viernes, 23 de marzo de 2012

Enrique V. Imágenes para recordar

A continuación se presenta una serie de imágenes, las más representativas de la película analizada. No es exhaustivo, como hago con las partidas que juego, sino más bien he tomado unas cuantas a fin de presentar la película. Ya sea para quienes la conocen, porque la han visto anteriormente; o bien para aquellos que no han tenido la oportunidad de verla, creo que puede resultar un material interesante. Espero que lo disfruten.



miércoles, 21 de marzo de 2012

Enrique V. Un pequeño análisis

Debido al tiempo transcurrido —desde su estreno hasta hoy— ya debe haber literatura crítica de cine muy desarrollada sobre la película. Entonces, evitando caer en un círculo vicioso, mi pretensión es encontrarle algún punto, visto desde cierto ángulo, que termine por ser original y novedoso. Es por ello que termino haciendo esta suerte de ensayo o apreciación crítica centrada en uno o dos temas. Por otro lado, estudiar la película globalmente seria un proyecto que tomaría años y el formato del blog no permite algo tan extenso.


La construcción de un personaje modelo

Antes de empezar, es conveniente dejar claras un par de cosas. La película materia de este texto es producto de una obra de teatro titulada Henry the Firth, o conocida popularmente como Henry V y escrita por William Shakespeare. La segunda consiste en que Kenneth Branagh ha trasladado (no copiado) casi todo el texto de la pieza teatral mencionada. Es más, en la ficha técnica de la película Henry V figura que el guión es una adaptación de la pieza teatral. He tenido la oportunidad de leer la pieza teatral luego de ver la versión cinematográfica y los diálogos —casi todos— coinciden plenamente al momento de cotejar el original con su versión cinematográfica.

Mi propuesta en estas líneas consiste en demostrar en qué manera y hasta qué grado Shakespeare preparó una pieza de teatro que resulte aleccionadora para los sucesivos monarcas —primero ingleses y luego británicos— que gobernarían desde Londres.

La peripecia se da en el marco de la Guerra de los Cien Años. Enrique V es conocido por ingleses y franceses por ser un joven disoluto, dedicado a la juerga y que provoca a cualquiera cuestionarse si en verdad es un sujeto apto para ocupar el trono. En las escenas que se van sucediendo, en la primera mitad del film, vemos que Enrique (antes de ser coronado) tiene un grupito de amigos dedicados a la bebida, entre ellos se destaca John Fastalff, un borrachín putañero y otros más de la misma calaña. Eso sucede en escenas que cronológicamente corresponden a un tiempo previo al desarrollo de la acción dramática. En ese tiempo Enrique es príncipe y entre sus amigos le dan consejos, entre cerveza y cerveza, sobre qué debe hacer cuando ya sea coronado rey.

Sin embargo, pese a lo anterior, cuando Enrique V asume su rol de monarca inglés, rompe tajantemente con sus amigos de juerga. De cierto modo parecería un punto negativo para Enrique algo que se traduciría en palabras como “hace mal en olvidar de dónde vino”. Tal apreciación, por parte del público espectador, es incorrecta. El rey no viene de ese mundo de juerga y para ocupar el cargo que lo convierte en la cabeza de un reino debe hacer el sacrificio de abandonar la juerga y a esos amigos de aquellos días más disolutos. Aquí Shakespeare deja una primera lección para un futuro rey: asumir la dirección de un estado implica seriedad.

Un siguiente punto interesante es el castigo a los traidores. El Conde de Cambridge, Lord Scroop y Sir Thomas Grey están involucrados en un acto de traición puesto que han recibido dinero de los franceses para asesinar a Enrique V y hacer fracasar sus pretensiones tanto como afectar a Inglaterra. Uno de ellos es un caso particular. Se trata de Lord Scroop. Escuchamos de la boca del rey que él fue uno de sus más cercanos, que conocía hasta sus más íntimos pensamientos y aún así se atrevió a traicionarle. Estos hechos acontecen cuando se desarrollan los preparativos finales para que la expedición militar enrumbe hacia Francia. Debe ser difícil para un rey que sus nobles, hechos para protegerlo, sean capaces de un acto de traición, más aún si entre ellos se incluye uno de gran confianza. Otra lección que deja Shakespeare consiste en que si el rey es traicionado, fuera quien fuera y en el momento que sea, aquellos ingleses que pretendan atentar contra la corona y el país deben ser ejecutados porque no merecen perdón. La segunda lección extraída de este pasaje está dada por la exigencia al rey de que si hay piedras en el camino —por más pesadas— deben ser removidas para seguir adelante.

Ya en suelo francés Carlos VI, el rey de Francia, amedrentado por la violencia inglesa, además, temeroso por la suerte de su reino, le ofrece a Enrique V algunos ducados de poca importancia y la mano de su hija, la princesa Catalina. El rey inglés rechaza la propuesta francesa. Es muy poco, aquellos pocos ducados a cambio de la paz. Enrique V está en Francia para ganarla toda por medio de la guerra o la paz. Su pretensión es reinar en Francia porque tiene argumentos jurídicos para hacer prevalecer sus aspiraciones. Una lección más que deja Shakespeare está en la voluntad férrea de Enrique V para actuar. El propósito del rey es tal y no dejarse desviar de aquél.

En la guerra, que para la causa inglesa se cree justa, Enrique V se muestra resuelto, decidido y sumamente belicoso. Eso sucede en el asedio y toma de Hafleur. Esta lección ya es en el plano militar. Un rey también tiene como tarea hacer la guerra y aquí Shakespeare deja como ejemplo un hombre con las características ya mencionadas como necesario para Inglaterra.

Otro aspecto significativo del asedio de Hafleur está dado por el trato que tiene hacia sus hombres: a todos por igual; si bien cuenta entre ellos con gente del pueblo, que podrían ser de baja condición, villanos y rufianes, a quienes les dice que son nobles ingleses. Les recuerda sus orígenes y el deber que tienen hacia Inglaterra. En un mundo (el medieval) en el que los hombres están separados por estamentos, tratar a los de más baja condición como de la más alta, ya que su valor los eleva a dicha condición, es una magnífica característica a resaltar y ser imitada a futuro. Con un rey como Enrique V, sus hombres son capaces adquirir grandes dotes. Es como convertir el carbón en diamante.

Tras el asedio de Hafleur, el ejército queda en precarias condiciones. Las imágenes del film son claras: hombres que no pueden más y arrastran sus escudos, muchos heridos (incluso el rey) pero ellos siguen adelante. El nuevo objetivo del rey Enrique consiste en alcanza Calais para retornar a Inglaterra, pero es tan bravo el rey inglés que le dice al heraldo francés Montjoy que no está dispuesto a pelear, pero en caso que se le cruce un ejército francés que le impida alcanzar Calais estaría dispuesto a hacerlo. Otro valor más: valentía y responsabilidad frente a las consecuencias de las acciones cometidas.

Un momento de gran dramatismo esta dado por la ejecución de Bardolf. Es uno de sus tantos excompañeros de juerga que forma parte de la infantería inglesa. Éste ha robado una reliquia en un pueblo por donde el ejército inglés estuvo de paso. Para castigar la rapiña, el rey Enrique da la orden de ejecutarlo mediante la horca. En ese momento el rey inglés suelta una lágrima porque recuerda el día en que Bardolf le dice —como consejo— que nunca cuelgue a un ladrón. En un momento pareciera que lo va perdonar, pero él debe ser duro e inflexible. Debido a que quiere ser rey de Francia, no desea que se haga daño a ningún poblador francés porque serán sus futuros súbditos y no debe haber un rencoroso recuerdo cuando Enrique reine en Francia. Aquí Shakespeare deja una lección de que el rey debe respetar a quienes pretende incorporar bajo su soberanía siempre y cuando el reclamo sea justo, es decir, el reclamo de la corona francesa.

