viernes, 9 de marzo de 2012

Pipino el Breve


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Pipino el Breve (francos), uno de los participantes de Feudos Francos, la cuarta partida que se relató en Planeta Age.


Pipino el Breve, o también conocido como Pipino III el Joven, nació el 715 en Jupille (cerca de Lieja, Bélgica) una zona que dio al Reino Franco las dinastías merovingia y carolingia. Fue el hijo menor de Carlos Martel y de Rotrudis de Tréveris. Durante su vida tuvo los siguientes cargos o títulos: Mayordomo de Palacio en Austrasia y Mayordomo de Palacio en Neustria (ésta última con Borgoña y Provenza) y Rey de los Francos.

Carlos Martel, antes de su muerte, dejó como última voluntad la división de sus territorios entre sus hijos. Es así cómo Carlomán fue Mayordomo de Palacio de Austrasia, mientras que Pipino ocupo el mismo cargo pero en Neustria. El periodo inicial de los hijos de Carlos Martel, en sus roles como mayordomos, fue el fortalecimiento de las fronteras del reino que andaban siendo acosadas principalmente por los invasores musulmanes y los sajones de la Germania.

En el año 747 Carlomán se acoge a la vida monástica y deja definitivamente el cargo de mayordomo de Austrasia, cargo que recae en las manos de Pipino, el cual se convierte en el gobernante de facto de todo el Reino Franco y comienza un enfrentamiento con Childerico III, el rey merovingio que debería ser el legítimo gobernante. Con el objetivo de demostrar la inutilidad de los gobernantes merovingios (los cuales eran llamados reyes holgazanes), Carlos Martel había dejado vacante el trono franco tras la muerte de Teodorico IV (en 737). En 743, Pipino libera a Childerico del monasterio en el que lo encerró su padre y lo coloca como rey, algo que éste merecía legítimamente.

La reposición de un monarca en el Reino Franco trajo como resultado una coalición de los duques alemanes y Hunald de Aquitania, quienes reaccionaron mal por la anulación política de Grifón, uno de los hijos de Carlos Martel, precisamente hermanastro de Carlomán y Pipino y que fue encerrado en un monasterio por decisión de éstos. Reponer en el trono a Childerico III contribuyó a que los ánimos bélicos se sosegaran.

Aproximadamente en el año 744, Pipino toma como esposa a Bertrarda de Laon, la cual tenía un apelativo curioso. Era llamada la del pie grande precisamente por tener un pie más grande que el otro. De esta mujer nacerían sus futuros hijos conocidos como Carlomán I y Carlomagno.

En el 750, Pipino envía una delegación al Papa Zacarías con el propósito de que determine quién debía ser rey de los francos, tras el cual se ocultaba el propósito de darle fin la decadente dinastía merovingia y ocupar el trono franco sin ser incomodado. El Papa Zacarias acepta dar su veredicto y dice que “debe ser Rey quien en verdad tiene el poder”. De este modo el Papa se aseguraba un Reino Franco leal.

En noviembre de 751, Pipino depone a Childerico III y se hace coronar por San Bonifacio en Soissons. A dicho evento asistieron obispos, nobles y los Leudes (algo que puede ser entendido como Los Grandes del Reino). Este cambio de dinastía se consigue sin que se derrame una gota de sangre. Childerico III, posteriormente, es tonsurado y pierde sus largos cabellos (entre los francos la cabellera larga era símbolo de poder) y pasa el resto de su vida en el monasterio de San Bertin, locación próxima a Saint-Omer.

Darle legitimidad al reinado de Pipino fue una cuestión complicada. Hasta el momento lo que había hecho Pipino era coronarse por la fuerza rompiendo, de esa manera, el orden natural por el cual el rey es sucedido por su hijo. San Bonifacio, consejero diplomático de Pipino, le aconsejó que sea ungido con un aceite santo conocido como la Saint-Chrême, tal como sucedía con los reyes visigodos de Toledo. Entonces, mediante el ritual de la unción, este rey de los francos, adquiría una misión militar y religiosa, que consiste en el deber y derecho de dirigir a los pueblos que Dios le confía; pero esta legitimidad está garantizada por medio de la fidelidad a la Iglesia y a su gobernante, es decir, al Papa. Mediante esas condiciones se puede hablar del consentimiento papal y legitimidad del gobierno de Pipino. Ese mismo año, en Maguncia, San Bonifacio consagra a Pipino como señor de Austrasia.

