miércoles, 1 de diciembre de 2010

Genghis Khan. Un pequeño análisis

Debido al tiempo transcurrido —desde su estreno hasta hoy— ya debe haber literatura crítica de cine muy desarrollada sobre la película. Entonces, evitando caer en un círculo vicioso, mi pretensión es encontrarle algún punto, visto desde cierto ángulo, que termine por ser original y novedoso. Es por ello que termino haciendo esta suerte de ensayo o apreciación crítica centrada en uno o dos temas. Por otro lado, estudiar la película globalmente seria un proyecto que tomaría años y el formato del blog no permite algo tan extenso.


La necesidad de un sacrificio para crear un imperio

Hay algo que debí mencionar en el inicio de estas presentaciones de películas pero que no hice; ahora, ya que es el momento propicio, lo voy a hacer.

Si los realizadores de la película han tomado varias licencias históricas en el guión,  la película es analizada considerando las licencias históricas. Aquí no cabe señalar tal o cual escena o frase bajo la perspectiva de “eso no ocurrió en históricamente”. En otras palabras, las películas aquí importan por aquello que expresan pues son tomadas como un producto ficcional y no como documental de History o Discovery en los cuales sí se exige un rigor historicista.

Hago esta aclaración ya que quien conozca la verdadera historia de Genghis Khan entenderá que la película se aleja en demasía de la Historia. En fin, una vez dicho esto, no queda más sino empezar con el análisis argumental del film.

Mientras China y Persia eran las grandes civilizaciones del Lejano y Medio Oriente respectivamente, los mongoles eran un pueblo nómada, que variaba su establecimiento de acuerdo con la temporada: invierno o verano, temporada de caza o pastoreo del ganado, etc. Tampoco tenían establecidas ciudades como sí lo habían hecho los chinos y los persas. Lo único que tienen, como hogares, son unas chozas llamadas yurtas, que podría compararse con los tipis de los indios de las praderas de América del Norte, por ejemplo el pueblo sioux.

Tampoco existe, entre los mongoles, una condición de pueblo unificado. No por lo menos hasta la aparición de Genghis Khan. Esa condición de coexistir sin unidad política bien determinada va generar que aparezcan clanes y tribus dominadas por señores de la guerra, los cuales determinan sus territorios y, ante el más mínimo intento de ingresar en ellas para aprovecharse de su animales de caza u otros recursos, significa una ofensa tan grave que conlleve a la enemistad entre las tribus y, como consecuencia de lo mismo, una búsqueda de revancha que sólo puede ser satisfecha con la muerte o tomando prisioneros que pasan a la condición de esclavos de la tribu que los capturó; el hazme reír del pueblo u objeto de exhibición de cuán poderoso es el caudillo de la tribu. En esas estepas las ofensas se lavan con sangre, la mujer del oponente puede ser violada y marcada con hierro candente, similar al ganado y las vidas de cualquiera carecen de una entidad encargada de garantizar su existencia, libertad y respeto de parte de los demás.

Para estos mongoles se puede muy bien aplicar la frase latina: homo hominis lupus (el hombre es lobo del hombre). Cualquiera con poder quiere imperar y someter al otro. Dicha filosofía de vida se ejemplifica con claridad en Jamuga. El inicio del film está dado por la muerte del padre de Temujín (quien aún no había recibido el nombre de Genghis Khan) y la reducción del hijo a un estado de esclavitud en la tribu de los merkit, aquella que lidera Jamuga. Allí, entre esa gente, vivirá parte de su tardía niñez y primera juventud…hasta que consigue escapar, reencontrarse con los suyos, que le son fieles, y juntar hombres para emprender su tarea conquistadora y unificadora.

Definitivamente que Temujín no estaba dispuesto a ser un siervo más como cualquier otro de su tiempo, la Edad Media. Él era hijo de un hombre importante, el líder de una tribu, y sabía su lugar correspondiente y la esclavitud era una degradación. Entiende muy bien que Jamuga no es más que él. Es así como decide enfrentarlo.

Es significativo lo que sucede entre Genghis Khan y su rival Jamuga. De principio a fin serán antagonistas. El primero quiere que todas las tribus se unifiquen bajo su mando; Jamuga es el único rebelde que no quiere someterse a quien fue en algún momento su esclavo. Un señor de la guerra y líder de su tribu como Jamuga, con su respectiva soberbia, no lo aceptaría. Es además la lucha entre el poder unificador y el poder por continuar con un antiguo estado de las cosas de aspecto más primitivo.