Durante la vigilia previa a la Batalla de Agincourt el ejército inglés pasa la noche en su campamento. Enrique V decide colocarse una capucha y deambular entre los soldados reunidos alrededor de las abrigadoras hogueras. Busca conocer el sentimiento de sus hombres antes de una batalla difícil y crucial. Entre diálogo y diálogo se puede llegar al resumen de que el rey padece más que el hombre simple. La condición de rey es una gran responsabilidad y Enrique lo sabe. Gobierna por derecho divino y es líder de un pueblo. Lo que él decida, por medio de la lealtad del pueblo, hará que se haga realidad y los puede llevar a la perdición como también al éxito. Un rey que reconozca eso, aunque a solas y sin más testigo que Dios (tal como lo hace en el film) lo coloca como un sujeto de una gran humildad y un gran sentido de la responsabilidad.

Finalmente, el discurso de Agincourt, en el que motiva a sus tropas débiles e inferiores numéricamente frente a los franceses, más fuertes y superiores numéricamente, termina por coronar todas las ejemplares virtudes de Enrique V lo que trae como consecuencia que sus tropas superadas cinco a uno peleen decididamente contra los franceses y por la causa del rey inglés. Es el clásico ejemplo de liderazgo: inspirar a los dirigidos para que hagan lo que el líder quiere.

Con todo lo dicho anteriormente, sobre las virtudes de este rey inglés, queda como un monarca ejemplar. Enrique V tiene bien merecidas las palabras que le dedica el propio Shakespeare llamándolo en su pieza teatral “Astro de Inglaterra”.

lunes, 19 de marzo de 2012

Enrique V. Ficha Técnica

Recuerdo que elaboré presentaciones, análisis de las películas y una colección de imágenes de producciones cinematográficas que se vinculan de diversas maneras con Age of Empires, el videojuego tema de este blog. Entonces les ofrecí —entre otras— cinco películas relacionadas con las campañas históricas de Age of Empires: The Age of Kings. Luego, no quise dejar atrás a The Conquerors Expansion y pasé a incluir una película sobre Atila y otra sobre El Cid quedando pendiente, hasta hoy, alguna relacionada con Moctezuma. Tras esto y de una manera un poco clara, sólo incluí una película de aquella sección de escenarios titulado “Batallas de los Conquistadores”. Lamentablemente la película no encajaba del todo, si quisiera ser exigente, ya que tenía que ser sobre Erik El Rojo y su llegada a América del Norte. Más bien, como reemplazo, incluí Conquistadores cuya temática tiene mucha similitud, pero no es igual a la historia que se recrea en el escenario llamado Vindlandsaga del videojuego.

Lamentablemente (torpe yo) desconocía —hasta hace poco— la película que ahora presento. Ésta se corresponde con un escenario que a los conocedores de Age of Empires les resultará familiar: Agincourt.


Título Original
Henry V

Idioma
Inglés y francés

Dirección
Kenneth Branagh

Producción
Bruce Sharman

Guión
Kenneth Branagh (basado en la obra teatral Henry V de William Shakespeare)

Protagonistas
Derek Jacobi (coro)
Kenneth Branagh (Enrique V, Rey de Inglaterra)
Simon Sheperd (Duque de Gloucester, hermano del Rey)
James Larkin (Duque de Bedford, hermano del Rey)
Brian Blessed (Duque de Exeter, tío del Rey)
Charles Kay (Arzobispo de Canterbury)
Alec McCowen (Obispo de Ely)
Paul Gregory (Earl de Westmoreland)
Nicholas Ferguson (Earl de Warwick)
Tom Whitehouse (John Talbot)
Fabian Cartwright (Earl de Cambridge)
Stephen Simms (Lord Scroop)
Robbie Coltrane (Sir John Falstaff, examigo del Rey)
Richard Briers (Bardolph, examigo del Rey y lugarteniente de su ejército)
Geoffrey Hutchings (Nym, examigo del Rey y cabo de su ejército)
Robert Stephens (Pistol, examigo del Rey y soldado de su ejército)
Judi Dench (Mistress Quickly, dueña de una posada)
Paul Scofield (Carlos VI, Rey de Francia)
Michael Maloney (Delfín de Francia)
Richard Clifford (Duque de Orleans)
Nigel Greaves (Duque de Berry)
Julian Gartside (Duque de Bretaña)
Harold Innocent (Duque de Borgoña)
Richard Easton (Condestable de Francia)
Colin Hurley (Grandpré)
Christopher Ravenscroft (Mountjoy, heraldo francés)
Emma Thompson (Catalina, hija de Carlos VI)
Geraldine McEwan (dama al servicio de la princesa Catalina)

Diseño de vestuario
Phyllis Dalton

Música
Patrick Doyle

Fotografía
Kenneth MacMillan

Montaje
Michael Bradsell

Studio
British Broadcasting Corporation (BBC)
Renaissance Films
Curzon Film Distributors

Distribución
Curzon Film Distributors

Duración
137 minutos

domingo, 11 de marzo de 2012

Rey Felipe I


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Rey Felipe I (francos), uno de los participantes de Feudos Francos, la cuarta partida que se relató en Planeta Age.


Rey Felipe I (según Age of Empires) o Felipe I (de acuerdo con la historia) nació en Tours un 23 de mayo de 1052 y murió en Melun, el día 29 de julio de 1108. Felipe I reinó en Francia desde 1060 hasta su muerte. Tuvo el apodo de El Amoroso.

Hijo de Enrique I y de Ana de Kiev, fue un miembro de la dinastía de los Capetos, el cuarto de la dinastía directa. Siendo niño, en 1059, fue coronado rex designatus, en presencia de su padre y al año siguiente éste falleció. Su madre y su tío se encargaron de la regencia hasta 1066. Una extraña costumbre de su época determinó que fuera coronado en diversos momentos de su reinado: en Laon (1071); Tours (1098) y Reims (1100).

Siguió con las políticas tradicionales de los capetos: consolidar el poder real y contener a los vasallos más poderosos. Intentó aumentar los dominios reales con la anexión Vermandois, Gâtinais, Vexin, Bourges y Dun-le-Roi. Además para llenar las arcas reales tomó bienes eclesiásticos y vendió cargos atrayendo el disgusto de los reformadores gregorianos.

En 1072 se casó con Berta de Holanda, hija del conde de Holanda. Este matrimonio tuvo un fin estratégico, el cual consistía en limitar o tenerse bajo cuidado de Guillermo el Conquistador, su más importante y poderoso vasallo. Aparte de eso, forjó alianzas con señores feudales limítrofes a Guillermo como por ejemplo los de Anjou y Flandes. A pesar de eso, Guillermo logró vencer a Felipe en Dol-de-Bretagne. En 1077 firmó la paz con Guillermo el Conquistador, Duque de Normandía y desde 1066 rey de Inglaterra. Éste renunciaba a Bretaña a cambio de la paz y consolidar su presencia en Britania.

