo ya tenía gusto por ese tipo de cosas y ya conocía Age of Empires; sin embargo no me sentí motivado a comprar los otros modelos de la colección, aunque de toda la colección sólo hubiera logrado adquirir un puñado de ellos, ya que había sólo pocos modelos a disposición en mi ciudad. Quizás la razón para no comprar más ejemplares fue que ninguno tenía similitudes con las unidades guerreras del videojuego.

En fin, la imagen ha sido colocada para comparar el escudo del soldado de plomo con el escudo que en Age of Empires II (y también la expansión) utilizan los denominados —en español por cierto— guerreros en trance, que en la versión original en inglés figuran bajo el nombre de berserker. El nombre deriva de la voz inglesa berserk, que quiere decir enloquecido. El sentido de la denominación no es gratuito: las poblaciones medievales que sufrieron los asaltos y saqueos de los vikingos veían a estos hombres como seres furibundos y enloquecidos contra las poblaciones victimizadas. Si alguien quiere ver más o menos como eran estos vikingos “enloquecidos” les puedo recomendar una película que formó parte de la producción cinematográfica que se puede vincular con Age of Empires y apareció, un tiempo atrás, comentada y analizada en Planeta Age. La película tiene el nombre original de The Pathfinder y la versión latinoamericana se llama Conquistadores mientras que la versión española apareció con el nombre de El Guía del Desfiladero.

Si se fijan bien en el guerrero en trance o berserker de Age of Empires II verán que lleva un escudo idéntico al soldado de plomo de la imagen. La cruz de trazos curvilíneos es llamada cruz solar. Los dos ejemplares que pido que comparen tienen ese escudo circular y con la mencionada cruz. Ya tienen mi soldado de plomo aquí; ahora denle un vistazo a la civilización vikinga del videojuego.

sábado, 25 de febrero de 2012

Batallas AC # 8 - Los Furiosos Carruajes de Ramsés

Age of Empires es un videojuego que no se acaba en sí mismo: es una mímesis de la guerra y se sostiene en hechos históricos. Las extensiones que puede tener son abundantes. En esta sección, presentamos documentales de televisión a partir de los cuales el público visitante puede aprender un poco más de Historia y táctica militar para que goce de un mayor bagaje cultural y, por qué no, aplicar en el videojuego las lecciones que nos han dejado las civilizaciones del pasado.





sábado, 18 de febrero de 2012

Batallas AC # 7 - El Súper Asedio de César

Age of Empires es un videojuego que no se acaba en sí mismo: es una mímesis de la guerra y se sostiene en hechos históricos. Las extensiones que puede tener son abundantes. En esta sección, presentamos documentales de televisión a partir de los cuales el público visitante puede aprender un poco más de Historia y táctica militar para que goce de un mayor bagaje cultural y, por qué no, aplicar en el videojuego las lecciones que nos han dejado las civilizaciones del pasado.





sábado, 11 de febrero de 2012

Batallas AC # 6 - La Cacería Mortal de Moisés

Age of Empires es un videojuego que no se acaba en sí mismo: es una mímesis de la guerra y se sostiene en hechos históricos. Las extensiones que puede tener son abundantes. En esta sección, presentamos documentales de televisión a partir de los cuales el público visitante puede aprender un poco más de Historia y táctica militar para que goce de un mayor bagaje cultural y, por qué no, aplicar en el videojuego las lecciones que nos han dejado las civilizaciones del pasado.





sábado, 4 de febrero de 2012

Batallas AC # 5 - Día del Juicio en Maratón

Age of Empires es un videojuego que no se acaba en sí mismo: es una mímesis de la guerra y se sostiene en hechos históricos. Las extensiones que puede tener son abundantes. En esta sección, presentamos documentales de televisión a partir de los cuales el público visitante puede aprender un poco más de Historia y táctica militar para que goce de un mayor bagaje cultural y, por qué no, aplicar en el videojuego las lecciones que nos han dejado las civilizaciones del pasado.





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