En este contexto el Papado estaba desprotegido ya que el emperador de Bizancio que siempre había sido su protector, se hallaba en precarias condiciones y no podía socorrer al pontífice. Es así como el Papado consigue aliarse con los francos puesto que debía defenderse de la amenaza de los lombardos liderados por su rey Astolfo.

El sucesor de Zacarias, el Papa Esteban II, emprende un viaje hacia Francia para firmar una alianza con el Reino Franco. Pipino y el Papa se encuentran en el palacio de Ponthion, ubicado al sur de Champaña. El momento del encuentro entre ambos personajes tiene mucho de simbólico. Pipino se postra ante el Papa Esteban II y toma las bridas del caballo repitiendo el gesto que alguna vez hiciera Constantino el Grande ante Silvestre I. Con ello Pipino consigue una segunda consagración para su reinado y sus sucesores. A cambio del apoyo espiritual del papado, Pipino se compromete a darle a la Santa Sede un dominio amplio para evitar cualquier agresión. El 28 de julio de 754, Pipino queda consagrado como rey al igual que su esposa y sus hijos (porque en esos tiempos la expectativa de vida era corta y así sus hijos podían continuar el reinado en caso que Pipino muriera). De esta manera se da fin a la dinastía merovingia y se legaliza el surgimiento de los carolingios. Consagrando a Pipino, el papado marca distancias con el emperador de Bizancio. La Santa Sede pasa a estar bajo protección y sometimiento de los reyes francos para su propia seguridad.

Al aliarse con el Papa, Pipino rompe relaciones con sus aliados lombardos. Éstos reclamaban reivindicaciones que el Rey de los Francos no podía atender. Eso sucedía hacia octubre de 754. Un año después empiezan las campañas bélicas contra los lombardos que no culminarían hasta 758, luego de un sitio a Roma y de que Pipino los echara hacia las cercanías de Rávena. Estas expediciones terminan cuando Pipino conquista veintidós ciudades en la Italia central, Rávena, Perusa y las provincias de Emilia-Romagna y Pentacole. El Estado Pontificio quedaba formado de esa manera con lo que pasó a conocerse como la “Donación de Pipino”. A pesar de la victoria y la muerte del Rey Astolfo, Pipino realizaría múltiples esfuerzos para restablecer la concordia entre Roma y los lombardos.

Entre otros hechos destacados de su reinado podemos contar con el establecimiento del orden en su territorio. De los señores feudales obtuvo vasallaje, expulsó a los musulmanes de la Septimania, tras la toma de Narbona, una importante plaza, en 759 y la toma de Aquitania, que arrebató de las manos a Gaifier, su duque, en una serie de campañas entre 761 a 768 que implicaron un gran esfuerzo y el uso de tácticas brutales basadas en la destrucción de villas, viñedos, y monasterios, al tiempo que iba esparciendo el miedo en la región de Aquitania. Poco a poco iría conquistado bastión tras bastión; entra las ciudades conquistadas se puede mencionar a Poitiers, Limoges y Angulema. Los nobles aquitanos y sus aliados vascos no tuvieron otra salida sino aceptar un tratado de paz muy favorable a Pipino. Gaifier escapó de Pipino, pero al poco tiempo muere a manos de un frustrado seguidor suyo. Por otra parte, tuvo que dejar inconclusa la tarea de someter a los sajones de Germania.

A pesar de sus logros Pipino debe seguir peleando para asegurar sus fronteras. Una vez que su hermano Carlomán abdicara a favor suyo, debió enfrentar a su hermanastro Grifón, hijo ilegítimo de Carlos Martel, que se hizo nombrar duque en Baviera. Posteriormente a su derrota, fue nombrado duque del Meno. De esa manera lo alejaron de los bávaros para que no sea más un problema. Lamentablemente se hizo problemas con los lombardos y murió en la batalla de Saint-Jean-de-Maurienne en 753.

Otros importantes aspectos para recordar de Pipino fueron el mejoramiento de la caballería pesada, el arma más importante de su tiempo; el mantenimiento de un ejército permanente y profesional, para la defensa y expansión del reino; el desarrollo del feudalismo, que fue la espina dorsal de Europa medieval y el impulso de las misiones religiosas en zonas tan alejadas como la Germania y Escandinavia. A pesar de estos logros, Pipino el Breve sigue siendo visto como un hombre de menores logros y menor talla histórica en comparación a Carlos Martel, su padre, y Carlomagno, su hijo.

Pipino murió el 24 de setiembre de 768 en Saint-Denis. Previamente repartió el reino —a la manera de los reyes francos y bajo la Ley Sálica— entre Carlos I (futuro Carlomagno) y Carlomán. Fue enterrado en la abadía de Saint-Denis.

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