En 1078 Felipe I tomó partido por Roberto II de Normandía en rebelión contra su padre, Guillermo el Conquistador. Después de haberle confiado el cuidado del castillo de Gerberoy (cerca de Beauvais) Felipe cambia de aliado y junto a Guillermo cercan el castillo al año siguiente. Poco después, Roberto obtiene el Ducado de Normandía.

Una vez muerto Guillermo I de Inglaterra, Felipe apoyó a Roberto II de Normandía en sus ambiciones por tomar el trono inglés el cual, por derecho hereditario, correspondía a Guillermo II. Y esto muy a pesar de que en un principio Roberto pretendía capturar la ciudad de Vexin. Luego del apoyó francés a Roberto, Guillermo II intentó en tres ocasiones tomar Vexin pero fracasó.

Durante el reinado de Felipe I se organizó y tuvo lugar la Primera Cruzada. Este rey francés decidió no apoyarla debido a una riña existente con el Papa Urbano II. Sin embargo, su hermano Hugo I de Vermandois sí tomó parte activa.

Posteriormente, Felipe I repudió a su esposa (dicen que porque era muy gorda) y se unió con Bertrada de Montforte en 1092. Esta acción le acarreó la excomunión en 1094 por el obispo de Lyon. Luego, un año después, durante el Concilio de Clermont, la medida fue confirmada por el Papa Urbano II. No obstante, había una condición: la excomunión se levantaba si el rey francés se separaba de Bertrada. Felipe lo hizo en 1104 tras reconciliarse con el papado. En 1107, el Papa Pascual II forjó una alianza con Francia contra el Sacro Imperio Romano Germánico. 

Felipe I murió en el castillo de Melun. Fue enterrado en el monasterio de Saint-Benoît-sur-Loire y no en Saint Denis donde se solía enterrar a los monarcas capetos. Esto se debe a que por los pecados de su vida no podía ser enterrado al lado de sus ancestros según voluntad propia.

A Felipe I le sucedió su hijo Luis VI, el Gordo, hijo de Berta de Holanda. Bertranda de Montforte, la otra esposa de Felipe, se refugió y tomó los hábitos en la abadía de Fontevraud a sus 38 años de edad.

sábado, 10 de marzo de 2012

Luis XI


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Luis XI (francos), uno de los participantes de Feudos Francos, la cuarta partida que se relató en Planeta Age.


Luis XI (según Age of Empires) o Luis XI de Francia, apodado el Prudente, nació en Bourges el 3 de julio de 1423 y fue rey entre los años 1461 y 1483. A este rey se le conoce como el puente que permitió a Francia el tránsito entre la Edad Media y la Edad Moderna. La clave de este proceso estuvo en la afirmación de su autoridad regia en contra de los privilegios de los señores feudales. De esa manera construyó una monarquía absoluta, centralizada y autoritaria; sin por ello no dejar de ganarse líos con la nobleza tradicional. Una de sus políticas fue limitar el poder de aristocracia y favorecer a la pequeña nobleza y a la burguesía.

A los tres años fue encerrado en el castillo de Loches y permaneció allí hasta los diez años. A esa edad, su padre le permitió vivir con su madre en Amboise.

El 24 de junio de 1436, con tan sólo trece años de edad, desposó a Margarita Estuardo de once años de edad e hija de Jacobo I de Escocia. Posteriormente, en 1437, conduce con éxito la toma de las fortalezas inglesas de Velay en el Languedoc. Luego, junto a su padre Carlos VII realiza un ingreso triunfal en París recientemente reconquistada de manos inglesas.

En 1439, Carlos VII lo nombró Lugarteniente General en el Languedoc y un año después pasa a Poitou sin tener mando alguno. Junto al Duque de Alençon, Jean de Dunois, Mariscal La Fayette y George de la Trémoille organizaron lo que se conoce La Praguerie. Esta revuelta, organizada por grandes señores feudales, fue rápidamente reprimida. Una de las razones que se esgrimen es que el futuro Luis XI se sometió a la autoridad de su padre para conservar sus futuros derechos al trono.

En 1441, Luis retoma la lucha contra los ingleses y los borgoñones liderando al ejército real en Pontoise. Dos años después encabezó una campaña contra Jean IV de Armagnacs, un gran vasallo rebelde. En 1444, es encomendado a trasladar fuera del reino a los soldados que se quedaron sin soldada y se dedicaban al pillaje y los dejó en Suiza. El 26 de agosto comandó la Batalla de Pratteln. Luego, en Basilea, reunió un consejo en el que es nombrado Portaestandarte del Papa Eugenio IV y de la Iglesia Católica. A cambio de esto es recompensado con el protectorado del Condado de Venaissin.

Carlos VII envía un ejército contra el Delfinado y Saboya, territorios bajo el mando del futuro Luis XI, quien pacta una tregua con el rey. Sin embargo, el Delfín no renuncia a su conducta hostil hacia a su padre e inicia una campaña de difamación en la que lo acusa de disoluto y envía misivas a su padre para justificarse. Carlos VII no se deja llevar por las actitudes de su hijo y envía a Antoine de Chabannes, comandando un ejército, para quitarle el Delfinado. A finales de 1446, Luis huye al Franco Condado y luego a Lovaina, territorios de Borgoña, un rival de la corona francesa. Allí, Felipe II de Borgoña lo recibe bien y le rinde homenaje.

Ese mismo año de 1446 muere Margarita Estuardo, esposa de Luis. Éste, desesperado por tener un heredero, desposa a Carlota de Saboya, hija de Luis de Saboya, una niña de ocho años. La unión matrimonial sucede en 1451 y le aporta a Luis una dote de 200.000 escudos. Con esto, Luis y el Duque de Saboya forjan una alianza; al mismo tiempo que tenía el apoyo papal y podía inmiscuirse en las elecciones episcopales. Las relaciones con su padre, el rey, se volvieron aún más ambiguas y llenas de intrigas.

Desde 1456 a 146, Luis estuvo establecido en la corte de Felipe III de Borgoña. Cuando Luis XI asume el trono francés lo hace tras la muerte de su padre, Carlos VII, a cuyas exequias no quiso asistir, y fue coronado en Reims el 15 de agosto de 1461 e ingresa a París el 30 de agosto. Coronado rey, su principal adversario político pasa a ser Carlos el Temerario, hijo de su anterior protector Felipe III de Borgoña.

Una de sus primeras acciones como rey fue ocuparse de la sucesión en el reino de Aragón. Tras la muerte, en 1458, de Alfonso V, la corona era disputada por Juan II de Aragón y su hijo Carlos de Viana, quien sería encontrado muerto en 1461. Estalla una guerra civil entre las ciudades bajo gobierno aragonés, entre ellas Barcelona. Luis XI, en un principio, intentó volverse aliado de las ciudades catalanas; sin embargo, Juan II, en una maniobra política, le otorgó los territorios catalanes del Rosellón y Cerdeña a cambio de tenerlo como aliado.

El 15 de julio de 1459 nace su primogénito Joaquín, pero falleció al poco tiempo. Su segunda hija nació en 1461 y con el tiempo se casaría con Pedro II de Borbón. Luego tuvo una tercera hija llamada Juana, nacida en 1464. Al poco tiempo entienden que la niña no era normal. Entonces, Luis XI aprovecha en casarla rápidamente con su primo Luis de Orleans, futuro Luis XII de Francia. La estrategia consistía en evitar que los sucesores de su primo se conviertan en competencia al trono francés.