Genghis Khan huye de furia de Jamuga refugiándose tras las murallas del Emperador de la China. Su enemigo, una vez sucedido eso, decide atacar China pero es Genghis Khan quien sale en defensa de su amable anfitrión. Tiempo después, con la conquista de China y el amplio dominio más allá de su tierra natal, el Gran Khan vuelve a enfrentar a Jamuga. Ahora éste es aliado del Shah de Khwarezm; a ambos los une la necesidad de frenar el ímpetu conquistador de su rival, pero Jamuga sigue siendo aquel quien no desea inclinarse ante otro hombre. A Genghis Khan sólo le falta someter y ganar la lealtad de la tribu de su más encarnizado rival —la tribu merkit— para tener a todas las tribus mongolas bajo su mando.

Entonces, el proyecto de Genghis Khan tiene un obstáculo desde el mismo momento de su génesis. Jamuga es quien debe ser sacrificado, ofrecido como chivo expiatorio, para el surgimiento del Imperio Mongol. Tiene, al igual que Genghis Khan, el poder de convocar hombres para luchar por su ideal, pero al mismo tiempo aquello que lo diferencia consiste en ser malvado y desear la prolongación de esa condición de “tierra de nadie” en las estepas mongolas, la esclavitud, el abuso y el sometimiento humillante del más débil bajo el mando del más fuerte.

Parece como un extraño sino el de Genghis Khan. Cuando tiene capturado a Jamuga no quiere ejecutarlo, sino mantenerlo dentro de una jaula colgada en medio de la vía pública para deleite de todo viandante. Bortei, quizás un poco más sabia, confronta a su esposo sugiriendo que debe darle muerte a su enemigo; sólo así podrá tener la lealtad de sus hombres y concretar la unión mongola que tanto desea. Genghis Khan se resiste a cambiar de idea como conducido a ese desenlace trágico inevitable, del cual no puede escapar porque parece ya predestinado a ello.

Con la muerte de Jamuga se cierra el círculo de violencia iniciado con la incursión de las huestes merkits sobre la caravana liderada por el padre de Genghis Khan. El desarrollo del conflicto de la película toca su fin en el momento que el vencedor clava la espada sobre el cuerpo del vencido en el “duelo mongol”.

El final es entendido como lo hacen los autores clásicos griegos respecto de la tragedia: la muerte de un personaje de alto nivel y con grandes virtudes. Este personaje no es otro que Genghis Khan. Como toda muerte la es, la este hombre también es dolorosa. Lo lloran sus seres queridos, entre ellos Bortei, su esposa; sus capitanes y sus soldados, pero al mismo tiempo significa un punto de partida, o mejor dicho, un nacimiento a partir de una muerte aunque suene irónico. Resulta siendo algo así como la madre que muere en el parto. Es importante la escena posterior a la muerte de Jamuga, cuando Genghis Khan aparece curado de sus heridas pero al mismo tiempo debilitado por el combate. Los hijos de este gran conquistador, al ser exhibidos ante los vencidos, pasan por un nuevo nacimiento, ya no el biológico sino el social: van a ser reconocidos como los herederos de los dominios mongoles, los señores de las tierras conquistadas.

Con el sacrificio de Genghis Khan y Jamuga no sólo se consolida un imperio, sino al mismo tiempo surge una nación. En el momento que los derrotados se inclinan ante la progenie del Khan no sólo implica el sometimiento ante la familia gobernante, sino también la aceptación de éstos individuos como la representación del pueblo mongol frente al resto del mundo y los reinos e imperios que lo componen. Se puede decir que la descendencia es la representante de la unidad mongola. Genghis Khan es el joven que fue libre y padeció en carne propia la esclavitud, como lo pudo sufrir cualquier otro de su pueblo o cualquier otro mongol; también es el hombre que ambicionó colocar a los mongoles como señores del Asia subyugando a China y Persia y también es el hombre que ofrece su vida en un emblemático sacrificio contra su enemigo de toda la vida. Todos estos aspectos influyen para determinarlo como el padre fundador de su pueblo.

Una vez concretada esa unión mencionada, los mongoles son tan fuertes como un fiero puño cerrado. Las tribus están unidas conformando un solo pueblo y  aprovecharan su espíritu guerrero para pretender conquistar el mundo conocido hasta esos días. Y sí que estuvieron cerca de hacerlo. Figuras históricas como Kublai Khan y Tamerlán, por citar un par de nombres, lo corroboran.

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