De modo similar a la Praguerie, en 1465 se formó La Liga del Bien Público, organizada por Carlos Duque de Berry, hermano del rey ansioso de conseguir más poder. En 1463, Luis XI decidió recuperar las ciudades cercanas al río Somme cedidas a Borgoña tras el Tratado de Arras de 1435. Los borgoñones se prepararon para las hostilidades. Francisco II de Bretaña, Juan II de Borbón y Juan V de Armagnacs se aliaron con Borgoña. Luis XI tuvo apoyó de Francesco Sforza, Duque de Milán.

Luis XI dirigió una gran ofensiva contra sus enemigos logrando capturar Moulins y los borgoñones se sometieron. Contra el ejército de Luis XI, bretones y borgoñones se enfrentaron en Montlhéry, el 16 de julio de 1465. Tras un resultado confuso y nada definitorio, Paris terminó siendo asediada. El monarca firmo la paz: no hubo cambios substanciales en su política pero cedió Normandía a su hermano sin que éste tomará posesión del gobierno y se celebró, el 10 de setiembre de 1468, en el tratado de Ancenis. Francisco II de Bretaña y Carlos el Duque de Berry (hermano de Luis XI) renuncian a dar su apoyo a Borgoña.

En el mismo año, Carlos el Temerario, Duque de Borgoña, invitó a Luis XI a negociar en Peronne. Al mismo tiempo Lieja se revelaba contra Borgoña y era evidente que Francia se hallaba tras los hechos. Carlos amenazó a Luis XI quien, bajo presión, firmó un pacto para apoyarlo a sofocar la rebelión, además de concederle la región de Champaña-Ardenas. Luis XI ya en casa rechazó el tratado.

En 1472, Carlos el Temerario ataca Picardía, pero es rechazado por Jeanne Hachette, una heroína popular francesa. El 29 de agosto de 1475, en Picquigny, Luis XI firma un tratado con Eduardo IV para dar fin a la Guerra de los Cien Años a cambio de un pago al rey inglés de 50.000 coronas anuales. En 1477, con la muerte del Duque de Borgoña en la Batalla de Nancy, Luis XI intenta apoderarse de las posesiones de Borgoña. Lamentablemente para sus pretensiones, Maximiliano I de Habsburgo, esposo de la hija de Carlos el Temerario, María de Borgoña, había tomado posesión de esas tierras.

Entre 1480 y 1481, Luis XI anexó a Francia Anjou, Maine y Provenza, entre otras regiones. Un año después recupera Picardía y Borgoña. Sus últimos días de vida fueron difíciles: enfermó gravemente y ningún tratamiento le daba cura. Incluso pidió ayuda a San Francisco de Paula, conocido por obrar milagros pero éste se negó en un principio. Luego de la intercesión del Papa, a quien el santo no podía negarse, accede a acudir donde Luis XI. No logró sanarlo pero sí curarlo en el plano espiritual. Murió el 30 de agosto de 1483 a causa de un derrame cerebral.

Luis XI fue un hombre de poca vida cortesana que prefería andar por su reino. Incluso dejó a su esposa que se estableciera en Amboise o Tours cuidando los siete hijos y sin visitarla. Luis XI tuvo un amorío con Margarita de Sassenage. A su esposa Carlota no le quedó más remedio que acomodarse a la situación.

En síntesis, Luis XI fue un monarca que aprovechó todo tipo de medios para conseguir sus objetivos: corrupción, diplomacia, intrigas, traición y la guerra. Sus enemigos solían llamarlo La Araña, porque tejía conspiraciones alrededor de sus rivales políticos. Al final de su reinado Francia tenía fronteras muy similares a las de hoy en día. Su sucesor fue su hijo Carlos VIII de Francia.

viernes, 9 de marzo de 2012

Pipino el Breve


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Pipino el Breve (francos), uno de los participantes de Feudos Francos, la cuarta partida que se relató en Planeta Age.


Pipino el Breve, o también conocido como Pipino III el Joven, nació el 715 en Jupille (cerca de Lieja, Bélgica) una zona que dio al Reino Franco las dinastías merovingia y carolingia. Fue el hijo menor de Carlos Martel y de Rotrudis de Tréveris. Durante su vida tuvo los siguientes cargos o títulos: Mayordomo de Palacio en Austrasia y Mayordomo de Palacio en Neustria (ésta última con Borgoña y Provenza) y Rey de los Francos.

Carlos Martel, antes de su muerte, dejó como última voluntad la división de sus territorios entre sus hijos. Es así cómo Carlomán fue Mayordomo de Palacio de Austrasia, mientras que Pipino ocupo el mismo cargo pero en Neustria. El periodo inicial de los hijos de Carlos Martel, en sus roles como mayordomos, fue el fortalecimiento de las fronteras del reino que andaban siendo acosadas principalmente por los invasores musulmanes y los sajones de la Germania.

En el año 747 Carlomán se acoge a la vida monástica y deja definitivamente el cargo de mayordomo de Austrasia, cargo que recae en las manos de Pipino, el cual se convierte en el gobernante de facto de todo el Reino Franco y comienza un enfrentamiento con Childerico III, el rey merovingio que debería ser el legítimo gobernante. Con el objetivo de demostrar la inutilidad de los gobernantes merovingios (los cuales eran llamados reyes holgazanes), Carlos Martel había dejado vacante el trono franco tras la muerte de Teodorico IV (en 737). En 743, Pipino libera a Childerico del monasterio en el que lo encerró su padre y lo coloca como rey, algo que éste merecía legítimamente.

La reposición de un monarca en el Reino Franco trajo como resultado una coalición de los duques alemanes y Hunald de Aquitania, quienes reaccionaron mal por la anulación política de Grifón, uno de los hijos de Carlos Martel, precisamente hermanastro de Carlomán y Pipino y que fue encerrado en un monasterio por decisión de éstos. Reponer en el trono a Childerico III contribuyó a que los ánimos bélicos se sosegaran.

Aproximadamente en el año 744, Pipino toma como esposa a Bertrarda de Laon, la cual tenía un apelativo curioso. Era llamada la del pie grande precisamente por tener un pie más grande que el otro. De esta mujer nacerían sus futuros hijos conocidos como Carlomán I y Carlomagno.

En el 750, Pipino envía una delegación al Papa Zacarías con el propósito de que determine quién debía ser rey de los francos, tras el cual se ocultaba el propósito de darle fin la decadente dinastía merovingia y ocupar el trono franco sin ser incomodado. El Papa Zacarias acepta dar su veredicto y dice que “debe ser Rey quien en verdad tiene el poder”. De este modo el Papa se aseguraba un Reino Franco leal.

En noviembre de 751, Pipino depone a Childerico III y se hace coronar por San Bonifacio en Soissons. A dicho evento asistieron obispos, nobles y los Leudes (algo que puede ser entendido como Los Grandes del Reino). Este cambio de dinastía se consigue sin que se derrame una gota de sangre. Childerico III, posteriormente, es tonsurado y pierde sus largos cabellos (entre los francos la cabellera larga era símbolo de poder) y pasa el resto de su vida en el monasterio de San Bertin, locación próxima a Saint-Omer.

Darle legitimidad al reinado de Pipino fue una cuestión complicada. Hasta el momento lo que había hecho Pipino era coronarse por la fuerza rompiendo, de esa manera, el orden natural por el cual el rey es sucedido por su hijo. San Bonifacio, consejero diplomático de Pipino, le aconsejó que sea ungido con un aceite santo conocido como la Saint-Chrême, tal como sucedía con los reyes visigodos de Toledo. Entonces, mediante el ritual de la unción, este rey de los francos, adquiría una misión militar y religiosa, que consiste en el deber y derecho de dirigir a los pueblos que Dios le confía; pero esta legitimidad está garantizada por medio de la fidelidad a la Iglesia y a su gobernante, es decir, al Papa. Mediante esas condiciones se puede hablar del consentimiento papal y legitimidad del gobierno de Pipino. Ese mismo año, en Maguncia, San Bonifacio consagra a Pipino como señor de Austrasia.

En este contexto el Papado estaba desprotegido ya que el emperador de Bizancio que siempre había sido su protector, se hallaba en precarias condiciones y no podía socorrer al pontífice. Es así como el Papado consigue aliarse con los francos puesto que debía defenderse de la amenaza de los lombardos liderados por su rey Astolfo.

El sucesor de Zacarias, el Papa Esteban II, emprende un viaje hacia Francia para firmar una alianza con el Reino Franco. Pipino y el Papa se encuentran en el palacio de Ponthion, ubicado al sur de Champaña. El momento del encuentro entre ambos personajes tiene mucho de simbólico. Pipino se postra ante el Papa Esteban II y toma las bridas del caballo repitiendo el gesto que alguna vez hiciera Constantino el Grande ante Silvestre I. Con ello Pipino consigue una segunda consagración para su reinado y sus sucesores. A cambio del apoyo espiritual del papado, Pipino se compromete a darle a la Santa Sede un dominio amplio para evitar cualquier agresión. El 28 de julio de 754, Pipino queda consagrado como rey al igual que su esposa y sus hijos (porque en esos tiempos la expectativa de vida era corta y así sus hijos podían continuar el reinado en caso que Pipino muriera). De esta manera se da fin a la dinastía merovingia y se legaliza el surgimiento de los carolingios. Consagrando a Pipino, el papado marca distancias con el emperador de Bizancio. La Santa Sede pasa a estar bajo protección y sometimiento de los reyes francos para su propia seguridad.

Al aliarse con el Papa, Pipino rompe relaciones con sus aliados lombardos. Éstos reclamaban reivindicaciones que el Rey de los Francos no podía atender. Eso sucedía hacia octubre de 754. Un año después empiezan las campañas bélicas contra los lombardos que no culminarían hasta 758, luego de un sitio a Roma y de que Pipino los echara hacia las cercanías de Rávena. Estas expediciones terminan cuando Pipino conquista veintidós ciudades en la Italia central, Rávena, Perusa y las provincias de Emilia-Romagna y Pentacole. El Estado Pontificio quedaba formado de esa manera con lo que pasó a conocerse como la “Donación de Pipino”. A pesar de la victoria y la muerte del Rey Astolfo, Pipino realizaría múltiples esfuerzos para restablecer la concordia entre Roma y los lombardos.

Entre otros hechos destacados de su reinado podemos contar con el establecimiento del orden en su territorio. De los señores feudales obtuvo vasallaje, expulsó a los musulmanes de la Septimania, tras la toma de Narbona, una importante plaza, en 759 y la toma de Aquitania, que arrebató de las manos a Gaifier, su duque, en una serie de campañas entre 761 a 768 que implicaron un gran esfuerzo y el uso de tácticas brutales basadas en la destrucción de villas, viñedos, y monasterios, al tiempo que iba esparciendo el miedo en la región de Aquitania. Poco a poco iría conquistado bastión tras bastión; entra las ciudades conquistadas se puede mencionar a Poitiers, Limoges y Angulema. Los nobles aquitanos y sus aliados vascos no tuvieron otra salida sino aceptar un tratado de paz muy favorable a Pipino. Gaifier escapó de Pipino, pero al poco tiempo muere a manos de un frustrado seguidor suyo. Por otra parte, tuvo que dejar inconclusa la tarea de someter a los sajones de Germania.

A pesar de sus logros Pipino debe seguir peleando para asegurar sus fronteras. Una vez que su hermano Carlomán abdicara a favor suyo, debió enfrentar a su hermanastro Grifón, hijo ilegítimo de Carlos Martel, que se hizo nombrar duque en Baviera. Posteriormente a su derrota, fue nombrado duque del Meno. De esa manera lo alejaron de los bávaros para que no sea más un problema. Lamentablemente se hizo problemas con los lombardos y murió en la batalla de Saint-Jean-de-Maurienne en 753.

Otros importantes aspectos para recordar de Pipino fueron el mejoramiento de la caballería pesada, el arma más importante de su tiempo; el mantenimiento de un ejército permanente y profesional, para la defensa y expansión del reino; el desarrollo del feudalismo, que fue la espina dorsal de Europa medieval y el impulso de las misiones religiosas en zonas tan alejadas como la Germania y Escandinavia. A pesar de estos logros, Pipino el Breve sigue siendo visto como un hombre de menores logros y menor talla histórica en comparación a Carlos Martel, su padre, y Carlomagno, su hijo.

Pipino murió el 24 de setiembre de 768 en Saint-Denis. Previamente repartió el reino —a la manera de los reyes francos y bajo la Ley Sálica— entre Carlos I (futuro Carlomagno) y Carlomán. Fue enterrado en la abadía de Saint-Denis.

jueves, 8 de marzo de 2012

Carlos el Atrevido


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Carlos el Atrevido (francos), uno de los participantes de Feudos Francos, la cuarta partida que se relató en Planeta Age.


Carlos el Atrevido (según Age of Empires) o Carlos I de Valois (de acuerdo con la historia) y apodado “El Audaz” o “El Temerario” nació en Dijón, el 10 de noviembre de 1433. Fue Duque de Borgoña, Brabante, Limburgo y Luxemburgo, aparte de otros títulos de menor rango. Pertenecía a una rama menor de los Valois. Era, además, el tercero de los vástagos nacidos del matrimonio entre Felipe el Bueno e Isabel de Portugal. El apodo de atrevido viene de una frase que acostumbraba decir como lema personal: Je lay Emprins que en francés medieval significayo me atrevo”.

Es durante el gobierno de este personaje que el Ducado de Borgoña alcanza su máximo apogeo; pero que luego, tras los  hábiles golpes políticos de Luis XI, terminarían por acabar con esa hegemonía. Con la muerte de Carlos I se acabaría el sueño de resucitar la antigua Lotaringia.

Se cuenta que Carlos el Atrevido fue criado en los Países Bajos y que recibió sus primeras lecciones de equitación a los dos años de edad en un caballito de madera. Se destaca, además, que desde pequeño participaba en los actos públicos asociadas a su padre. Según sus biógrafos, el pequeño Carlos era de una inteligencia sobresaliente y gran conocedor del latín.

En 1440, a los siete años de edad es casado con Catalina, la hija de Carlos VII y hermana de su enemigo, Luis XI. La muerte de Catalina a los dieciocho años, no dejó descendencia para Carlos.

En 1452, Carlos reprimió brutalmente una rebelión de los flamencos cuando tan sólo era conde de Charolais. Antes de ascender al rango de Duque de Borgoña, Carlos dirigió un golpe de estado contra su padre, con quien tuvo previamente relaciones muy tensas porque consideraba que su política hacia Francia era muy a favor de la conciliación. Entonces durante la primavera de 1465 asume el control del ducado y se convierte en un gobernante de facto durante los dos últimos años del gobierno de Felipe el Bueno, su padre.

De acuerdo a los términos del Tratado de Arras, a Carlos le correspondía casarse con una princesa francesa. Felipe el Bueno obliga a su hijo a cumplir con lo acordado y es así como tenemos el matrimonio entre Carlos e Isabel de Borbón, hija de Carlos I de Borbón, Duque de Borbón. De esta relación nacería María, la única hija y heredera de Carlos el Atrevido. Isabel viviría sólo hasta 1465.

Desde un principio, Carlos no duda en desafiar a Francia. Una de sus armas sería la creación de la Liga del Bien Público, una coalición de nobles franceses enfadados con Luis XI. Libra la batalla de Monthléry, pone sitio a París y obliga al rey de Francia a firmar un par de tratados que le devuelven a Borgoña el control de Picardía y la ciudad de Boulogne, dos territorios que su padre había perdido.

Un año antes de convertirse formalmente en duque, estallaron revueltas en Lieja y Dinant. El 25 de agosto de 1466, toma posesión de ésta última ciudad saqueándola y destruyéndola. Después de la muerte de Felipe el Bueno, en 1467, Carlos el Atrevido se convierte en Duque de Borgoña. En ese entonces los habitantes de Lieja retomaron las hostilidades. Carlos el Atrevido los vence en Sint-Truden y tomó Lieja privándola de los privilegios que gozaba aparte de destruir sus murallas.

Si bien en un principio, de acuerdo con el Tratado de Arras, estaba dicho que Carlos el Atrevido debía casarse con una princesa francesa, el 3 de julio de 1468 se casa con Margarita de York, hermana de Eduardo IV, Rey de Inglaterra. Una vez muerto su padre, Carlos quedaba desvinculado de aquel tratado. Luís XI haría todo lo imposible para que el matrimonio no se consumara; incluso se cuenta que envió naves a interceptar el navío que transportaba a la futura esposa de Carlos pero infructuosamente.

Carlos hizo más de un esfuerzo para desafiar al rey francés. Tras una entrevista en Péronne (9 de octubre de 1468) obliga a Luís XI que le entregue las regiones de Champagne y Brie. En ese contexto, Lieja vuelve a levantarse contra el Duque. Esta vez el instigador fue Luís XI con el objetivo de poner en aprietos a Carlos el Atrevido, quien acudió a sofocar la rebelión. Cabe resaltar el detalle de esta última acción bélica: Carlos estuvo acompañado de Luís XI, a quien había obligado a asistir a tal acto.

Un año más tarde, aprovechando las dificultades económicas de Segismundo de Austria, compró sus posesiones en Alsacia y el condado de Baden en Alemania. El objetivo que perseguía era conquistar la orilla izquierda del Rín para vincular sus dispersos Estados; entonces, conseguida la unidad territorial, podría aspirar a un título real.

Con el propósito anteriormente señalado, Carlos centralizó la administración de su Estado con un parlamento y un tribunal. Esto fue por el lado civil ya que en el aspecto militar organizó un poderoso ejército permanente constituido por mercenarios procedentes de diversas regiones de Europa y el desarrollo de la artillería.

Sin embargo, Carlos sufre dos derrotas. Una ante las puertas de la ciudad francesa de Beauvois, defendida por Jeanne Hachette; la segunda, en la ciudad de Ness, ubicada en la región de Renania. Estos hechos corresponden al año 1472.

Posteriormente Alsacia se subleva en contra de Carlos a raíz de la gestión de su administrador Von Hagenbach, puesto que el Duque de Borgoña no quiso devolver las tierras que compró a Segismundo por el mismo valor que las había comprado.

Carlos tuvo más conflictos que afrontar. Contra René II, Duque de Lorena, disputó la sucesión en Lorena; para el Duque de Borgoña tal territorio significaba la posibilidad de unir porciones importantes de sus dominios; el Condado de Flandes, los Países Bajos, el Ducado de Borgoña y el Condado de Borgoña.

Por otra parte, Carlos pasó diez meses asediando la pequeña ciudad de Neuss (en Renania) pero fue obligado a levantar el sitio por la llegada de un poderoso ejército del Sacro Imperio Romano Germánico. Además, había pedido la ayuda de su cuñado, Eduardo IV Rey de Inglaterra, pero éste fue detenido por Luís XI mediante el Tratado de Picquigny, que resultó muy beneficioso para la corona y la más alta nobleza inglesa. Sin embargo, volviendo a Carlos el Atrevido, tenemos que decir que asediaba Lorena, específicamente la ciudad de Nancy. Era el año de 1475.

Entonces, desde Nancy marchó contra los suizos, hasta Grandson, una posesión del saboyano Jacques de Romont, un aliado muy cercano de Carlos y allí ejecutó —por la horca o ahogándolos en el lago cercano— alrededor de 412 hombres que se habían rendido previamente.

Precisamente en Grandson y en invierno, Carlos fue atacado por los confederados suizos sufriendo una vergonzosa derrota. En este momento se produce un punto de quiebre en la historia militar ya que los invencibles caballeros de armadura (la caballería pesada) son derrotados por las formaciones de infantería, en este caso de piqueros suizos. En Murten (o Morat), nuevamente contra los suizos, pierde casi todo su ejército. En ambas batallas Carlos huyó dejando un importante botín y la artillería que fueron aprovechados por los suizos. Muchos de los hombres de Carlos trataron de huir a través de un lago cercano; sin embargo, se ahogaron o fueron fusilados en el intento. Estos hechos corresponden al año 1476.

Para 1477 Carlos el Atrevido ya tenía un nuevo ejército para enfrentar a los loreneses y suizos. Invade Lorena y sitúa Nancy, donde muere el 5 de enero. Se cuenta que uno de sus generales, el conde de Campobasso, fue insultado por el duque. Debido a esa ofensa, el ofendido decide cambiarse de bando. El ejército borgoñón se repliega hacia el puente Bouxières-aux-Dames en un intento de fugar hacia Metz. Allí les aguardaba el conde de Campobasso. Carlos creía que éste aún le era fiel y estaba protegiendo el paso. Entonces, decide cruzar el puente pero caen en la trampa. Entre traidores y suizos, las huestes del Duque de Borgoña fueron aniquiladas.

Tres días después el cuerpo de Carlos fue encontrado, al borde un estanque congelado, sin ropa y con huellas de mordeduras de lobos. El cuerpo estaba tan maltratado que sólo su médico particular lo identificó porque conocía sus cicatrices de anteriores batallas. Sin embargo, dadas estas condiciones, durante años se especuló sobre la supervivencia del duque posteriormente a la batalla.

Con la muerte (o posible desaparición) de Carlos el Atrevido, la corona de Francia quiso reclamar los territorios de lo que fue Borgoña. Sin embargo, el matrimonio de María, hija de Carlos I, con Maximiliano ligaría la herencia de Borgoña a la casa de los Habsburgo. Fruto de ese vínculo nacería Felipe el Hermoso quien desposaría a Juana de Castilla y el hijo de ambos sería llamado —en honor a su bisabuelo— Carlos, aquel monarca español de quien se decía que en sus dominios no se ponía el sol.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Carlos Martel


Muchas veces en Age of Empires II los aficionados se encuentran con nombres de los líderes bajo cuyo nombre la civilización —aliada o enemiga— aparece en el juego. Más allá de parecer ficción, casi todos los nombres pertenecen a personajes históricos. Con ello el juego se prestigia aún más pues significa el empleo de investigación para su desarrollo.

Aquí, en un breve espacio, se hace un esfuerzo por dar a conocer quiénes fueron ellos y qué hicieron para ganarse un lugar en los libros de historia. Es el turno de Carlos Martel (francos), uno de los participantes de Feudos Francos, la cuarta partida que se relató en Planeta Age.


Carlos Martel nació en Heristal, Bélgica, el 23 de agosto de 686. Fue Mayordomo de Palacio del reino de Austrasia desde el año 715 (a los 29 años) hasta su muerte. Se trataba de un cargo muy similar al que actualmente conocemos como el de Primer Ministro. Por su parte, Austrasia estaba conformada por la parte oriental de Francia más el oeste de la actual Alemania y los Países Bajos y Bélgica. Carlos Martel es considerado el “padre” de la caballería pesada europea y el catalizador para el inicio del sistema feudal que acompañaría a Europa durante toda la Edad Media.

Era hijo ilegítimo de Pipino de Heristal (llamado también Pipino el Joven o Pipino II) con su concubina Alpaida. Dada su condición de bastardo, Plectrude, esposa de Pipino, instigó para alejar a Carlos Martel de su cargo y colocar a Teodoaldo, su hijo. En aquel entonces, éste tenía seis años y Carlos Martel fue encarcelado en Colonia.

Dada la situación muchas provincias del Reino no aceptaban que una mujer sea quien ejerciera el poder. Las revueltas en diversas localidades del reino empezaron a surgir. Primero fue Neustria (parte occidental de Francia) en el que Ragenfrido (mayordomo de Neustria) venció a Teodoaldo en el bosque de Cuise. Tras esta victoria, el norte de Italia, Sajonia y Austrasia se unieron a la rebelión.

En estas circunstancias, Carlos Martel escapa de la cárcel y se une a las revueltas poniéndose a la cabeza de ellas. En Austrasia los nobles lo nombran Mayordomo de Palacio para enfrentar a los neustrianos encabezados por Chilperico y Ragenfrido. El ejército de Carlos se enfrentó a este cerca de Colonia y allí fue donde le infringieron la única derrota de toda su carrera militar; en ella tuvo que abandonar el campo de batalla debido a que no tenía tiempo ni hombres suficientes para vencer. Se escondió en las montañas de Eifel. Luego Chilperico es reconocido como rey; Ragenfrido, como mayordomo.

En esa coyuntura, Carlos atacó al ejército que lo venció previamente en Malmedy, cuando volvía a sus tierras y luego en la Batalla de Amblève. A partir de ese entonces, Carlos establecería los patrones de su estrategia militar para toda su vida: atacar a su enemigo dónde y cuándo éste menos lo pensaría. Es así que sus batallas fueron cuando el ejército enemigo marchaba triunfante a casa; al mediodía, cuando los enemigos descansaban; o fingiendo una retirada, como solían hacer los hunos. Entonces, evitando que sus batallas acontecieran cuándo y dónde sus enemigos esperaban, Carlos inició para sí una época de victorias hasta el final de sus días.

Carlos y su ejército confirmarían su supremacía en Vichy, siendo el año 717, victoria que le permitió unificar Austrasia y Neustria. De ahí persiguió a las fuerzas militares neustrianas hasta París y luego fue a Colonia a negociar la paz con Plectrude y su hijo Teodoaldo. Carlos Martel los trato con bondad, una cosa rara para la época. Tras sofocar la rebelión, Carlos Martel coloca en el trono de Austrasia a Clotario IV, destronando a Chilperico II y repudia al obispo de Reims, Rigoberto, quien era favorable a Plectrude y coloca a Milo de Treves, quien sí lo apoyaba.

Paso a paso va recuperando el poder del reino franco: primero vence a Ragenfrido y luego a Eudes, Duque de Aquitania, que se había vuelto independiente durante el caos de la guerra civil. En la batalla de Soissons derrota definitivamente a Neustria y la somete a su mando. Chilperico y su aliado huyen a las tierras al sur del Loira y Ragenfrido hacía Angers.

Teniendo unificado al reino de los francos, Carlos Martel se embarca en una nueva tarea: expulsar a los sajones que habían invadido el sur de Austrasia. En 718 devastó las tierras en los márgenes del Weser, Lippe y Ruhr. Finalmente los derrotó en la Floresta de Teutoburgo. En 719 toma Frisia Occidental sin gran resistencia de los frisios, que ya habían sido súbditos de los francos pero habían tomado el control de la zona tras la muerte de Pipino II. Luego Carlos inicia una campaña de evangelización, Aldegilse, líder de los frisios, aceptó ser cristianizado y Wilibrordo, obispo de Utrech, es enviado a convertir a los frisios al catolicismo y con el tiempo se llamaría el “Apóstol de los Frisios”. Por otra parte aparece la figura de Winfrido (el futuro San Bonifacio) conocido con el “Apóstol de los Alemanes” puesto que evangelizó a aquel pueblo.

Cuando muere Clotario IV, un títere en el gobierno, Carlos Martel se ve en la necesidad de reponer en el trono a Chilperico II, pero éste muere en el 721. Para no perder influencia en el poder, Carlos Martel acude al monasterio de Chilles para colocar en el poder a Thierry IV, hijo de Dagoberto III, con quien tenía una gran amistad y lo hace rey. En esas circunstancias, los neustrianos vuelven a rebelarse bajo el mando Ragenfrido, quien había quedado en el condado de Anjou, pero fue fácilmente derrotado en el 724 y entregó a sus hijos como rehenes para mantenerse en el condado. Con esto se pone fin a las guerras civiles durante el gobierno de Carlos Martel.

En cuanto a su política exterior, Carlos puso empeño en enfrentar a los pueblos germánicos. Entre el 720 y 723, atacó Baviera, la tierra en la que los duques Agilofingos gobernaban independientemente bajo una alianza con el rey de los lombardos, Luitprando. El duque bávaro, Hugoberto, se sometió a la soberanía de los francos. Entre 735 y 728 volvió a atacar Baviera y fruto de esa campaña militar surge una relación entre Carlos y la princesa agilofinga Suanachilde, quien pasó a ser una concubina suya. Posteriormente atacó a Lanfredo, Duque de Alamania, quien se había vuelto independiente y lo mató en el campo de batalla. Con esto hecho, los alamanes quedaban sometidos, ya que obligó a aquel pueblo a no elegir un nuevo sucesor para el duque muerto. Así, Carlos Martel conseguía tener bajo su poder el norte y el sur de la Germania.

A partir de ese momento Carlos Martel debe prepararse para afrontar la amenaza musulmana proveniente de la antigua Hispania. Desde 721 el emir de Córdoba estuvo organizando un poderoso ejército con reclutas de Marruecos, Yemén y Siria. Su objetivo era conquistar Aquitania, una tierra nominalmente bajo soberanía franca pero de facto independiente desde que estuvo en manos de Eudes el Grande y los reyes merovingios perdieron el poder.

Los invasores musulmanes asediaron Toulouse, por aquel tiempo la ciudad más importante de Aquitania. Eudes el Grande huyó de la ciudad en búsqueda de refuerzos dejando la ciudad bajo asedio enemigo, quienes creyeron que huía cobardemente. A su vuelta atacó por sorpresa a los islámicos dispersándolas primero y luego asesinando a aquellos que no pudieron escapar.

Carlos Martel sabía que los musulmanes volverían. Además, consideraba, que debía preparar un ejército netamente profesional y no sólo contar con los veteranos de anteriores batallas. Sin embargo, chocaba con una limitación de la época: los ejércitos eran convocados sólo para la batalla y casi no existía el ejército permanente. No obstante, la única salida fue crear un ejército permanente en base a los habitantes de sus tierras y pagarles por sus servicios; pero esta paga iba destinada a sus familias, ya que perdían a un miembro que aportaba a la economía del hogar. Carlos Martel encontró la solución confiscando tierras a la Iglesia y vendiéndolas a los aristócratas. Con eso pudo costear la manutención y paga de sus hombres. Debido a este proceder, se murmuró por mucho tiempo que Carlos Martel podría ser excomulgado.

Por parte de los musulmanes las cosas no podían ser más diferentes. Abdul Rahman al-Ghafiqi (castellanizado como Abderramán), gobernador del Al-Ándalus, tal como el resto de los islámicos, tenía como referencia de los francos la impresión de que éstos eran uno más de los rudos pueblos germánicos que socavaron el poder de la Roma imperial. Nunca pensaron que los francos estaban desarrollando un ejército profesional y disciplinado. Entonces creyeron que la conquista de Europa sería sencilla. Lo único que sabían de los francos es de la existencia de Carlos Martel como líder que había prevalecido sobre otros que se atrevieron a cuestionar su poder.

Previamente a la batalla de Tours, Abderramán cometió un par de errores tácticos: por una parte no consideró la verdadera fuerza de los francos y por el otro, no examinó los movimientos del ejército franco comandado por Carlos Martel. Si el general islámico hubiera hecho por lo menos una de estas dos cosas, hubiera tenido mucha ventaja en la Batalla de Tours; y como señalamos líneas arriba, permitiéndole a Carlos Martel escoger el lugar y el momento para la batalla. Siendo éstos los puntos fuertes del franco, el general musulmán selló su derrota.

La Batalla de Tours (o también conocida como Poitiers) significó el encuentro de una infantería bien entrenada pero sin armadura (francos) contra una caballería pesada con lanzas de seis metros y una caballería ligera de arcos y flechas (sarracenos). Sin embargo, los francos habían creado su propia falange, a imitación de los antiguos griegos, para repeler la caballería enemiga. En la Edad Media, fue una gran hazaña militar. Ni siquiera las bien entrenadas legiones romanas, con sus pesadas armaduras, pudieron hacer algo similar contra los partos siglos antes. Aparte de esto, Carlos Martel se las ingenió, mediante un ardid, para asesinar a Abderramán en el momento más crítico de la batalla y crear confusión entre las filas sarracenas. Por todo esto Carlos Martel tiene un lugar bien merecido en la Historia como salvador de Europa y como un brillante general.

A partir de este momento surge el mito de Carlos Martel. Existen dos versiones que le dan sentido a su apelativo. La primera y más conocida consiste en que durante la batalla golpeaba a los soldados enemigos con un martillo. La segunda, una poco conocida, es que se convirtió en un “martillo” contra los jefes musulmanes que residían en la zona sur de Francia.

La guerra contra los sarracenos continuó ya que no habían sido derrotados del todo. Ellos toman Avignon y Arlés y en el 735 atacan Borgoña. Muchos nobles borgoñones pactan con los invasores, pero posteriormente resultan castigados por Carlos Martel, que inicia una campaña de reconquista del territorio perdido y logra que los sarracenos se replieguen hacia el valle del Ródano. Esto fue en el 736 y al año siguiente toma Avignon junto a su hermano Childebrand, pero no consigue lo mismo con Narbona. Para reconquistar Provenza forja una alianza con los lombardos. Su intención era consolidar su presencia en el flanco oeste de su reino evitando que los sarracenos conquisten el resto de Europa. Fue así que concentró sus fuerzas en repeler a los musulmanes y consolidar su presencia en el oeste de su reino. Tan sólo hay un par de campañas militares contra los sajones y frisios, ubicados en otros sectores del reino franco y luego nada más.

Carlos Martel sólo se detiene ante Narbona, una ciudad amurallada que le hubiera costado mucho conquistarla. Más bien la dejó cercada y aislada de los musulmanes. Muchos historiadores se preguntan el porqué Carlos Martel no acometió la empresa de tomar Narbona, si le hubiera costado el mismo esfuerzo que hizo en Arlés (donde usó arietes, catapultas, escaleras). Hay dos respuestas: una de ellas está en el alto costo de vidas que hubiera costado la tarea teniendo en cuenta que no debía perder muchas ya que eran necesarias; la otra respuesta es que ya se sentía un poco agotado para su edad y debía ir preparando a sus hijos en la administración del Reino Franco.

Con todo lo anterior dicho, Narbona quedaba como un puesto avanzado de los sarracenos en su afán por conquistar y dominar toda Europa. Quien estaba de jefe de las fuerzas invasoras era el hijo de Abderramán. Esta vez el hijo estaba más que dispuesto a vengar la muerte de su padre. Sin embargo volvió a cometer un error similar al de su padre: subestimó a Carlos Martel. Según sus cálculos, a los francos les tomaría una generación desarrollar la caballería pesada; sin embargo, ellos lo hicieron en cinco años y Martel logró coordinar los movimientos de caballería e infantería durante las batallas, condición que le daría más victorias sobre los invasores musulmanes. Una de estas batallas fue en el río Berre (cerca de Narbona) que significó la destrucción total del ejército musulmán.

Hay un periodo de la vida de Carlos Martel que se conoce como el interregno. En ese tiempo se dedica más a las labores administrativas que a la guerra. En el 738 obligó a los sajones de Westfalia a que le pagaran tributo. En el 739 sofocó una revuelta en Provenza. Creó, además, cuatro diócesis en Baviera (Salzburgo, Ratisbona, Frisinga y Passau) y las entregó a San Bonifacio en calidad de arzobispo. Éste santo —durante su vida— fue un protegido de Carlos Martel y, posteriormente, le devolvió el favor defendiéndolo de sus detractores en lo que se refiere a la toma de tierras pertenecientes al clero siempre bajo el argumento de que era necesario para defender la cristiandad.

Carlos Martel no gozaba de buena fama entre los miembros de la Iglesia Católica, muy a pesar de que se había erigido en “salvador de la cristiandad” tras la Batalla de Poitiers. El Papa Gregorio III, que le había dado el título de “Héroe de la Cristiandad”, no quiso castigar a Carlos Martel puesto que era su único posible defensor contra la amenaza lombarda. El rey lombardo Luitprando, aliado de Carlos Martel, decidió atacar Roma por el apoyo del Papa al Ducado de Spoleto. Por su parte, el Papa pide ayuda al Mayordomo de Austrasia y éste, con una simple legación, garantiza que los Estados Pontificios logren sobrevivir al peligro que les amenazaba a cambio de que Luitprando tomara Rávena. Esto sucedió en el 739.

Tras la muerte de Thierry IV (en el 737), Carlos Martel decide no escoger un sucesor. Ya tenía mucho poder y decide, por lo tanto, gobernar por su propia cuenta aunque ilegalmente. Es así como se establecen las bases de la dinastía carolingia la cual empieza —legalmente— con Pipino el Breve. Hasta Carlos Martel, se denominaba la línea pipíada. Por otra parte, los monarcas merovingios habían perdido tanto poder y ya no podían reclamar el trono franco.

Carlos Martel murió el 22 de octubre de 741 en Quierzy. Fue enterrado en la Basílica de Saint-Denis. Dividió sus territorios entre sus hijos: Carlomano recibió Austrasia y Alamania, incluyendo a Baviera como vasalla y Pipino el Breve recibió Neustria y Borgoña, incluyendo a Aquitania como vasalla.
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